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dos


No todas las personas son capaces de tener sueños lúcidos, este desde luego no era el caso de TaeHyung. En la gran mayoría de sueños que tenía, era consciente de cada cosa que pasaba en este, pudiendo controlar incluso sus acciones o lo que iría a suceder.

Justo ahora se encontraba dentro de uno, viendo todo en tercera persona. 

Estaba en la cama de su mejor amigo en la navidad de sus trece años, los dos tumbados y enredados sobre las sábanas azules; porque aunque fuera invierno ni siquiera tenían necesidad de taparse con el calor que estaban desprendiendo los cuerpos de cada uno. 

Ninguno de los dos era consciente en ese momento, pero lo que estaba pasando es que TaeHyung había entrado en celo de la manera más inesperada, ellos ni siquiera eran demasiado conocedores de como se veía una presentación, pero ahí estaban viviendo la del omega. 

El menor de apenas 11 años sostenía el cuerpo ajeno contra el suyo, dejando que su hyung recorriera todo su cuello con la nariz. JungKook no sabía qué es lo que estaba pasando, no entendía la reacción y la manera de actuar de su mayor; incluso había comenzado a dudar también de lo que estaba comenzando a pasar de igual forma consigo mismo. 

Haber visto a Tae con esos ojos vidriosos pidiéndole a gritos silenciosos que le ayudase, sus mejillas coloreadas por la fiebre, sus brazos no queriendo dejarle ir... cada una de estas reacciones había despertado cosas en el pequeño de los Min que nunca antes había estado ni siquiera cerca de sentir. 

-- Respira tranquilo, nadie te va a apartar de mi, hyung. -- Murmuró el azabache acariciando los bucles castaños ajenos mientras con su mano libre acariciaba su espalda. 

Esa noche de cena de empresa por navidad en casa de los Kim, se volvió algo más que una simple celebración. TaeHyung había entrado en celo a una edad usual con sus trece años, y por alguna razón desconocida había provocado que JungKook se presentase en ese mismo instante a una edad más temprana de lo habitual. 

El lobo del pequeño no había soportado visualizar al omega en ese estado, los instintos habían ganado la batalla aquel día. Kook se había llevado toda la noche, y dos días más allí encerrado con su mejor amigo, no permitiendo que ni un alma cruzara la puerta de aquella habitación. 

No es como si hubieran hecho algo que cruzase la inocencia, el primer celo apenas daba fiebre y necesidad de contacto físico para sentirse protegido; y aunque normalmente en este proceso la primera vez o incluso algunas de las siguientes, te acompañasen tus padres... para ellos fue un poco diferente. 

Ambas parejas de padres se informaron en el por qué algo como esto podría haber sucedido, y la explicación de los médicos fue suficiente para colmar sus dudas. Ambos chicos tenían una relación muy estrecha, a día de hoy no se hablaba de destinados o cosas así, pero si que era comprensible que ellos dos tenían un lazo estrecho desde nacidos; que el alfa de JungKook despertase al verle en estado de vulnerabilidad no era algo loco ni mucho menos. 

Después de aquello, siguiendo con el sueño, TaeHyung pudo verse días después sentado en la mesa de la cocina con su padre alfa; su padre omega como era habitual no estaba allí en los momentos importantes. 

YoongSoo le explicó que debía de ser cauteloso en cuanto a JungKook, que a lo mejor deberían de distanciarse un poco más de lo que estaban acostumbrados. El hombre intentó explicarle a su hijo lo que conllevaba que un omega y un alfa tuvieran una relación tan estrecha como la de ellos, posiblemente uno de los dos acabaría envuelto en sentimientos románticos por el otro; y eso podía salir muy bien o muy mal. 

El hombre en ningún momento lo hizo con intención de separar a ambos, él mismo adoraba a ese pequeño y recién presentado alfa, solo quería advertir a su retoño de las cosas que podían suceder. 

Y aquello aterrorizó al inicio al pequeño Kim ¿Cómo que sentimientos románticos por su mejor amigo? No, no, no y super no; no quería arruinar eso que ambos tenían y que tan bien se sentía; así que atendiendo las palabras del alfa tuvo un poquito cambio de actitud. Pero nada más allá de poner un pequeño límite en cuanto al afecto físico, JungKook ni siquiera notó algo. 

La vida de ambos siguió exactamente igual, pero sin ser tan pegajosos como anteriormente cuando eran niños.

Había disfrutado de poder volver a revivir estos recuerdos, casi pudiendo ser espectador cual película entretenida, pero había quedado con BoGum y aquello había hecho que tuviera que poner un fin a su sueño. Llevaba toda la tarde con ese chico.

-- A veces me arrepiento de haberte presentado a HanBin hyung. -- Le confesó con sus ojos clavados en el techo de su habitación, tumbado en la alfombra peludita que decoraba gran parte del suelo. 

-- No digas algo como eso, esto solo es un bache entre nosotros dos; pero también hemos pasado momentos muy buenos. -- Dijo el omega, que se encontraba sentado a su lado jugueteando con el gatito que su amigo tenía como mascota. Un gatito persa color gris que realmente Tae adoraba. -- Binie no es malo, pero estamos en un momento delicado, tú lo sabes mejor que nadie, él te ayudó mucho. -- 

-- Hyung me ayudó porque está un año más avanzado al mío y le ofrecían créditos por hacer de tutor para mi en una asignatura, no lo hizo por amor al arte; nunca mejor dicho. -- Bromeó, girando su rostro para ver como Kim sonreía mientras Lilo, su gatita, ronroneaba panza arriba para que le siguiera prestando atención. 

HanBin era estudiante de artes escénicas y cuarto año; BoGum igual pero de tercero, así fue como se conocieron. Al final lo que acabó por pasar es que TaeHyung la gran mayoría de días buscaba a su amigo después de las tutorías para merendar juntos en la cafetería de la universidad, así que poco a poco fue entablando más conversación también con el mayor, cada vez más, cada vez más hasta que un día en mitad de una de las clases privadas HanBin le pidió el teléfono del omega a BoGum. 

Aquello fue el principio de la pesadilla del beta. Cuánto se arrepentía. 

-- No tienes preocuparte, BoGumie. Yo también debo de entender un poco, supongo. Van a celebrar un cumpleaños y van todos sus amigos, ya habrá tiempo para celebrar lo nuestro. -- El castaño dejó de tener sus ojitos en el animal por un segundo para poder sonreírle directamente al contrario. -- ¿Cómo te fue esta mañana en el trabajo? -- Cambió totalmente de tema a propósito. 

-- Muy bien, hoy fue a comprarse ropa una señora mayor. Me dijo que a partir de ahora siempre iba a ir allí para que le aconseje yo, le gusta mi estilo. -- Dijo, dejando escapar una suave risa al final que se le contagió a Kim rápidamente. -- Trabajar y estudiar es algo un poco complicado, pero cuando me encuentro con gente tan agradable pienso que al menos no es tan malo. -- 

-- Ojalá ser rico y mantenerte a ti y a Lilo~ -- Canturreó el menor ahora acariciando la barbilla de la gatita, que mantenía sus ojitos cerrados estando en un estado de total relajación. A Tae le había costado bastante llegar a ganarse la confianza de la gatita, al inicio con los desconocidos era bastante tímida; sin embargo no agresiva o arisca, pero ahora nada más escuchar la voz del omega; ella misma correteaba hasta donde se encontrase, sabiendo que una gran tanda de mimos se avecinaban. 

El azabache rió, dejando de estar tumbado para ahora sentarse con su espalda apoyada en la cama. -- Pues la llevamos clara, amigo mío... estudiamos arte... -- Y aunque ambos se miraron con seriedad durante dos segundos, después rieron a carcajada limpia. 

-- Bueno, al final tú tienes más posibilidad de triunfar que yo. Eres guapo y tienes dotes de actor, es una profesión con la que podrías ganar un buen dinero... pero yo, bueno, ser fotógrafo no es la gran cosa para el mundo. -- Dijo encogiéndose de hombros, de cualquiera manera él sería feliz si podía dedicarse a eso y obtener un sueldo normal, de clase media; no le hacía falta mucho más para llevar una vida plena. 

El beta estuvo a punto de seguir con la conversación, pero el teléfono de su amigo se hizo sonar. La melodía de una de las tantas canciones de Conan Gray comenzó a escucharse, era el tono de llamada de TaeHyung. -- Perdón, hyung; un momentito. --

Con cuidado de no perturbar la tranquilidad de Lilo se colocó de pie y se fue directo hacia el balcón de la habitación de BoGum, descolgando la llamada tras haber leído el nombre de "Binie" brillar. 

-- Binie ¿Pasó algo, todo bien? -- Preguntó el castaño un tanto extrañado, su novio no era precisamente alguien que utilizase su teléfono a cada instante; menos cuando estaba de fiesta. Normalmente se olvidaba de que el aparato existía. 

-- Te llamaba antes de comenzar a beber. -- Le dijo, y TaeHyung podía distinguir de fondo la voz de muchas personas, música muy alta, muchas risas y algunas que otras palabras mal sonantes a gritos. -- Feliz un año y tres meses, Tae. -- Le dijo, el corazoncito de Kim se le estrujó dentro de su pecho. Era consciente de que si el alfa se encontraba haciendo esto, era porque sabía que se trataba de algo importante para él, no porque precisamente quisiera en realidad. 

HanBin se sintió completamente aliviado cuando escuchó la suave risita ajena resonar por el aparato. -- Felicidades a ti también, HanBin. Muchas gracias por llamar... ¿Lo estáis pasando bien? --  

-- Sí, bueno; ya sabes como son. Están bebiendo mucho así que solo decimos puras tonterías. Ayer por la noche te eché especialmente de menos, me hacías falta en esa cama. -- De nuevo escuchó al omega reír. -- No pienses que es una broma o algo así, creo que mi celo está cerca; me siento completamente revolucionado. -- 

-- Bueno, ya solucionaremos eso cuando llegue la fecha. -- Las mejillas del castaño dolieron repentinamente de tanto sonreír. En lo muy profundo de su ser sabía que él era un omega defectuoso ¿Un omega sin olor? ¿Qué mierda era aquello? Así que, que HanBin le dijera indirectamente que quería pasar ese momento con él una vez más, le devolvía la seguridad en si mismo. -- Te quiero mucho. -- 

-- ¿Más que a Min JungKook? -- Soltó de repente, y Tae tuvo que parpadear un par de veces para salir de su incredulidad. 

Después rió un poco, tomándolo como una broma. -- Oye, no metas a Koo en esto. Pásalo bien ¿Si? No quiero quitarte tiempo en tu fiesta. -- 

-- Lo haré. Nos vemos el lunes, también te quiero. Byebye. -- Y la llamada terminó. Desde luego TaeHyung no hubiera imaginado que por algún casual esto llegara a suceder, pero se alegraba de que HanBin al menos hubiera pensado un poquito en él. 

Todo iba a salir bien entre ellos, lo sabía. 

Pero ahora... ahora se había acordado de nuevo de JungKook. Su lobito, que descansaba tranquilamente en su interior; prácticamente echándose la siesta de su vida, abrió uno de sus ojitos, movió su colita de lado a lado con una felicidad automática al tan solo imaginar la carita del alfa con el que se había criado. "¿Qué estaría haciendo JungKook este sábado por la tarde?" 

El castaño volvió a entrar en la habitación, encontrándose ahora a BoGum de pie buscando algo en el armario. -- ¿Vas a salir? ¿Abandonas a tu omega? -- Dijo TaeHyung tirándose dramáticamente sobre el colchón de la cama de su amigo, y adivinad qué... Lilo siguiéndole en el proceso para acurrucarse junto a él. 

-- Lo siento, omega mío; llevo contigo más de 4 horas y quedé hace días con Lisa para ir a cenar, tenía que contarme no sé qué chisme de no sé quién. Vamos a cenar japonés. -- Le contó mientras sacaba varios pantalones, y aunque ahora mismo le parecía imposible... tenía que escoger uno. 

-- Ash, debes de presentarme a esa omega. Lleva siendo tu mejor amiga por años pero aún no me la presentas adecuadamente. -- Se quejó el moreno haciendo un berrinche infantil, abultando incluso sus labios. -- No es justo, tú conoces a JungKookie perfectamente, incluso a veces os habláis por chat individual, dime qué tipo de confianza es esa. -- 

El azabache giró ligeramente su rostro para mirarle con su ceja izquierda enarcada. -- Kim TaeTae, controla los celos con tu mejor amigo, cariño. -- 

-- No son cel- -- De nuevo, la melodía de la canción de Conan Gray resonaba por toda la habitación. Ahora el nombre que brillaba en la pantalla era otro complemente diferente, pero igual de inesperado "Miel".

Tae, con una sonrisa enorme en su rostro descolgó rápidamente la videollamada, acostándose bocabajo en el colchón pero apoyándose en sus antebrazos para poder estar erguido, dejando además el aparato apoyado en las almohadas para que se quedará vertical. -- ¡Koo! -- Saludó el feliz omega. 

-- Hola, hyung. Oh, esa es Lilo ¿Estás en casa de BoGum hyung? -- Inquirió extrañado, hasta donde él sabía el día de hoy era uno especial entre TaeHyung y su pareja, no hubiera esperado encontrarle en casa del amigo. 

-- Ahá, aquí está invadiendo mi espacio una vez... más... -- El beta se acercó a la pantalla para saludar al simpático alfa, lo que no esperó es que las palabras se le quedasen atoradas en la garganta ante la imagen que el otro regalaba. 

El joven tenía su teléfono apoyado en las taquillas de los vestuarios, se podía ver el cuerpo del alfa casi al completo mientras este se dedicaba a secarse. Sus cabellos oscuros alborotados, solo portando el bañador que usaba para entrenar. ¿Existían tantos músculos en el cuerpo? 

-- A la mierda, eres el mejor guerrero, que te canonicen, Kim TaeHyung. -- Fue lo que susurró el beta yéndose de nuevo para el armario, necesitaba encontrar la ropa adecuada rápido, porque hacer esperar a Lisa no era lo mejor que podías hacer en esta vida. 

-- ¡Hyung! -- Se quejó entre risas el de ojitos caramelo lanzándole un cojín al susodicho. 

JungKook, sin entender demasiado lo que había pasado ya que no había alcanzado a escuchar lo que el más mayor había dicho, simplemente rió contagiado por las carcajadas del omega que tenía frente a él a través de la pantalla. -- Te llamaba porque mis padres se van de cita romántica, me tengo que quedar un sábado por la noche en casa cuidando del grano en el culo que es mi hermano. -- Explicó dejando salir un suspiro dramático; "Tal para cual" pensó BoGum mientras seguía a lo suyo. -- Me preguntaba si mi querido mejor amigo me acompañaría en esta batalla o me abandonará solo ante el peligro de un alfa recién presentado. -- 

Con mucha emoción el de piel canela abrió sus ojitos y sus labios se curvaron totalmente hacia arriba. -- ¿Sunoo se presentó al fin? ¡No me lo puedo creer! ¡Es un alfa! -- 

-- Así es, ese niño es un alfa ahora. -- Dijo tomando la bolsa hermética que donde tenía guardado su shampoo y gel. -- Debo de ir a darme una ducha, acabo de terminar el entreno; aunque creo que eso es algo obvio. ¿Te paso a buscar cuando salga? Tardo 15 minutos como mucho. -- 

-- Vale, te espero en casa de hyung. Te acompañaré en esta batalla taaaaan intensa y problemática. -- Aceptó apoyando su carita en el colchón, provocando de esa manera que su mejilla se abultase aún más. 

El menor asintió alzando sus pulgares, luego despidiéndose y terminando la llamada. 

-- Bueno, aunque me hayas abandonado cruelmente; Miel va a venir a mi rescate. -- TaeHyung sonrió con sus belfos sellados, abrazándose emocionado a la gatita para poder esconder su sonrisita detrás de ella. 

"Ay, TaeHyung; si solo fueras un poquito más honesto contigo mismo... " Pensó el beta teniendo el outfit listo en sus manos. 




-- Sunie~ ¿Dónde está el jovencito alfa? ~ -- Fue lo primero que dijo TaeHyung al entrar en casa de los Min. Amaba molestar al pequeño como si fuera su propio hermano menor ¿El único problema? Que era recíproco. 

-- Aquí, en el sofá. A mi no me ha secuestrado nadie en una habitación. -- Dijo desde el salón, haciendo alusión a la presentación que pasaron los dos mayores juntos. Joder, hoy el universo quería recordarle aquello a TaeHyung por activa y por pasiva.

El castaño correteo hacia donde el pequeño se encontraba tras haberse quitado los zapatos lo más rápido posible. -- ¿A qué hueles? ¿A qué hueles? -- La emoción no se iba de su cuerpo, parecía que le habían chutado una dosis extra de energía, era un pequeño terremoto corriendo de aquí para allá por la casa. 

JungKook rió para sus adentros "Hyung nunca va a cambiar", pensó mientras colocaba sus propios zapatos y los de su mayor dentro del zapatero de la entrada, dejando todo ordenado como su padre YoonGi le había enseñado desde pequeño. Además, también dejó sobre este mueble sus llaves de la motocicleta, de la casa y ambos cascos, el de él y el de TaeHyung. 

-- Huele a canela, papi JiMin ha tenido que darle una pastilla para regular un poco su aroma porque todavía no sabe controlarlo... nos hemos despertado con el olor del mocoso por toda la casa. -- Esta vez JungKook se unió a la conversación, quedándose apoyado en el marco de la puerta de la sala, con sus brazos cruzados y una sonrisa divertida sobre sus belfos. 

-- Que pesados estáis los dos. ¿No tenéis que besuquearos o algo así? Estoy intentando ver el M Countdown de esta semana. -- Dijo molesto, abrazándose a uno de los cojines que decoraban el sofá para no tirárselo a alguno de los dos a la cara. 

Su lobito en su interior quería gruñir, pero aún no se sentía lo suficientemente valiente como para ello; así que simplemente estaba allí con las orejitas agachadas. 

-- Oi, Sunie solo bromeamos. -- Tae le regaló una pequeña sonrisa agachándose frente a él. -- ¿Qué quieres cenar hoy? -- 

-- ¿Cocinarás tú, hyung? -- Inquirió el albino mirándole con desconfianza, todo el mundo que conocía un mínimo a ese omega, era consciente de que la cocina no era precisamente su fuerte. 

-- Nop, pero obligaré a tu hermano a hacerlo. -- Respondió guiñándole su ojito derecho, y JungKook pudo escuchar como esos dos ahora reían chocando sus manos celebrando una ¿Victoria? 

Ahora mismo el alfa mayor se sentía como el hermano mediano, en esas situaciones en las que tu hermano mayor y pequeño se aliaban en tu contra. Bueno, en algún punto de la tarde había estado convencido de que traer a TaeHyung consigo le haría la noche más fácil, pero ahora no lo tenía tan claro ¿Por qué de repente se sentía un 2 vs 1? 

-- Entonces quiero que prepare Ramen ¡Pero no ese instantáneo! Hazlo bien, sabes como. --  Sunoo echó su cabeza hacia detrás para poder ver a su hermano, por supuesto otorgándole una sonrisita maliciosa, aunque solo estuviera bromeando. 

-- Te ayudaré, Koo; no te preocupes. Tendrás a tu pinche a tu lado. -- Kim se colocó de pie dándose un golpecito en el pecho con orgullo, con su sonrisa geométrica decorando su precioso rostro. 

-- ¿Eso supuestamente es una ayuda? ¿Me debería de sentir aliviado? -- Contestó achicando sus ojos de manera acusatoria, escuchando en seguida las quejas por la poca fé que tenían en él. -- Sí, sí, vamos a la cocina y veamos qué tanto puedes hacer. -- 

JungKook se puso en marcha con su mayor apenas yendo un par de pasitos más atrás suyo, parloteando sobre que después le iba a tener que pedir disculpas por no haber apostado por sus habilidades culinarias o no sabía qué. Mientras que había estado escuchando el discurso improvisado del de piel canela, la pregunta que llevaba haciéndose desde la videollamada interrumpió de nuevo en su mente. 

-- Tae, por qué en el día de hoy... no estuviste con él. -- Inquirió en tono tranquilo, a pesar de que le había interrumpido y cambiado de tema de forma inesperada. JungKook no era para nada alguien intimidante, aquello era algo totalmente opuesto a cómo sus padres; JiMin y YoonGi le habían criado. 

La pareja siempre buscó darle los mejores valores a sus dos hijos, dar miedo a los demás o molestar a las personas por cualquier razón estaba completamente fuera de lo que les habían inculcado. 

-- No era nada importante, Koo; todo está bien. -- Contestó el otro a media voz, dirigiéndose directamente hacia el cajón donde sabía que la familia Min guardaban los delantales. No queriendo darle importancia tomó dos y siguió como si una conversación no estuviera en curso.

Aún así, lo que JungKook si era, era insistente.

-- Te vi. Te vi emocionado por la supuesta tarde de museos, por vuestra cena en ese restaurante japonés. No me digas que no era importante, no me mientas... no a mi, no puedes y lo sabes. -- Murmuró de igual manera, mientras tomaba de las manos ajenas el delantal verde menta que él iba a usar.

Ambos se miraron directamente a los ojos, Kim perdiéndose de forma involuntaria en esos orbes oscuros que tanto brillaban. 

Sí, ese alfa tan observador tenía toda la razón del mundo, pero no quería ponerse a llorar entre sus brazos, no quería parecer una víctima en todo esto. Su novio solo estaba pasándoselo bien en un cumpleaños y ellos podrían ir al museo el próximo fin de semana, aunque en ese entonces la exposición de Monet no estuviera disponible, que era a la que querría haber asistido. 

Después de unos segundos, los cuales ninguno de los dos pudieron percibir si fueron demasiados o escasos; JungKook pudo apreciar como las comisuras ajenas se alzaban apenas un poquito con la intención de tranquilizarlo. --Tranquilo, Miel; está todo correcto. -- Le susurró. 

TaeHyung estaría eternamente agradecido, porque ese alfa tenía un instinto protector con él que era llamativo para cualquiera; y para alguien que se había sentido tan desprotegido desde que era un niño, como era el caso de Kim... este comportamiento le hacía sentir querido y apreciado. 

Sus padres no habían tenido tiempo para él jamás, le querían y él lo sabía, pero no habían estado presentes. Aún así, JungKook lo estuvo, en cada momento de su vida, ese chico de cabellos oscuros estuvo para protegerle y animarle a seguir con todo (A pesar de que era el pequeño de los dos). 

El lobito de Tae dentro de su interior se colocó panza arriba moviendo su colita con rapidez, regocijándose en ese aroma que tanto amaba que ahora inundaba la cocina por el sentimiento preocupación. 

-- Vale, te creo. Confío en ti esperando que tú también lo hagas en mi. Si pasase lo que sea con ese estup- -- TaeHyung le pellizco; o más bien intentó pellizcar, su duro abdomen ante el insulto. -- Si pasase lo que sea con HanBin hyung, me contarás ¿Vale? -- Dijo corrigiéndose mientras enredaba su dedo índice en uno de los bucles castaños del contrario con delicadeza. 

-- Te lo prometo. -- Contestó, siendo totalmente sincero con el joven. Con cuidado, TaeHyung volvió a quitarle de las manos el delantal menta, siendo él quien le ayudara a colocárselo, haciéndole los lazos en su cuello y su cintura. -- Listo, JungCook. -- 

-- En qué momento mi cocina se convirtió en el club de la comedia. -- Y a pesar de que era el peor chiste que había escuchado jamás, una risa honesta se escapó entre sus belfos. 

No pudiendo contenerse empujó con mucha suavidad al omega con su cintura, escuchando como este se carcajeaba de su horrendo chiste. 

Estos momentos realmente le daban la vida. 



¡Hola, angelitos míos! Segundo capítulo de esta historia. Espero que os haya gustado, habéis podido conocer un poquito más a los demás personajes. 

Estoy activa en instagram, interactuando con ustedes, compartiendo videos de los chicos y preguntando cuando tengo duda sobre qué actualizar, así que si queréis ser partícipes de todo esto el usser es @kittty_ri

Os quiero mucho. Cuidadse ¿Si? Kissuu~~. 120823.

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