Tortura
Rose estaba arriba empacando la poca ropa que había traído así que había decidido preparar un té y llevárselo.
—Tae —exclamaba con una sonrisa sutil al verme.
—Supuse que querrías beber algo así que te traje un té —respondí amablemente mientras se lo entragaba—. Es de durazno
—Huele exquisito —exclamaba luego de olerlo y tomar un sorbo—. Es...wow, es muy rico, gracias.
Sonreí ante su reacción, estaba tranquila aunque triste.
—Tu madre ya está al tanto de que volverás con Lisa como acompañante —dije para romper el silencio.
—Si, me envió un mensaje y me comentó que le habías dicho ya
—¿No le dijiste nada sobre...?
—¡No! por dios. Solo la mataría ¿Acaso ella tiene alguna idea de...?
—Si. Siempre lo supo, el único que no está al tanto es tu padre, ahora —respondí a su pregunta y su semblante seguía serio más nada pasaba por su mente, estaba en blanco—. Lo encontraré, lo prometo —exclamé de inmediato.
—¿Creés que siga vivo?
—Rose, lo está. Lo sé, él sigue con vida —intentaba parecer convincente.
De todas maneras, debía mantener la fé y debía asegurarme que ella y todos creyeran en mí. Ninguno debía perder las esperanzas.
—De acuerdo, si —respondía intentando sonreír—. ¿Creés que estaremos a salvó con mi familia?
—Ya me encargué de eso —respondí con seguridad—. Tengo cuatro amigos que estarán al tanto de cuidar su casa y cuidarlos por separado. No estarán solos
—¡Eso es genial! es realmente... gracias Tae
—No debes agradecerme nada. Soy responsable por cada uno de ustedes y prometo que traeré de vuelta a SeokJin sano y salvo.
Luego de esas palabras Lisa se hacía presente en la habitación.
—Tengo el auto listo y Luke ya está aquí para llevarnos.
Rose sonreía una última vez, pero antes de salir de la habitación se acercaba a la ropa de su hermano mayor y preguntaba—. ¿Puedo llevarme esta sudadera de Jinnie? —tomaba una de color rosa pálido—. Es su favorita y quiero tener algo de él hasta volverlo a ver
—Es tuya —respondí al instante—. Prometo que serás la primera a quien notifique cuando él ya esté con nosotros.
Asentía desganada y pese a que sentía muchas ganas de llorar había contenido sus lágrimas. Terminaba de guardar y se disponía a andar junto con Lisa y conmigo hacía a la puerta.
Una vez abajo me encargaba de ordenarle a Luke que no dejara sola a Lisa ni a los Park hasta hacer contacto con mis conocidos allá, dicho esto y sin más que añadir me despedía de Rose y la idea era mantenerme en contacto con Lisa mediante mensaje para que me avisará una vez que llegarán y la dejasen en su casa sana y salva.
Luego de la despedida, me dirigía escaleras al sótano para ver cómo se encontraba Jungkook.
—Jk ¿Descansaste algo? —pregunté al ver que estaba mirando al techo con la mirada perdida.
—Es claro que no, Tae —se limitaba a responder.
Seguía preocupado.
—Ya confirmaron mi entrada en la Legión para la reunión de esta noche —exclamé sentándome a los pies de la cama—. Ser el hermano de uno de los vampiros más buscados tiene su privilegio.
A veces la Legión se tomaba semanas en responder una cordial solicitud de reunión para con ellos. A mí me habían respondido en menos de treinta minutos.
Luego de romper el silencio Jungkook se levantaba y me miraba fijo—. ¿Qué esperas que te digan?
—Lo que sea que me ayude a encontrarlo —dije entre dientes.
—Si entiendo, pero ¿Qué puede ayudarte a encontrarlo? ¿Qué esperas, amigo?.
Lo miré fijo con mi semblante claramente sorprendido.
—Jungkook, debo hallarlo. Ya te lo dije, ellos podrán darme algo, un nombre, una calle, una fecha
—O simplemente decirte que él puede morir y no podremos hacer nada al respecto
—¡No!...eso no. Él no merece morir —exclamé apartando la mirada. Lo último que necesitaba en este momento era un discusión con mi mejor amigo.
—No estoy diciendo que lo merezca, Tae —se acercaba a mí y tocaba mi hombro—. Solo quiero estar seguro de que estés preparado para lo que sea que Raina vaya a mostrarte
Suspirando con mi mandíbula apretada, asentía y añadía—. Es lo que estoy tratando. Estoy intentando prepararme para cualquier cosa que la Legión pueda llegar a ver.
Nos miramos en silencio y yo necesitaba calmar mi ansiedad, ya no soportaba un día más sin saber nada de SeokJin y las palabras de Jungkook me habían alterado en demasia. Necesitaba respuestas y las necesitaba ahora.
Me sentía mal, deseaba morir o deseaba que él muriera. Ya no quería seguir un segundo más aquí, ya no soportaba y esto recién comenzaba.
—Vas a abrir la boca y vas a tomar la sangre ¿Me oíste? —ordenaba.
Aún seguía sobre la camilla del infierno con mi dedo que ardía como la mierda. Él se acercaba a mí con la botella térmica y con fuerza abría mi boca tomando mi mentón, intentaba negarme, intentaba morderlo, pero no podía mover mi cabeza y sostenía mi rostro ejerciendo presión.
Luego sin avisar comenzaba a vaciar la botella dentro de mi boca. Me encontraba luchando y forcejeando e intentando escupir lo que tiraba dentro, pero para no continuar ahogándome, me encontraba tragando parte de la sangre. Él no dejaba de verter el líquido, así que intentaba escupir nuevamente, pero volvía a ahogarme y gran parte se estaba metiendo en mi nariz.
—Bebelo, maldita seas SeokJin —seguía tirando la sangre en mi boca y yo como podía intentaba rechazarla.
No se detenía hasta que finalmente lo hacía, en ese momento comenzaba a toser, ahogado intentando escupir como podía la sangre que quedaba en mi boca y en mi garganta, también sentía mi nariz congestionada.
Él me observaba con desprecio y tenía su mano bañada en sangre. Lentamente la levantaba y lamía los restos de sus dedos, sus ojos se volvían rojos sin desfigurar su rostro, solo sus orbes habían cambiado. Los apretaba fuerte al cerrarlos y cuando volvía a abrirlos estaban de vuelta con su color natural.
—Tanta sangre desperdiciada —balbuceaba. Yo no respondía nada, seguía tratando de estabilizar mi respiración cuando sin pestañear y de manera veloz tapaba mi nariz, levantaba una vez más la botella, así que sin pensarlo cerraba mi boca, él seguía apretando mi nariz y yo seguía con la boca cerrada. Comenzaba a ahogarme, necesitaba aire más no quería abrirla—. No resistirás mucho —exclamaba.
«Prefiero morir que beber sangre»
—Lo harás, de una forma u otra terminaré usándote como deseo —sentía como iba ahogándome poco a poco, ya no aguantaba más y él solo me observaba preparado con la botella en mano, no iba a desistir, no debía hacerlo—. Abre esa boca tan bonita —susurraba.
Había cerrado los ojos tratando de dejarme ir, pero no servía, el miedo se apoderaba de mí y abría mi boca para recibir una bocanada de aire y lo único que Jae Joong hacía era derramar la sangre que quedaba, justo dentro de mi boca. Apenas la había abierto con el meñique mantenía mi quijada abierta, tenía tal fuerza que no podía cerrarla y no podía respirar, me estaba ahogando de una manera horrible y estaba tragando sangre en el proceso. A duras penas mi cuerpo convulsionaba por la falta de aire y el líquido espeso en mi garganta entrando a la fuerza, comenzaba a llorar y me sentía desvanecer hasta que Jae Joong se detenía.
—¡Mi niño, mi niño! —destapaba mi nariz y arrojaba la botella.
Luego subía la camilla y velozmente me desataba por completo y me giraba para comenzar a golpear mi espalda a ver si así lograba respirar.
—Dej... déjame —débilmente me soltaba de su agarre y en un intento estúpido de querer bajar de la camilla, aterrizaba en el suelo golpeando mi cadera con fuerza—. Mierda.
Jae Joong comenzaba a reírse, mientras se agachaba para verme bien de cerca y de frente.
—Estás acabado ¿Por qué luchas? —preguntaba con tono irónico y curioso a la vez.
—No te daré el gusto. Me vol-volveré la espina en tu culo, pero jamás, jamás haré nada de lo que me ordenes —dije con dificultad y voz rasposa.
Dicho aquello, su sonrisa burlona se desvanecía, en una fracción de segundo su mirada se perdía y estampaba una bofetada en mi rostro con el dorso de su mano. No sabía cómo no me había partido la mandíbula con tal golpe, había sido terrible, jamás me habían golpeado con tal fuerza.
—Perdoname, mi niño bonito —añadía al instante intentado acariciarme.
—¡No me toques! —respondí en un grito tocando justo donde me había golpeado.
Resultaba que no me había roto la mandíbula, pero si el labio inferior y el mismo sangraba bastante, era un asco manchado de sangre ajena y propia.
Él observaba la zona lastimada.
—Ven aquí —intentaba agarrar mi rostro, pero comenzaba a manotearlo para que no me tocase.
—¡Déjame en paz, déjame en paz! —intentaba arrastrarme y alejarme de él, pero había sido inútil.
Me tomaba con fuerza del cabello en la nuca y el cuello para luego acercarse a mí, lo tenía cara a cara, mientras yo apretaba su brazo tratando de alejarlo, creyendo que eso nos separaba poniendo un poco de distancia, pero no, sentía su aliento golpear en mi rostro.
—No me odies —susurraba lastimosamente. Como de costumbre posaba su frente en la mía, yo apretaba mis ojos para no verlo y mi cuerpo temblaba—. Te bañaré y cambiaré para que puedas descansar —abrí mis ojos detonando sorpresa e intentaba alejarme nuevamente, pero él apretaba mi cuello con fuerza mientras que lo miraba con odio y repulsión—. ¡Quieto! solo quédate quieto —me ordenaba con sus ojos llorosos.
«Maldito psicópata»
Él me miraba con desprecio y sus ojos pasaban de miel a rojos para luego depositar un beso salvaje en mis labios.
Un beso a la fuerza, un beso asqueroso y repugnante, uno del que intentaba librarme, pero él lo hacía con fuerza, intentando introducir su lengua, la cual se lo permitía, para morderlo en el proceso. Eso había hecho que dejara de besarme y chillara del dolor.
—¡Ah!...¡Hijo de perra! —me soltaba bruscamente, haciéndome balancear aún tirado en el piso y se levantaba furioso mientras que yo permanecía inmóvil—. Levántate —ordenaba más hacía caso omiso—. ¡Qué te levantes!.
Le dirigía una mirada de odio y de manera temblorosa me ponía en pie.
—¡Sam, Edward! —la puerta de la habitación en la que nos encontrábamos se abría y los vampiros que me habían traído se hacían presentes—. Llevenlo.
Al decir eso se habían posicionado cada uno a un lado para tomarme de los brazos, yo me encontraba demasiado cansado para luchar, estaba exhausto así que simplemente me dejaba llevar.
Mis pies arrastraban, la gasa con la que Jae Joong había vendado mi dedo se había caído y lo tenía sin nada.
Al llegar a donde se veía que era mi habitación, Hwasa estaba esperando en la puerta—. Metanlo —ordenaba. Como si no supiera que debían encerrarme de nuevo.
Al instante que me arrojaban horriblemente al piso, la puerta se cerraba detrás de mí. Mi dedo ardía, estaba manchado de sangre y antes de saborearla conscientemente, tomaba la sábana de la cama y comenzaba a limpiar mi boca y mi lengua. Tenía mucha sed los efectos de la droga iban bajando y el dolor en mi dedo sin uña comenzaba a molestar y a doler mucho.
Con la sábana en mano terminaba de limpiar la sangre de mi boca y mi lengua, necesitaba agua para enjuagarme, pero no había, así que solo me sentaba en el piso contra la pared entre la mesilla y la cama sosteniendo con fuerza la tela y evitando llorar.
—No voy a llorar —me repetía a mi mismo—. No lloraré.
Dicho eso me quedaba mirando a la nada, solo esperando cual iba a ser el próximo movimiento de Jae Joong. Listo para morir encerrado o morir en manos de él o esperando la próxima tortura, pero tenía algo bien en claro, de una forma u otra no iba a doblegar mi voluntad. No le daría lo único que no podía tocar aunque hiciera lo que hiciera. No dejaría que me quebrara, no se lo permitiría.
Lleganding con otro capítulo a las bebitas fieles que leen ITL 😍😍
Perdón anduve con mucho trabajo y hecha percha por eso me retrasé con todo.
Con amor Niñita Nany 💜
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