II
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𝕯í𝖆 2
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━━━━━━"Atardecer"━━━━━━
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Au. Moderno
El frío era palpable incluso a pesar de que era de día, pero eso solo era indicador de que el invierno estaba a la vuelta de la esquina. Se encontraba recostada en el sillón de su sala, con una manta acolchonada sobre sus hombros y una taza de chocolate caliente entre sus manos. Era fin de semana, su día descanso el cual estaba pensado pasar con su novio sin embargo había recibido una llamada repentina de su trabajo por lo que tuvo que irse de inmediato. Aunque su novio está muy renuente a ir, ya que quería quedarse con ella, pero lo convenció de ir, diciéndole que tal vez su hermano o su padre lo necesitaban y entre refunfuños y maldiciones Inuyasha partió hacia la empresa de su padre.
Se terminó su chocolate, dejando la taza en la mesa de centró, se puso de pie envolviéndose bien el manta para acercarse a la gran ventana que se encontraba en la sala. El paisaje a través del cristal era increíblemente hermosa, aunque Kikyo prefería apreciarlo en compañía de Inuyasha. Sacudió levemente la cabeza, no era bueno que se pusiera tristeza solamente por no tener a Inuyasha con ella un solo día, pero era entendible ambos trabajaban toda la semana ella en una escuela y Inuyasha en la empresa de su padre, por lo que solo se veían en la mañana antes de marcharse a sus respectivos trabajos y en la noche cuando ambos regresaban a casa, pero había veces que Inuyasha regresaba muy tarde y se iba muy temprano debido al montón de trabajo que tenía, porque ella dormía y despertaba sin el a su lado, y eso la ponía muy triste. Por eso cuando por fin tenían tiempo libre para ellos planeaban pasar todo el día en su hogar, pero aquella llamada de emergencia lo había arruinado todo.
Decidiendo a despejar su mente, fue hasta su recamara para cambiarse por una ropa comida y calientita para hacer algo de comer para cuando Inuyasha llegara a casa, si es que llegaba.
Se había cambiado con mallas negras acolchonadas, unos botines negros, una falda en color tinto junto con una blusa peluda de manga larga en color blanco y encima uno de los abrigos largos de Inuyasha.
Ya en la cocina saco todos los utensilios que necesitaría para cocinar, al igual que los ingredientes que utilizaría, tenía pensado hacer yakisoba. Comienza primero picando las verduras y carne para el yakisoba, después pone a cocinar los fideos en agua a fuego lento y cuando están listos los cuela, mientras los deja así para quitar el exceso de agua, saltea en aceite caliente las verduras y la carne, cuando toman el color y textura deseada coloca las fideos y la salsa teriyaki, revuelve y lo deja cocinar por unos minutos más y está listo. Mirando la hora en el reloj de la cocina se dió cuenta que eran las 3:30, ya casi era la hora de comer y Inuyasha aún no llegaba, suspiro por lo visto también comería sola saco un plato y se sirvió una porción, comería en la sala mientras veía televisión.
6:00pm y aún no había rastros de su novio, un puchero adorno su rostro de porcelana, ya había hecho todo el aseó de la casa, había preparado las actividades para sus clases del lunes e incluso había horneado algunos postres, y ahora se encontraba viendo una película.
— Ahhh me estoy aburriendo.... — de pronto se escuchó un click haciendo que mirara hacia la entrada del apartamento.
Rápido escucho suspiros cansados acompañados de pasos, por lo que sin pereza salto del sillón rumbo a la entrada. Y ahí lo vió, a su apuesto novio quien se estaba colocando las sandalias para entrar al apartamento.
— Inuyasha!!... — sin esperar se lanzó a los brazos de su novio, quien estaba completamente sorprendido por aquel ataque. Pero aún así no tardó en corresponder el abrazo de su amada, mientras aspiraba el característico aroma natural a flores y lluvia que Kikyo poseía, aquel aroma siempre lo tranquilizaba y le daba una gran paz.
— Perdona por llegar tan tarde cariño.... — susurro esparciendo pequeños besos en su coronilla.
— No, está bien comprendo que tienes mucho trabajo.... — hablo separándose del abrazo, para acariciar el rostro de su novio.
— Ahhhhh ni me lo recuerdes todo es culpa de ese maldito de Sesshomaru, te lo digo cariño le gusta torturarme, es un completo sadi — un repentino beso lo interrumpió disipando todo su enojo.
— Mejor?
—Mejor..
— Tienes hambre? Prepare yakisoba... — preguntó entrando al apartamento con Inuyasha detrás de ella.
— Sabes que siempre tengo hambre de tu comida Kikyo...
La mencionada se sonrojo por el halago, por lo que huyó rápidamente a la cocina para recalentar algo de yakisoba para Inuyasha. Cuando estuvo lista, llevo el plato hasta donde estaba su querido novio, estaba sentado en el sillón y parecía que estaba por caer dormido, sin duda se notaba muy cansado pero no lo dejaría irse a dormir sin nada en el estómago. Dejo el plato en la mesa de centró y se puso delante del peli-plateado.
— Inuyasha.... — lo llamó mientras lo sacudía levemente— Inuyasha despierta....
— Uhg.... Q-Que sucede?.... — cuestionó abriendo los ojos, mientras bostezaba.
— Debes de comer....
— Oh.... — murmuro y termino despertándose al olor el rico aroma a comida — Gracias mi amor....
— No es nada.... — dijo sentándose aún lado.
Los siguientes minutos fueron silenciosos, Inuyasha se dedicaba a saborear la rica comida que su novia había hecho, Kikyo tenía un gran sazón. Al contrario, la fémina seguía mirando la película, aún ahora no le estaba entendiendo para nada ya que no le había puesto pause cuando fue a recibir a Inuyasha. Pero la película quedó en segundo plano cuando sintió las manos de Inuyasha en sus caderas, no tuvo tiempo de decir nada cuando ya se encontraba encima del regazo del peli-plateado y sus brazos rodeaban todo su abdomen.
—Inuyasha?....
— Estoy bien, pero podemos quedarnos un rato así?...
— Claro que si.... — respondió acurrucándose más en el cuerpo de Inuyasha, eso era lo que había querido desde la mañana, estar en los brazos de su amado.
Kikyo no supo cuando tiempo estuvieron en esa posición, pero debió de ser algo ya que el atardecer se mostraba en todo su esplendor a través del cristal, cada vez que observaba el atardecer un sentimiento de nostalgia y tristeza la inundaba, no sabía el porque. Pero desde que había conocido a Inuyasha esos sentimientos fueron disminuyendo, pero aún así había veces en la que volvía a sentir así, como si el atardecer marcara el inicio y el fin de algo hermoso.
— En que estás pensando Kikyo?... — se sobresalto al escuchar la voz ronca de Inuyasha, por lo visto se había quedado dormido.
— En nada, solo estaba recordando el día que nos conocimos, lo recuerdas? — cuestionó con curiosidad.
— Por supuesto, como podría olvidarlo mi amor. Es por la única cosa que le agradezco al idiota de mi hermano,ya que si no me hubiera mandado a recoger a Towa y Setsuna nunca te hubiera conocido.
Kikyo sonríe ante el recuerdo, las pequeñas niñas de cabello plateado y negro habían sido las últimas en ser recogidas ya que al parecer su padre se le había hecho tarde, por lo que Kikyo se quedó aún lado de las pequeñas, jugando con ellas hasta que algún familiar viniera a recogerlas, y justo cuando el atardecer estaba cayendo alguien entró a la escuela refunfuñando, sus pequeñas alumnas corriendo rápidamente con aquel hombre gritando "tío" sin parar. Ella se quedó al margen observándo todo, le parecía lindo como el hombre cargaba a ambas pequeñas en sus brazos mientras les preguntaba cómo les había ido. Con paso lento se acercó a ellos, mirando por primera vez al hombre que era el tío de sus pequeñas alumnas y debía de admitirlo el varón era completamente apuesto, por qué sus mejillas adquirieron un ligero tono rosado pero aún así debía de mantener la compostura.
— Hola, usted debe de ser el tío de Towa-chan y Setsuna-chan no es así?... — preguntó para ladear la cabeza ligeramente al ver que el hombre parecía estar en trance — Se encuentra bien?...
Se comenzó a preocupar ya que el hombre no parecía reaccionar, eso hasta que sus dos sobrinas le dieron un golpe en ambas mejillas.
— Oh si lo siento! Si, yo soy su tío... — hablo avergonzado — Mi nombre es Inuyasha...
— Un gusto Inuyasha-san, yo soy Kikyo...
— U-Un gusto... bueno me retiro y lamento las molestias...
— No es nada no se preocupe....
Inuyasha había tenido que salir rápidamente de ahí, pues su sobrinas habían comenzado a hacerle preguntas en voz baja sobre si le gustaba su maestra, por lo que para evitar que la maestra viera su rostro completamente rojo, se retiró rápidamente de ahí. Lo que Inuyasha no sabía es que las pequeñas demonios —como el las llamaba— habían comenzado a confabular en su contra para juntar a su tío con su querida maestra.
Y al final las pequeñas lo había logrado, es por eso que Kikyo dejo de sentirse nostálgica o sentirse feliz al observar el atardecer pues ya que conoció al amor de su vida en un atardecer.
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