"Mi vida es un desastre²"
En los recovecos de mi mente puedo sentir cómo mi espalda descansa en una superficie cómoda y mullida. El olor a limpio y lavanda me hace inhalar profundamente, tal parece como si aún estuviera viva.
Tengo recuerdos aún vívidos viendo a mí hermanita apuñalarse a sí misma. Ese no había sido mi plan, yo iba a salvarla. ¿Por qué siempre tenía que ser tan cabezota? Sin dudas, Hestia era una bestia.
Pero, ¿dónde estoy?
¿Mi alma aún anda vagando por el mundo o estoy en el cielo? Nunca fui muy creyente, pero si tengo que irme a algún sitio por supuesto que quiero sea al cielo.
— Hoy los chicos me dejaron a las hermanas y yo no sé hacer de comer — esa voz, Johnny se murió también. ¿Es eso posible? — Aunque espero que no me ponga tan fatal para que despierten hoy.
¡Ay no!
Hasta muerta éste engendro me persigue.
— ¡Ya tengo hambre, aliméntame! — mi boca habla por sí sola.
Siento mi estómago rugir pidiendo comida. ¿Uno puede tener hambre estando muerta? Osea ahora soy un fantasma como tal.
-– ¿Hazel?
Abro los ojos al escuchar otra voz. Giro mi cabeza buscándola.
— ¿Hestia?
Ambas nos sentamos abruptamente en la cama mirándonos con fijeza. Esos ojos verdes son los de mi hermanita.
Un dolor punzante en mi estómago me hace sisear del dolor, instintivamente llevo mis manos al sitio sin despegar los ojos de la menor.
— ¿Sigues viva? — su pregunta va acompañada de unos ojitos cristalizados y una enorme sonrisa que de inmediato imito.
— No, ésto es el cielo — suspiro esperanzada.
— ¿Tú? ¿En el cielo? — asiento ante su ironía — ¡No sé cuál cielo, porque si el cuchillo no me destrozó algo que me repercuta la memoria... tú para el cielo no vas! ¡No pegas en un lugar tan santo, San Calienta!
Frunzo el ceño cruzándome de brazos tratando de hacer una tonta rabieta.
— Pero si yo soy tan virgen como el aceite de oliva — bufo, en realidad no soy virgen pero y qué, ésta está queriendo ensuciar mi imagen de señorita buena y no se lo voy a permitir.
— Eso dícelo a Kook — pone los ojos en blanco.
¿Jungkook? ¿Qué tiene que ver él con mi...?
¡Oh!
"De seguro ya ha hecho cosillas guarras con mi cuñado"
Vuelvo a bufar al escuchar sus pensamientos. Nunca, vuelvo y repito, ella nunca va a cambiar.
— Pero. ¿¡Están vivas!?
Al fin doy con la voz de Juanito y definitivamente no estoy muerta. El grandullón nos observa con asombro ladeando la cabeza.
— Yo pensé que con toda esa sangre en el abdomen no sobrevivirían — aww, primera vez que tengo deseos de abrazar a ese tonto. Se puede ver el sentimiento con el que nos mira, pero más a su mejor amiga, que desde luego está loca por ir hasta él y tirársele encima.
— Eso fue puré de tomate — incordia Hestia haciendo a su amigo parpadear varias veces.
Y ahora que lo recuerdo...
— ¡Pendeja si yo te iba a salvar! — chillo encolerizada contra la de ojos verdes — De la primera me partí el hígado.
Me muerdo el labio al tirarme de espalda al colchón, esa herida sigue doliendo mucho. No quiero recordar cuando el metal estuvo perforando mi piel, fue el dolor más insoportable que sentí, ni los cólicos menstruales se le acercan.
— ¡Pero si yo era la que te iba a salvar! ¿No viste como tenía el cuchillo ahí en las manos? — su argumento me hace sentarme nuevamente para asesinarla con la mirada.
— ¡No, yo te iba a salvar! La que tenía el cuchillo era yo.
— Las dos tenían cuchillos — opina un poco ido el único chico de la habitación.
— ¡Cállate! — ladro en su contra.
— ¡No te metas en ésta conversación de vida o muerte, o sacrificio! — brama Hestia.
— ¡Era mi deber como hermana mayor!
— Y el mío cómo la menor.
— Hestia — pronuncio su nombre en tono de amenaza.
— Hazel — me imita
Desde aquí puedo oler su burla. Pero igual me hace feliz saber que está bien. Tenía miedo de perderla.
— Oigan tengo un problema — Johnny se mete literalmente en el medio de las dos, yo río con sorna.
— ¿Mental? Ya lo sabemos — asiento con seguridad.
— No, eso no — valla, tampoco me desmintió. El chico se cruza de brazos mirándonos a las dos — ¿A ustedes les gusta las croquetas?
Y hablando de croquetas, aún tengo hambre y si él no se calla, juro que me convertiré en caníbal.
— Sí, eso es para tu pinche perro — suelta la más pequeña.
— ¿Quieren sopita? — inquiere de manera tierna. ¿A éste qué bicho le picó?
— Shi — saltamos ambas, al parecer no soy la única con apetito.
— ¿Y cómo se hace la sopa?
¡Ay Jesús bendito y redentor quítame a éste simio de enfrente o no respondo! Amén.
"¿Te crees gracioso pedazo de aborto?"
Le hablo telepáticamente. Yo necesito a alguien que me atienda y me mime y ese puede ser solo una persona que amo demasiado.
— Hay no, ésto no puede estarme pasando a mí. ¿Dónde está Yoongi? ¡Quiero a mí amigo Yoongi! — lloriqueo.
— Y yo también a su amigo — pide mi hermana con picardía incluída, obviamente.
Ajá, di algo que no sepa, bruja.
Un rato después, luego de tomarnos la maldita sopa del Johnny con sabor a pies, — catalogada en mi mente como la peor sopa del mundo, aunque no se lo dije para no herir sus lindos sentimientos de chef con siete estrellas Michelin (nótese mi sarcasmo) — nuestro padre entra a la habitación. Debí darme cuenta antes de que estamos en la mansión Jacobs. Cómo siempre, no me hace ninguna ilusión ver a ese señor. No me nace quererle, pero me muerdo la lengua para que mi hermana tampoco se sienta herida con mis palabras, ella no tiene nada que ver con mi amargura.
— ¿Niñas se encuentran bien?
Un suspiro profundo se me escapa al escucharlo, hasta su tono de voz me repugna. Cómo siempre a la que le toca hablar es a Hestia. Yo solo de respirar el mismo oxígeno que él me entran ganas de vomitar. A ella no se le escapan mis expresiones de puro desinterés y descontento en contra de nuestro progenitor. No me interesa, para eso está ella, que le sonría y le hable lindo. Con él tengo ese sentimiento de "aportas o te apartas".
Dicen por ahí que distancias honestas valen más que cercanías hipócritas. Es mi vida, mis reglas, mi carácter, mis problemas. Así que mejor ignorar y ser feliz, simple.
Luego de soportar el elocuente sermón del "padre del año", ambas decidimos que ya es hora de volver al internado. Extraño a mis amigos, demasiado y Hestia también.
Tomando rumbo al colegio nos desviamos hacia Wardoon Ville para hacer una parada importante. Hestia debe hablar con Exel, que aún no sé si es su ex o sigue siendo su amigo con derecho. Todo es muy raro.
Por mí parte, me dirijo a paso decidido al salón de belleza, si regreso será por todo lo alto. Me merezco un buen cambio de imagen.
El trabajo en mi cabello casi me deja durmiendo en el sillón de peluquería. Pude sentir el puto paraíso mientras lo tocaban y peinaban, debería recomendarle el lugar a Sunha. De regreso al auto con mi hermana, la veo observarme de reojo pero con los ojos puestos en su teléfono móvil, quizás hablando con alguno de los chicos.
— Señorita se ha confundido de auto — dice ella estoica.
¿Señorita? ¿Desde cuándo es tan respetuosa? Y ¿Qué es eso de que me he confundido de auto?
No puede ser que no me halla reconocido, no es para tanto.
— Que soy yo, bruja — empujo su sien con uno de mis dedos.
La de ojos verdes me escanea el rostro, luego el cabello y una vez más el rostro antes de chillar a todo pulmón.
— ¿¡Me estás jodiendo!? ¿¡Quién eres y qué le hiciste a mi hermana!? — comienza a sarandearme de un lado a otro, el chófer continúa la travesía hacia la escuela.
— Jennifer Lawrence, a sus servicios — hago una pose de diva como las que hace la actriz de Juegos del Hambre cuando imita a Ariana Grande — ¿Me quedó bien?
Ella está como en un limbo, me mira anonadada como si se me hubiese salido un tornillo.
— De puta madre — balbucea y de la nada vuelve a chillar haciendo frenar del susto al conductor — ¡Eh, tú, fíjate bien en el camino que nos matas!
Me entran unos deseos enormes de reírme por su voz de mando, ésta niña es todo un caso.
Puedo ver ya la entrada del internado y entonces es cuando comienzan mis nervios, es como si fuera la primera vez que vengo.
— ¿Lista? — pregunto tomando mi maleta haciéndola rodar a la par de ella para adentrarnos a Leumas.
— Lista y recuerda... — la observo un instante pero cuando veo su sonrisa malévola sé que dirá un disparate — ¡Perras no...
Comienzo a reír.
— ...perrísimas!
Y bien, primer capítulo de ésta segunda temporada.
Espero que les guste y puedan apoyarme en ésta historia también.
Cuídense, tomen mucha awita y nos leemos después ❤️
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