*Capítulo 12*

— ¿Por qué estás molesta?— cuestiona cuando entra al auto y nos pone en marcha.

— Papá vendió mi departamento— digo volviendo a fruncir el ceño.

— ¿Eso es malo?— pregunta arqueando una ceja.

— No lo sé— me encojo de hombros— Era mi departamento, yo lo compré y que mi padre lo venda... no se cómo tomarlo.

— Ese dinero te servirá para la universidad— dice y me observa de reojo.

— Si, pensé en eso— rasco mi sien— Pero me molesta que lo hiciera sin decirme, era mi departamento. ¿No tenía derecho a saberlo?.

— Si te lo decía, ibas a negarte— frunzo el ceño y lo miro. Él ríe— Eres terca, Sol. No hay que ser adivino para saberlo.

— Soy muy predecible— me cruzo de brazos.

— Claro que lo eres— dice y coloca una mano sobre mi muslo— Eres fácil de leer. Eso me gusta.

Mis mejillas se tornan más rosadas y desvío la mirada la mirada hacia la ventana, pero aún así, puedo escuchar su sonrisa.

Veinte minutos después y nos acercamos a terreno vacío. Sonrío.

— Te tomaste eso de secuestrarme en serio— me burlo y él sonríe.

— Tenía que hacer bien mi trabajo— me mira y su mirada me atrapa.

Observo el camino y hay como una especie de estacionamiento, varios autos están detenidos y algunas personas caminan por ahí. Luego hay árboles, grandes árboles, entreabro los labios y observo a Logan.

— Esto... — no termino la frase porque la vista me tiene embobada. El auto se detiene y Logan me observa.

— Vamos— sale del auto y yo con un poco de torpeza, también lo hago. Mi boca cae abierta— ¿Te gusta?.

— ¿Bromeas?— cuestiono incrédula y él sonríe— ¡Esto es increíble!.

Empiezo a trotar bosque adentro y sonrío a medida que los árboles sobresalen más, miro hacia arriba y los grandes árboles parecen tocar el cielo. Hay nieve por todas partes y eso me gusta, observo a Logan, quién se detiene a mi lado mirándome fijamente.

— Llevo cuatro años viviendo en Alaska y no había venido— digo.

— ¿Por qué no habías venido?— cuestiona caminando a mi lado.

— No lo sé, miedo a venir sola— me encojo de hombros— Tal vez un oso.

— Aquí no hay osos— dice sonriendo.

— Son cosas mías— río y aparto el cabello de mi rostro— Estoy demente, Logan— me detengo a obsérvalo— Te metiste en el sitio equivocado.

— ¿Quién dice que es el equivocado?— pregunta sujetando mis manos y acercándome a él.

— Tal vez lo sea— me encojo de hombros e inclino la cabeza para observar mejor su rostro— Puede que a las personas no les guste vernos juntos.

— No tiene porqué gustarle al mundo— sus manos se cierran alrededor de mi cuello y acaricia este con suavidad— Tienes que estar bien conmigo y yo tengo que estar bien contigo. El resto no importa.

¿Dónde estuvo este hombre todo este tiempo?.

Veo su rostro acercarse al mío y sus labios presionarse contra los míos. Llevo mi mano a su nuca y lo acerco más a mi, una de sus manos se pasea por mi espalda y la otra sostiene mi mejilla.

— En serio creo que te metiste dónde no debías— susurro cuando su frente se une con la mía.

Me alejo de él, y sonrío para después darme vuelta y caminar hacia donde supongo, está el famoso río Cala del invierno.

Caminamos un poco más y llegamos al dichoso río, hay unas bancas y Logan tenía razón, el frío es horrible. Me apretujo más el abrigo y observo el bonito contraste del sol chocando con el agua casi azul. Sonrío.

— Toda esa mezcla que vez allí— señala lo que anteriormente noté— Toda ella es lo que te compone a ti— murmura pasando uno de sus brazos por mis hombros e inevitablemente inclino mi rostro para verlo— La primera vez que te vi, pensé en este lugar. Eres blanca como la nieve, tus mejillas siempre están rojas como el fuego y tú cabello rubio es el mismo sol— sus ojos de hielo traspasan los míos— Eres majestuosa, Sol.

Mi corazón no puede palpitar más rápido, porque de lo contrario, ya estaría muerta.

¿De verdad es así de perfecto?. Te está demostrando que tal vez lo sea.

— Pensé que tenías un departamento— digo bajando del auto.

— Lo tengo, pero no lo uso— murmura abriendo la cerradura de su casa— Espacio, Sol. Una casa es más espaciosa.

Asiento y él abre la puerta para que entre primero, le agradezco y cuando cierra la puerta detrás de si, me guía hasta la sala.

Me deshago de mi abrigo y lo dejo sobre el sofá.

— Es linda— digo— Aunque esperaba más blanco.

— ¿Blanco?— asiento.

— Si, no lo sé— me encojo de hombros— Ya te dije, Logan. Cosas mías.

Antes de responder, su teléfono suena y me indica que va a contestar. En la mesita de una esquina hay una fotografía, en dónde aparece él y quien supongo, es su padre.

Sonrío, ahora sé de dónde viene esa sonrisa tan bonita. Cómo se ha hecho costumbre, su gran mano se posa en mi abdomen y su rostro se esconde en mi cuello, haciéndome cosquillas.

— Es tu padre— digo y él asiente.

— Murió hace cinco años— sus labios dejan un beso tras mi oreja y un suspiro sale de mis labios.

— Lo sé— digo con los ojos cerrados— Lo ví en las noticias, lo siento.

— Fue hace mucho— dice mientras besa mi mejilla. Me giro lentamente y sujeto su rostro con mis manos y ahora soy yo, quién lo está besando.

Sus manos se aferran a los lados de mi cintura y trato de acercarme más a él, mi lengua y la suya se unen haciendo que un jadeo estrangulado muera en mi garganta.

Coloco mis manos en su pecho y hago que retroceda hasta sentarlo en el sofá, él me observa y lo único que hago es deshacerme de mis zapatillas de piso y sentarme a horcajadas sobre él y volver a besarlo.

Si, no sé que me está pasando, pero mis hormonas hicieron corto circuito y están todas revolucionadas.

Sus manos se pierden bajo mi suéter y su piel fría sobre la mía, me estremece. Sus besos bajan por mi mejilla hasta mi cuello y yo solo puedo sostenerme de sus brazos. Vuelvo buscar sus labios y lo beso como si fuera el fin del mundo, mis manos quitan su chaqueta.

— Sol...— susurra sobre mi boca y niego.

— Solo no pares... — susurré de vuelta.

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¡Llegué con un nuevo capítulo!

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