002. miss
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↯ CAPÍTULO DOS
▬ ❝ señorita ❞ ▬
[+30 comentarios y +70 votos en este apartado para el cap 003.]
ME ADENTRÉ AL AULA DE CÁLCULO CON LA CABEZA PUESTA SOBRE MIS TENIS, pensando en porque Sami salió así de rápido de la cafetería tras la entrada particular de los Cullen. Mire mi comprobante de asistencia y se lo entregue al profesor sentado en la silla detrás del escritorio.
—Una de las chicas Swan —murmuró el profesor, tomando el comprobante para darle un vistazo antes de dejar su firma ahí—. Aquí tienes —tome el papel y lo guarde en el bolsillo de mi pantalón antes de mirarlo nuevamente—. Toma asiento junto al chico Cullen, Jasper.
Mierda. Fue lo único qué pasó por mi cabeza al oír aquel nombre salir de su boca.
Mis ojos se posaron sobre los de él y me percaté de que estos ya me habían estado mirando antes. Trague en seco automáticamente, ¿es cosa mía o él maestro acaba de cometer mi propio reprobatorio a su materia?
—La clase va a comenzar, bienvenida Alessia.
No. Sin duda no era una muy buena bienvenida. Ese chico era un adonis por donde lo viese, estaba más que claro que mi vista no iba a estar en el pizarrón. Justo en calculo.
Mi ola de nerviosismo interno mataba cada uno de mis pensamientos buenos y los convertía en pensamientos acerca del rubio. No, no pienses eso, no es un juguete sexual, es un ser humano.
Esa misma ola de nervios desapareció sin dejar rastro en uno de mis pasos, causándome desconcierto: ahora era la calma la que reinaba dentro de mí y aquella sensación era realmente muy agradable.
—Hola —atiné a decir apenas y llegué a los asientos, mirando al chico con una ligera sonrisa.
Sonrisa que me dirigió a mi también, o bueno, más o menos—. Hola.
Asentí. ¿Por qué solo asentí? No lo sé, pero me sentía patética por ello.
Me senté sobre la silla junto a él y dejé que mi mochila se rescátales por todo mi brazo hasta llegar al suelo en donde la deje. Crucé mis brazos sobre la gran mesa –ni tan grande tampoco– y deje que mi cabeza se fuera hacia delante, provocando que mi cabello hiciese lo mismo.
Apenas iban algunos minutos de clase –yo le calculaba unos treinta al menos– y yo estaba verdaderamente perdida: espero que a mi hermana le esté yendo ahora mismo mucho mejor que a mi.
Un suspiro lamentero abandonó a mis labios y coloqué todo mi cabello hacia mi lado derecho, estresada. ¿Desde cuando a los números se le agregan letras y símbolos extraños? ¡Yo me quede en las divisiones, multiplicaciones, sumas y restas!
Y digamos que la compañía junto a mi no lo hacía para nada fácil.
—No sé si soy yo, pero puedo sentir que no esta entendiendo nada de esto, señorita —una voz a mi lado logro que mirase en esa dirección, haciendo que mi atención se enfocara en Jasper, el rey de roma de mis pensamientos.
Escondí mi rostro entre mis manos, solo dejando un pedazo abierto entre estos para mirarlo—. ¿Soy muy obvia, cierto?
—O yo soy muy observador —un bufido se escapó de mis labios repleto de frustración—. Nadie entiende a la primera, mucho menos cuando se trata de calculo.
—Es solo el primer día y veo chino ahí —una sonrisa pequeña iluminó el rostro deprimente del muchacho, el verlo sonreír era maravilloso. Tenía los dientes perfectamente alineados, de un blanco que lograba deslumbrar—. Y pronto veré portugués, ya verás.
Jasper soltó una pequeña risa antes de mirarme—. Entonces aprenderá más idiomas que matemáticas, señorita.
Una sonrisa divertida abandonó a mis labios.
—Supongo que es reconfortante.
—Debería serlo —no despegó su mirada de la mía, y yo decidí tampoco hacerlo. Era demasiado fácil entablar una conversación con él, no podía ni siquiera explicarlo, pero podía respirar con paz estando aquí.
Entonces, comencé a detallarlo ahora que lo tenía mucho más cerca de mi.
Su piel era totalmente pálida, muchísimo más blanca que la mia incluso, asemejándose al mármol. Hasta ese momento, no creía posible algo como aquello. También pude percibir que no había ni una sola imperfección en su tez, ni un lunar, una peca o alguna marca de acné o grano. Las facciones de Jasper eran angulosas, pero bien matizadas, encantadoras; me daban de estirar mi mano hacia su rostro y deslizarla por la curvatura de su mandíbula.
Sus ojos tenían un ligero tono oscurecido bajo ellos, como si no hubiera podido descansar nada por la noche, los surcos solo intensificaban el tono dorado de sus irises, que me parecieron tan brillantes como un par de estrellas en una noche oscura: relucían preciosos con las desordenadas ondas de cabello miel que llegaba hasta su cuello.
Hubiera podido seguir detallándolo si no fuese por el sonido del timbre que retumbó por todo el salón, dando por finalizada la clase. Aleje mi mirada de él con las mejillas tan rojas que pudiese apostar que podría ser fácilmente sangre saliendo de estas.
Tome mi mochila y comencé a guardar mis cosas, sintiendo todavía su mirada sobre mi, cosa que seguía aumentando mi nerviosismo y mi vergüenza. ¿Estará dándose cuenta de algún grano en mi rostro? ¿O algún moco está saliéndose de mi nariz?
No me espere más y colgándome la mochila sobre el hombro salí a paso rápido del salón, oyendo un vago "hasta luego" por parte de Jasper, a quien ni siquiera volví a mirar.
—TE LO DIGO ENSERIO, ALEX, ESE CHICO ME MIRÓ CON ASCO TODA LA CLASE DE BILOGÍA —mire a mi hermana con una de mis cejas alzadas, sin creerlo del todo—. ¡Creí que yo era la que apestaba! Pero no, no era yo, él era el extraño.
—O quizás solo... tenía el estómago revuelto y tenía ganas de vomitar por ello —inquirí en voz baja, mientras bajábamos de la camioneta y notaba que el auto de policía de papá ya estaba aparcado fuera de la cafetería en la que nos había citado—. No creo que deberíamos... hm, digo, no deberías tomártelo tan personal.
—No es que me lo tome personal, simplemente...
La codee y le hice una seña con mi dedo sobre mis labios para que se callara mientras jalaba la puerta de la cafetería para adentrarnos a esta. No tardamos en encontrar a papá sentado en una de las mesas del fondo, haciéndonos una seña para que nos acercásemos a él.
Así lo hicimos. Nos sentamos y no tardamos en ordenar algo para comer.
Sorprendentemente la comida llegó casi tan rápido como la ordenamos, así que diez de diez a este servicio, más de cinco estrellitas garantizadas.
La mujer de tez morena y cabello negro con ondulaciones nos dejó nuestra comida frente a nosotros, mientras nos sonreía a mi hermana y a mi.
—No puedo creer cuánto han crecido ambas —sonreí tímida—. Y están tan hermosas.
Un hombre llegó por detrás de la mujer y no tardó en sonreírnos a mi hermana y a mi.
—Hola, Bella, Alex.
Me removí incómoda en mi silla ante aquel hecho: no estaba acostumbrada a que todos me conociesen pero yo no conociese a nadie.
—¿Aún se acuerdan de mí?
Bella y yo nos miramos al oírlo hablar antes de girarnos hacia papá y volver la vista al hombre frente a nosotras.
—Una vez hice de Papá Noel —el hombre rio junto a su mujer, mientras que yo metía una papa a mi boca para disimular un poco mi nerviosismo al no saber que responder.
—Waylon, la última Navidad que pasaron aquí fue cuando tenían cuatro años —intervino papá, viendo como casi me atragantaba con las papas.
Palmeó mi hombro y me sonrió por lo bajo, gesto que agradecí sonriéndole igualmente pero con la boca cerrada: no voy a enseñarle toda la comida al pobre.
—Pero apuesto a que se acuerdan de mi, ¿no? —insistió él.
—¿Quién podría olvidar? —jugó la mujer, luciendo divertida, sacándome una risita pequeña.
—A los pequeños les encanta...
La mujer no lo dejó terminar, ya que lo jaloneo del brazo y lo alejó de la mesa—. Deja que las muchachas coman su hamburguesa, Waylon —una vez logro que el hombre se fuese se acercó de nuevo a nosotras—. En cuanto terminen, les traeré su postre favorito. Pastel de fresa y pastel de chocolate con gomitas en vez de chantillí —sonreí mientras que asentía múltiples veces: esa idea me gusta—. Su padre come de ambos todos los jueves.
—Gracias. Me gustaría.
—Pues yo encantada, si.
La mujer nos dedicó una última sonrisa antes de ir hacia donde estaba la cocina, dejándonos solos a los tres de nuevo.
—ASÍ QUE, SI TODO SALE BIEN EN LAS PRUEBAS, PUEDE QUE NOS MUDEMOS A FLORIDA —seguí llevándome más gomitas a la boca mientras oía a mi madre hablar del otro lado de la línea, fruncí el ceño hacia Bella un tanto confundida al oír un "Inserte $1.25".
—Mamá, ¿y tu celular? —inquirí en voz alta, sonriendo divertida igual que Bella.
—No se rían —advirtió, cosa que sin duda me causaba aún más risa que antes—. No perdí el cargador. Huyó. A los gritos. Soy un repelente para todo lo tecnológico.
—Te echamos de menos —habló Bella, quien realizaba su tarea sobre su cama, mientras yo me encontraba en el suelo junto a esta, con la espalda recargada en su cama.
—Yo también las echó de menos, amorcitos —metí otro puñado de gomitas a mi boca, sonriendo al oír a mi mamá—. Cuéntenme sobre la escuela. ¿Como son los chicos? ¿Las tratan bien?
Hice una mueca al oírla hablar. Pues que me hagan sonrojar y que se den cuenta de que me hacen sonrojar no creo que sea un avance: mucho peor cuando no me dice nada y me hace creer que tengo un moco en la nariz.
—Bueno... —vaciló Bella—. Son todo muy cordiales.
—Oh-oh —alce una ceja hacia mi hermana, ¿pensaba contarle sobre ese chico que actuó como si apestara? No creo que sea buena idea—. Dímelo todo y luego vas tú, Alessia, soy tu madre y se cuando algo le sucede a mis hijas.
Mi mueca aumentó su tamaño.
—No importa —aléganos mi melliza y yo al mismo tiempo.
—Claro que si, queridas.
—Tenemos mucha tarea —hablé, dejando la bolsa vacía en el suelo para después ponerme de pie y inclinarme hacia mi hermana para hablar a través del teléfono—. Te llamamos luego.
—Las quiero mucho —lleve una mano a mi pecho, conmovida.
Verdaderamente extrañaba a mamá.
—Y nosotras a ti.
Mamá colgó al oír nuestra despedida y suspire, mientras me giraba hacia mi melliza, que lucia bastante pensativa.
—Si sigues pensando en el Cullen tu cerebro va a explotar —canturree en broma, comenzando a caminar hacia la puerta de su recámara.
Bella frunció el ceño con una sonrisa, la había atrapado con su mente en ese chico—. ¿Yo? No, no estaba... solo es extraño como actuó conmigo.
—Somos pubertos, cariño, en esta etapa nada es normal —rodee los ojos y me recargue sobre el marco de su puerta—. Pero si aquello te es inquietante, ¿porque no lo hablas con él?
—Si, si, lo voy a hacer.
¿Mis consejos? Uff, los más efectivos. Creo que pronto voy a cobrar por darlos.
+30 comentarios y +70 votos en este apartado para el cap 003.
——— AUTHOR'S NOTE. jasper siendo un caballero con alex me da mil años de vida, basta, apenas inicia la historia y ya los amo😭🙏🏻.
recuerden, voten, comenten y compartan la historia para que así crezca esta pequeña gran familia💕
eso es todo travesuritas, soooooo
-✨Travesura Realizada✨-
Majo P.
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