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Abrazas como un mono

    Hibari Torikai era una chica muy débil con su salud y siempre tendía a tener que estar largo tiempo en el hospital para que se pudiera estabilizar, pasaba tanto tiempo afuera que no tenía tantos amigos hasta dudaba que alguien de su salón fuera a recordar su presencia en clases. A excepción por una chica de cabello castaño y de lentes Sora Sarutobi, esa chica la había visitado en su primera recaída cuando estaba en la Escuela Primaria ese día se había alegrado de poder ver a sus numerosos amigos pero conforme el tiempo pasaba el número de asistentes iba disminuyendo hasta que hubo un tiempo en el que sólo la visitaba la castaña.

-¿Estas lista para estudiar? Tus exámenes suplementarios serán después de que te den de alta, es mejor prepararnos- Decía la castaña mientras colocaba la bandeja de cama antes utilizada para que Torikai comiera, ahora como una mesita para que pudiera apoyar sus libros.

-No tenías porque hacer esto Sora-chan, debes de estar muy ocupada con otras cosas... Ya vamos a la preparatoria- Decía un tanto cabizbaja la chica mientras colocaba sus cuadernos que le había traído su madre en la "mesita"- No es necesario que pierdas tiempo con una enferma.

    La castaña se levantó de su lugar y se acerca a su amiga para poder abrazarla lo mejor posible sin lastimarla mientras le sobaba la cabeza suavemente, rozandole con los dedos levemente la espalda- No vuelvas a decir eso de ti, tu eres mucho más que eso...- Dijo mientras aferraba un poco más su agarre, ante esto su amiga correspondió al abrazo al igual que enterraba la cabeza entre la unión del cuello con los hombros de la chica, logrando percibir un pequeño aroma a banana que sabía a la perfección que era el fruto preferido de su amiga- Prefiero estar mil veces aquí contigo que con todos esos hipócritas que tenemos por compañeros de salón...- Dijo tratando de reprimir los sollozos, pues en verdad le dolía la forma en que hablaban de su amiga cuando estaba ausente por tener que ir al hospital... ¿Que culpa tenía que fuera tan propensa a enfermarse al igual que un pajarito? Ninguna ¿Que culpa tenía que debía de tener un trasplante de riñón porque los de ella ya tenían fallas? Si fuera posible ella misma sería donadora para poder ver a su amiga fuera de la cama y sonreír como ella sólo lo sabía hacer.

-Esta bien Sora-chan, vamos a estudiar- Dijo sonriente aún sin apartarse de su posición pues la verdad es que se sentía muy cómoda estando así- Después de todo quiero ir a la misma Institución que tu y no lo lograré si no salgo bien en los exámenes- Dijo soltando una leve risita para animar un poco el ambiente.

    Al poco tiempo su amiga se separó no porque quisiera era porque ya había llegado el momento para que estudiarán, aunque realmente lo que más quería era quedarse abrazando a su amiga todo el día- Tienes razón, no puedes dejarme sola en una escuela con un montón de hipócritas- Dijo sonriente mientras se volvía a sentar en la silla junto a la cama de su amiga, luego tomó uno de sus libros para abrirlo en una página donde había preparado varios ejercicios para poner al día al pequeño pajarito.

    Esa tarde había pasado volando dejando paso a la noche y con ella el final del tiempo de visitas, no lo quería pero la castaña debía de irse de vuelta a su casa- Descuida, volveré mañana después de clases- Dijo sonriendo mientras volvía abrazar a su amiga, la chica en cama logro sentir nuevamente ese adictivo olor a banana tan característico de su amiga; después de que Sora se fuera Hibari se dio cuenta de que la habitación había vuelto a estar tan vacía como antes de que la castaña atravesará esa puerta.

    Aún no tenía sueño, por lo que decidió tomar el control del televisor y ver algún programa antes de dormir, pasando canal tras canal hasta que dio con uno que le llamó mucho la atención, estaban pasando un documental de primates justo había llegado a la parte en que estos mamíferos se abrazan a su madre- Parece que Sora-chan tiene más de mono de lo que aparenta...- pensó en voz alta mientras se le formaba una sonrisa en el rostro a causa del pensamiento sobre su amiga. La verdad es que cada abrazo lo recibía muy gustosa siempre que venía de Sora, el calor del cuerpo de la chica más alta era muy confortable junto con ese agradable aroma a la fruta favorita de la castaña... Tal vez no tenía otros amigos aparte de aquella chica, pero no le importaba siempre y cuando pudiera pasar el tiempo que quisiera junto a ella.

    El tiempo había pasado y Torikai ya se encontraba lo suficientemente bien como para que le dieran de alta a pesar de que todavía no le practicaban el trasplante de riñón había recuperado lo suficiente las fuerzas como para poder regresar a casa y presentar los exámenes ; ese día su padre era quien había ido al hospital para recogerla estuvo esperando con entusiasmo la hora en que llegará ya que pensaba que su amiga iría con ella... Pero no fue así, no era que no se alegrará de ver a su papá, pero esperaba ver a la castaña- ¿Lista para irnos, princesa?- pregunto su padre mientras se colocaba el cinturón de seguridad.

-Si, ya quiero ir a casa... Después de todo tengo los exámenes en 2 días- Dijo forzando una sonrisa que a los ojos de su padre parecía real ya que sólo se dedicó a conducir mientras mantenían una que otra charla trivial.

    Al llegar a casa su padre le abrió la puerta del auto y cargo su equipaje mientras ella caminaba hacia la entrada de su casa, no se esperaba lo que la recibiría el confeti que salió disparado le provocó que cerrará los ojos por instinto pero aún así escucho "¡Sorpresa!" al abrir los ojos observó toda su casa decorada con globos, serpentinas y un gran cartel que decía "Bienvenida a casa Hibari" la mesa tenía pastel, dulces y otras comidas, no se esperaba nada de esto como bienvenida, menos se esperaba el abrazo que recibió apenas abrió los ojos.

-Bienvenida a casa Hibari-chan...-Dijo la castaña mientras abrazaba a su amiga, eso era lo que había querido desde que salió de aquella habitación de hospital un abrazo de aquella chica mono, su cabeza volvió s descansar en el lugar de siempre donde lograba percibirel aroma de su amiga, corresponder al abrazo le permite sentir más el calor que emana de ese cálido cuerpo.

    Tras separarse del abrazo, pudo saludar a su madre y junto a ella a la señora Sarutobi que también había sido invitada a la bienvenida; por más que lo habían intentado ambas madres se les salió decir que todo fue idea de Sora- Bu-bueno... No todo fue mi idea, sólo quería que te sintieras bien- Dijo la más alta desviando la mirada, mientras un pequeño sonrojo se le formaba.

   La sonrisa que ahora tenía su rostro era mas que genuina, nada parecida a la del auto y todo gracias a su mejor amiga. Se habría conformado solo con poder abrazarla toda la noche y ver una película (cosa que harían después) tal vez no tenía tantos amigos o un cuerpo completamente funcional, pero tenía la mejor amiga del mundo y su cuerpo cabía perfectamente en los brazos de ella... Y eso era todo lo que necesitaba

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