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Abrazos


-¡Suéltame!- Grito con un poco de enojo una niña pequeña de cabellos morados con los verdes, es una chica bastante tranquila para sus 6 años, le gustaba tomar siestas en el regazo de su madre y comer galletas de chocolate con un buen vaso de leche, Nana Inugami, era la hija menor de la familia- Pero si abrazarte, es igual que tener un muñequito pachonchito entre mis brazos- Su hermana mayor de 8 años, era mas similar a su madre Yachiyo, tenía el cabello castaño y los ojos de su misma tonalidad, su actitud hiperactiva no pasaba desapercibida por nadie, cuando tenía tiempo libre le encantaba jugar en el patio de su casa con el balón de fútbol... Además de todo, Aya adoraba a su hermana menor, le encantaba tenerla entre sus brazos como si fuera su osito de peluche.

En un pequeño descuido por parte de la castaña, su hermana aprovecho para poder escaparse de su agarre y correr hasta la cocina donde se encontraba una de sus madres cocinando- Mami... mami...- decía la niña mas pequeña cuando se abrazo a las piernas de su madre que estaba en la mesa cortando algo de carne- Mi amor ¿Qué pasa?- El tiempo había pasado y realmente favoreció a Nekoyama Suzu, a pesar de que su cuerpo no había crecido, ahora se le notaba un aire mas adulto, el semblante en su rostro era siempre alegre gracias a la vida que llevaba- Mami, dile Aya... Que no soy un peluche- Dijo la pequeña haciendo puchero mientras se abrazaba a su madre, desde el pasillo se escuchaban unos pasos mas apresurados ir hacia la dirección de las dos mujeres.

-Naaaana- Dijo la niña con una voz cantarina al acercarse a su madre y hermana- ¡Vamos a jugar!- Casi salto de alegría al encontrar a su hermana tras de su madre.

-No quiero...- La ojiverde solo logro hacer un pequeño puchero para apegarse aún mas a la pierna de su madre.

-Naaaana... Vamos, no seas aburrida.

-No.

La chica de rasgos felinos solo logro soltar una pequeña risilla tras ver el comportamiento de sus dos hijas, verlas así le recordaba cuando apenas estaba conociendo a Yachiyo sin darse cuenta de que tiempo después acabarían teniendo un futuro juntas- Aya, deja descansar a tu hermanita un rato... Puedes jugar con Sunji un rato, papi ya está por llegar- La pequeña castaña asintió energéticamente en lo que corría al patio para abrir la puerta y encontrarse con un bello Golden Retriver, que al ver a la niña movió su cola con entusiasmo para después correr a buscar su pelota, Sunji era un perro que creció a la par con Aya, tan solo un año antes de que naciera la primera hija de aquel matrimonio, estas ya habían adoptado al perrito en una agencia de rescate animal.

De esta manera ambos crecieron con un compañero de juegos, pues estos eran un par de seres con una energía prácticamente inagotable y excepto cuando se trataba de estar con Suzu, digamos que ella tenía cierto encanto que provocaría que cualquiera en esa casa se volviera dócil.

-Gracias, mami...- Dijo la pequeña soltando la pierna de su madre- Aya siempre me molesta... Y no gusta- Suzu, tomo entre sus brazos a su hija y la coloco en su sillita alta para que pudiera estar allí mientras terminaba de preparar la comida.

-Mi amor, Aya no quiere molestarte... Solo quiere jugar contigo, pero a veces es un poco brusca- Le explico la madre a su hija con un poco de calma.

-Aprieta mucho cuando me abraza...

-Hablare con ella para que no sea tan brusca contigo, pero piénsalo así- La madre dejo de cortar la carne para ir hasta la estufa donde estaba el caldero para poder cocinar aquella carne que ya había arreglado, coloco los vegetales y les chorreo con un poquito de aceite, para después encender la hornilla- Confía en mi, en algún momento vas a querer un abrazo así de fuerte.

Esas palabras le trajeron muchos recuerdos a Suzu, ella y Yachiyo salieron de secundaria se propusieron a estudiar, Yachiyo decidió por una carrera con un gran campo laboral en empresas, ya que de esa manera podría tener mas disponibilidad a la hora de buscar un trabajo a tiempo completo, por otro lado Suzu decidió irse por letras, con lo que respecta al campo laboral era un poco reñido y a sus padres no les gustaba mucho la idea de que su hija se fuera por artes cuando el mundo laboral era tan competitivo- No te preocupes mi pequeña, Neko...- La suave mirada de suave mirada de la castaña era algo que lograría calmarla en cualquier momento, que haría que todos sus problemas se desvanecieran por completo- De cualquier forma, sabes que siempre estaré para apoyarte- La castaña abrazo con fuerza a en ese entonces su novia, mientras que la mas pequeña correspondía a aquel acto de amor como siempre... Al principio se mostraba algo razia hacia esas muestras de afecto, pero a medida que su relación avanzaba se habían convertido en un verdadero medio de tranquilidad y calma.

-¿Por qué un abrazo tan brusco?- Pregunto la pequeña desde su silla, comiendo un pedazo de papa cocida.

Esa tarde en la cocina con su hija, pareciera que reviviría todas sus viejas memorias- A veces un abrazo brusco o un tanto más fuerte de lo normal, sale espontáneamente en momentos de alegría- Le bajo un poco a la llama del arroz para evitar que este se quemara.

Cuando ya estaba por terminar su carrera de letras, la chica felina entro en un concurso de escritores, el primer premio conseguiría una publicación (Con regalías) y una recompensa monetaria, realmente deseaba ganar ese premio... Les probaría a sus padres que ser escritora tendría futuro, además sería lindo tener una ayuda monetaria más grande que su salario de medio tiempo, por su parte Yachiyo ya tenía una posibilidad en trabajar en la empresa donde estaba haciendo sus prácticas- Relájate, aún no publican los resultados- La chica mas alta, tenía abrazada fuertemente a su novia mientras ambas observaban atentamente la computadora, esperando que salieran los resultados, los brazos envolvían a Suzu por la cintura, provocándole una sensación completa de confort y tranquilidad, una calidad que le hacía despejar su mente en un momento como este- Me encanto tu historia, es hermosa, fácil de leer y tan fluida que no sabes cuando parar- Su novia a veces tan hiperactiva, sabía bien como actuar cuando se trataba de relajarla. Ese día lloro sobre el hombro de aquella mujer tan buena, las lágrimas de alegría empaparon por completo toda la tela de esa área, ese día recibió su primera publicación y en ningún momento los brazos de Yachiyo se separaron de su cuerpo.

-¡Ya llegue!- Se escuchó una voz alegre hablar desde la entrada principal de la casa, aquella voz pertenecía a la mujer que invadió los pensamientos de Suzu durante todo el día.

-¡Papi!- Las dos chicas de cabellera oscura vieron como la pequeña castaña salía corriendo seguida por su peludo amigo, hacia la entrada principal donde se encontraba su madre.

-¡Hey! Miren a mi pequeña cachorra- Inugami se alegró al ver a su hija correr a sus brazos y no dudo ni un momento en cargarla, aunque la niña ya se estaba viendo bastante grande como para poder seguir con aquella rutina, pero sinceramente no le importaba tener a su hija mimada por un poco más de tiempo.

Las dos se fueron hasta la cocina donde se encontraba el resto de su familia- ¡Papi!- La niña de seis años alzo un poco los brazos para que la mujer de cabellera castaña se acercara a ella- ¿Cómo está mi princesita?- Dijo la mayor al darle un beso en la cabeza a su pequeña hija- ¿Estas ayudando a tu mami en la cocina?- Esa escena alegraba el corazón de Nekoyama, después de tanto tiempo había logrado construir una familia con su amor de secundaria... Una familia con la única persona a la que se pudo entregar en cuerpo y alma- ¡Sí! Estoy probando la comida de mami- Respondió la niña con alegría.

-¿Enserio? ¿Qué tal esta?

-Esta riquísima- Expreso la niña pequeña.

-Muy bien, entonces ustedes dos- Dijo la castaña mas alta dejando a la pequeña que traía en brazos en el suelo- Vayan a lavarse, mientras yo le doy un gran saludo a su mami, que la estuve extrañando todo el día- La mayor de las Inugami's tomo a su hija mas pequeña y la bajo de la sillita alta, de esta forma las dos hermanas se fueron de la habitación dejando a la pareja sola.

-Pensé que te ibas a olvidar de mí- La chica de rasgos felinos envolvió sus brazos alrededor del cuello de su esposa, mientras la contraria le abrazaba por la cintura para poder atraerla más a su cuerpo.

-Estas en mi cabeza todo el día- Se acercó para darle un dulce y tierno beso en sus labios, mostrándole que era algo que estaba en sus pensamientos todo el día, el deseo, la necesidad de realizar aquella acción- Te extrañe mucho... A ti, a las niñas, incluso extrañe que Sunji desatara las trenzas de mis zapatos.

-¿Enserio nos extrañaste tanto?- Tras separarse del beso, las manos de Suzu bajaron, para ahora rodear el cuerpo de la castaña, apegando su cabeza al pecho de esta, sintiendo el palpitar del corazón de la mujer que amaba.

-Te extrañe tanto que iba a comprar tu nuevo libro... Literal, vi el anuncio en la librería cuando venía de regreso e iba a entrar para comprarlo... Pero después me dije "Suzu me matara si lo compro, dirá que tengo ese libro en casa y no es necesario que lo compre"- Todo lo que le había dicho a su hija ese día sobre los abrazos era verdad, a veces pueden ser molestos, pero si son de la persona indicada, de alguien que te ama realmente, son cosas de las cosas que mas vas a necesitar y si un día llegan a irse... No sabes ni siquiera como comenzar a pensar en ello.

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