2. Anhelo Llenar Con Mi Amor Tu Alma.
Habían pasado 13 días desde que Severus asistía a su castigo, solo.
Bueno, algo así.
A pesar de que se levantaba antes del alba, no hubo una sola vez que no encontrara los ingredientes recolectados en la canasta y viales llenos del néctar o polen, de las plantas que solían sobrepasar su espacio personal.
Cada ingrediente era recién recolectado, fresco, listo para ser usados en la poción.
No ocurrió otro incidente con Potter, aunque hubo ocasiones que sentía su presencia, aunque este no estuviera en realidad.
Sabía que él hacía aquello para ayudarlo en su tarea, no comprendía, que le molestaba aquello. Juraba que Potter era un inútil en pociones, pero ahora ha demostrado que tiene dote para todo y eso le fastidiaba.
Un crujido se hizo escuchar, de su mano escurría su sangre, a causa de haber apretado los viales y romperlos en el proceso.
Ahora tendría que ir con Madam Pomfrey, resignado a escuchar otra regañada de su parte, de un balanceo de varita limpio, los vidrios rotos y la sangre derramada, tomando el camino a la enfermería.
[. . .]
James suspirando coloco sus brazos sobre su cabeza tapando sus ojos, tratando de concentrarse en el sonido que hacía el viento otoñal.
En su regazo se encontraba el mapa donde antes rectifico que una vez más Severus acudió al invernadero 7 por los suministros que él se encargó de recolectar en la noche, dejándolo con un hechizo de perduración.
Eso, había estado haciendo estos días.
Vigilándolo desde su mapa, no se atrevía acercarse ni con su capa. Quería darle su espacio.
Así el tiempo le permitiera pensar en alguna tonta excusa para acercarse.
Sin embargo, solo ha podido verle de lejos y eso ya le estaba cobrando factura. Sus manos hormigueaban por tocarlo, abrazarlo, oler su fragancia que desprendía su cuello y cabello. Si únicamente le permitiera demostrarle todo el afecto, cariño y adoración que le podría ofrecer, estaba seguro de que podría convencerle de que es digno de llenar con su amor el alma de Severus.
El haberse acostumbrado a estar limitadamente en su presencia lo tenía sereno. Y ahora de ser un león libre, se sentía enjaulado.
En su habitación se sentía aún más solo. Ser prefecto fue un plus que busco para beneficio propio, poder acercarse a ser digno de la atención de Severus, demostrar que podía ser el Heredero Potter y no el rebelde y revoltoso, Cornamenta.
Pero no pensó que le darían una habitación privada, para el solito.
Llevaba 5 años compartiendo habitación con sus amigos, en compañía amena. De acuerdo no tanto, Sirius solía ladrar y correr entre sueños. Peter roncaba horrible. Y Remus era territorial en su espacio, si por casualidad pisabas un milímetro aunque estuviera dormido te gruñía advirtiendo de un ataque.
Bien, el problema era la soledad que envolvía el espacio encerrado que ahora era su habitación.
Desde que comenzó el curso no se había tomado el tiempo de decorarlo, ni poner algún afiche de su equipo de Quidditch favorito, ni de su casa había algún color relacionado. Ahora que veía todo, tenía su baúl aun con sus cosas dentro, en su escritorio se encontraba ordenado, desde que adopto el hábito de hacer sus deberes y dejar de tomar a juego su vida académica se había ganado el tiempo de dedicarse a Severus. El premio para sí era dedicarle su completa atención a su serpiente favorita.
Y tampoco es como si tuviera ánimos de darle una patita de león a su lúgubre morada.
Su cabello creció y ni se tomaba la molestia de quererlo recortar, sus lentes redondos ahora eran media luna, le servían para poder disimular su ahora desalineado aspecto, aparte de su desinterés por seguir manteniendo su lugar en el equipo de su casa.
Pero tenía que llegar el amor a su caprichoso corazón. Supo que la oportunidad estuvo en que su vanidoso amigo estuviera pasando por su traumática situación.
Digan lo que quieran, él es un buen soldado, sin embargo, es un mago como cualquiera que quiere amor.
Lucius tenía de prometido a Regulus y según sabia, estas riendas suelta se traían. Remus estaba aprovechando la situación para acercarse a Sirius, sin darse cuenta de que este hasta matrimonio le tenía preparado al concluir el colegio. Y hasta Peter estaba en algo turbio íntimo con Crouch.
¡Su vida sentimental era nula!
Potter quería ser el mejor de su curso, se reprendió.
Bien, lo había logrado, pero ¿a qué costo?
Se levantó recordando que tenía un patrullaje con Lovegood, le empezó a tener un cierto afecto, ya que cuando él hablaba opacaba sus pesimistas pensamientos del amor no correspondido de Severus hacia su pobre alma.
—¿No has pensado en hacer algo con tu cabello James Potter?
—Creo que eres el menos indicado para decírmelo Alicia.
—Lo tengo como quiero, que tú no veas mi esfuerzo, no importa, cada quien tiene su ángulo al ver.
—¿Alguna idea?
—Una clara. ¿Qué tanta libertad tengo?
—Tienes tanta que no tenga que ver con tijeras de por medio.
Sonriéndose hallando gracioso la complicidad que habían adoptado con el poco tiempo compartido.
[. . . ]
—¿Qué marca es?
—Fue un regalo de Lucius en mi cumpleaños, supongo que será digna para su majestad, ¿no?
—El chiste es ahogar las penas, querido Severus —Luego de ser abierta la botella por el habilidoso Sirius sirvió con limpio movimiento en las copas.— ¡Salud!
—Salud.
Pasaron un buen rato sin decir nada, más que tomar entre sorbito y sorbito.
—Confiesa que te trae por aquí, aprecio tu compañía. Remus se está tomando severamente mi cuidado y me siento ahogado.
—Ya somos dos entonces.
—¿James? —cuestiono curioso.
—Si y no. ¿Qué sabes de su capricho hacia mí? —lo vio atento.
—Lo mismo que tú.
Bien, eso le sorprendió. —¿No fue un plan que los incluyera?
—Severus, a mitad del año antepasado James se distanció de nosotros de poco, empezó hacer más responsable que Remus, luego dejo de ir a los entrenamientos hasta que el año anterior dejo el equipo con la excusa de haberle perdido el gusto. El repentino aburrimiento de hacer bromas, los modales al comer en el gran comedor o solo comer era tan educado que me dejo incómodo. Ah, y cuando le hablo tan duro y honesto a Peter que este solo rompió la amistad con nosotros. No dijimos nada al respecto porque bueno, en realidad Peter solamente era alguien que dejo de tener relevancia en nuestras vidas. Me aconsejo de pedir disculpas y regresar a casa. Lo cual todo el cuerpo estudiantil sabe que fui aceptado nuevamente con los Black, no soy el heredero, pero soy parte de la familia y eso me basta para estar cerca de mi hermano. Y gracias a ti este me disculpo, luego mi amistad rara con Lucius y luego nuestra amistad. Nos costó trabajo ganarnos tu generoso perdón y tu confianza. De algo estoy sumamente seguro y hasta cierto punto me asusta, James, cambio tanto, que es toda una réplica digna de la burguesía mágica. Hasta Lucius acepta que es demasiado refinado para su gusto, y que conste sabemos que él es peor que mi familia.
—Bien, tengo a un loco como prometido.
—Así que lo consiguió.
—Mis abuelos piensan que es el mejor prospecto.
—Tus abuelos son unos anticuados, preferible casarte con un muggle que con mi amigo.
—Calla, que ni te oiga, de seguro deja de ayudarte con tu poción.
—¿Cómo?
— Potter se encarga de ir por los ingredientes.
—Y tú haces la poción. He dicho, doy por perdido a un soldado.
—Habla su majestad del drama.
—A este paso seré tu padrino Severus.
Y así continuaron tomando tranquilamente en la casa de los sustos. Donde Remus no se atrevía ir luego de la luna llena, y James había dejado de frecuentar por gusto propio.
[. . .]
Continuará...
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