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03

Cuando Roselyn salió de la oficina del director, se dirigió a los tres extraños chicos que la esperaban en el pasillo. Sostenía la varita con fuerza en su mano mientras un doloroso nudo se alojaba en su estómago.

Debía ser positiva, ahora estaba cansada y hambrienta pero mañana sería otro día y ella misma trataría de buscar la manera de mandar algún tipo de señal a su padre para decirle que todo estaba bien. Conocía perfectamente a su padre y sabía que ahora mismo estaría tan paranoico que lo único que necesitaba era una pequeña prueba de que estaba completamente bien y a salvo.

También pensó en Peter y Pietro, estaba completamente segura de que se sentirían culpables. No los culpaba en absoluto, al final de día, ella fue la primera en sugerir que fueran al laboratorio y también fue su decisión entrar al portar pese a que no tenía ni idea de a dónde la llevaría.

Dejó sus pensamientos de lado cuando vio a Harry, Ron y Hermione. Al menos no le fue tan complicado recordar sus nombres pero debía repetirlos en su mente constantemente.

—¿Está todo bien? —fue Harry el primero en hablar.

Roselyn asintió.

—Sí, el anciano me dio una varita —se las mostró— dijo que tal vez Hermione podría ayudarme a entender los hechizos básicos o algo así.

A Hermione no le pareció ni un poco gracioso que la chica se refiriera a Dumbledore como "el anciano", pero Ron y Harry contuvieron una risa.

—Descuida —la castaña suspiró— Yo te ayudaré en todo lo que pueda.

—Andando, muero de hambre y quiero cambiarme de ropa antes de ir a cenar —murmuró Ron, quien encabezó la caminata.

—Ron, no puedes estar pensando en comer todo el día —lo regañó Hermione, alcanzando su paso.

Al final quedaron Harry y Rose, quienes trataron de seguir el paso de los otros dos.

—¿Estás bien? Pareces un poco preocupada —le habló Harry.

Ella sonrió un poco, pero no volteó a mirarlo.

—Es sólo que... seguramente mi padre está preocupado y fue mi culpa haberme metido en este lío. Me siento un poco mal.

—Tranquila. Te ayudaremos a encontrar la manera de regresar a tu hogar.

Roselyn entonces miró a Harry y le dirigió una sonrisa de agradecimiento. Alcanzaron a los otros dos.

—Ten cuidado con las escaleras —le advirtió Ron de pronto.

La chica lo miró con el ceño fruncido.

—¿Las escaleras? —pero entonces soltó un grito al darse cuenta de que las escaleras comenzaron a moverse— ¿por qué se están moviendo las escaleras?

Los otros tres dejaron salir una risa.

—Espera a ver todo lo demás.

Roselyn frunció el ceño, aún con el corazón acelerado. Los siguió con preocupación, aunque miraba con emoción todo a su alrededor. Era tan extraño pero a la vez interesante y emocionante. No olvidó tomar fotos y grabar unos cuantos videos para mostrárselos a Peter y Pietro cuando regresara a casa.

Una vez que llegaron a los dormitorios, todos los presentes miraron a la chica con el ceño fruncido y con muchísima curiosidad. Bueno, ya todos se conocían y ella definitivamente era alguien nuevo en ese lugar. Roselyn sonrió incómoda pero se quedó cerca de Hermione, quien la guió a los dormitorios de niñas y le indicó dónde se quedaría.

—Puedes usar mi ropa si quieres, no tengo problema con ello —le había dicho Hermione mientras sacaba algunos conjuntos de su baúl.

Roselyn miró de cerca la ropa.

—Muchas gracias, Hermione. De verdad.

La nombrada asintió.

—Los baños están por allá y puedes dormir en esta cama. La mía está justo al frente. Te esperaré en la sala común, cuando estés lista iremos a cenar. Nadie vendrá al dormitorio, así que siéntete tranquila.

—De acuerdo, gracias.

La castaña asintió y salió de los dormitorios. Roselyn entonces se dejó caer de rodillas al suelo y las lágrimas comenzaron a brotar sin parar. Quiso detenerse pero no le fue posible, las lágrimas sólo salían y salían sin parar. Quería a su papá, quería pedirle perdón y quería a sus dos chicos y darles un fuerte abrazo.

Cuando se sintió más tranquila, se puso de pie y se dirigió al baño. Al menos eso le ayudaría a sentirse un poco más relajada y menos sucia luego de haber vagado tanto tiempo por el bosque. La ropa de Hermione era un poco pequeña para ella y en definitiva no era ni un poco su estilo pero era mejor que nada. Definitivamente se sentía mejor que antes e incluso se sentía con ánimos de comer hasta no poder más.

Al salir del dormitorio, caminó con precaución hasta la sala común, donde nuevamente las miradas curiosas se posaron en ella. Estaba acostumbrada a ser el centro de atención pero en este momento deseaba ser invisible. Encontró con la mirada a Hermione, que estaba con una chica pelirroja y otro chico de cabello azabache. Se acercó y ambos desconocidos miraron con curiosidad a la chica.

—Hola —saludó Roselyn para romper el extraño silencio— Me llamo Roselyn Stark, pero me pueden llamar Rose.

Los otros dos se miraron con el ceño fruncido, la pelirroja fue la primera en sonreír. Parecía ser muy amable.

—Soy Ginny Weasley. Es un gusto conocerte, Rose —Ginny le dio un golpe en el brazo al otro chico para que dijera algo.

—Oh... yo... yo me llamo Neville Longbottom.

—Hola Neville, hola Ginny.

Hermione se puso de pie.

—Iremos a cenar, ¿vienen con nosotros?

—Oh, sí —dijo Neville.

—Yo voy a esperar a Dean pero los veré más tarde.

—De acuerdo.

Los tres se marcharon. Roselyn seguía mirando todo a su alrededor con curiosidad y emoción.

—¿Y Harry y Ron?

—Ellos se adelantaron. Ron tenía mucha hambre y no pudo esperar pero arrastró consigo a Harry. Esos dos siempre andan pegados como chicle.

—Lamento haber tardado tanto.

—No te preocupes por eso. Ron no tiene mucha paciencia cuando se trata de comida.

Neville se mantuvo muy silencioso todo el camino, demasiado nervioso para hablar con una chica que no conocía pero para su buena suerte, no tardaron mucho en llegar al comedor. Los tres se sentaron frente a Ron y Harry para tomar sus alimentos.

Roselyn miró con emoción la comida y fue cuando se dio cuenta de lo hambrienta que estaba. Desde en la mañana no había comido nada y ahora mismo podía arrasar con todo lo que había en la mesa.

Comenzó a comer en silencio mientras los demás hablaban de cosas que ella realmente no comprendía. En ese momento sólo le importaba llenar su estómago con todo lo que encontrara. Hermione fue la primera en darse cuenta de que esa chica estaba comiendo incluso más que Ron, pero no dijo absolutamente nada al respecto.

—Entonces, ¿tengo que ir con ustedes a clases? —preguntó Rose luego de beber todo el contenido de su copa.

—Esa es la idea —habló Hermione.

—Pero no se absolutamente nada de magia.

—Tranquila. Nosotros te ayudaremos para que no tengas problemas —fue el turno de Harry para hablar y le dirigió una sonrisa a Rose.

—En serio lo siento por meterlos en más líos. Sé que tal vez ustedes tienen más cosas en la cabeza y con mi llegada sólo... complique las cosas.

Hermione colocó una mano en el hombro de la chica mientras le dirigía una agradable sonrisa.

—Rose, nada de esto es tu culpa y no nos molesta ayudarte en todo lo que podamos. Sé que ahora te sientes extraña y probablemente sola, pero haremos todo lo posible para ayudarte y hacer que te sientas cómoda.

Roselyn sonrió apenada pero por alguna razón, se sintió más tranquila.

Una hora más tarde, Roselyn se encontraba en la cama lista para dormir, aunque al principio fue complicado. Tenía tantas cosas en la cabeza y tantos sentimientos en su corazón que no le fue sencillo conciliar el sueño. En algún momento y entre lágrimas logró quedarse dormida.

Mañana sería un nuevo día.

✦ • ° *.  

Tony miraba pensativo la máquina frente a él. Un lápiz se encontraba entre sus dientes y una taza de café en su mano. Parecía muy concentrado, pero en realidad su mente era un completo lío y no podía pensar en nada concreto. Su hija había desparecido, ¿qué padre estaría tranquilo con eso?

—Tony —lo llamaron, pero él parecía perdido en sus pensamientos— Tony.

Stark reaccionó y miró a Bruce.

—¿Si?

—Deberías ir a descansar. No funcionas de esta manera y no resolveremos nada si sólo te quedas mirando la máquina.

Hubo un momento de silencio.

—No me puedo ir —tenía un nudo en la garganta— no hasta que sepa que mi hija está a salvo.

Bruce suspiró. Entendía de cierta manera a Tony pero era cierto que nada se iba a arreglar si el hombre se quedaba despierto y con tres litros de cafeína en la sangre. Estaba pensando como padre y no como científico.

—Peter y Pietro están afuera esperando noticias —informó Banner.

Tony casi pone los ojos en blanco. Aún estaba enojado con esos dos, pero probablemente era  los únicos que entendían realmente cómo se sentía.

—El niño araña tiene clases mañana y Steve le asignó una misión al correcaminos.

Bruce se encogió de hombros.

—No creo que se marchen de aquí hasta saber algo de Rose.

Stark suspiró irritado y salió del laboratorio para decirle a esos dos que se fueran. Pero cuando salió, se encontró con ambos chicos dormidos a mitad del pasillo. Realmente no se iban a marchar. Tal vez él también debía descansar y esperar a mañana cuando tuviera la cabeza más despejada. Había sido un día muy estresante.

—Viernes, monitorea la máquina e infórmame de cualquier cambio —habló en voz alta.

—Entendido.

Regresó con Bruce.

—Tienes razón. Iré a dormir y continuaré cuando tenga la mente más clara.

—Yo me quedaré aquí toda la noche, así que no te preocupes. Te informaré de inmediato si descubro algo.

—Gracias, Banner.

Asintió. Tony se dirigió a su habitación y se dio un largo baño antes de entrar a la cama. Realmente había muchas cosas en su cerebro y en ese momento no podía pensar realmente en nada. Tampoco le fue fácil conciliar el sueño. Lo único que quería era recuperar a su hija.



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