XVIII
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𝕯í𝖆 18
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━━━━━━"Noche de gala"━━━━━━
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Au.Moderno
Hoy se llevaba a cabo la fiesta de cumpleaños del segundo hijo del gran magnate, Toga Taisho; también conocido como Inu no Taisho dueño del imperio Taisho.
Inuyasha Taisho.
Un joven de larga cabellera plateada un rasgo familiar, de ojos dorados los cuales también eran un rasgo de su familia, y de un cuerpo y estatura envidiable.
El joven vivía de fiesta y fiesta derrochando el dinero en lo que sea, ya fuera alcohol, drogas o mujeres. Vivía su vida al máximo como cualquier otro joven de 20 años. Era algo prepotente y orgulloso además de excéntrico y arrogante, Inuyasha era el típico estereotipo de "fuck boy".
O mejor dicho lo era.
Si alguien tiempo atrás le dijera a Inuyasha que cambiaría su forma de ser en un futuro, que abandonaría la vida que llevaba hasta el día de hoy, sin duda se reiría en sus caras y los juzgaria de locos.
Increíblemente eso fue lo que pasó.
Inuyasha nunca pensó que ni en sus sueños más locos, haría lo posible por alejarse de su vida llena de adrenalina y placer. No lo creía posible, no hasta que la conoció a ella.
Kikyo Nakamura.
Aquella chica de larga cabellera oscura y ojos color miel con un cuerpo hermoso como el de una diosa, de sonrisa dulce y actitud un tanto fría.
Esa mujer era tan enigmática y misteriosa que atraía al sexo opuesto como polillas.
Y Inuyasha no había sido la excepción.
Había conocido a Kikyo por medio de una de sus amigas, específicamente Kagome. Está le mencionó que Kikyo era una amiga de la infancia que no había visto en años, debido a que está se había mudado a otra ciudad y hasta hace poco había vuelto, por lo que Kagome se encargó de mostrarle los cambios que habían en la ciudad y también la misión de sacar a su amiga de su hogar y hacer que se divirtiera, pues Kikyo era todo lo opuesto a Kagome. Mientras Kagome le gustaba salir de noche con sus amigas, Kikyo prefería quedarse en casa leyendo, Kagome era risueña y escandalosa, Kikyo era tranquila y sería, Kagome no le importaba enredarse con alguien una noche, Kikyo estaba recia a realizar esa actividad a menos que fuera su esposo.
Era increíble ver el gran parecido que tenían entre si ambas chicas, pero sus personalidades eran completamente opuestas.
La primera vez que Inuyasha vio a Kikyo trato de conquistarla para follarsela, lamentablemente termino siendo rechazo de una manera cruel y fría. Aquella había dejado completamente helado a Inuyasha, pues nunca en su corta vida una mujer lo había rechazado. Y debido a eso fue que Inuyasha comenzó a interesarse por Kikyo. Usando el poder de su familia se puso a investigarla, para enterarse que tenía una hermana menor de nombre Kaede, sus padres habían fallecido 10 años atrás en un accidente automovilístico, también que estudiaba para ser maestra en la universidad Shikon y que también tenía la misma edad que el. Con la información obtenida se sorprendió que estudiara en la misma universidad que el y nunca llegó a toparsela por el campus. Después de eso comenzó una exhaustiva situación en dónde por primera vez perseguía fervientemente a una mujer, para terminar siendo rechazado cada vez siendo la burla de sus amigos, pero incluso aún que el le costará admitirlo en realidad estaba muy interesado en Kikyo tanto que por primera vez en su vida anhelaba una relación de verdad, pero todo lo que hacía no funcionaba para nada es más hasta creía que la bella chica lo odiaba, eso hasta que sin querer escucho una conversación que Kagome tenía con Kikyo.
— Oye Kikyo...
— Si?
— Que piensas sobre Inuyasha?... — preguntó llevando una papa frita a su boca.
— Porque la pregunta?... — cuestionó.
— Pues he estado viendo que no para de buscarte pará invitarte a salir, a pesar de lo que rechazas siempre....
— Oh bueno.... La verdad... — pronunció jugando con la cuchara de su té — Siendo sincera si quisiera aceptar su invitación....
Esa confesión hizo que el corazón de Inuyasha comenzara a latir de manera rápida.
— Y porque no lo haces?... — Preguntó curiosa Kagome.
— Porque he escuchado como es Inuyasha... — menciono sería — solo sería un juego para el, y siendo sincera me disgustan las personas como el que solo juegan con los sentimientos de los demás....
— Ya veo.... — Kagome no quiso decir nada más, pues Kikyo se veía muy disgustada.
Todo eso hizo que Inuyasha sintiera un nudo en la garganta, no estaba tan equivocado al creer que a Kikyo no le caía bien. Se mantuvo quieto al ver que las chicas se ponían de pie y salían del salón, con el corazón adolorido Inuyasha se prometió cambiar, si eso le ayuda tan siquiera a acercarse un poco a la chica de la cuál el no sabía que estaba enamorado.
Y así sucedió el cambio, Inuyasha dejo atrás su vida alocada, y comenzó a comportarse de manera tranquilo y responsable con sus responsabilidades, aquello tenía en gran preocupación a sus padres a su hermano aunque esté lo negará o lo demostrara, y por supuesto a sus amigos que creían que estaba poseído. Después de algún tiempo su madre se atrevió a pregúntale del porque de su cambio tan radical y el sin ser capaz de guardarle un secreto a su santa madre se lo contó, esta de más decir que su madre quedó encantada ante lo que le contó y rápidamente le ofreció su ayuda e incluso lo felicito por eso, al igual que su padre cuando se enteró por parte de su madre, incluso su hermano que era un cubito de hielo le dió su apoyo, claro a su manera pero lo hizo. Sus amigos también lo alentaron, bueno solo sus amigos más cercanos pues algunos le recriminaban y se burlaban de que una mujer lo había dominado, pero Inuyasha los mando al carajo descubriendo que solo sus amigos más cercanos eran sus verdaderos amigos.
Y al final todos sus esfuerzos habían valido la pena, ya que logró hacerse amigo de Kikyo quien había visto que el cambio de Inuyasha era cierto, pero sin saber el motivo de su cambio. Ella era ajena de que aquel cambio había sido por ella. Comenzaron a pasar ratos juntos, ya fuera dentro de la universidad o fuera de ella, incluso Inuyasha había sido capaz de conocer a la pequeña hermana de Kikyo en persona, cada vez se volvían más unidos y quién los viera creerían que eran amigos de toda la vida. Lamentablemente sus sentimientos por Kikyo solo iban creciendo y haciéndose notorios para personas ajenas, incluso sus padres le hacían burla y más después de que Kikyo había ido a su casa al enterarse de que estaba enfermo.
Todos sabían de su enamoramiento, todos excepto la persona involucrada.
Es por eso que el día de hoy, en su fiesta de cumpleaños se declararía.
Y debido a eso, su madre se había encargado de que todo fuera elegante y majestuoso.
Sería una noche de gala en todo su esplendor.
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Ya llevaba un buen rato buscando con la mirada aquella larga cabellera, pero no había rastro alguno de la chica. Estaba comenzando a impacientarse tanto que ni siquiera les estaba presentando atención a los que querían sacarle plática. Y entonces a lo lejos vió una hebras ébano que resaltaban contra aquella tela roja tinta, su respiración se paralizó un momento al reconocer que se trataba de la chica a la que estaba buscando, sin embargo frunció el ceño al notar como un hombre se acercaba a ella, con intenciones de conquistarla. Sentía la irá hirviendo fuertemente en su cuerpo, tanto que estuvo apuntó de romper la copa de cristal que estaba en su mano, por lo que sin demoras y sin siquiera despedirse fue en buscá de Kikyo.
— Vamos belleza, solo será un paseo....
— Lo siento la verdad no me ape — se detuvo al sentir una mano deslizarse por su cintura, pero al mirar se encontró con el rostro serio de Inuyasha.
— Kikyo porque no me llamaste? Te estaba esperando.... — pronunció mirando con desdén a aquel hombre que empezaba a temblar ante la mirada asesina que estaba recibiendo.
—Lo siento Inuyasha, acabo de llegar... — se disculpó llevando un mechón de cabello detrás de su oreja.
— Ya veo... Y quién es tu amigo?... — preguntó con desinterés.
— Oh el es....
— Disculpen, me tengo que retirar.... — dijo para salir corriendo de ahí, ya no soportaba más el instinto asesino del de ojos dorados.
— Inuyasha no debiste hacer eso.... — lo reprendió Kikyo.
— De que hablas? Yo no hice nada... — se excusó.
Y la verdad no había hecho nada, es más lo que el quería era romperle la cara a ese imbécil por coquetearle a Kikyo, pero no lo hizo por qué no quería armar un escándalo.
— Por cierto te ves hermosa....
— Enserio? Kagome lo escogió para ti...
— Hablo enserio se te ve muy bien...
Y no mentía aquel vestido con diseño chino abrazaba perfectamente las curvas de Kikyo, haciendo que se le viera increíblemente maravilloso.
— Muchas gracias Inuyasha, tu también estás muy guapo .... — pronunció con sus mejillas ligeramente sonrojadas.
Inuyasha estaba que se moría, quería comérsela a besos.
Justamente en ese momento una melodía tenue comenzó a escuchar por el salón, y sabía que eso era obra de su madre, por lo que no desperdiciaría esa oportunidad. Inclinandose levemente ofreció su mano a la bella mujer que lo tenía comienza de la palma de su mano.
— Kikyo me concedes está pieza....
— Con mucho gusto... — tomo su mano, para dejarse dirigir a la pista.
Inuyasha con nerviosismo colocó sus manos en la esbelta cintura de la oji-miel, mientras ella colocaba sus manos sobre sus hombros, y al ritmo de la música comenzaron a moverse. El momento era mágico y hermoso, Inuyasha daría lo que fuera para que ese momento no se terminará jamás, pero como siempre todo lo bello debe de terminar algún día. Pero antes de que la canción terminará, armandose de valor bajo un poco más sus manos hasta las caderas de Kikyo esperando un rechazo y un golpe por su atrevimiento en cambio lo que gano fue una de las manos de Kikyo en su mejilla.
Era ahora o nunca.
— Kikyo tengo algo que decirte.... — pronunció sintiendo un nudo en la garganta.
— Que cosa?...
— Yo.... Verás yo.... — se estaba agobiando, pero al ver la mirada dulce y comprensiva de Kikyo, su miedo disminuyó — Seré claro Kikyo tu me gustas y me gustaría que fueras mi pareja....
— ........
Oh no el silencio.
Inuyasha ya venía venir el rechazo.
— Inuyasha....
Cerró los ojos, no estaba preparado para esto, por lo que hizo el además de quererse alejar, sin embargo el pellizco en su hombro más el agarre firme en su barbilla le hizo imposible separarse.
— Inuyasha abre los ojos por favor.... — no quería hacerlo, pero no podía decirle que no a la dulce voz de Kikyo.
Abrió sus ojos encontrándose con unos ojos que lo miraban con ternura, haciendo que su corazón latiera esperanzado.
— Inuyasha tu también me gustas....
— Que?
— Que tú también me gustas .... — dijo haciendo un puchero.
— Lo siento, perdón creí que había escuchado mal, es que no lo puedo creer como alguien como tú puede gustarle alguien como yo, osea soy poco cos — su divagación fue cortada al sentir unos belfos contra los suyos.
Kikyo lo había besado.
— C-Como, que, dónde?... — hablo incoherencias.
— Inuyasha...
— SI!?
— También me gustaría ser tu pareja.... — dijo haciendo que el cerebro de Inuyasha hiciera corto circuito.
— H-Hablas en-enserio?...
— Claro que si, pero bueno si no quieres....
— Claro que quiero!!! ... — exclamó.
— jeje, en ese caso... ¿Nos besamos?... — Susurro cerca de los labios de su ahora pareja.
— Eso me encantaría.... — dijo para unir sus labios en un beso lleno de sentimientos.
Este día lo recordarían para siempre.
El como inicio su relación en una noche de gala.
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