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Acuerdos

Era bueno en el scrabble, era jodidamente bueno y Rose siempre hacia berrinches al respecto.

— ¡Esa no es una palabra! —se quejaba con voz de niña.

— ¿No lo es? —la miraba con una ceja arqueada.

— ¡Mamá! —se quejaba y mi madre se reía de ambos.

La cena había estado exquisita y dios, como extrañaba la comida de mi madre. Como si hubiesen pasado años separados. ¿Cómo había podido vivir sin su pastel de carne?. No lo sabía, estaba lleno y el dicho dice: panza llena, corazón contento, aunque mi corazón extrañaba a Taehyung, quien me había dicho había llegado bien y que se pondría a trabajar.

Eso significaba horas exhaustivas buscando aquí y allá, hablando con nuevos testigos o personas que podrían ser de ayuda y ver si lograba dar con el paradero de su hermano.

Cuando mis padres se habían encargado de ir a las cama, Lisa había asistido para reforzar los hechizos y Rose la recibía con un caluroso abrazo, para luego ir a la cama.

— ¿Tus padres están bien? —me preguntaba.

—Gracias a todos ustedes, si. Mi madre no recuerda nada, pero Rose...

— ¿Ella está bien? —me preguntaba en la puerta.

—Lo está, pero hubiera optado por hacerla olvidar —exclamaba—. Ella me mira como si temiera que fuera desaparecer y me insinuó esto de volver a casa de Tae. No quiere que me sienta solo —mencionaba.

Lisa esbozaba una sonrisa—. Es fuerte y rebelde, igual que tú

— ¿Viniste sola? —cuestionaba abriendo la puerta.

A la distancia veía el auto de Jungkook.

—Jamás, menos en este horario —respondía—. Jungkook y dos cazadores más están con nosotros y la casa también está siendo observada

—Taehyung no pretende descansar ¿no?

— ¿Puedes culparlo? —respondía—. Está viendo conocidos que no había podido ver ahora que estás aquí, pero estar activo en él es algo bueno. Taehyung no puede estar tranquilo mucho tiempo y menos ahora.

Asentía suspirando—. El domingo ya estaré volviendo, intenté pedirle que me dejara estar hasta el martes pero eso ya era demasiado para el dhampir.

Lisa fruncia su ceño—. ¿Que hay el martes?

—El cumpleaños de Rose —respondía con risa triste.

Lisa apretaba mi hombro y me sonreía—. Cuando atrapemos a Jae Joong, prometo que tendrás una vida más tranquila y no vas a perderte ningún cumpleaños, niño

—Hacía mucho no me decías así —exclamaba—. Y me estoy acostumbrando a tus frases esperanzadoras —Lisa me sonreía complacida ante el halago—. Tengan cuidado y dile a Tae que pare un poco, desde que volvió del último trabajo no ha descansado demasiado

—Y no lo hará si tú no estás en la cama con él, pero intentaré hacerlo descansar un poco

—Ponlo a dormir a la fuerza, algún hechizo, algo —soltaba exagerado.

—La última vez que se desvaneció, cosas extrañas pasaron y hablando de eso... ¿Has vuelto a...?

Lisa alzaba sus cejas y yo lo miraba confundido.

— ¿A qué? —preguntaba.

Lisa negaba—. Olvídalo, cuando vuelvas hablaremos, disfruta estos días, cualquiera cosa me llamas

—No lo haré, descansen de ser mis niñeros —me burlaba y Lisa me regalaba una mueca adorable para luego retirarse.

Me encargaría de exprimir al cien por cien este fin de semana en familia y rogaba realmente que pasara lento el tiempo para poder disfrutarlos. Pero como Lisa había mencionado, esto era temporal, tenía que tener fe en que Jae Joong sería atrapado y finalmente podría estar tranquilo por la calle y hacer estas visitas más seguido.

Pero mientras tanto, cada bendito segundo con ellos, contaba.

—Dijo Jin que descansaras y e intentaras parar por un segundo.

Mencionaba Lisa, cuando entraba y me veía con laptop en mano chequeando los archivos de diferentes estados y sus cámaras de seguridad.

Suspiraba y la miraba con rostro de pocos amigos—. Cada segundo cuenta y si me descuido cosas malas pueden pasar.

Lisa alzaba sus brazos—. Solo digo lo que tu novio me dijo.

— ¿N-novio? —tartamudeaba.

Lisa alzaba sus cejas—. Duermen juntos, se comen la boca fuera de la cama y ¿no pueden ponerle un nombre a la relación?

Miraba en dirección al piso—. Ninguno dijo nada al respecto, solo eso.

Lisa negaba suspirando sonoramente, para asegurarse de que me sintiera como un imbécil y luego salía de mi vista.

El domingo había llegado, podría decirse que más rápido de lo pensado, pero lo había disfrutado. Realmente lo había hecho y Taehyung ya estaba avisado de venir por mi. Me gustaría quedarme hasta más tarde, pero andar de noche todavía me tenía inquieto.

— ¿Tu novio bajara a conocerme hoy? —soltaba mi madre de la nada.

Me ahogaba con mi propia saliva y Rose reía al respecto.

—Taehyung no es mi novio, mamá.

Mi madre resoplaba—. Te trae aquí, te viene a buscar. Seguro y se atienden en la intimidad ¿pero no puedes llamarlo novio?. La juventud de hoy se asusta con los títulos —negaba resoplando y Rose carcajeaba fuertemente contagiando a mi padre quien leía su diario y dejaba de hacerlo solo para unirse a las burlas contra mi.

No podía evitar reír luego de sentir mi cara cuál tomate y este bullying familiar era lo mejor. Aquí viendo sus rostros rojos y sus carcajadas fuertes debido a mi pánico y nerviosismo. Eventualmente me veía atrapado en las risas también, hasta que mi teléfono vibraba y Taehyung me hacía saber que a estaba afuera.

— ¿Tu novio? —se mofaba mi padre.

Negando divertido exclamaba—. Es Taehyung.

Me ponía de pie para comenzar a despedirme comenzando por mi padre.

—No te desaparezcas tanto. Tú no eres así ¿de acuerdo? —me pedía.

—De acuerdo —añadía, abrazándolo.

—Estoy viejo, no me hagas verte una vez por año, hijo. Recuerda que se viene la temporada de béisbol y tú eres mi acompañante fiel. Te amo, hijo.

—Te amo, viejo —me burlaba, para recibir un apretón demasiado fuerte.

Me reía ante aquello ¿para que conocer al imbécil que no se preocupó por mi madre biológica y por mi, si mi padre aquí, llenaba cada vacío?.

—Llamanos al llegar  —soltaba mi madre y se aferraba a mi cintura. Tan pequeña y olía a frambuesa debido al pastel que había hecho—. ¿Vendrás por el cumpleaños de Rose?

Suspiraba y me tocaba mentir—. Lo intentaré ¿de acuerdo? Te amo

—Te amo, mi niño —respondía, tomando mi rostro besando mi frente. Me veía obligado a agacharme para que pudiera hacerlo.

Finalmente fuera, veía el auto de Taehyung, como la última vez, sus ventanas estaban arriba y no podía ver nada con sus vidrios polarizados. No sabía si reír por lo antisocial que había estado el viernes al traerme y ahora o llorar y avergonzarme por eso.

— ¿De nuevo no bajara? —preguntaba Rose en la puerta.

—No lo hará —afirmaba y la miraba—. No hagas nada que yo no haría en tu cumpleaños y trata de no estar lejos de casa.

Rose asentía—. Será algo tranquilo, martes por la noche. Tampoco quiero algo grande y fuera de casa, no te preocupes —exclamaba y yo asentía conforme—, pero llámame aunque sea

—Sabes que lo haré a las doce en punto. Seré el primero —aseguraba.

—Como siempre —exclamaba y me abrazaba.

Una abrazo fuerte y largo, muchos suspiros de mi parte y de ella. Esto no era fácil con Rose, teniendo en cuenta que, sabía todo.

—Cuídate mucho, Jinnie —susurraba.

—Ustedes también —besaba su cabeza y lamentablemente debía soltarla—. Te amo, niña.

—Te amo, viejo —me devolvía una sonrisa hermosa que quería recordar hasta verla de nuevo y le abrazaba una última vez para finalmente caminar en dirección al auto, abría la puerta y antes de meterme la miraba una última vez.

—Te amo

—Yo igual.

Suspiraba y me metía finalmente, no podía ni siquiera mirar a Taehyung antes de intentar apartar las lágrimas de mis ojos y por lo que había vislumbrado llevaba su saco con capucha inmensa que me daba la confirmación de que no había descansado nada y que seguramente venía de quién sabe dónde.

— ¿No descansaste una mierda, no? —le preguntaba.

El sonido de las puertas trabandose me obligaban a abrir los ojos. El auto se ponía en marcha y lo miraba por la velocidad con la que había arrancado.

—Oye...  ¿Estás bien? —le preguntaba, poniéndome el cinturón de seguridad—. Tae —llamaba, viendo su rostro—. ¿Puedes quitarte esta mi-...?

Mi mano intentaba bajar la capucha, pero la suya tomaba mi muñeca para detenerme.

—Yo no haría eso si fuera tú —susurraba una voz que no era la de Taehyung.

El terror apoderandose de mi lograba que mi corazón palpitara con fuerza y mis ojos se abrieran a más no poder. Cuando lograba forcejear el apretón se reforzaba y podía jurar que podría romper mi muñeca con tan solo apretarla de esa forma.

— ¿Quién eres y dónde está Tae? —susurraba horrorizado.

El tipo giraba y unos ojos verdes brillantes me miraban como si fuera su maldita cena.

— ¿No me recuerdas, Jinnie? —susurraba, helando mi sangre—. Sé que eramos unos pares torturandote pero eras mi chico favorito.

Mi cabeza daba vueltas del terror que me inundaba, volviendo a esos días de tortura y remontandome a uno de los lacayos de Jae, un licántropo de más de treinta de nombre Hanbin. Era él. Mis ojos se llenaban de lágrimas que me nublaban la vista e intentaba forcejear.

— ¡Ya, ya! —soltaba mi mano y llevaba la suya a mi cuello—. Harás que nos matemos antes de llegar a ver a tu noviecito. Así que sé un buen chico y quédate quieto o no serás el último rostro que ese sucio dhampir vea antes de morir

Me quedaba sin aire, pero dos manos de detras mío se sumaban—. Hora de dormir, dhampir —susurraba otra voz y un pinchazo era lo último que sentía en mi cuello antes de que todo se desvaneciera.

—Eres un cobarde —susurraba encandenado.

Una emboscada el domingo a media nochenoche había sido la consecuencia por la cual era la víctima de mi hermano y su ejército de animales sueltos. Vampiros y licántropos sin manadas. Todos sirviendolo fielmente. La bruja personal de mi hermano, ex miembro de la legión me había envuelto en un embujo alucinógeno dónde veía a una niña herida pidiendo ayuda. Sabía que algo andaba mal y sin embargo, me había dejado atrapar.

— ¿Por qué soy un cobarde? según tú... —Jae se acercaba a mi y no lo recordaba tan retorcido cómo ahora.

Lo había visto en las visiones de Rose, pero tenerlo en carne y hueso frente a mi, con esos ojos rojos y diabólicos... Era perturbador.

—Te rodeas de tus perros y... —miraba en dirección a Hye-Jin que, de humana no tenía un maldito pelo ya y añadía—, perras sin correa y rabia, pero no puedes enfrentarme solo sin tus embrujos y cadenas. Eres el mismo cobarde de la última vez.

Jae Joong reía, no podía importarle menos lo que pensará y lo sabía.

—Solo soy un hombre precavido —susurraba frente a mi. Tenía la vista un poco nebulosa porque mi ojo estaba hecho un asco, todo mi rostro debido a los golpes.

—Eres un monstruo —afirmaba.

—Humano, monstruo... —se encogía de hombros—. No hay diferencia, pero... Te ofrecí un trato y accediste. Tu vida por la de mi Jinnie

—No es tuyo —exclamaba entre dientes.

—Tampoco tuyo —susurraba con sonrisa ladina.

—Hazlo de una maldita vez —provocaba—. Voy a encontrarte, te lo juro. Puedes morderme y ver si el invento te resulta y puedes huir lejos, pero voy a encontrarte.

Jae Joong comenzaba a reír y a reír, logrando que un escalofríos recorriera mi espina dorsal.

—Tienes esas frases de súper héroe de películas, es muy entretenido oírte. Me divierte y yo que pensaba un reencuentro más ameno

—Me despertaste a golpes, define ameno —exclamaba.

Jae chasqueaba su lengua y uno de sus perros se acercaba a susurrarle algo al oído. No podía ni siquiera saber en qué pensaba porque tenía mis habilidades bloqueadas. Todo minuciosamente planeado.

— ¿Fue divertido creer que era tu sobrino? —soltaba de repente—. De todas formas es como familia

—No vas a volver a tocarle un jodido pelo, lo juro.

Volvía a reír y se quedaba serio de repente.

—Demasiado tarde... ¡Traiganlo!.

— ¿Qué? —La puerta se abría y traían a SeokJin completamente desvanecido y arrastrándolo. El aire no llegaba a mis pulmones y el dolor en las muñecas no me importaba porque comenzaba a forcejear por liberarme—. ¡Hijo de perra! ¡No, no! ¡No era el trato! ¡Me querías a mi, sueltalo! ¡Sueltenlo!

El cuerpo de Jin era desplomado en el piso sin cuidado alguno mientras que la risa diabólica de mi hermano me cortaba la respiración.

—Astrid —llamaba a la bruja.

—Déjalo, te lo ruego, déjalo... —sollozaba y sabía que me veía jodidamente vulnerable, pero no me importaba.

También sabía que rogaba en vano, pero no podía dejar de hacerlo.

—Yuno cierrale la boca —pedía a uno de sus vampiros, quien se acercaba y me amordazada de forma bestial—. Astrid despiertalo, no planeo perder mucho tiempo.

Y me desgarraba la garganta rogando que nadie lo tocará, pero no podía decir nada solo gritar desesperado cuando la bruja lo despertaba de repente y veía a Jin totalmente desorientado. Tomaba su cabeza y veía su rostro de dolor intentando hallarse en el lugar en el que estábamos, hasta que sus ojos me vislumbraban y lo veía correr hacia mi con mi nombre en sus labios, pero la bruja levantaba su mano y lo estampaba con fuerza contra la pared.

Otro grito desgarrador y lágrimas que abandonaban mis ojos sin permiso.

—Haré las cosas justas. Si Jin me gana en una pelea mano a mano, prometo que se irán intactos —me miraba divertido y luego miraba a Jin—. Si pierdes, te como.

Cuando veía a Taehyung encadenado y todo golpeado y sangrando, sentía que me moriría del dolor y la desesperación, pero me encontraba tan aturdido que cuando había intentado ir hacia él, algo me impulsaba hacia atrás. Luego el discurso asqueroso de Jae Joong y mis palabras decididas.

—Hecho —susurraba con dificultad.

El maldito comenzaba a reír y a aplaudir mientras se acercaba a mi.

—Verás, el motivo por el cual te deje estar con mi hermano fue simple —exclamaba—. Eras un dhampir mediocre, un mestizo que apenas comenzaba a conocer su poder y necesitaba entrenarte más pero cada vez que lo intetabamos te rompias —se burlaba—, entonces sabía que con Taehyung aprenderías, sabía que él te prepararía. Fuiste como el pavo de acción de gracias al que se encogrda y luego se le mata para ser devorado. Es lo que hice contigo y es lo que hizo Taehyung al prepararte —lo veía mirar en dirección a un Taehyung que lloraba y gritaba negando con su cabeza. Jamás lo había visto tan vulnerable como en este momento—. Gracias hermanito. Astrid.

Ordenaba y sentía que caía al piso, de inmediato intentaba pararme sobre mis pies cómo podía, mientras que la sonrisa más perversa y diabólica se dibujaba en el rostro de Jae Joong. No había forma de ganarle y lo sabía.

—Vamos Jinnie, atacame ¿o prefieres que torture a mi hermano como incentivo? —lo veía mover sus dedos y un vampiro se movía tan rápido que era casi irreal ver cómo clavaba una daga en la zona del abdomen de Taehyung.

— ¡No! —el grito desgarrador de que soltaba iba acompañado por una rabia interna que enviaba al maldito chupasangre tan lejos de Taehyung como podía.

La daga quedaba insertada en su vientre y Jae Joong me miraba divertido.

—Woah, la telequinesis se te da bajo presión —se burlaba—. Intenta algo como eso de nuevo y le cortó la cabeza —amenazaba.

Apretaba mis puños sintiéndome indefenso y me atrevía a dar el primer golpe, pero Jae me esquivado, logrando darme el primer golpe. Era uno fuerte y sentía como mis costillas sufrían ante eso y Taehyung continuaba gritando con toda sus fuerzas.

— ¿N-no te enseñaron a no jugar con la comida? —susurraba en dirección a él—. Sabes que no voy a ganarte —lo veía encogerse de hombros.

—Queria que lo intentaras

—Quieres hacer esto divertido para tí —pasaba saliva y veía a Taehyung sangrar, había una sola forma de salvarlo y ni siquiera sabía si era seguro—. Te propongo un nuevo trato —susurraba mientras Taehyung se desgarraba las cuerdas vocales y mis ojos estaban rojos y húmedos—. Haz lo que tengas que hacer conmigo, pero déjalo vivir, deja que lo encuentren y que lo salven.

Jae Joong tocaba su mentón fingiendo pensar en mi propuesta, se tomaba un tiempo tan largo yendo y viniendo, hasta que se paraba a la lado de Tae.

Le quitaba la mordaza preguntaba—. ¿Debería tomar su oferta?

—No, no, no. Tómame a mi, déjalo en paz, déjalo. Tómame a mi, era el trato

—Mmm, verás... Te traje por pura diversión y porque eres un maldito perro guardian que no lo dejaba solo un maldito segundo, pero tú no me sirves, hermanito —lo escuchaba susurrar.

Yo ni siquiera podía moverme y no era del miedo, era la bruja que me mantenía en mi lugar.

—Verás hice mi investigación y solo sirve cuando el dhampir fue creado por el mismo vampiro en cuestión... Y tú no eres mi creación —exclamaba—, eres la de papá pero él... —me señalaba—. Él es mío.

Y mi estómago era un maldito nudo y revuelto de sensaciones horribles.

—No, no, no... Te lo ruego

—Tranquilo... Estarás en primera fila para ver.

—No, no. Jae, por favor, por favor te lo pido —rogaba Taehyung, mientras la distancia entre Jae Joong y yo disminuía.

Parecía ver todo en cámara lenta y me sentía tan débil y desorientado que luego de vislumbrar como Taehyung gritaba y rogaba, era como si el sonido se hubiese apagado y nada más alrededor existía. Intentaba moverme más no podía, pero mi sentidos volvian a agudizarse cuando en una fracción de segundos lo tenía detrás de mí susurrando:

—Será rápido, Jinnie —toda mi piel se enchinaba y los vellos de la nuca se erizaban cuando sentía una fuerte punzada de dolor en el cuello y una fuerte succión que me hacía sentir un calor en la zona de la nuca.

Un dolor agudo se apoderaban de mi cabeza, sintiéndome descompuesto y del cuello hacia abajo totalmente entumecido.

Mi garganta ardía, mis ojos apenas podían ver claro a través de la lágrimas y era muy probable que había dislocado mi brazo tironeando fuertemente de las cadenas, pero todo era en vano. Jin era la presa de mi hermano y yo estaba encadenado de brazos a dos barrotes incrustados al piso y me era imposible soltarme.

Seguía tironeando y todo el proceso era lento, doloroso, irreal. Estaba seguro que mis muñecas no resistiría si seguía tirándo de esta forma, pero no podía no hacerlo. Mi garganta ardía y mi vientre aún tenía la daga clavada que, había ignorado por completo cuando todo mi interior estaba destrozado por la cruda imagen frente a mi.

Jin ya estaba en el piso y me hermano seguía devorando más de lo debido, su cuello y ropa cubierto en sangre y los vampiros alrededor de él estaba babeando deseosos de probar mientras que yo seguía desgarrandome la voz, pero de nada servía. Nadie escucharía, nadie obedeceria porque todo eso estaba bloqueado por culpa de la bruja de nombre Astrid que, apenas había notado como caía de rodillas.

Mis ojos seguían segregando lágrimas y los ojos de Jin estaban en mi dirección y me remontaba al mismo escenario años atrás. Solo que su mirada no era de susto, era una mirada vacía y veía una lágrima abandonar sus ojos.

— ¡Basta! —pedía—. ¡Vas a matarlo! ¡Detente!

Pero Jae Joong era un demonio que hacía caso omiso a mis súplicas. Era un mounstro, era peor de lo que recordaba y podía ver cómo estaba disfrutando del maldito proceso mientras yo seguía rogando y tironeando inútilmente de las cadenas.

— ¡Jae! —gritaba Hye-Jin, quien yacía al lado de la bruja—. Astrid ya no tiene fuerza ¡Sueltalo! ¡Hay que irnos!

Pero Jae no escuchaba a nadie, él continuaba drenando a Jin, quien me veía una última vez para cerrar sus ojos y notaba que su cuerpo ya estaba totalmente duro, entumecido y sin vida.

—Basta, por favor. Basta... Haz que pare —rogaba en dirección a la bruja.

Hye-Jin me miraba sin inmutarse, pero parecía querer lo mismo que yo. Que Jae se detuviera y salir de allí.

—Jae... ¡Jae! —gritaba, pero ese no era Jae, era un animal saciando su sed, un animal que no soltaría a su presa hasta sentirse satisfecho—. Astrid —pedía a la bruja, quien con todas su fuerzas levantaba su brazo y expulsaba a Jae lejos de Jin.

Y yo volvía a gritar desconsoladamente, casi sin voz, con el corazón palpitando demasiado rápido y la sensación de vómito en mi garganta cuando veía como la carne de su cuello era desprendida y terminaba perdiendo aún más sangre. Como si fuera una manguera rota que perdía agua a borbotones. Ya no tenía más voz, ya no tenía más lágrimas, ya ni siquiera me sentía consciente de lo que veía. Solo escuchaba la risa diabólica de aquel animal que tenía su boca llena de sangre y sus ojos ya no eran rojos.

Eran de un tono celeste, casi blanco.

Había logrado su cometido y aún sin matarme, lo había hecho de todas formas.

"Hay que irnos, ya está muerto y Astrid ya no puede resistir ocultar el rastro de todos. Vámonos, ahora"

Me sentía perdido y solo podía ver cómo había sangre alrededor de SeokJin y otros vampiros habían intentado acercase pero mi hermano no se los permitía porque ordenaba a todo el mundo abandonar el lugar de inmediato.

De repente había silencio, mis ojos hinchados, mi cabeza se partía del dolor junto con todo mi cuerpo entumecido. Mis heridas externas no importaban. Nada importaba ya.

—Mándale mi más sentido pésame a la familia —y quitaba la daga de mi abdomen logrando que otro grito desgarrador se escapara de mi garganta.

Y eso era todo, no sabía en qué momento me había desvanecido luego de intentar romper las cadenas o intentar safarme de ellas. Era inútil, incluso llorar y repetir el nombre de SeokJin era inútil.

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