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7- Corredor

La realidad es que nuestra arrogancia, nuestro ego, es una actitud ante la vida.

Que nos hacen creer que las cosas deben ser como queremos que sean y no como son en verdad.

El ser humano aprende muy tarde en la vida que para cambiar el entorno y la realidad, primero debe cambiar él mismo.

Mario Borguino

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El cielo aún estaba nublado cuando me desperté, sentí los brazos y piernas entumecidas, debido a la posición fetal en la que me encontraba acostada en la fría cerámica del suelo.

Seguía aferrándome a los recuerdos de Gloria, como si fuera el aire que necesitaba para respirar, mi oxígeno de vida... había pasado un tiempo desde que estas sensaciones habían abandonado mi cuerpo, dos años para ser exactos... el día en que mi vida cambio completamente... ¡la muerte de Tony!... Creí que no volvería a sentir lo mismo, pero el destino se había encargado de lastimar mi futuro y con cada nueva grieta, mi corazón se convertía en una roca de hierro, con cicatrices en todos lados.

No había espacio para una nueva herida, ¡ya no!

Estiré mis piernas intentando recuperar el movimiento de las mismas, hasta ponerme en pie.

Abrí las cortinas de la habitación y me dirigí hacia el baño articulando mis músculos con el fin de tener un movimiento cómodo en cada uno de ellos.

Entré a la ducha tomando todo el tiempo del mundo para frotar mi cuerpo, el agua estaba helada pero no me molestaba, ya estaba acostumbrada a que el hielo dominara mi cuerpo. "La valentía requiere dolor" decía mi padre cuando estaba pequeña.

Salí de la ducha sintiendo el quisquilloso sonido de mis dientes estrujándose uno con otro, froté el paño en mi cuerpo, para secarlo completamente, mientras me disponía a cambiarme en un cómodo mono caqui y una franela negra, con un suéter azul para resistir el frío mañanero.

Nueva Orleans tenía las mañanas más frías de la costa este, estábamos en un clima que no era nada tropical, sin embargo en estas temporadas, cuando el invierno estaba tan cerca, el frío cubría con energía toda la ciudad.

Salí de la habitación, y fui directamente a la cocina, el repique de tambor en mi estómago era razón suficiente para informarme que debía desayunar antes de trotar, conseguí un sándwich de jamón y queso, y me senté en la mesa a disfrutar mi muy apetitoso desayuno, tomé la jarra de jugo de naranja y llené mi vaso hasta el tope... "mi adicción".

Sonreí para mis adentros mientras degustaba mi desayuno, Grego debió haberlo preparado en la noche, porque él no era de levantarse temprano, y la verdad, agradecía el silencio que me ofrecía mi casa en esta mañana.

Luego de desayunar encendí mi IPod, y comencé a trotar, el  frío de la mañana azotaba mi cuerpo con energía, la calle estaba tranquila y silenciosa, y pocas personas fuera de su casa.

Me gustaba la tranquilidad que la mañana me brindaba y por eso amaba trotar, me permitía dar espacio a mis pensamientos para que se ordenaran, además de observar las mejores vistas de todas, el principio del amanecer.

Giré en el parqueadero estirando mis piernas y disfrutando de la música que KPop me brindaba, amaba las bandas coreanas y todo lo que era creado en ese país.

Sentí unos pasos seguir mi ritmo y me adelanté para evitar que me alcanzara, el espíritu de competitividad que tenía, no me dejaba ver con claridad la situación, para mí todo era un reto, y este seguidor se había convertido en uno de ellos.

Comencé a trotar con fuerza dejando que la adrenalina tomara posesión de mí, sentí la descarga de energía elevando cada pulso de mi cuerpo provocando que me moviera con más fuerza, me sentía libre... ¿completa?

Olvidé por un instante la razón por la que había corrido y disfruté de la sensación que me acompañaba, fue solo cuando el seguidor tomó la delantera que pude percibir la sensación de pérdida y mi espíritu de competitividad me repercudió sobre ello, no iba a perder una carrera que ni siquiera había comenzado.

Comencé a correr con fuerza y el chico aumentó su paso, a sabiendas que yo iba detrás, dobló la esquina y no pude evitar continuar por su destino, era una lucha insaciable por tener un ganador, no tenía idea de ¿cómo diablos había pasado esto? Convertí mi trote diario en una apuesta de velocidad, con un extraño a quien terminé persiguiendo con el fin de evitar su victoria.

Mis piernas comenzaron a flaquear minutos más tarde, la velocidad implementada era suficiente razón para que el dolor se apoderada de ellas, comencé a disminuir el paso y pude notar que el chico también ralentizó el suyo. Terminé por detenerme, tomando respiraciones profundas con el fin de recuperar un poco del aire perdido. El chico se encontraba doblado con las manos en las rodillas, recuperándose también de la misma carrera.

Su mirada se deslizó hacia la mía... y profundos ojos azules captaron mi atención, con una intensidad penetrante que podía sentir como si cada uno de mis más ocultos secretos estuviera pendiendo de un hilo, a punto de ser descubiertos.

Un escalofrío recorrió mi piel al notarlo, el chico caminó hacia mí con paso firme, su mirada terrorífica revelando todos mis secretos, mostrando mis debilidades. Mientras más se acercaba, mis rodillas temblaban y mi cuerpo se contraía de los espasmos.

¡¿Qué diablos me pasaba?!

Sus hombros chocaron contra los míos con una fuerza que provocó que mi cuerpo tocara el suelo, y sin una disculpa o ayuda para levantarme se alejó... no pude evitar la sorpresa a tal reacción.

¿Cómo no reaccioné? ¿Por qué me sentí tan débil?

Giré mi rostro hacia la calle por donde el corredor se estaba alejando.

Esta mañana había añadido dos cosas a mi lista de odios.

¡Odio cuando mi cuerpo reacciona como una chica! ¡Estúpidas hormonas! Y sobre todo ¡odio los estúpidos ojos azules que se alejaron y a su mojado cabello castaño!

***

Cuando llegué a la universidad, estaba todo tranquilo, pequeños grupos se acoplaban en los laterales de la estructura o en los bancos del centro, pero no gran multitud.

Caminé hacia mi banco ignorando todo lo que se encontraba a mi alrededor. Es increíble que hace menos de dos semanas, Gloria había llegado con una sonrisa invadiendo mi espacio, nunca olvidaré el brillo de sus ojos mientras hablaba de la competencia de invierno

¡Cómo extrañaría a esa chica! ¿Cómo viviría sin ella?

Me recosté sobre la fría piedra renombrada como banco y aferré mi espalda al tronco del pino que de por sí, debería ser el más hermoso de la zona, sin embargo ahora se encontraba seco, como si también sintiera la ausencia de Gloria.

Encendí mi IPod y comencé a mirar una serie coreana de las que estaban en emisión, respiré hondo y me tomé mi tiempo para disfrutar de mi serie.

Unos brazos morenos rodearon mi cuerpo, y me dejé disfrutar por unos segundos de ese abrazo, Jeremy sabía que no diría nada, sin embargo, su gesto era lo único que necesitaba para saber que no estaba sola, poco a poco fue alejándose de mi hasta quedar en frente de mi asiento, le dediqué una muy pequeña, pero notable sonrisa y admiré por unos instantes el marrón vivo de sus ojos.

— ¿Cómo te sientes?―preguntó mi amigo, rompiendo el silencio al que me había condenado.

—Confundida, agotada, destruida... lo normal. ―comenté respirando un poco del pesado aire que me rodeaba.

—Todos la extrañaremos, Glo era una chica excepcional.

— ¡Es, Jeremy, es! Gloria aún sigue con vida. ―respondí un poco más fuerte de lo que debería.

Jeremy me miró con tristeza en sus ojos, sabía que las esperanzas de que Glo sobreviviera eran casi nulas, pero para mí, él creer que ella aun respiraba era razón de alegría.

—Lo sé, es solo que todo ha pasado tan rápido, que no sé cómo nos acostumbraremos a ello.

―De la misma forma que Glo lo hubiera hecho.

― ¿Te refieres a? ¡Tienes que estar bromeando!—dijo Jer con los ojos más abiertos que de costumbre. ― ¿No pensarás participar en...?

—La competencia de invierno. ―Sonreí terminando su frase—. ¡Es exactamente lo que estoy planeando!

— ¡Joder, Isa! ¿Estás loca? Tu amiga entró en coma por esas estúpidas competencias ¡y tú piensas continuar en lo mismo!―Jer, estaba moviendo los brazos para todos lados, mientras gritaba, parecía un padre eufórico, mucho peor, una mujer en su período. —Esto es inaudito, no lo acepto, es una estupidez. ¿Cómo puedes siquiera pensar en continuar con esto? ¿Dónde diablos está Grego cuando lo necesito, o Natasha?

― ¿Qué yo, qué?—dijo la recién nombrada, apareciendo por la parte trasera del árbol.

―Hablando del diablo—dijo Jeremy con sarcasmo.

―Mira animal, más te vale que te quedes quietecito, que hoy no estoy de humor para que me alteres los cojones y no voy a tolerar ni siquiera un tantito tu estupidez.

Giré los ojos ante la escena, siempre la misma historia, recordé cuando Glo y yo apostamos para ver en cuanto tiempo se harían novios, hasta ahora íbamos 60/40... pero ya nada tenía sentido, no sin ella.

Volví mi cabeza a la discusión de los chicos y pude ver que ambos estaban observándome, no tenía idea de cuando se habían callado o en qué tiempo se habían dedicado a mirarme, pero allí estaban, armados como un león cazando una oveja, mirando mi momento de debilidad, de tristeza.

Forjé la sonrisa más falsa que el momento podía ofertarme y me dispuse a hablarles con autoridad, o bueno, lo poco que me quedaba de ella.

—Nash, necesitamos completar el equipo. ―La morena pareció salir de un trance, y recuperar el hilo de la realidad justo en el momento que pregunté.

—Mm... ¿equipo, para?

―Al fin, alguien que me ayudará a sacar a esta loca de su trauma―comentó Jeremy con movimientos exagerados―. Isabel está planeando participar en la competencia de invierno, le dije que es una completa locura, pero la muy infame se rehúsa a escuchar lo que digo.

Nash miró entre Jeremy y yo, como asimilando lo que el chico explicó... sus ojos se cerraron un momento y pude ver como una pequeña y diminuta lágrima arribó el camino de sus ojos. La chica giró su rostro pestañeando con veracidad con el fin de espantarlas.

¿Estás segura que es lo correcto? ―preguntó luego de un momento.

Los miré a ambos con ilusión, intentando transmitir por telepatía lo que estaba pensando en estos momentos.

¡Ojalá la realidad fuera como las películas!

Tomé asiento mientras aclaraba mi voz y les dije:

―Miren, hace menos de un mes justo en este mismo banco, una chica llegó con la sonrisa más grande y más hermosa del mundo, totalmente emocionada por dicha competencia, nadie más que yo, y ustedes lo saben, odia el invierno en gran manera, pero sin embargo esos ojos azules, ese brillo en sus ojos, esa alegría. Me recordó a alguien que hace mucho tiempo había perdido... me recordó a mí.

La chica que era antes de aquel accidente, la chica decidida y feliz, esa que amaba de la misma forma en que sufría y se arriesgaba de la misma forma en que descansaba... Glo me mostró un camino que creía muy lejos de mí. La oportunidad de enfrentar nuestros miedos, la oportunidad de ser feliz, y odio con mi vida no poder recorrer este camino con mi hermana, pero los tengo a ustedes, y no sé qué mierdas u obstáculos se nos atraviesen, de lo que sí estoy segura es que no dejaré que el invierno me arrebate lo que quiero, ya lo hizo una vez, no lo hará dos veces.

Levanté mis ojos hacia los chicos,  que me miraban con asombro ante mis palabras y algo más que no pude identificar, aunque esperaba por todos los cielos que no fuera lástima—. Ganaré esa competencia, por mí, por Gloria, por ustedes... pero no puedo hacerlo sola―dije mirándolos.

Nash giró sus ojos otra vez, pestañeando con tanta fuerza que me preocupó que quedara sin cejas, por tal velocidad.

―Sabes que cuentas conmigo enana, no estás sola. Y vamos a ganar.

Le sonreí a mi amiga, y ambas miramos a Jeremy con una sonrisa.

―No soy un atleta y mucho menos un corredor pero... buscaré técnicas para entrenarlas, les enseñaré nuevos pasos y les ayudaré a conseguir el equipo.

El plaf de la cabeza de Jeremy fue suficiente para saber que Nash había marcado su territorio, esta chica era ruda, para bien o para mal, y la cabeza de mi amigo fue testigo de su agradecimiento.

Sonreí a la vida por los amigos que tenía, quizás me ha quitado muchas personas importantes del medio, pero era mi tiempo de demostrarle que mi destino lo decidía yo, expresé un leve gracias a los chicos y caminé hacia la universidad sin mirar atrás, era tiempo de estar sola.

Abrí mi casillero, mientras sacaba los libros de la primera clase cuando rápidos pasos comenzaron a escucharse, menos de diez segundos pasaron antes de que un chico pasara corriendo y se detuviera tres casilleros más allá del mío.

Levanté mis ojos hacia él, y su visión no tardó en encontrarse conmigo, brillantes ojos azules me acorralaron en un espiral de laberintos que me aprisionaban de ira, un grito ahogado en mis pensamientos y una voz de auxilio que nunca llegó a mis labios fue lo único que visualice antes de que las corrientes de agua comenzaran a abandonar mi cuerpo, fue la simple ruptura del contacto visual con aquel chico que calmo todas las energías de mi cuerpo.

Y otra vez en un solo día, la simple visión de un pelo castaño con brillantes ojos azules desequilibró mi estado mental.

Recosté mi cuerpo sobre el casillero mientras miraba a la distancia.

¿Qué diablos me sucedía con ese chico?

***
¡Lo hice!...

Holaaa, mis ositos polares, por fin. Después de tanto naufragar conseguí mi inspiración.

Terminé este capítulo que tanto me había costado, y eso me tiene feliz.

¡Quiero opiniones y comentarios!

Aún no puedo creer que lo hice...

¿Qué creen que sucederá en el próximo capítulo? Y ¿Quién es ese odioso chico de pelo castaño?

Ñamm, Ñamm... SORPRESAAA...

Disfruten el vídeo...

Nos leemos pronto. Anny.

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