Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

capítulo 13

Cuando los dos chicos se
marcharon de la sala, los susurros y
cotilleos no se hicieron esperar.

- Dios mío, ¿has olido a ese omega?
Seguro que ha entrado en celo.

- Es lo más dulce que he olido
nunca, ¿crees que aún estará
por aquí cerca? Podríamos ir a
buscarlo…

Un fuerte rugido acalló a los dos
alfas, que hablaban en la fila de
atrás.

- Vámonos de aquí. - Bramó Jungkook,
haciendo su mayor esfuerzo por
no girarse y arrancarles la cabeza a
aquellos que se habían atrevido a
hablar así de Jimin.

Hoseok asintió y los dos alfas
abandonaron el cine.

-¿Qué narices acaba de pasar?

- Ha entrado en calor.

Jungkook aún sentía cada nervio de
su cuerpo en tensión. Su bestia
interior le rugía, exigiéndole que
fuera en busca de su omega y
pasara su calor a su lado, que lo
reclamara como suyo y que no se
separara nunca de su lado. Con
un gruñido, golpeó la pared más
cercana, sobresaltando a todo el
que pasaba por allí.

- Ey, Jungkook, ¿qué te pasa? -
Preguntó Hoseok preocupado.

- Quiero...necesito verle. - Dijo entre
dientes.

- ¿Y por qué no vas a buscarle?

Jungkook rió amargamente.

- ¿Qué clase de pregunta es esa?
¿Por qué iba a querer Jimin pasar
su calor conmigo?

Hoseok rodó los ojos.

- Eh…¿por qué le gustas? Duh.

Jungkook miró a su amigo como si
acabara de decir la mayor locura de
la historia.

- No digas gilipolleces.

-¡Oh, vamos! ¡Solo le faltaba
subirse encima tuya ahí dentro!
Taehyung y yo no nos lo creíamos.
Y, hablando de Taehyung, ¿tienes su
número de…

- Solo estaba actuando guiado por
su calor.

- Pues yo creo que estaba deseando
que lo marcaras.

- ¿¡Estás loco!? Nunca le haría eso a
Jimin.

- ¿El qué? ¿Marcarle? ¿Qué tan malo
podría ser?

- Él es un omega dulce y
jodidamente brillante, es la
persona más inocente y alegre del
mundo y no hay manera de que
quiera estar amarrado a mí de por
vida. No importa lo enamorados
que estemos mi lobo y yo de él,
nunca me perdonaría. Cada vez que
estamos juntos, la gente nos mira
como si fuéramos de otro planeta, y
susurra. Yo sé lo que es ser el centro
de los comentarios, el foco de las
miradas de desprecio, que la gente
se invente mierda sobre ti; pero él
no. Él es demasiado bueno para
eso, demasiado bueno para mí. No
pienso exponerlo a las habladurías
de la gente.

- ¿Desde cuándo te importa lo que
digan los demás?

-¡Yo solo quiero protegerlo,
Hoseok!

Jungkook sentía su pecho subir
y bajar acelerado, la respiración
pesada y sus puños tan apretados
que estaba comenzando a sentir
las uñas atravesándole la piel de
la palma de las manos.

Hoseok suspiró, no tenía remedio.

- Mira, eso es una decisión muy
personal, pero estoy seguro de que
estáis destinados a acabar juntos.
No dejes que los demás jodan tu
felicidad.

Los dos alfas no volvieron a hablar
mientras regresaban a casa, ni
siquiera en el trayecto en autobús.
Se despidieron en la parada y cada
uno tomó su camino.

Quizá parecía una estupidez, pero
él había visto a Jimin relacionarse
con la gente. Era una persona
sociable, con muchos amigos
y un sinfín de admiradores. Él
simplemente no podía arrebatarle
todo eso. A él le temían, las
personas se alejaban, estaba
acostumbrado a estar solo. Hoseok
era la única persona que siempre
había permanecido a su lado
cuando ni siquiera sus padres
estaban ahí para hacerle compañía
y, de repente, llegó Jimin. Había
pasado meses observándole en
silencio, ahogándose en un amor
silencioso y totalmente platónico,
cuando el destino quiso que sus
caminos se cruzarán. Jimin era
un ángel, de eso estaba seguro.
El pequeño omega había sabido
ver más allá de los rumores y las
leyendas urbanas, atravesar su
fachada de indiferencia y odio a
la humanidad y penetrar en su
helado corazón. Lo amaba, joder
si lo hacía. Y, por eso, no podia
marcarle. Jimin era como un ave
exótica, demasiado especial para
ser encerrada en una jaula. Y
Jungkook era la jaula más oxidada
de todas.

Se dejó caer sobre su cama
desproporcionadamente grande
con un suspiro agotado. Sus
pensamientos vagaban en todas
las direcciones, pero siempre
acababan regresando al mismo
lugar; Jimin.

Justo cuando estaba a punto de
caer vencido ante el agotamiento,
su teléfono vibró en su bolsillo.
El nombre del protagonista de su
ansiedad apareció iluminado en la
pantalla. Jungkook frunció el ceño.

- ¿Jimin? - Preguntó, la duda en su
voz.

- Jungkook, soy Taehyung.

Se incorporó en la cama
rápidamente.

- ¿Taehyung? ¿Qué pasa? ¿Jimin
está bien? - Preguntó asustado.

- Tienes que venir.

- ¿Cómo? Taehyung, yo…

- Mira - Interrumpió el omega. -
no eres mi persona favorita en el
mundo, y sé que yo no soy la tuya
tampoco, pero Jimin te necesita.
Tú has provocado que su celo se
adelante, y nunca lo había visto en
este estado. No para de llorar, y los
supresores no alivian su dolor.

Todo el cuerpo de Jungkook se
tensó, ¿Jimin estaba tan mal?
Rápidamente saltó de la cama y
salió como una exhalación de la
habitación.

- Voy para allá.

Colgó.

Ni siquiera se molestó en esperar
al autobús, corrió como nunca
antes lo había hecho hasta llegar
a la casa del omega. En cuanto
llegó a la puerta, el increíbleme
intenso aroma de Jimin debilitó sus
piernas.

-¡Taehyung, abre la puerta! -
Bramó, golpeando la madera con
fuerza.

Un minuto más tarde apareció el
omega castaño, mirándole con la
preocupación desfigurando sus
bellas facciones.

- Está en su cuarto.

Sin esperar más, Jungkook entro en
la casa y corrió hacia la habitación
de Jimin. El olor era cada vez más
intenso, y despertaba todos sus
instintos de depredador. Abrió la
puerta del cuarto de golpe, sin
molestarse en llamar, y lo que allí
vio, le dejó helado.

Jimin estaba empapado en sudor,
su piel perlada, solamente vestía
unos bóxers, permitiendo apreciar
la humedad que se escurría entre
sus magníficas piernas. Jungkook
gruñó, aquello era demasiado para
él. Una prueba divina para su débil
resistencia.

-¿Ju-jungkook?

La voz de Jimin se escuchó como
un gemido. El alfa explotó.

Caminó rápidamente hacia él,
escuchando los jadeos del omega.
Se apoyó en el colchón sosteniendo
su peso con un brazo, cerniéndose
sobre Jimin. Lentamente, el omega
abrió los ojos y se encontró con la
mirada más intensa que alguna
vez había podido contemplar. La
respiración de Jungkook era pesada,
y daba de lleno en el rostro de
Jimin. Algo en su cuerpo pareció
reaccionar, calmándose al instante
con la presencia del alfa en la
habitación. No podía pensar
racionalmente, no podía controlar
sus instintos, simplemente, se
dejó llevar. Alzó sus brazos y rodeó
el cuello de Jungkook, tirando de él
hasta que se tumbó en la cama.
El aliento de Jungkook se retuvo,
mientras Jimin pasaba una de
sus piernas sobre su cintura y
enterraba su rostro en su cuello,
aspirando su olor.

-Jungkook…

Su nombre sonó camuflado en un
gemido y, para aquel momento, el
miembro de Jungkook ya estaba más
que despierto en sus pantalones.
No podia pensar. Se giró,
encarando al omega, y sostuvo su
cintura con fuerza. El movimiento
produjo un delicioso roce entre
ambos miembros que les hizo
jadear.

- Jimin. - Gruñó Jungkook.

Jimin respondió con un gemido.
Se sentía desesperado, y el fuerte
agarre del mayor en su cintura le
estaba haciendo enloquecer.

Jungkook bajó la mirada,
encontrándose con los ojos
cristalinos de Jimin y sus
apetecibles labios rosados. Y,
como si de un sueño se tratara, se
atrevió a probar aquella boca que
llevaba meses obsesionándole.
Aquel contacto fue como el ansiado
trago de agua para un peregrino,
el paraíso en una gota. Jimin era
afrodisíaco, ambrosía en un ser
humano irreal. En aquel punto, a
ninguno de los dos les importaba
nada, solo el placer que les
producían sus cuerpos al chocar.

Las manos de Jungkook se deslizaron
por los desnudos costados de Jimin
mientras cambiaban de posición.
Jimin quedó tumbado, mientras
Jungkook regaba besos por su cuello.

- Ah-ah…

Jimin dejó escapar un gemido
cuando Jungkook mordió suavemente
una de sus clavículas y después
pasó su lengua, pidiendo disculpas
silenciosas por la brusquedad.

- Jungkook, por-por favor…

No estaba completamente
seguro de porqué rogaba, pero lo
necesitaba y rápido.

- Shhh..voy a hacer que te sientas
bien, pequeño.

Aquellas palabras incendiaron cada
fibra en el cuerpo de Jimin.

- Rápido.

Jungkook volvió a besar aquellos
labios de los que parecía no
tener suficiente; nunca tendría
suficiente de Jimin. Su mano
derecha comenzó su ascenso por
el marcado abdomen hasta rozar
el elástico de los bóxers. El suspiro
de Jimin le animó a continuar. Con
delicadeza, como si Jimin pudiera
romperse, deslizó la mano bajo
la apretada tela, hasta rozar el
despierto miembro que escondía.
Un agudo gemido le hizo mirar
hacia arriba para encontrarse con
la imagen más erótica de su vida.
Jimin era todo mejillas sonrojadas
y suspiros arrancados de entre sus
hinchados labios entreabiertos.
Jungkook gruñó, él también lo
necesitaba. Rápidamente, se
incorporó y arrancó la única prenda
que le separaba de cumplir su
mayor deseo. Tocar a Jimin se
sentía como invadir el paraíso,
arrasando con todo a su paso.

- Intentaré tener cuidado, Jiminie,
pero...Dios, me estás volviendo
loco.

Jimin jadeó cuando le obligó a
separar sus piernas. Jungkook se
relamió ante la exquisita vista,
Jimin estaba lubricado y más
que listo para recibirle. A él, solo
a él. Aquel pensamiento le hizo
gruñir de satisfacción. Él solo
quería follar a Jimin con todas sus
fuerzas, pero sabía que el omega
era virgen. Debía hacer las cosas
bien. Juntando otra vez sus labios
en un apasionado beso, llevó un
dedo a la apretada entrada del
omega. Entró con facilidad, Jimin
estaba realmente húmedo. Sintió
unas uñas clavarse en sus hombros
y un caliente gemido en su boca.
No tardó en introducir otro dedo,
y luego un tercero, pero aquello no
era suficiente, para ninguno de los
dos.

- Jungkook, por favor…

Jungkook retiró la mano y Jimin se
quejó, sintiéndose vacío de nuevo.
Miró con un puchero frustrado
cómo el alfa se incorporaba de
nuevo y sacaba su cartera del
bolsillo de los pantalones. Lo
siguiente que vio fue un envoltorio
plateado siendo rasgado y la
cremallera del alfa siendo bajada.

- Siempre hay que estar preparado.

Jimin gimió de anticipación cuando
Jungkook bajó sus pantalones hasta la
mitad de los muslos para después
retirar sus bóxers. Su pene fue
liberado de su prisión de algodón
y parecía realmente feliz por ver a
Jimin.

Después de colocarse el condón,
Jungkook se posicionó, tumbándose
de nuevo sobre Jimin, sosteniendo
su peso con los brazos a los
lados de la cabeza del omega.
Lentamente, se introdujo,
mirando cómo el rostro de Jimin
se desfiguraba en una mueca de
placer absoluto. Definitivamente,
había hecho algo muy bueno en
su anterior vida para merecer
aquello. Debió ser la Madre Teresa
de Calcuta por lo menos. Jimin
gimió cuando Jungkook estuvo
completamente dentro, sintiéndose
lleno hasta límites insospechados.

- Muévete, por favor.

Jungkook no era quién para discutir a
su omega. Comenzó un demencial
ritmo pausado, intentando no
ser demasiado brusco con Jimin,
saliendo lentamente para después
volver a penetrarle. Aquello era
delirante.

- Más duro - Gimió Jimin, casi
exigió.

Y, de nuevo, Jungkook obedeció.

Aceleró la cadencia, penetrando
al omega de manera rápida y
constante, golpeando su punto
dulce con cada estocada. Jimin se
deshacía en gemidos, sintiéndose
rozar el cielo con las manos cada
vez que Jungkook golpeaba aquel
lugar que le hacía ver destellos bajo
sus párpados. No hizo falta que
pasara demasiado tiempo antes de
que la visión de Jimin se volviera
borrosa. Echó la cabeza hacia atrás,
exponiendo sumisamente su cuello,
y se vino con un agudo gemido,
manchando su abdomen.

Las paredes internas del omega
apretaron el miembro de Jungkook,
haciéndole enloquecer. Aumentó
el ritmo y, un par de estocadas más
tarde, se corrió con fuerza.

- ¡Jimin! - Gruñó.

Jimin continuaba con la garganta
expuesta, a la espera. El lobo de
Jungkook le exigía hundir los dientes
en la marfileña piel y reclamar al
omega como suyo, todo su cuerpo
clamaba que lo hiciera. Jungkook
tuvo que luchar contra todos sus
instintos para no marcara Jimin.
Aquello fue físicamente doloroso.

Con un gruñido lastimero salió del
interior del omega y se dejó caer a
su lado.

Jimin se sentía confundido e
incompleto, pero sus párpados
pesaban demasiado como para
quejarse.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro