La Caída de la Casa Michelis - Parte V
Eran las 19 hs cuando el periodista regresó finalmente a la oficina, algo agitado y nervioso. Matías lo puso al tanto de lo que notaron del patrullero y Laura luego le preguntó qué había ocurrido en la prisión.
- Estamos jodidos. Les vuelvo a plantear lo mismo que el año pasado: Pueden abrirse cuando quieran. Michelis va a apuntar directamente a nosotros con todo lo que tenga si encuentra a su hijo Mariano. El más peligroso, al parecer, es él. Tiene muchas más evidencias sobre su padre y nos hizo la cama a todos para voltearlo y quedarse con el negocio - Explicó, Adriano.
- Bueno, entonces vamos a tener que encontrarlo primero nosotros, ¿No? - Opinó, el Gordo, con un gesto de optimismo.
- ¿No sería meternos todavía más en la boca del lobo? Digo, está buscándolo toda la policía y nosotros vamos a ir hacia donde apuntan ellos - Reflexionó, Laura, quien seguía mirando cada tanto nerviosamente por la ventana.
- Si, pero no sé si nos va a quedar otra. Miche definitivamente sabe cosas que no nos contó y necesitamos su ayuda para que su padre pierda influencia.
- ¿De qué estás hablando? ¡Quieren voltear a su propio padre! ¿Realmente podemos seguir confiando en el? No sólo eso, sabe más que nadie de nosotros y ahora realmente me planteo si no se guardó todo de lo que supuestamente "nos salvó" en estos años para un día como este - Se enfadó, Matías.
- Yo creo que tenemos que dejar de subestimarlo. Nos ayudó antes, nos ayudó hace poco a mi y a Laura y ahora puede volver a hacerlo por una razón: Le conviene. Sabe que solo no puede voltear a su viejo, por eso acudió a mi y a Carla para presentar evidencias. Ahora mismo, también sabe que no puede tirotearse contra toda la Federal por sí mismo. No sólo creo que podemos encontrarlo y usarlo a nuestro favor, sino que no debe faltar mucho para que se de cuenta que se tiene que dejarse encontrar por alguien.
- ¿Cómo podríamos usarlo a nuestro favor? - Quiso saber, Laura.
- A ninguno de los tres nos conviene que Mariano saque a la luz nuestros trapos pero, al mismo tiempo, tener a un comisario "de nuestro lado", un viejo amigo, que potencialmente puede usar sus recursos para encontrar a los Ereboine me parece muy útil - Confesó, Adriano.
- Pero no sabemos si no quiere él mismo seguir los negocios con los "Tanos". Ahora mismo, me parece que está siendo más imprevisible que nunca - Se preocupó, Matías, mientras se rascaba la cabeza con un aire de nerviosismo.
- Lo conozco mejor que ninguno a Mariano y yo se que el siempre va a ir para donde más le conviene. Alguna fibra todavía le debemos tocar. Podría haber sido jefe de investigación o tener algún puesto de Inteligencia si me hubiera delatado ante las autoridades, pero no lo hizo. Es una apuesta, pero encontrarlo y torcerlo hacia donde nos conviene a nosotros también es lo único que podemos hacer - Concluyó, Adriano, aunque ni el estaba seguro de lo que decía. Todavía estaba muy shockeado por lo que había ocurrido en Devoto.
- A todo esto, ¿Y Ricky? - Se dió cuenta, Laura.
- ¿No estuvo acá tampoco? Desde que salí de la cárcel que no lo volví a ver. Me pregunto dónde estará. Estaba un poco enojado porque creí que me dejó en banda allá.
- ¿Lo habrán capturado? - Preguntó, Matías.
- ¿Vos decís? Nah, no creo. Bah, Horacio es socio directo de los Ereboine, así que esperemos que no. No hay mucho que podamos hacer. ¿Hubo algún caso hoy?
- Varios pelotudos que llamaron haciendo jodas. Nada real.
- Esta agencia no está garpando tanto como creí. Si ésto sigue... - Y fue entonces cuando escucharon el timbre de la oficina.
Los amigos se miraron entre ellos, completamente extrañados. ¿Alguien sabía la dirección real de la agencia? En los papeles que habían dejado por la calle, sólo decía el número de teléfono. ¿Quién los había descubierto?
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