❝Capítulo 13: Yo cumplo mis palabras❞
Pensaba que tenía clara la idea de lo que significaba cuando un día estaba frío, pero aquella tarde el tiempo se puso de acuerdo para superar el rango que yo había sentido, o al menos de eso estaba segura, porque el frío que hacía era uno que no había sentido hace mucho. Los días anteriores había hecho frío, sí, pero ese día era un récord total. Bueno, ya estaba dando muchos rodeos a ese asunto.
Estaba nublado, y la brisa más mínima podía congelar los huesos de cualquier persona que paseara por la calle sin ningún buen abrigo que le cubriera bien. Yo no me podía quejar mucho ya que estaba en el interior de un hogar, pero de igual forma el frío se colaba por el más mínimo espacio que existiera entre el interior y el exterior. Probablemente hasta una ventana mal cerrada lograría hacer que una habitación pudiera parecer frigorífico.
—¿A qué hora debemos sacarnos los calcetines? —preguntó Jimin, sentado a los pies de la cama; su cama.
Era jueves, y nuevamente su casa estaba sola, habíamos aprovechado la situación y viéndonos en la necesidad de avanzar para ya estar listos en ese tema, salimos casi despavoridos de clases corriendo lo más rápido que podíamos a su casa, y solo digo casi, ya que en verdad habíamos salido igual que todos los días, solo que el ambiente se sentía raro, un poco acelerado, y por ello cada cosa que sucedía se sentía a una velocidad mayor de la que realmente sucedía.
—No lo sé... Ahora hace mucho frío, tal vez solo deberíamos dejárnoslos puestos, no creo que molesten mucho... —No estaba nerviosa, increíblemente sentía que no lo estaba. Pero el frío era tanto que solo me daban ganas de dormir entre sus brazos y nuevamente sentir su calor corporal junto al mío.
—Vamos, Soo. Con el rato ya no hará tanto frío, si nos sacamos ahora los calcetines nos acostumbraremos. —Siempre tan él. Su sonrisa en ese momento era muy tierna y no podía evitar querer reír por nuestra charla tan boba. ¿En serio importaba tanto sacarse los calcetines durante el acto? Sabía que era por higiene, ya que un fluido los podía ensuciar e incluso la misma transpiración podía hacer que se sintiera incómodo. Pero el frío es el frío, y en ese momento lo que menos quería era quitarme las fundas de mis pies.
Porque si no se notaba, mi propio calefactor corporal era algo pobre y ganar calor me costaba. Dejar mis pies desnudos era como quedarse sin ropa sobre un iceberg.
—Hagamos algo, si tú quieres te los puedes sacar ahora, pero por mi parte me los sacaré cuando esté distraída en otra cosa y no sienta tanto frío, ¿si? —Intentando aportar en la situación me saqué la capa más exterior de ropa que traía puesta, dejándola a un lado de la cama—. Por el momento este será mi aporte —Él rio con gracia Anti li acción.
—Tú ganas, pero después te los sacarás igual —advirtió, aunque no le podía tomar muy en serio si su rostro seguía demostrando que solo quería reír.
—Lo sé, pero yo cumplo mis palabras, así no te preocupes. —Me acomodé mejor en la cama haciéndole una seña para que se acercara. Jimin, como un buen chico, no dudo ni un segundo en colocarse a mi lado.
—Esto es raro... Pensé que sería más fácil hacerlo —comentó quitándose los calcetines—. Al menos algo me dice que te la estás pasando bien y no está siendo algo aburrido.
—Pues claro, ¿contigo quién no se estaría divirtiendo? Tus comentarios no dejan que la situación sea seria —Y al ver que quería decir algo continué inmediatamente—, pero no te preocupes, que así está bien. No todo en la vida tiene que ser serio, la cosa es simplemente pasarla bien y gracias a ti creo que tendré un lindo recuerdo, o por lo menos algo gracioso de lo cual poder reírme más tarde.
Tiró sus calcetines al piso y después me miró con sus ojitos brillantes por alegría. Si le observaba bien su rostro tenía proporciones sinceramente bellas, y él en general era un paisaje muy agradable de ver. Sus facciones eras suaves pero marcadas y eso en ocasiones le jugaba a su favor, como cuando demostraba su dualidad en todo su esplendor.
—Me alegro de que así sea —Y esa maldita sonrisa de bebé permanecía en su rostro como si en toda la tarde no fuera a desaparecer.
Luego de eso nos quedamos un rato callados, cada uno en sus propios pensamientos, yo tenía claros los míos, pero Jimin era todo un misterio. A veces sentía que iba a dudar y desistir de su idea, pero cuando finalmente se puso de pie para tomar la cajita de condones le sentí más seguro, aunque... toda la seguridad que mostraba se fue en un instante a volar cuando una segunda cajita de condones cayó seguida de otra. Ahí su cara fue todo un poema y seguramente la mía por un instante también lo fue.
Y es que de él podía esperar cualquier cosa, pero eso no quieyaba el hecho de que de igual forma me sorprendería.
—Puedo explicarlo... no me malentiendas. Esto, esto solo era por seguridad... no es como que los fuera a utilizar todos contigo... era por emergencia y...
—Tranquilo —Le interrumpí lo más seria que pude, aunque las ganas de reír me sobraban gracias a su cara que parecía un tomate y a sus expresiones que me hacían querer reir hasta no más poder—, sé que después de esto querrás ser un hombre del mundo, y para ello necesitas protección. Así que no te preocupes por darme explicaciones, es tu vida.
—Gracias por entender —respondió aliviado—, pero sé que solo te estás refiriendo a mí como puto, con palabras lindas.
Y con esas palabras mi risa estalló, al igual que la de él. Que después de acomodar las cajitas en su lugar se lanzó sobre mí riendo a todo pulmón, como si la vida se nos fuera en ello. En ese momento teníamos que parecer algo extraños y fuera de lugar, pero no había problema porque solo seguíamos siendo nosotros mismos actuando como normalmente lo haríamos. Jimin era todo un comediante con solo su actuar.
—Dios... siento mi estómago doler de tanto reír —Con mis manos descansando en mi abdomen intenté regular mi respiración. Pero estando la cabeza de Jimin apoyada sobre mi pecho hacía que fuera una tarea difícil de realizar—. Oye amigo, no te aproveches tanto de la situación, eh. Que solo no había dicho nada porque me era más importante respirar.
—Eres una aguafiestas, solo un ratito más, ¿si? Es bastante cómodo aquí, siento que podía dormirme escuchando como late tu corazón. —No lo vi, pero supe que en aquel momento sonrió.
—Y así quieres que no te diga que eres un bebé cuando actúas como tal —Esta vez reí despacito. Acariciando sus cabellos con delicadeza—. Gracias por ser tan original, Ji, hasta el momento me la he pasado muy bien en todo esto que viene antes.
—No es nada —Aprovechando la situación levantó su cabeza alejándose un poco para poder sostenerla por sí mismo—. Mereces lo mejor, así que intento hacer esto lo más divertido posible para que te la pases bien. Puede que no sea tu novio o un chico de novela que te deja con la boca abierta, pero eso no quiere decir que tengamosnque hacer de esto algo aburrido o tradicional, si se puede decir así.
—Ay, eres una ternurita. —Le molesté punzando una de sus mejillas.
—Solo lo soy para ti. —Y atrapando mi muñeca derecha, dirigió mi mano a su rostro para que le acariciara.
Cuando lo hice, sonrió en una simple pero linda sonrisa de labios y tras eso acercó su rostro al mío para darme un beso en la frente y luego uno en los labios, este último con mucha lentitud y cariño.
—De todo corazón espero ser lo suficiente bueno para ti. —Se alejó un poquito solo para acariciar mis mejillas, cabello y cuello.
No bastó mucho para que su rostro se volviera a acercar al mío y sus suaves labios envolvieran los propios. En algún punto los besos se habían vuelto algo bastante recurrentes y aunque sinceramente no me parecía loas normal, no me quejaba ni me molestaba tenerlo tan cerca. Puede que a aveces resultara algo extraño y me tomaba desprevenida, pero aparte de eso genuinamente disfrutaba de ese tacto.
Con delicadeza nos llevó hasta la orilla de su cama, y ahí se sentó mientras a mí me tocó estar de pie unos segundos para después verme sentada sobre su regazo de lado. Me tomó de la cintura con una mano y la otra se dirigió hasta mi rodilla más cercana para acariciarla. Nos miramos unos segundos y tras ello deposité un suave beso en su frente. Rodeé su cuello y aquello pareció gustarle, pues volvió a sonreír y yo perdí la cuenta de todas la veces que ya había repetido esa acción.
—¿Te gusta que te dé mimos?
—Lo adoro.
Su boca fue a parar a mi cuello dejando un montón de besos que me provocaron cosquillas. Y al igual que ahí, el sector de mi rodillas y más arriba era algo sensible, por lo que cuando comenzó a repartir caricias las ganas de reír me invadieron. Aunque tal como vinieron se fueron, pues una de sus manos en su recorrido llegó a los cabellos de mi nuca y la otra se delizó bajo mi camiseta para tener contacto con la piel de mi espalda, y ahí las ganas de reír fueron sustituidas por ganas de ver la expresión que tendría su rostro en ese momento, pero era algo imposible mientras seguía perdido en la zona de mi cuello.
Le di un tirón a su camiseta cuando mordió suavemente el sector. Por un momento imaginé lo agradable que sería sentir su piel sin la camiseta de por medio. Tocando su suave espalda con la yemas de mis dedos y recorriendo todo el sector hasta que me pudiera aprender de memoria los pequeños lunares escondidos, pero rápidamente dispersé esos pensamientos cuando me tomó por la espalda y el sector bajo de esta misma para volverme acomodar, pero esta vez con ambas piernas a un costado de las suyas.
—Vaya, otra vez tengo a esta señorita preciosa sobre mí. Me siento sinceramente honrado —sus dos manos se delizaron por mis muslos y por impulso quise juntar las piernas, pero estando las suyas de por medio fue algo imposible.
—Gracias. Y por cierto, Jimin, te quiero besar el cuello también —admití viendo tras sus pestañas que parecían querer hacerme alguna clase de invitación.
Él entusiasmado ni siquiera se lo pensó dos veces. Inclinó su cabeza hacia un costado dejándome el camino libre para hacer lo que quisiera. Así que lo hice. Me acerqué hasta el sector y cerré mis ojos cuando surgió tacto de su piel contra mis labios. El sector parecía estar más caliente que en otras partes y el olor a perfume inundó mis fosas nasales. Olía demasiado bien, y estaba segura de que aquello había aportado a que quisera un poco más de él.
Me separé de la zona de su cuello y erguí un poco mi espalda, lo suficiente para poder acercarme todavía más a su cuerpo. El sector de mi pecho quedó más o menos a la altura de su cuello y mis brazos descansaron alrededor de su cuello mientras la zona central de cada uno parecía estar cada vez más cerca. No tenía claro si lo que estaba haciendo estaba plenamente bien, pero me estaba perdiendo en las sensaciones y tan solo me estaba dejando llevar por lo que mi cuerpo parecía querer.
Cuando mi rodillas tuvieron como tope el comienzo de la cama opté por simplemente subir mis piernas y rodear su cadera, de esa forma podíamos estar más cerca y sin que estar moviéndome cada dos segundos porque había algo que molestaba mis rodillas.
—Me parece que desde ahora se viene lo bueno —su mano nuevamente se deslizó por mi espalda y sus labios regresaron a su trabajo de darme suaves cosquillas en el cuello.
Jimin tenía toda la razón y los calcetines después de un rato comenzaron a estorbar. Y de a poco me fui perdiendo en su besos que de alguna forma siempre se terminaban deslizando hasta mi boca.
17/11/21
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