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Roselyn y Pietro estaban en una competencia de miradas con Peter como mediador. Llevaban alrededor de medio minuto mirándose fijamente intentando no parpadear, aunque este era la quinta competencia y todas las anteriores las había perdido Roselyn. Aunque era un poco injusto, ya que Pietro tenía poderes y todas esas cosas que lo ponían en notable ventaja.

—Lo siento, Rose. Pero parpadeaste —dijo Peter en un murmuro, como si no quisiera decirle a la chica que había perdido de nuevo.

La nombrada gruñó y cerró los ojos con fuerza pues le habían comenzado a arder. Algunas lágrimas se acumularon para lubricar sus ojos, pero la chica las limpió con rapidez.

—Quiero la revancha —dijo luego de unos segundos.

Pietro rió con ganas mientras colocaba ambas manos detrás de su cabeza.

—Rose, no hay manera de que me ganes. Pero si tanto quieres otra revancha, adelante.

—Que hayas ganado las últimas seis veces no significa que me vaya a rendir ahora —miró a Peter— Parker, de nuevo eres el mediador. No dejes que haga trampa.

Peter levantó ambas manos divertido y los miró fijamente cuando se miraron a los ojos. Hizo una mueca cuando pasaron veinte segundos y observó a su novia parpadear.

—Roselyn, sabes que te quiero pero eres realmente mala en esto.

La chica se frotó los ojos con fuerza y escuchó a Pietro reír.

—Algún día te ganaré —le dio un par de golpes en el pecho con su dedo índice.

—El día que eso ocurra, te daré cien dólares.

Quedaron en un largo silencio. Los tres estaban alrededor de la mesa de la cocina esperando a que terminara una reunión de Steve. Pero conocían muy bien a Steve y sabían que sus reuniones siempre se alargaban más de la cuenta. Una vez que Rogers comenzaba a hablar, nadie lo detenía.

Roselyn esperaba a Wanda para salir de compras, pronto sería el cumpleaños de Rose y Wanda había prometido acompañarla a comprar un bonito vestido para la ocasión. Peter por su parte esperaba a Tony, se suponía que le daría unas piezas para su nuevo traje y le mostraría cómo utilizar las mejoras.

Pietro en realidad debería estar en la reunión, pero le resultaba tan aburrido que prefería estar haciendo cualquier otra cosa en vez de escuchar a Steve y sus extensos discursos motivacionales.

—Me estoy muriendo de aburrimiento —se quejó Rose con un tono de exageración y mirando fijamente el techo.

Peter y Pietro la miraron. Ambos estaban en la misma situación.

—¿Qué quieres hacer?

La chica miró entonces el suelo por un momento tratando de pensar en algo que hacer para pasar el rato. Y cuando una grandiosa idea le llegó a la mente, miró a ambos chicos con una pequeña sonrisa.

—Mi papá y el doctor Banner han estado trabajando en una extraña máquina. No me dejan entrar, pero ahora que los dos están en la reunión tal vez podamos mirar un poco.

Peter frunció el ceño y se cruzó de brazos.

—No sé si sea una buena idea —habló Peter con duda. Ya se habían metido en bastantes problemas en los últimos tres días y Tony les había dado un ultimátum— Nos hemos metido en muchos problemas y...— Pietro lo interrumpió.

—Andando —Pietro se puso de pie con un salto sin pensarlo dos veces.

Roselyn sonrió mostrando los dientes y también se puso de pie. Miró a Peter que seguía sentado, temeroso de ir y molestar a Tony si hacía algo que no debía.

—Vamos Pete, ¿qué es lo peor que podría pasar? —extendió su mano en su dirección.

El chico suspiró y se puso de pie mientras tomaba la mano de su novia con fuerza.

—De hecho puedo pensar en al menos diez catástrofes diferentes y una de ellas es que podríamos hacer explotar el edificio.

—No va a pasar nada. Sólo iremos a mirar y no tocaremos nada.

Eso hizo sentir un poco más tranquilo al chico. Pero sólo un poco. Había una extraña sensación que le recorría el cuerpo pero no era capaz de entender qué era o por qué lo sentía.

Caminaron tranquilamente hacia el laboratorio y una vez que estuvieron fuera, fue bastante sencillo descubrir la clave para abrir la puerta. De hecho, Peter tenía la clave, era el único que la tenía pues pasaba bastante tiempo allí.

Los tres miraron con gran interés el laboratorio. Era muy raro que los dejaran entrar ya que era un lugar muy peligroso, según las palabras de Tony. Además de que por alguna razón, ellos tres siempre encontraban la manera de meterse en problemas y hacer explotar algo. Por más extraño que pareciera, siempre lograban hacer que algo explotara.

En una ocasión, hicieron estallar el refrigerador. Nadie entendió qué fue lo que pasó exactamente, simplemente ocurrió de alguna manera.

Había algo que resaltaba notablemente en el laboratorio, era una gran máquina, estaba en el centro del laboratorio y estaba más o menos armada. Los tres se acercaron a mirar con intriga. Parecía vieja e inconclusa, aunque Rose recordaba vagamente a su padre comprar algunas piezas por Amazon para trabajar en un nuevo proyecto. Seguramente era eso.

—¿Para qué será esa cosa? —fue más bien una pregunta al aire por parte de Roselyn.

—No tengo ni idea —fue Peter quien contestó en voz baja.

—Hay que averiguarlo —Pietro dio un paso más al frente y presionó algunos botones al azar que estaban en la máquina.

—¿Qué haces? —lo regañó Roselyn con un tono bastante preocupado.

—No se supone que debamos tocar nada —le recordó Peter, entrando en pánico.

Hubo una chispa azul y luego se apagó igual que todas las luces del laboratorio pero de inmediato regresó.

—Creo que aún no funciona —Pietro miró a los otros dos y se encogió de hombros.

Hubo una luz cegadora de pronto, los tres retrocedieron y taparon su cara hasta que la intensidad de la luz bajó. Miraron la máquina. Había una especie de imagen de un bosque rodeado por una luz azul.

—Es como los portales de Strange —habló Rose en voz muy baja que apenas se logró escuchar.

Los tres miraban con fascinación lo que pasaba frente a ellos.

—¿Creen que el señor Stark esté tratando de crear portales? —habló Peter sin dejar de mirar.

—Probablemente. O probablemente ni él sabe qué es esto.

Hubo un momento más de silencio. Ninguno era capaz de decir nada y simplemente miraban el curioso portal.

—Roselyn, te reto a que entres —habló Pietro sin dejar de mirar el portal.

La chica lo miró con el ceño fruncido. Sintió que el estómago se le torcía pero no mencionó nada al respecto. Jamás aceptaría que la sola idea le había causado un poco de miedo.

—Por supuesto que no. Ni siquiera sabemos exactamente qué es o a dónde me llevará —en realidad, le daba miedo pero era algo que no iba a admitir.

—¿Eres una gallina?

Entorno los ojos.

—Yo no soy ninguna gallina —habló molesta y lo señaló con su dedo.

Dio un paso al frente y pudo ver más de cerca el portal. Sin embargo, le dio un poco de miedo y por un segundo se arrepintió, pero finalmente dio otro paso al frente y extendió su mano.

—No creo que sea buena idea que hagas eso —habló Peter preocupado, colocando una mano en el hombro de la chica.

Ella lo miró nerviosa y luego miró a Pietro.

—Está bien. Sólo entraré y saldré muy rápido. No puede ser tan malo. Además llevó mi celular conmigo, si se cierra o algo, los llamaré o enviaré mi ubicación por mensaje. VIERNES tal vez me localice antes de que tome el teléfono y lo mejor, es que no se lo dirá a mi padre. ¿No es así, VIERNES?

—Así es, Rose. Tu ubicación será guardada en mi sistema pero no puedo prometer no decirle a tu padre si detecto que te encuentras en peligro —contestó la IA.

—¿Lo ven? Si estoy en peligro, mi padre lo sabrá de inmediato.

Le daba palabras de aliento a Peter, pero en realidad iban dirigidas a ella misma. Respiró profundamente y cerró los ojos con fuerza mientras seguía avanzando.

Sintió una fuerte corriente de aire frío en la cara y enseguida abrió los ojos. Estaba del otro lado del portal. Dio media vuelta y vio a Peter y Pietro. Ambos chicos estaban sorprendidos de que realmente de atreviera a hacerlo. Ella les sonrió.

—¿Ven? No fue tan malo.

—Rose, mejor regresa —le pidió Peter, aún con tono preocupado— rápido.

Ella asintió y caminó de regreso pero nuevamente una luz cegadora se hizo presente. Roselyn dio un par de pasos atrás y se cubrió con su brazo.

—¡Roselyn! —escuchó a Peter y Pietro gritar.

Cuando abrió los ojos, no vio nada más que bosque. El portal no estaba, ni Pietro ni Peter. Entonces el miedo recorrió sus venas y miró todo su alrededor en busca de cualquier cosa que no fueran árboles.

—¿Chicos? —habló en voz alta— Peter. Pietro.

Tragó saliva con fuerza. Sintió que sus manos comenzaban a temblar y de pronto escuchó que una rama se rompía. Lo primero que hizo fue comenzar a correr mientras sacaba su celular del bolsillo. Comenzó a sentir miedo. Más que nunca en su vida.

Había sido una idea terrible haber entrado a ese portal.






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