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¿QUIÉN DIJO QUE EL AMOR ERA SENCILLO?

Capítulo V

¿QUIÉN DIJO QUE EL AMOR ERA SENCILLO?

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Cuando los tenues rayos del sol me despertaron de mi sueño pacífico, levanté la vista hacia el color azul claro en el cielo. Bajé la vista hacia mis pies para ver que estaba acostado en el verdoso pasto del campo, mi camisa se había ido y mi pecho está expuesto.

"¿Todo eso había sido un sueño? Pareció tan real. Fue el mejor sueño que alguna vez haya tenido"

Pensé mientras cerraba los ojos y giré a la izquierda en el campo. Pero cuando abrí de nuevo los ojos, me levanté de un salto, mirando lo que estaba a mi lado.

Italia estaba allí todavía durmiendo, acostado en la hierba y acurrucado contra mi camisa blanca. Lo miré sorprendido, y entonces entendí lo que había sucedido la noche anterior.

"¡¿En, en serio me confesé a Feliciano ayer en la noche?! En serio nosotros...Mein Gott"

Volví a recostarme en la cómoda hierba. Observé el suave rostro dormido de Italia, pasando mi mano por su suave mejilla pero comenzó a moverse, moviendo las piernas como si estuviera nadando y antes de que pudiera alejarme de él, sus deslumbrantes ojos comenzaron a abrirse lentamente mientras se estiraba en un bostezo. Él me miró, sonrojándose en sus mejillas.

Bu-buongiornno Germania—suspiró suavemente, mirando hacia abajo. Hacia el pasto bajo nosotros.

Ja, Guten Morgen Italy—le respondí, también un poco nervioso. Nos sentamos en silencio un momento, yo mirando a Italia mientras él me volteaba a ver ocasionalmente. Suspiré, poniéndome de pie sobre el campo. —Bueno, deberíamos irnos, Japón probablemente está preocupado por nosotros en este momento—expliqué, estirando mi mano hacia Italia. Él me miró poniendo una ligera sonrisa y asintiendo levemente.

—Sí—Italia me tomó la mano, poniéndose de pie a sí mismo con mi soporte y luego sacudiendo su cuerpo. Le sonreí, recordando sus palabras del na noche anterior.

—Vámonos, Feliciano.

—Ah, va bene—Susurró, aun sujetando mi mano.

Paseamos de regreso a las casa de Japón, ambos completamente en silencio. Pero a pesar de eso, se sentía como si nuestros sentimientos fueran transmitidos a través de la calidez de nuestras manos.

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—Bueno, bueno. Pero si aquí están los dos. Me preocupé está mañana por que ninguno de ustedes estaba—Japón nos dijo mientras caminaba dentro de su casa. Hice una ligera inclinación hacia él y sonreí cortésmente. —Ah, disculpa Japón. Es sólo que algo...simplemente surgió. —Expliqué, rascando la parte trasera de mi cabeza con nerviosismo.

Japón me miró con sospecha, buscando algún rastro de falsedad en mis ojos. Luego de un momento de duelo de miradas entre ambos, Japón sonrió maliciosamente y se volteó.

—Está bien, mientras ustedes dos estén bien—suspiró mientras se servía una taza de té.

—Lo estamos. Italia, ¿por qué no vas a recoger tus herramientas de arte? Tenemos que regresar—le informé a Italia con una sonrisa.

Él asintió y se fue mansamente. Después de que Italia dejara la habitación, me senté frente a la mesa Kotatsu de Japón y tomé una pieza de pescado crudo que estaba servido en la mesa.

Nos sentamos en silencio un momento hasta que Japón aclaró su garganta.

­—Así qué, ¿te confesaste al señor Italia anoche?—preguntó, sin dejar de mirar su taza de té.

Me atraganté con el aperitivo que estaba comiendo y lo miré críticamente.

— ¿Dé dónde sacaste esa idea?—le pregunté, mirando la puerta deslizante para asegurarme de que Italia no estuviera acercándose.

—Ah, bueno. Los japoneses tenemos un sexto sentido. Puedo saberlo por cómo ustedes dos se tratan el uno al otro, el aura a su alrededor, el aspecto de Italia...además, los vi por la ventana a ambos tomados de la mano mientras regresaban aquí—explicó, sonriendo a su taza.

Aparté la mirada de él con un sentimiento embarazoso, mis mejillas arden por el rubor.

—Ja, lo hice...resultó que él también tenía los mismo sentimientos que yo—le dije, mirando el suelo.

—Lo sabía.

— ¡¿CÓMO PODRÍAS HABERLO SABIDO?!

—Ya te lo dije, nosotros los japoneses tenemos un sexto sentido—Lo miré con incredulidad, luego miré hacia otro lado—Ustedes van a, como dice Estados Unidos, ¿Ser una pareja establemente formal?—me preguntó y luego sorbió un poco de su té verde.

Pensé por un segundo, no muy seguro de si lo éramos. "Es cierto, no le pregunté a Italia si quería salir conmigo. Es que estaba en un momento de júbilo al saber que correspondía mis sentimientos que olvidé si quería ser mI AMAN...MI AMA... ¡AAAARGH NI SIQUEIRA PUEDO PENSARLO, MUCHO MENOS DECIRLO!" Consideré la situación, sobando mis sienes para evitar el futuro dolor de cabeza.

— ¿Señor Alemania?—Escuché a Japón llamarme, mirándome con curiosidad.

—Di...disculpa. Ahora no estoy muy seguro del tipo de relación que tenemos...—le respondí sinceramente.

—Oh, ya veo. Bueno, cuando lo estés, házmelo saber. Quiero ser el primero en enviarles una canasta de felicitación.

—...Ja, claro.

Japón y yo dejamos de hablar en el momento que Italia entró a la habitación, con sus delgados brazos apenas capaces de sostener todas sus herramientas de pintura.

— ¡Estoy listo!—exclamó, saltando sobre el kotatsu.

—Bien, bueno entonces nos iremos ya—dije haciendo una leve reverencia a Japón y caminé hacia la puerta.

— ¡Gracias por todo Japón! Arrivederci!—Se despidió Italia, ondeando su mano y caminando detrás de mí.

—Ah, sí. No olviden visitarme cuando gusten—Japón nos ofreció con cortesía aún con su taza de té e inclinó levemente su cabeza como despedida.

Tomé algunas de las maletas de Italia para ayudarlo a llevar sus cosas mientras cruzaba la puerta. Italia comenzó a saltar mientras caminábamos, hondeando de un lado a otro el lienzo que pintó del pez koi. Sonreí.

— ¿De verdad te gusta, no? La pintura—Volteé a verlo.

— ¡Sí! Claro que me gusta—respondió, mirando su obra con afecto.

—Bueno ¿no eres vanidoso?

— ¡No es porque crea que hice un buen trabajo! Es sólo que...

— ¿Qué cosa?—sonreí de lado al notar su aparente expresión avergonzada.

—Bueno, me gusta desde que tú lo alagaste. Si dices que es bueno, me hace sentir realmente feliz—confesó sonrojándose un poco y poniendo una gran sonrisa en su rostro.

Yo también me sonrojé, por su respuesta.

—Ah, ya veo.

Caminamos por un rato antes de que me entrara la urgencia de hacer algo.

—Italia, quédate quieto.

— ¿Huh? ¿Por qué?—preguntó pero igualmente detuvo sus pasos.

—Sólo quédate quieto y cierra tus ojos—le indiqué, nervioso.

—De acuerdo...

A lo que Italia cerró sus ojos, yo me incliné sobre su cara y lo besé suavemente. Lo sentí dar un respingo pero tampoco me alejó de él. En vez de eso, recargó sus manos en mis mejillas. Mis labios permanecieron unidos a los suyos y nuestro beso comenzó a subir de pasión cada segundo. Cuando me alejé, miré en lo profundo de sus ojos marrón que parecían estar llenos de una complicada emoción pero parecía como si yo entendiese lo que eso era.

—Ludwig...—susurró Italia.

—Sí, Feliciano—también susurré, dejando que su nombre rodara por mi lengua suavemente.

—Te amo, Ludwig.

Mi cara se tornó roja por sus palabras tan repentinas.

—También te amo, Feliciano.

Susurré acercándome a su oído, provocando que soltara sus maletas a lo que yo lo rápidamente lo abracé.






NOTAS DE LA TRADUCTORA HUEVOS TIBIOS.

Bueno, hasta aquí el siguiente. Estoy comenzando a notar que la autora es como yo xd Actualiza cada que se le antoja con capítulos de 1000 palabras ;v

Y, se supone que aquí va la nota de la autora pero me da demasiada güevonada ponerlo :'v Si quieren saber lo que puso vayan a la historia original¿

Espero leerlos pronto~

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