Capítulo 2 : Mi amigo

Al día siguiente, la niña se volvió a adentrar en el bosque. Llevaba guardada la rama que ambos llevaron cogida la tarde anterior. Había conocido a un nuevo amigo, y él sabía el camino de regreso asique, la pequeña fue a buscar a su amigo el enmascarado. Estuvo caminando un largo rato, cuando el cansancio se apoderó de la niña, ésta cayo al suelo y jugueteó con sus dedos la fresca hierba que la rodeaba. Una mariposa no muy grande se posó en su fina nariz, pudo apreciar que era realmente hermosa, varios tonos azules y verdes decoraban con ciertas manchas blanquecinas al insecto. Echó a volar, y la niña divertida la siguió olvidando el cansancio. Tras varios arbustos que tuvo que rodear la niña halló un pequeño río, cerró los ojos dejandose llevar por el sonido que emitía el agua transcurriendo, las alas de los insectos al volar y los cantos de los ruiseñores.

-¿Otra vez tú?-dijo el muchacho, que había asustado a la niña.

Quiso preguntarle tantas cosas que no le salió ni una misera palabra de su boquita.                      Realmente le sorpredió que la hubiese encontrado él a ella, el plan era que ella le encontrase primero.

-Esta vez no te ayudaré a regresar, asi que no vuelvas más.-le advirtió mientras daba la vuelta para irse.

-Ali- dijo en voz baja la niña

el chico se paró en seco.

-Me llamo Ali...-repitió la pequeña, - ¿y tú?. Viendo que no contestaba le dijo- Tengo siete años- con una sonrisa en su rostro muy amigable.

El chico se giró, y Ali siguió diciendole- He venido a devolverte esto- mientras sacaba de su mochila la rama que sujetaban los dos caminando hacia la salida.

-¿Cómo sabias que me ibas a encontrar?-le preguntó el muchacho extrañado.

-Sabía que al final te encontraría-dijo solamente.

Cuando Ali se estaba acercando a él para devolverle la rama, el chico gritó -¡Quieta!-.

La niña obedeció, -No te iba a pegar con la rama- bromeó ella.

-No me toques-le advirtió

-No te iba a tocar...- dijo tristona. 

Ali parecía una niña muy sensible, en seguida empezó a llorar.

-Enserio, no puedes tocarme...-dijo en voz muy baja el chico mientras se acercaba a ella.

Ali dejó de llorar cuando vio que su amigo le volvió a tender una rama, ella se cogió de una punta y el muchacho de otra, y empezaron a caminar. Por detrás se veia la silueta de un chico alto y a su lado a una niña muy pequeña, ambos cogidos por el extremo de una rama.