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El abrir de la puerta del elevador la sacaba de sus pensamientos, creía que podría ser Tae, pero al contrario de esto era Lisa.

—Lisa ¿Todo está bien? —preguntaba Rose, inocentemente.

—Si niña, queria verificar como te encontrabas —decía dulcemente.

—Me encuentro aquí, encerrada y sintiéndome inútil, sin poder hacer nada y ustedes no me dejan ayudar  —respondía con sarcasmo.

«Quiero hacer algo para encontrar a mi hermano»

Lisa suspiraba y le hacía seña para que tomarán asiento en la cama.

—Ven aqui, Rose —ordenaba dulcemente.

La chica rodaba los ojos, pero obedecía.

—No vuelvas a rodarme los ojos —ordenaba Lisa en tono firme cuando Rose se sentaba a su lado y sus ojos brillaban provocando cierto susto en la rubia y obligándola a agachar la cabeza—. Así está mejor, ahora ¿Sabés que estamos intentando salvar a Seokjin, cierto?

—¡Y yo quiero ser parte! —exclamaba con cierta exasperación.

—Ajam.¿Y cómo deseas ser parte? —preguntaba viéndola directo a los ojos—. ¿Deseas que te secuestren de nuevo? ¿Estar al borde de la muerte? ¡Oh, ya sé!, ¿Que te maten quizás a tí o a tus padres?.

Su sarcasmo era un golpe bajo provocando un sonoro suspiro por parte de la chica—. Solo quiero estar aquí cuando él vuelva

—Lo sé, pero necesitamos traerlo de vuelta para eso y contigo aquí no podemos movernos con libertad —sus calidas y suaves manos tomaban las ajenas. Emanaban un tibio calor que le daba mucha paz y provocaba seguir escuchandola—.  Taehyung se preocupa por ti y finalmente ya estás a salvo, ahora solo falta Seokjin, pero para que él esté concentrado y enfocado al cien por cien, es necesario enviarte a casa.

Sus ojos la veían, sus oídos la escuchaban atentamente y sentía tanta calidez en su voz.

—Te llevaré a casa —al decir esa frase, Lisa acariciaba suavemente su mejilla y le recordaba a su madre.

Esa sensación familiar, amorosa y nostálgica. Deseando volver con Anne.

—De acuerdo —solo podía acceder, ella le transmitía tranquilidad y eso era suficiente para obedecer sin chistar.

—Perfecto Andrew, deberán estar alrededor hasta que consideré que están a salvo, adios.

Me encontraba terminando de hablar con el Lider que estaría a cargo de vigilar a los Park, cuando veía a Lisa bajar del elevador.

—¿Hablaste con Rose? —preguntaba al instante.

—Ella vendrá conmigo —respondía sin vueltas.

Finalmente suspiraba aliviado.

—Gracias, Lisa

—Es lo mejor, no necesitamos gente extra. Podremos tener más libertad ahora que Rose no estará aquí —decía con seguridad.

—Si, respecto a eso, tengo que hablar contigo —exclamaba seriamente.

No iba a ocultarle mi siguiente movimiento, ya había mencionado con anterioridad; no hago nada a escondidas de mis aliados, solo de mis enemigos.

Guardar secretos me llevaba el doble de trabajo.

—¿Qué sucede, Dhampir? —preguntaba la Encantadora con su ceño fruncido.

—Vamos al sótano —hacía seña para que me siguiera.

Al bajar encontrabamos a Jungkook despierto e inquieto, no lo había dejado para nada relajado luego de contarle lo que planeaba hacer.

A Lisa le había parecido extraño que éste no estuviera descansando.

—Ok ¿Qué sucede? —preguntaba mientras se cruzaba de brazos y nos miraba como madre que estaba a punto de regañar a sus hijos.

—¿Le dirás? —cuestionaba algo exaltado mi amigo.

—Te dije que no guardo secretos de ésta índole —respondí firmé.

—¿Qué sucede, Tae? —exclamaba con una mirada y un tono de voz más preocupante.

—Lisa... —hacía una pausa, me relajaba y ponía mis brazos detrás de mi espalda—. Me reuniré co...

—¡Verá a la Legión Sangrienta! —decía Jungkook terminando mi frase.

«Ay, amigo... que cabron eres»

Cerraba mis ojos y agachaba mi cabeza, Jk podía ser exasperante cuando quería.

—¿Qué harás qué? —, «y ahora son dos» —¿Estás loco, Dhampir? ¿Te perdimos y no me di cuenta?

—Lisa —suspiraba su nombre y luego miraba a Jk—. Gracias por eso amigo. Lisa... —me acercaba a ella para mirarla fijo y por las dudas de que Rose llegará a bajar, así me limitaba a no levantar mi voz—. Debo hacerlo

—No, no debes —exclamaba con un tono más suave de lo esperado.

—¡Eso mismo le dije yo! —añadía Jungkook.

—Oye, baja la voz —volvía a ordenar.

—Dhampir, mírame —exclamaba la Encantadora—. Son peligrosos y no son de fiar

—Los conozco muy bien, por eso sé que son los únicos que pueden aportar algo a la causa —mi voz jamás se había exaltado.

No quería empezar una discusión, tampoco quería perder el apoyo de mis aliados, solo necesitaba que estuvieran al tanto de lo que haría o dejaría de hacer con respecto a la búsqueda de Jinnie... Seokjin.

—Taehyung, podemos encontrarlo —susurraba Lisa.

La observaba en silencio y la estudiaba con la mirada, «déjame intentarlo una vez más» pensaba.

—Sabes que no podemos solos —Lisa agachaba la cabeza, no siempre solía leerla. Muy de vez en cuando, solo cuando sabía que ella me lo permitiría.

Especialmente ahora que su fe en nosotros, en ella y en su poder, se estaban desvaneciendo. Sabía que necesitabamos más involucrados o no lo encontraría a tiempo.

—Déjame intentarlo una vez más —suplicaba en voz alta.

—No puedes y lo sabes y, aprecio que estés preocupada —levantaba mis cejas en modo de sorpresa—. A decir verdad me sorprende saber que sientes tal preocupación por mí, pero debo hacerlo.

Ésta suspiraba y Jungkook nos observaba fijo—. Lo sé, debes hacerlo

—¡¿Qué?! —y Jk se salía de sus cabales otra vez—. Lisa ¿Estás loca también? ¡es una locura!.

Ambos lo chistabamos para que bajara la voz.

—Es una maldita locura —exclamaba mi amigo, en un susurro sonoro y lleno de furia—. Es suicidio, Tae —exclamaba posicionandose frente a mi—. Lisa, dile que es una locura, diselo —exclamaba ahora girando a ver a su compañera de vida.

—Jk —ésta tomaba su rostro y dulcemente añadía—. Odio a la Legión Sangrienta, la aborrezco con todo mi ser y lo sabes muy bien, pero esto no se trata de mí o de Tae. Se trata de Seokjin y de los planes horribles que vienen detrás, si dejamos que alguien como Jae Joong camine libre por las calles.

Mi amigo se encontraba desolado, no quería que me arriesgase, pero era la mejor opción.

Bruscamente se soltaba del agarre de Lisa—. Es una mala idea, es una muy mala idea

—Es la única salida ahora —exclamaba Lisa por mi.

Jungkook nos daba la espalda mientras refunfuñaba y murmuraba muchos insultos.

—Carajo, carajo, ésto está mal, está mal. Mierda, mierda.

Jungkook solía tener una personalidad alegre  o más bien llamativa y ruidosa, pero ahora era todo lo contrario, estaba furioso y consternado.

—Jk —exclamaba llamando su atención—. Cuento contigo, mi amigo... pero si no lo deseas puedes ir con Lisa para dejar a Rose a salvo.

Jungkook giraba a verme con un destello oscuro en su mirada—. No irás sin mi, maldito desgraciado.

No podía evitar esbozar una sonrisa al oírlo.

—¿Sabés por qué te necesito, cierto? —preguntaba firmemente.

—Soy quien será su maldita garantía, mientras haces un pacto con ellos —respondía con seguridad.

—¿A dónde... a dónde me llevan? —trataba como podía de completar una maldita oración.

Me habían vuelto a drogar y no sabía dónde me estaban llevando, era la primera vez que me sacaban de esa plana habitación.

«Estoy tan drogado intentado ver a mi alrededor, pero solo veo las imagenes de estos hombres que llevan mi debilucho cuerpo»

—Sobre la camilla —, «Jae Joong» —Pongalo ahí, ajusten los cintos a sus brazos, piernas y cadera.

Sentía tal cuál lo que había ordenado, me recostaban en una camilla, cómo podía forcejeaba inútilmente y sentía como ponían mis brazos a un lado y al otro de mi cuerpo y ajustaban unos cintos de cuero que estaban unidos a la camilla.

Habían sujetado mis brazos, mi cadera, mis rodillas y tobillos.

—Retirense —exclamaba el bastardo de Jae.

Yo observaba como mi cuerpo estaba sujeto a la camilla, seguía forecejeando, pero era en vano, luego finalmente lograba vislumbrar la figura de Jae Joong.

Me observaba y acariciaba mi frente.

—¿Qué me harás? —le preguntaba con dificultad.

—Tranquilo —en ese instante un cinto más pasaba por mi frente para sostener mejor mi cabeza—. Así evitaremos que te muevas del todo.

Esbozaba una sonrisa torcida en un inútil intento de parecer amable.

—Quiero que sepas, que esto me dolerá más que a ti, Seokjin —exclamaba con rostro y voz lastimosa.

—¿Qué vas a hacerme? —exclamaba a duras penas y temblando.

La ansiedad y desesperación me estaban consumiendo haciendo que mi respiración se volviera irregular.

—Solo quiero que bebas sangre, nada más mi niño —respondía dulcemente.

—No, no lo-no lo haré —intentaba responder como podía.

—Seokjin, teníamos un trato y yo cumplí

—Yo no sé-... eso —respondía observándolo fijo mientras se movía de un lado a otro—. Tú me aseguras, que Rose está con... con Tae, pero ¿Cómo sé yo que no la mat-mataste?.

Me costaba hablar y estaba muy asustado, demasiado. Temblaba por el efecto de la droga que había ingerido gracias a Hwasa con el agua y temblaba de miedo, tenía mucho miedo.

Estaba aterrorizado como jamás en mi jodida vida.

—Okey Seokjin, no me estás dejando alternativa alguna —exclamaba casi en un susurro.

Lo veía moverse y trataba de seguirlo con la mirada, pero no lograba ver nada, no podía mover mi cabeza y todo estaba nebuloso. Luego de escuchar un ruido de bandeja metálica y como Jae Joong buscaba algo en ella, finalmente volvía a mi campo de visión.

—¿Ves ésto? —movía una pinza frente a mis ojos.

—¿Qué harás con eso? —preguntaba desorientado.

Él suspiraba con sus ojos cerrados, su cabeza en alto y rascaba el puente de su nariz con su muñeca, ya que con esa misma mano sostenía la pinza y con la otra acariciaba la mía.

Se veía agotado.

—¿No creés que tú hermana esté a salvo? —preguntaba con su mirada perdida.

Tenía ese aspecto de loco psicópata que no había contemplado hasta éste momento. Solo había un monstruo, un asesino con clase y problemas de temperamento, pero ahora se veía perdido en sí mismo.

—No creo en nada que venga de tí con respecto al estado de mi hermana —le respondía.

Sus ojos se llenaban de lágrimas mientras apretaba mi mano y en un susurró añadía—. Ésto me dolerá más a mi que a tí.

Luego de sus breves palabras, tomaba mi mano y de ella levantaba mi dedo índice y con la pinza comenzaba a arrancar la uña de su lugar.

—¡No! —comenzaba a gritar de manera desesperada. El dolor era horrible y él lo hacía en cámara lenta—. ¡Jae-...! —empezaba a llorar entre gritos ahogados.

Quería moverme, pero no podía hacerlo, solo me movía de manera tosca y me desesperaba peor por no poder liberarme, así que en cierta forma entre el dolor y las drogas solo lloraba ahogando mis gritos.

—No quería llegar a ésto y créeme que no estoy haciendote nada —exclamaba, Ironicamente lágrimas caían de sus ojos y añadía—. Ya casi —el agudo dolor que sentía ir de mi dedo índice hasta toda la superficie de mi mano, era horrible—, ... listo.

Levantaba la pinza con el pedazo de uña y una cantidad considerable de sangre en ella, yo continuaba sollozando sin consuelo y él observaba la pinza y la uña como si nada, luego arrojaba ambas dos a un contenido metálico redondo.

Me encontraba malditamente aturdido.

Todos los objetos eran quirúrgicos, luego secaba sus tres lágrimas locas e iba en busca de algo haciéndome perderlo de vista. Aunque ya no me interesaba saber que iba a traer o que iba a hacerme, solo quería... realmente quería salir de donde estaba.

Volvía a escuchar sus pasos venir hacía mí, de nuevo lo tenía a la vista, levantaba sus manos para mostrarme que tenía una botella de alcohol y vendas.

—¿Ves, mi niño? —preguntaba mientras mostraba sus manos y lo que había en ellas—. Te pasaré alcohol y cubriremos el dedo, como si nada —exclamaba con esa sonrisa de psicópata.

—Vete al infierno —escupía con mi rostro empapado en lágrimas y sudor.

—No tomaré en cuenta las palabras de un dogrado —susurraba y añadía—. Porqué gracias a que estás así, has sentido solo la mitad del dolor y te reitero, esto no fué nada, por dios quita ese puchero. No te hice nada a comparación de otro tipo de torturas.

Sin asco y sin avisar tiraba un chorro de alcohol en mi dedo haciendo que me ardiera como la mierda.

—¡Bastardo! —fué lo único que había alcanzado a decir antes de morder mi lengua.

Con cara de pocos amigos vendaba mi dedo sin cuidado alguno y me dolía demasiado, realmente me dolía, quizás él tenía razón y no era nada, pero no estaba acostumbrada a ningún tipo de dolor físico de esta índole y ésto que me había hecho para mí había sido jodidamente doloroso.

—Ya está, ahora mírame —sacaba el cinto que sostenía mi cabeza liberandome de esa atadura, luego sacaba de su bolsillo trasero una foto—. ¿Ves ésto? —ponía la foto justo frente a mí para verla.

Parpadeando un poco para tratar de visualizar bien la imagen, finalmente lo lograba, veía la figura de Lisa junto con Rose.

—Lisa —se me escapaba en un susurro.

—Si, Lisa. La bruja que trabaja para mí hermanito

—Es Encantadora, hijo de perra —corregía con voz apenas audible.

—¿Qué dijiste?

—¡Es Encantadora, maldito infeliz! —repetía con cólera.

Él abría sus ojos de manera sorpresiva y levantaba sus cejas—. Ya le tienes cariño, qué lindo eres

—Muérete

—Llevo muerto ya hace mucho, mucho tiempo —sonreía y notaba que su semblante volvía a ser el de un asesino a sangre fría y monstruo con clase que solo él podía llegar a ser.

Ya no se veía perdido.

Luego guardaba la foto y exclamaba—. En fin, como ves, si cumplí mi palabra. Ahora tú, vas a beber lo que tengo para tí —suspiraba y quitaba el pelo de mi frente—. Esto es solo el inicio de este proceso.

Luego de eso levantaba un poco la camilla, volvía a sujetar mi cabeza y contemplaba le botella térmica a un lado sobre aquella mesa con objetos quirúrgicos.

«No voy a beber eso, Jae Joong. Vas a tener que matarme»

Estaba dispuesto a negarme a todo lo que él quisiera lograr conmigo, iba a tener que matarme antes, porque no conseguiría nada más de mi.

Estaba listo para desistir.

Bueno, he llegado.
Ah, perdón estos capítulos no suelen ser muy largos.

Les amu muchito, si ven un error con amorcito me avisan y corrijo, ya saben que se me cruzan los ojitos miel 👀 o se me autocorrige cambiando una palabra por otra ¯\_(ツ)_/¯

Con amor Niñita Nany 💜

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