25
Peter quedó estático en su lugar, a su lado estaba Tony que también se quedó pasmado mirando una radiante luz azul.
—Lo hicimos —murmuró Peter aún sin creerlo.
—Lo hicimos —repitió Tony con el mismo tono— estabilizamos el portal.
La habitación quedó en silencio absoluto. Todos miraban el portal, que estaba abierto y luego vieron que VIERNES les mostraba un holograma con un punto que brillaba cada cierto tiempo.
—Es Rose —fue Pietro el que habló esta vez— ese es el rastreador de Rose, ¿cierto?
Todos miraron a Tony expectantes hasta que el hombre asintió una sola vez.
—Es ella —sus ojos estaban a punto de llenarse de lágrimas pero no era el momento. Aún debían traer de regreso a Rose. En su lugar se aclaró la garganta y miró a los presentes— Parker, niño Maximoff. ¿Qué esperan para ponerse sus trajes? Es su turno. Justo como lo planeamos.
Tony no había terminado de hablar cuando los dos chicos habían salido corriendo. Peter fue el que más tardó en regresar pero no fue su culpa, Pietro era demasiado rápido.
Banner les entregó un brazalete que les mostraría la ubicación en tiempo real en la base. También les entregó uno para Rose junto con un intercomunicador y una cámara mini para cada uno. De esa manera estarían al tanto de la situación desde la base y mandarían refuerzos en caso de ser necesario.
Peter y Pietro quedaron de pie frente al portal, esperando a que les dieron la indicación de entrar. Estaban impacientes pero si lo habían soportado por más de un año, podían esperar algunos segundos.
Los demás tomaron sus respectivos lugares. Wanda, Natasha, Clint y Steve serían los primeros refuerzos en caso de que algo estuviera mal. Detrás de ellos entrarían Strange, Thor, Scott y Bucky.
Tony y Banner eran los únicos que no se podían mover de sus lugares pues si algo salía mal, sólo ellos tendrían la capacidad de arreglar la máquina.
—Perfecto —habló Tony por el intercomunicador— pueden entrar.
Peter y Pietro se miraron. Ambos asintieron una sola vez y entraron por el portal. No lucía como el primero, por el que entró Rose. Pero sabían que los llevaría al mismo lugar.
Estaba todo oscuro y en un bosque. Miraron hacia atrás, el portal había desaparecido.
—¿Me escuchan? —era la voz de Banner.
—Fuerte y claro —contestó Pietro.
Todos en la base soltaron un suspiro de alivio.
—Aquí también los podemos escuchar y ver con claridad. Apagamos el portal para que no llame la atención, recuerden que los brazales les van a indicar en qué posición se abrirá nuevamente. El punto azul es el portal... el rojo es Rose.
—Entendido —fue Peter esta vez el que habló.
—Entonces sigan con precaución. Recuerden que es una misión de extracción, traten de no meterse en problemas.
—No puedo prometer eso. Mi segundo nombre es problemas —bromeó Pietro. Aunque en el fondo no era realmente una broma.
—Solo... traigan a Rose —murmuró Tony. Tratando de no perder la cabeza. Si por él fuera, estaría en ese lugar buscando a su hija pero no podía confiar en los idiotas de sus compañeros si algo le pasaba a la máquina.
Comenzaron a caminar. Pietro no quiso usar su velocidad aún hasta saber que todo estaba en orden. Pero vieron fuego a lo lejos y algo parecido al sonido de una batalla.
Definitivamente habían llegado en un momento complicado.
•••
Rose sentía que se quedaba sin aire mientras corría junto a Fred y George. Los tres estaban a mitad de una batalla contra cinco mortífagos y aunque iban ganando, ya habían peleado contra otros y necesitaban un respiro. Un respiro que el enemigo no les daría.
La chica sentía un gran dolor en alguna parte de su cuerpo. No estaba segura de si era el golpe que se dio en la cabeza o cuando la arrojaron contra unos escombros y tal vez se rompió una costilla. En ese momento no le importaba tanto, estaba peleando por sobrevivir.
Pero las cosas iban de mal en peor. Aunque al principio llevaban la delantera, esos mortífagos comenzaron a ser cada vez más. Hasta el punto en que lograron separarlos.
Fred tomó la mano de Rose para comenzar a correr. George no estaba a la vista pero esperaba que estuviera a salvo.
De alguna manera llegaron a las mazmorras entre batallas. Era gracioso, tomando en cuenta que al comienzo de la batalla estaban en lo más alto de una torre.
Rose sintió que un hechizo la golpeaba y terminó en el suelo sintiendo que algo dentro de ella se desgarraba. Fred se enfrentó al mortífago que atacó a Rose y rápidamente se acercó a la chica para asegurarse que estaba bien.
Pero en ese pequeño descuido, otro mortífago se acercó a ellos por detrás. Listo para matar a Fred. Rose estaba tan adolorida que no se percató de aquel mortífago.
El mortífago estaba listo para ocasionar una gran explicación que en realidad logró pero no llegó a Fred o Rose.
Algo parecido a un rayo azul atravesó los ojos de todo el mundo. Rose sintió que alguien la cargaba en brazos y cuando se dio cuenta, estaba lejos de la zona de batalla pero no sólo eso. Fred y Pietro estaban a su lado. Suspiró aliviada.
Un segundo.
Debía estar muerta.
¿Vio a Pietro y Fred frente a ella?
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se arrojaba a sus brazos con mucho dolor. Pietro la recibió con los brazos abiertos y la presionó contra su cuerpo con fuerza.
Era ella. Realmente era ella. Todos en la base suspiraron aliviados al ver que había encontrado a Rose. Tony sintió que su alma regresaba a su cuerpo. Estuvo a punto de enviar a todos los refuerzos posibles en el momento en que se dio cuenta que estaban a mitad de una batalla.
Pero Pietro y Peter le aseguraron que ellos podrían manejarlo.
Cuando Rose y Pietro se separaron, Rose tomó al hombre de las mejillas y unió su frente con la de él. Era real. Realmente estaba allí.
—Perdón Rose. Perdón. Perdón. Perdón —comenzó a repetir con la voz rota. Se había sentido tan culpable desde el momento en que Rose había atravesado ese portal y ahora mismo todos esos sentimientos regresaron como una fuerte ola.
—No, cariño —le habló Rose con suavidad, esta vez ella también tomó las mejillas de su contrario— nada de esto fue tu culpa. Absolutamente nada.
—Pero yo... —
—No es el momento —lo interrumpió— estamos a mitad de una batalla. Por favor ayuda a cuantos puedas.
Pietro asintió.
—Es verdad. Lo siento —se puso de pie y ayudó a Rose a ponerse de pie también. Luego miró al pelirrojo que seguía un poco conmocionado.
En un segundo estuvo a punto de ser víctima de una explosión y al siguiente segundo estaba al otro lado del castillo. Era como haber hecho una aparición pero más extraño.
—Gracias por salvarme —murmuró Fred.
Pietro le sonrió y también le ayudó a ponerse de pie.
—Cualquier amigo de Rose es mi amigo mío.
Rose sonrió aún más si es que eso era posible. Pero luego recordó algo.
—¿Y Peter?
Pietro se estaba preparando para volver a correr.
—Oh... en realidad debe estar arriba. Nos separamos para buscarte luego de entrar al campo de batalla.
Los ojos de Rose se iluminaron con emoción. Peter estaba allí. En algún lugar. Buscándola a ella.
—Bueno. Regresemos a la batalla —dijo Fred.
Y los otros dos asintieron pero de pronto una sensación extraña llegó a sus cabezas. Como si alguien se estuviera metiendo en su cerebro. Fue una horrible sensación.
Y entonces escucharon la voz de Voldemort. Ordenando a sus tropas que se marcharan pero Harry debía entregarse.
En un segundo todos los mortífagos desaparecieron. Pietro no tenía ni idea de qué ocurría pero siguió a Rose y Fred cuando comenzaron a caminar.
Los tres llegaron al gran comedor, donde todos se estaban reuniendo y a donde llevaban a los fallecidos y heridos en batalla. Era una escena realmente devastadora.
Rose tomó a Pietro de la mano y él le dio un apretón. George apareció de pronto para abrazar con fuerza a su hermano.
—Vi la explosión de lejos —murmuró— y creí... creí lo peor.
—Todo está bien, Georgie... no Rea desharás de mi tan fácilmente.
Ambos rieron y se fueron directamente hacia su familia. Aún debían esperar a que llegara arón para que todos estuvieran juntos de nuevo.
—¡Ayuda! —Rose definitivamente reconoció esa voz— tengo un hombre herido aquí mismo.
Volteó hacia la entrada donde Peter Parker entraba, un hombre se sostenía de los hombros de Peter. Era Remus pero su pierna sangraba.
Rose se quedó pasmada. Peter se había quitado su máscara por lo que podía ver a la perfección su rostro. Y se sintió... como si una estampida de elefantes corriera dentro de su estómago.
Como si se diera cuenta por primera vez lo mucho que amaba a ese hombre.
La enfermera se acercó a Peter y le indicó dónde debía llevarlo. Detrás de ellos iba una muy preocupada Nymphadora que tomó la mano de su esposo en cuanto tuvo la oportunidad.
Luego Peter sonrió satisfecho por haber ayudado a una persona y comenzó a mirar todo a su alrededor.
Sus ojos dieron con los de Rose y simplemente... sintió que todo su universo explotaba.
Estaba allí. Frente a él. A un par de metros. Era real, realmente era ella.
Ninguno pudo moverse.
—¿James? —aquella voz la sacó de sus pensamientos y vio a la profesora McGonagall dirigiéndose a Pietro.
Pietro frunció el ceño.
—En realidad me llamo Pietro.
La profesora parecía sorprendida, como si hubiera visto a un fantasma. Y eso que había muchos fantasmas en el castillo.
—Lo siento, muchacho —la mujer sonrió con tristeza— te pareces mucho a uno de mis antiguos estudiantes.
Pietro sonrió pero no dijo nada más.
Cuando Rose volvió a voltear para buscar a Peter, se percató de que estaba frente a ella. A un par de pasos. Pietro colocó sus manos en los hombros de la chica.
—Anda, ve con él —le susurró al oído. Y ella no lo pensó dos veces cuando terminó con el espacio que los separaba en un abrazo.
Peter aún no lo podía creer. Rose estaba de nuevo entre sus brazos y no podía ser más feliz que en ese momento.
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