Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La Caída de la Casa Michelis - Parte IV


Mariano nuevamente se manejaba como tercer jugador en una disputa bipolar de poder.. No podía defenderse de lo que se venía y por eso se mantenía prófugo.

Una brisa recorrió el gran patio, levantando un poco de polvo y mugre del suelo. Adriano podía oír su propio corazón, el cual latía acelerado. Con unos metros de distancia, ahora se miraba con Horacio mientras sostenían un silencio incómodo. Ambos conjeturaban a velocidad centelleante qué podría estar pensando el otro y cómo obtener esa información. Sin embargo, el periodista no tenía los mismos recursos que su rival y ambos caían en cuenta de eso.

Los policías postrados en los muros contemplaban la escena con desconcierto. No parecían estar al tanto de ningún detalle. Sólo eran perros obedientes aguardando la orden de su dueño para matar sin ensuciar su mano. Cruzaban mirada entre ellos y se impacientaban.

Adriano no tenía dónde huir, ya había atestiguado en el juicio y sólo podía complicarle la vida más a toda la organización. Horacio ahora se daba cuenta de eso, a juzgar por la agudeza de su mirada, que ahora lo seguía de forma gacha y siniestra. Podía tomar la iniciativa, había sobreestimado por completo al "detective", quien nunca hubiera imaginado verse envuelto en ésta situación. El que primero se movía, sobrevivía. Su plan no parecía tener fallas. Una excelente defensa vuelta ahora ofensiva.

 - ¿Cómo mierda hiciste para pasar tantos años desapercibido? Nunca supimos de vos hasta que ya te había salvado el viejo puto ese - Insultando a Miguel, quiso saber, Horacio.

 - ¿Qué carajo te importa?

 - Mejor que bajés el tonito, pendejo. Sos tan pelotudo que viniste acá esperando un abrazo mío. ¡Jajaja! La verdad que me hacés cagar de risa, no sé cómo pudiste con el famoso "Dahak". Ahora, no vas a volver a salir.

 - ¿Y a vos que te hace pensar que balas me van a matar? Se la diste al Turco porque estaba malherido y desprevenido. Si a mi me llegas a intentar poner una sola bala, a vos sí, por sorete, te voy a matar. Una cosa que me enseñó ese "viejo puto" es a controlar mucho mejor mis poderes y no tenés idea de cómo sigo mejorando día a día. Si llego a verte dar una orden, los cocino a todos.



El desafiante tono de Adriano sorprendió por completo a Horacio. El periodista le recordó que tiene una ventaja que no conviene ser ignorada, sobre todo cuando está arrinconado. Su reacción pareció lo suficientemente honesta como para hacer retroceder al ex comisario, quien evidentemente no quería morir. Ninguno asistió a la "reunión" esperando matar al otro, apenas simplemente salir ileso y eso era el empate por el que iban a ir.

 - Bueno, no hace falta que nos pongamos tan nerviosos. Por orden del Juez, me imagino que vas a tener que reportar lo que pasó acá hoy. Espero que seas discreto, a menos que quieras que por cada verdad que digas de acá en más, aparezca un amigo tuyo con un tiro en la cabeza. Como soy un hombre de honor, quería decírtelo en la cara. La próxima vez que nos veamos, va a ser afuera.



Adriano se quedó mirándolo unos segundos con mucha impotencia y resentimiento. Luego, observó a cada uno de los penitenciarios disfrutando la escena. Eran demasiados y a la mentira de que podía resistir una balacera de ese tipo no le quedaba mucho, por lo que se dio vuelta y regresó hacia el pasillo por el que entró.

Mientras tanto, Matías recién se levantaba de una siesta en la oficina mientras Laura atendía unos llamados de burla y cortaba con intenso fastidio.

 - Nos toman por boludos. Ya es el cuarto llamado en joda del día. Éste último me dijo que tenía un intruso en la casa llamado "Masma Fanta". Estoy empezando a querer controlar mis poderes para dar unos cuantos toques.

 - ¡Jajaja! Se ve que están muy aburridos. Supongo que es el karma, cuando eramos chicos nosotros hacíamos los mismos chistes estúpidos - Se lo tomó a la ligera, el Gordo, mientras se limpiaba las lagañas en sus ojos y bostezaba.

 - Bueno, entonces atendé vos el teléfono porque yo no lo hice nunca.

 - Si, claro. Ese es tu trabajo, querida.

 - ¡Qué suerte la mía! Hablando de esto, ¿De dónde te conocés con Adriano?

 - Al "Chispa" lo conozco desde chico. Fuimos al mismo secundario y nos hicimos muy amigos, aunque hasta lo de La Boca, no veníamos hablando tanto. Creo que no estaba muy conforme con la vida que tenía.

 - ¿Adriano enojado con vos? No la veo esa - Se sorprendió, Laura, mientras dejaba la libreta sobre la mesa y tomaba un vaso de agua, prestando atención a su colega.

 - Si, bueno... En el medio tomé algunas decisiones que me alejaron de mucha gente. Estuve muy metido con las drogas y Mariano me tuvo que salvar un par de veces. Si ese pibe quisiera, nos hundiría a todos.

 - ¿O sea que todo lo del caso "Trotta" los volvió a unir?

 - Supongo. Es como si nunca nos hubiésemos separado, pero estuvimos casi dos años hablando muy de vez en cuando. Yo estaba alejándome de todo ese ambiente y él supongo que estaba muy metido en su trabajo. Cada tanto me pedía ayuda con algo y yo honestamente me sentía en deuda porque era una de las pocas personas que siquiera me seguía dirigiendo la palabra.

 - La verdad que no sabía nada. Parece que la pasaste bastante mal.

 - A Adri nunca lo vas a escuchar hablando sobre el pasado. Suele mirar únicamente para adelante. Eso lo hace medio torpe, se lleva todo puesto en el medio. A mi jamás me recriminó absolutamente nada, a lo sumo dejó de tener tantas intenciones de verme que es algo así como lo peor que te puede llegar a hacer. Yo sé que está enojado en el fondo conmigo por las boludeces que hice, pero el también cometió errores y suele ser comprensivo con eso. Hoy por hoy nos llevamos como si todo lo que te cuento nunca hubiera ocurrido. Es alguien que juzga por las acciones y ya puede ver que no estoy más en esa.

 - Bueno, ni que él fuese un santo. Fuma bastante marihuana - Retrucó, Laura, como intentando hacerlo sentir mejor a Matías consigo mismo.

 - ¿Vos decís? Ahora no lo veo fumar casi nunca. Antes era un escuerzo. Creo que tiene que ver con que antes realmente tenía miedo de no controlar sus poderes. ¿Sabías que descubrió que los tenía prendiéndole fuego el pelo a la chica que le gustaba?

 - Creo que lo entiendo muy bien...

 - Uh, perdoname. Olvidé lo de Fabricio.

 - N... No te preocupes - Se lamentó, Laura, mientras se levantaba y dirigía hacia la ventana que daba a la calle. Fue en ese momento cuando algo le llamó la atención -. Che, Mati, mirá esto.


La muchacha señaló hacia un auto de la policía estacionado, con dos efectivos dentro y con las luces apagadas. Observaban con atención la cuadra y la puerta de la oficina. El Gordo los observó unos segundos y sospechó lo mismo que su compañera.

 - Nos está siguiendo la policía. Otra vez - Ironizó.

 - ¿No será por el juicio? - Sugirió, Laura.

 - Que yo sepa, no tenemos exactamente protección de testigos y ya intentaron darsela a Adri un par de veces. Esperemos a que vuelva y ver cómo sigue la cosa. ¡Uh cuidado!


Los oficiales se volvieron a la ventana al notar movimiento y ambos jóvenes se alejaron rápidamente para atrás, devolviendo la cortina a su estado original. ¿Estarían ahora apuntando directamente a ellos? Tenía que ser una vendetta personal. Ellos ni siquiera habían presentado testimonio. ¿Dónde estaba Adriano? 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro