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❝Capítulo 11: No puedo cumplir con eso❞

Si tuviera que decir cómo me encontraba en ese momento, decir que estaba nerviosa se quedaría corto, demasiado para mi gusto. Pero no podía sentirme de otra forma al estar acostada en la cama de Jimin con menos ropa de la que tenía cuando habíamos llegado.

Tener sexo ese día no había sido el plan más preciso, aunque todo se alineara para que así fuera. Casa sola y un Jimin ansioso me sorprendieron al terminar la jornada escolar. El día no estaba siendo precisamente el mejor de todos, estaba nublado y con un frío que calaba hasta los huesos, no me sorprendía ya que era invierno, pero justamente ese día se sentía perfecto para no hacer absolutamente nada, no para estar acostada en una cama ajena jodiéndome de frío, y como si fuera poco todo aquello, estar en paños menores no mejoraba la situación en nada.

—¿Estás molesta? —Jimin me observó a un costado de su cama, tal vez arrepintiéndose de lo que quería hacer— No pensé que haría tanto frío... —Suspiró profundamente cerrando sus ojos tras el cristal un instante—. Será mejor que simplemente dejamos esto hasta aquí. No quiero que tengamos problemas nuevamente por mi culpa, ya lo he dicho...

Yo me mantuve callada pensando en qué decir. No estaba molesta con él, pero algo me molestaba demasiado, y no sabía exactamente qué cosa era. Una opción era mi incomodidad propia, y sin duda eso debía ser lo que no me permitía tener un buen humor, sin embargo, no quería creer aquello y disfrazaba mis pensamientos con cosas triviales. Era más fácil que darle vueltas al asunto mayor.

—No lo sé, Jimin. En este momento no estoy muy cómoda y no tengo idea de por qué es así —Me incorporé tomando una chaqueta de Jimin que estaba tirada sobre su cama para taparme con ella y poder entrar en calor, o más bien cubrirme.

—Últimamente lo he notado, creo que ya es momento de ponernos serios, como corresponde. ¿Soojang, tú en verdad estás dispuesta a tener sexo conmigo o solo lo haces por compromiso? Sé totalmente sincera con tu respuesta.

—Sí, sí lo estoy —le respondí sin siquiera pensarlo. Y en serio no le estaba mintiendo cuando decía aquello—. No me importaría tener sexo contigo en este precioso momento, es más, incluso me da un poco lo mismo. Pero aun así... hay algo que me molesta.

—¿Y no sabes que es lo que te incómoda?

—Pues ya te he dicho que no. Si ya lo supiera no estaría tan estresada pensando en ello.

Mi mejor amigo se sentó en el borde de la cama para luego subir sus piernas y quedar recostado de la misma forma que yo. Pasó su brazo izquierdo por detrás de mi espalda hasta tocarme el brazo para atraerme suavemente hacia él. Quedé recostada con la cabeza en su pecho, y pude sentir su corazón bombear a un ritmo bastante tranquilo.

—Soojang, no es necesario que te obligues a hacer esto. Si no quieres yo lo entenderé perfectamente y te dejaré tranquila. Eres muy importante para mí, y si en serio no quieres hacer algo, no te obligare a ello. Tienes todo el derecho a arrepentirte y marcharte si quieres... —Su corazón comenzó a bombear más rápido al decir eso, y aún más cuando pude sentir que dejó un tierno y dulce beso en mi cabeza—. Si nuestra amistad se llegara a terminar por mi culpa, aceptaré toda la responsabilidad —aclaró seriamente—. Tú siempre eres directa, así que en este momento dime lo que pasa para que estés así. Necesito saberlo. No podemos seguir así, no por lo menos si sé que estás mal y no hago nada para intentar remediarlo.

Suspiré un poco agotada de la situación. Ni yo entendía claramente lo que me pasaba, pero haciendo mi mayor esfuerzo me resigné a contar lo que  inundaba mi cabeza, o al menos una parte. Jimin era mi mejor amigo y estaba segura de poder confiar en él. En una de esas hasta podía ayudar a que mis pensamientos fueran más claros y no tan confusos y molestos.

—Desde que recuerdo he tenido cicatrices feas en mi cuerpo, siempre he sido literalmente una tabla, y eso tampoco ayuda mucho. Por muy segura que me muestre hacia los demás siempre en mi interior tengo una constante voz que me recuerda todos los defectos que tengo. Nunca he sido la chica más linda de la clase y para arreglarme soy un completo desastre —Acomodé mi cabeza en su pecho sintiendo como me encogía en mi lugar—. Una gran parte de chicas se maquilla y depila continuamente... y yo nunca he pertenecido a ese grupo. Nunca lo he sentido necesario o de total menester, pero estando aquí contigo me di cuenta de que me molesta mostrarme a ti tal y como soy. Hago cosas que no me gustan solo para encajar y es un total asco.

Jimin acarició mi cabeza y yo continué desahogándome como podía. Quería callar mis pensamientos por un lado, pero eran tantos que solo fluían sin poder detenerlos de alguna forma. La mente la tenía tan llena de ideas que dejarlas ahí parecía algo imposible, tal vez solo había llegado a mi límite y estar con Jimin me generaba la suficiente seguridad como para que hablar no pareciera algo incorrecto.

—No creo ser un error como mujer o persona, pero para la sociedad que hay... Creo que no encajo. Todos quieren chicas depiladas hasta las pestañas... y yo no puedo cumplir con eso porque simplemente no me nace. Por mucho que digan que es algo higiénico, yo no lo creo así. Tú, por ejemplo, no te depilas y no por eso eres sucio... pero si yo me mostrara como tú, una gran parte me juzgaría. Sé que se supone que tú posición es algo diferente... de todas formas yo pienso que es lo mismo. Aunque las personas digan que las cosas están cambiando, en el fondo estoy segura de que piensan distinto a lo que dicen, obviamente deben haber personas sinceras, pero también están las 'otras'.

Cuando me di cuenta mis manos ya se estaban aferrando con fuerza a su chaqueta. Quería desaparecer por haberle dicho eso, pero a la vez necesitaba un abrazo para sentirme segura. Y al parecer Jimin lo entendió, ya que por un momento se mantuvo en silencio abrazándome con fuerza. Sosteniendo mi cuerpo con una increíble delicadeza que me transmitió todo el apoyo que necesitaba.

—No tienes que hacer todo lo que te impongan, Soo —rompió el silencio acariciando mi cabello con cuidado—. Tú puedes verte como quieras sin importar la opinión del resto... Si de chiquita eras linda sin una gota de maquille, ahora no hay razón para que no lo sigas siendo. Y sobre la depilación... solo importa que tú estés cómoda con tu cuerpo, después de todo la única que pasa veinticuatro horas del día contigo eres tú misma. Al resto que la valga un pepino lo que haces o no. Eres linda, nunca lo dudes.

Le miré con un deje de tristeza y él en cambio me miró dulcemente para luego besar con delicadeza mi rostro como si en ese momento lo único que importara fuera consentirme y cuidarme. Jimin era bueno, y en verdad le quería mucho. Lograba hacer que me siento era bien conmigo misma, y que la confusión se apaciguara un poco para que mis pensamientos no me superaran.

—Tú siempre has sido linda para mí, así que no te preocupes por mostrarte tal y como eres. Yo siempre te aceptaré. Eres mi niña, Soo, y te quiero mucho.

Sus ojos tenían un brillo que en el momento no supe descifrar, me miraban tan dulcemente, como nadie lo había hecho, que lo único que pude hacer fue dejarme llevar por la situación. Cuando me di cuenta nuestros rostros estaban tan cerca que podía sentir su respiración cosquillear en mis labios.

—¿Me dejarías besarte? —susurró colocando su mano en mi mejilla, acariciando con una norme lentitud.

—¿Tú quieres hacerlo? —Le pregunté de vuelta, enredado mis dedos en los cabellos de su nuca.

—Ahora mismo muero por hacerlo... —Sonrió tocando una de mis mejillas con su nariz—, en verdad siempre muero por hacerlo, Soojang —rio bajito y con gracia.

La chaqueta que tenía sobrepuesta se deslizó un poco y él la puso nuevamente en su lugar procurando que estuviera bien tapada. Realmente me cuidaba, incluso con el más mínimo gesto. Era imposible no sentirme especial con su trato tan cariñoso. Tendría que haber estado muy ida como para no darme cuenta de que sus acciones eran muy dulces y tiernas.

—Sabes que esto es muy raro, ¿cierto? —Sonreí como tonta.

—No, no es raro. Solamente te demuestro el cariño que siento por ti. Eso definitivamente es algo normal. — Y él me sonrió de la misma forma.

—Pues pareciera más que estás coqueteando —Sin siquiera alejarnos un poco deslicé mi mano hasta llegar a su cuello.

—Oh, ¿es así? —preguntó juguetón.

—Sí, sí es así. —No pude decir más, ya que sus labios tocaron los míos impidiéndome continuar.

El beso fue lento, tranquilo y sobre todo amoroso. Su mano permaneció en mi mejilla acariciando suavemente con su pulgar y cuando nuevamente la chaqueta se deslizó en vez de regresarla a su lugar prefirió sustituirla por su propio calor, abrazándome con una intensidad asfixiante. Y estaba encantada por su tacto, realmente lo estaba.

—Oh, perdón. Creo que te interrumpí —se disculpó con falsa inocencia. Sus ojos me escanearon y sus manos se delizaron por mis brazos—. Es que me perdí en tu lindura, ¿sabes? Es difícil concentrarme cuando te tengo así y tan cerca.

—Eres tan bobo...

—Soy un bobo amable y lindo.

Repentinamente se alejó un poco, y seguido a ello se despojó de su camiseta quedando con el torso desnudo a poca distancia de mí. Me sorprendí por su repentina acción, y todavía más cuando tomó una de mis manos para que acariciara su abdomen con las yemas de mis dedos. Su piel era caliente y suave, y aunque alguna vez lo había pensado, la sensación de tocarlo era mucho más extraña que solo imaginarlo.

—¿Está bien que te toque..? —pregunté intentando no presionar mucho su piel. No entendía del todo su acción.

—Quería mostrarte esta cicatriz que tengo en el costado izquierdo —gracias a su mano mis dedos se delizaron hasta que llegaron a la zona de piel que tenía una marca—. Puede que ya no la recuerdes, pero me la hice en el verano cuando teníamos unos ocho años. Mientras jugaba con mi hermano en un árbol me resbalé y me raspé con un cacho de rama quedando la zona así. Es una marca interesante, ¿no lo crees? Puede que a alguien no le agrade, pero me recuerda un momento en donde fui muy feliz y la pasé genial a pesar de todo.

Entonces fue gracias a sus palabras que entendí a lo que quería llegar. No era simplemente un capricho de querer sacarse la camiseta, sino que quería darme a entender que no todo lo que uno puede considerar malo lo es. A veces tan solo se trataba de ver las cosas desde otras perspectivas.

—Gracias, Jimin.

—Soy yo quien te debería agradecer, Soojang. Sé lo difícil que puede ser mostrar estas partes. Y, quiero decir, no hace falta ver las cicatrices o marcas con los ojos, simplemente que te abras para contarme tus inseguridades y pensamientos me hace muy feliz.

—No debería ser justo que seas tan lindo —mis dedos se siguieron deslizando sobre su piel. No había nada morboso o con otras intenciones, tan solo tocarle y saber que todo su ser era real me entregaba una seguridad que pensaba no tener.

—Creo que por ser tan buen chico me debería merecer otro beso —de alguna forma entrelazó nuestros dedos, dejándolos apoyados sobre las mantas—. No, ¿sabes que? En realidad no me lo debería merecer, me lo merezco sin duda alguna.

Le podría haber respondido con palabras, haber hecho algún comentario o simplemente una broma, pero en cambio mi actuar fue más rápido que mis pensamientos. Y con la mano libre que tenía le tomé de la nuca y lo acerqué lo suficiente como para que nuestros labios se pudieran tocar. No era fue un toque desesperado ni mucho menos salvaje. Tan solo eran movimientos suaves mientras nuestros ojos permanecían cerrados y nuestras manos entrelazadas casi de forma infantil.

La tarde continuó de esa forma, hasta que en un punto terminamos bajo sus mantas ambos en ropa interior. Simplemente abrazándonos y de vez en cuando dándonos unos cuantos cariños y uno que otro beso. Nuestras pieles tocándose y el calor de cada quien llegando hasta el otro no era algo de todos los días, pero no se sintió incómodo ni mucho menos incorrecto.

Mi sueño de hace días había sido raro, pero en la realidad no se sentía así. Tenerlo tan cerca, tan real... era indescriptible. Se sentía tan bien que por un momento deseé que permaneciéramos así por siempre. No era caliente, y estaba muy lejos de serlo. Pero entre sus brazos me sentía abrigada y protegida, y ni un sueño tan extravagante podía compararse con lo que habíamos vívido de verdad. Las palabras dulces también tenían lugar entre personas metidas entre mantas. Y aunque los susurros de frases sucias era algo realmente excitante, no tenía comparación con las acarameladas frases que se compartía en medio de algo tan íntimo.

Y puede que no estuviésemos completamente desnudos en cuerpo, pero gran parte de nuestros pensamientos se habían sacado la ropa.

—Soo —sus ojos se encontraron con los míos y permanecimos viéndonos con algo de vergüenza tras lo sucedido—, no sé si a esto que estamos formando se le pueda llamar propiamente como amistad, pero sigamos cuidando al otro como lo hemos hecho siempre, ¿sí?


12/11/21

Muchas gracias a quienes han leído la historia en estos últimos días. El apoyo que le han dado me ha hecho sentir muy feliz (´ . .̫ . ')♡

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