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004. the right girl

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CAPÍTULO CUATRO
▬  ❝ la chica correcta ❞  ▬

















[+10 comentarios y +40 votos en este apartado para el cap 005.]








RODEE LOS OJOS AL VER QUE BELLA IGNORABA LO QUE LE DECÍA, no se dignaba a hablarme y creía que yo era la que debía acercarse para aclarar lo que sea que haya ocurrido. ¡Ni siquiera se que fue lo que le molestó! Todo fue peor después de llegar del hospital, mi papá se molestó al saber que ella había decidido volver a casa sin mí y obtuvo un buen regaño, a partir de esa noche no volvió a dirigirme la palabra ni para insultarme, solamente miradas, de esas miradas que hasta te sentías la más fea de las escorias que han pisado este mundo.

—¡Bien! Entonces has lo que quieras —dije antes de bajar de la camioneta y azotar la puerta en el transcurso.

Al mismo tiempo que el enojo crecía en mi interior, la tristeza igualmente lo hacía. Quería a mi hermana de vuelta, pero su curiosidad por Edward crecía y crecía más y más. Lo último que llegó a comentarme fue que sus ojos habían cambiado de color de un día para el otro y que su actitud había mejorado.

Tengo la leve sospecha que ella quiere hablar con los Cullen también, quizás para acercarse a Edward de algún modo, pero ignorándome no creo que lo consiga.

O quizás no es por eso y simplemente hice algo que le molesto, una de dos.

Cambié mi rostro a uno aparentemente más contento y caminé hasta donde mi querida Sam se encontraba de espaldas contra su abollado auto, con su par de auriculares puestos.

Me coloqué a su lado y quite uno de sus auriculares para que me escuchara llegar, pase un brazo por sus hombros y le sonreí.

Ella repitió mi acto, sospechosamente, pero repitió mi acto. Quizás era todo un libro abierto para ella y lograba leerme con facilidad.

Quito su otro auricular y los dejó que colgaran por su cuello, y cuando vi que abría su boca para decirme algo, Mike Newton apareció en nuestro campo de visión.

—¿Cómo te ves? ¡Estas viva! —alce una de mis cejas. Eso sonaba ridículo: estaba claro que seguía viva, no estaba abrazando a un zombie.

—Si. Falsa alarma, supongo —respondió mi amiga, con una pequeña sonrisa.

—Eh Sam, quería preguntarte si... —mordisquee mi labio al saber muy bien lo que venía ahora. ¡Ja! Era muy obvio y estaba que temblaba del miedo como gelatina—. Falta un mes, pero... —mire de reojo a mi amiga, dándome cuenta que miraba a las espaldas del rubio, en donde estaban cuatro de los Cullen, entre ellos, cierto rubio que aparecía misteriosamente en mis sueños—. ¿Quieres ir al baile de graduación conmigo? Así que... ¿qué dices?

Pellizque a Sam para que reaccionara, esta frunció el ceño, confundida—. ¿Sobre qué?

Reí por lo bajo ante esta graciosa situación, provocando que Sam me lanzase un codazo de manera muy poco disimulada.

—¿Quieres ir? Al baile. Conmigo.

Una suerte que nadie me invita, digo, que vergüenza rechazarlos.

—Yo... no, no es buena idea para mi. Ah, además estoy ocupada ese fin de semana. Viajaré a Los Ángeles.

—¿No puedes ir otro día?

Volví a carcajearme por lo bajo, esta vez recibiendo un golpe mucho más fuerte que me hizo soltar una mueca.

—Es que yo... no me di cuenta y compré un pasaje no reembolsable —él comenzó a asentir, luciendo avergonzado por haber sido rechazado—. Pero deberías preguntarle a Jessica. Se que quiere ir contigo.

—¡Vamos, chicos! Hora de irnos. ¿Qué es verde? Bien.

Sam nos hizo una seña para que empezáramos a avanzar en dirección al autobús.

—Que mala, no es bueno decir mentiras —susurre en su oído de manera burlona, adentrándome al gran y amarillo camión.

Sam rió—. Así me ahorro el odio de Jessica, suficiente tengo con las miradas de tu hermana.

Suspire y asentí, sentándome en uno de los asientos traseros del lado de la ventana, viendo como Bella mantenía su mirada sobre mi antes de fruncir el ceño y sentarse junto a Jessica—. Créeme, estamos igual.

CUANDO LLEGAMOS AL LUGAR DEL INVERNADERO, todos bajamos de los dos autobuses y entramos a dicho lugar, olía realmente bien y me fascinaba ver tanto color verde a donde sea que mirara.

—Parece que le gusta estar aquí —di un respingo en mi sitio al oír una voz completamente distinta a la de Sam. Según yo, antes de que me perdiera en el encanto de la naturaleza, tenía a una chica junto a mi, ahora tenía a un chico de cabellos rubios a mi lado, divertido ante tal susto que me metió—. Hola para usted también, señorita.

Pase mis manos por mi rostro, en un vano intento de ocultar mi sonrisa de nervios—. Tendré que ponerte una campana, así no vas a asustarme si te aparecer de repente.

Seguimos caminando hombro con hombro en la fila. Alice y Aston iban frente a nosotros, podía vislumbrar la sonrisa de Alice al mirar de reojo en nuestra dirección, era extraño. Luego de ahí estábamos nosotros dos y para cerrar esta pasarela Cullen detrás de nosotros iban Sam y Edward, parecían muy introducidos en su propia plática como para notar que los miraba.

—Edward comentó algo sobre qué no asistirá al baile.

Sentí que mi saliva se iba por otro lado pero alcancé a reprimir mi tos. ¿Y ese chismoso como sabía lo que pensé?

Abrí mis ojos de par en par—. ¿Y tu hermano como es que lo supo?

—No es correcto responder una pregunta con otra, señorita —entrecerré mis ojos en su dirección.

¿Sabrá mi nombre o por eso me llama señorita?

—Pues no, no tengo pensado asistir —me sinceré, encogiéndome de hombros.

—¿Por qué?

—Supongo que no me interesa el asunto como al resto de chicas —bromee—. Además, me hace falta pareja, no es importante, pero supongo que sería deprimente si mis amigas van y se divierten con sus parejas y yo estoy en una esquina viendo que llevaron de comida.

—Eso es... wow —la expresión en su rostro se aligeró, como si un peso se quitase de sus hombros.

—¿Y qué hay de ti, señor cara de pocos amigos? —alzó una de sus cejas en mi dirección, quizás al oír su improvisado apodo—. ¿Ya tienes pareja para el baile?

—No, no aún —contestó de forma simple Jasper, encogiéndose de hombros mientras metía sus manos a su chaqueta.

—Supongo que chicas no te faltan, entonces, ¿qué esperas para invitar a alguna de ellas?

Detuve mi andar y lo mire. Sus ojos dorados se posaron sobre los míos y fue entonces como si mi mundo se detuviese de un segundo a otro. En aquel momento mi corazón comenzó a ir más de prisa y tenía cierto temor de que fuera notorio. Eran tantas y tan raras emociones que él me producía que no podía describirlas.

—A la chica correcta.

Sentí que la comisura de mis labios se elevó ligeramente al ver que las de él también lo hacían. La tranquilidad que me transmitía estar cerca de él me fue suficiente para asentir y seguir con mi camino, aún teniendo esa sonrisa boba y mi mirada en el suelo para esconder mis mejillas rojas. Él me siguió.

—¡Vamos, continuemos por aquí!

UNA VEZ EL RECORRIDO TERMINÓ, todos salimos del invernadero, un par de personas jugueteando con algunos gusanos que habitaban dentro de uno de los contenedores.

Fruncí el ceño al ver como mi melliza hablaba con Edward junto al autobús, creí que él estaba con Sam. El chico se notaba molesto y Bella llevaba consigo un semblante de confusión.

Alice y Aston, quienes estaban yendo hacia ellos, los interrumpieron. Metí mis manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta y caminé en dirección a ellos.

—Hola, ¿Vendrás con nosotros? —le preguntó Alice a Bella.

—El autobús está lleno —respondió Edward.

Alice miró apenada a Bella y tomando de la mano a su pareja subió al autobús, Bella me miró de reojo antes de encaminarse hacia el segundo autobús y sin más subió sin esperar al resto.

Sentí como dos personas se posaban a mis lados. A mi derecha verifique que se trataba de Jasper y a mi izquierda se encontraba Sam, igual con sus manos dentro de su chaqueta.

—Iré con Bella —solté en un pequeño suspiro.

—Está bien —contestó Jasper—. Nos vemos luego.

Se despidió de ambas con una media sonrisa.

—Te veré allá entonces, Lex —me sonrió Sam, antes de darme un ligero apretón sobre mi hombro.

Le sonreí y sin más comencé mi camino en dirección al autobús en el que mi hermana se había subido momentos atrás.

Termine de subir los escalones del enorme y amarillo automóvil y no tarde mucho en localizar donde se encontraba mi melliza, por lo que en seguida fui a sentarme a su par.

—¿Ahora que ocurrió? —inicie la conversación, dándome cuenta que si yo no hablaba ella no lo haría.

Bella mantenía la cabeza abajo, eso me preocupo. A pesar de estar sin hablarnos seguía siendo mi hermana y de alguna forma siempre iba a importarme.

—Nada —contestó ella, muy a la defensiva.

Fruncí el ceño—. Oye, tranquila Bells. Solo te quiero ayudar, eres mi hermana y...

—No necesito tu ayuda —masculló Bella, mirándome seria.

—No quiero armar un escándalo en este lugar, Bella —murmure en un tono suave, intentando calmarla.

—Entonces no lo hagas y vete de aquí —exclamó, logrando que algo dentro de mí doliese.

Nunca me había pedido algo así, jamás.

—Como tú quieras —murmure levantándome del sitio y encaminándome hacia los asientos traseros del autobús, dejándola sola.

Me senté y observe desde mi sitio como todos los estudiantes se subían al autobús. Angela me vio, sonrió, y se encaminó para sentarse a la par mía. Pestañee un par de veces para quitar el rastro de lágrimas retenidas en mis ojos para aparentar que todo estaba bien.

Cuando en realidad, absolutamente nada lo estaba.

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