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❝Capítulo 10: ¿Por qué estamos haciendo esto?❞

Habían pasado unos dos días desde que Jimin y yo nos habíamos encerrado en su habitación para poder experimentar y ganar sabiduría y experiencias sobre la sexualidad de cada uno. Luego de que toda la acción había terminado sucedió algo que no me esperaba para nada, y esa fue la acción que hizo mi mejor amigo. Tema al que no le podía dejar de dar vueltas pensando en que había sido algo bastante peculiar.

Como si fuera la cosa más educada, tal vez como agradecer por la comida después de comer o despedirse de algún compañero tras la jornada escolar. Él se había agachado hasta mi altura para tomar con delicadeza mi barbilla y elevarla lo suficiente para que sus labios pudieran tocar los míos sin problema alguno. El beso fue tan delicado y lento que no sé con exactitud cuánto habrá durado, puede que haya sido solo un mísero segundo, pero para mi persona fue una eternidad tortuosa, y digo tortuosa porque fue tan malditamente bueno que, aunque mi mandíbula molestara, no podía evitar la sensación de querer más y más de él.

Aunque claramente todo tiene un fin, por lo mismo, fue él quien se separó primero, me dedicó una sonrisa, se colocó su vestimenta como correspondía (o por lo menso intentó) y salió corriendo al baño para encerrarse por lo menos unos doce minutos. Doce minutos en los que arreglé mi cabello, fui por un vaso de agua y lo bebí, hasta que finalmente me despedí para irme a mi casa a descansar (aún estando él en el baño, claramente).

No sé con exactitud lo qué habrá pasado con Jimin después de ello, no había recibido ningún mensaje de su parte y yo tampoco sabía qué escribirle para iniciar una conversación y no sentirme tan extraña. Tal vez algo como un: "¿Te gustó la mamada que te hice?", pero lo descarté de inmediato. ¡Claramente no era una buena opción! Solo formaría una situación rara e incómoda, sin duda. Por lo que opté a dejar pasar las cosas naturalmente, sin forzar nada. Solo esperaría paciente a que mi mejor amigo pudiera mirarme nuevamente sin apartar la mirada o sin sonrojarse desmesuradamente —tal vez recordando lo que había pasado entre nosotros— o algo similar a ello.

Pero siendo bastante sincera y optimista, no veía que esa situación estuviera muy cercana. En las clases tras ocurrido aquello se la pasaba evitándome lo más posible, y ni siquiera había ido a su casa porque tenía 'supuestas cosas que hacer y no disponía de tiempo para mí', no le creí en todo caso, su madre lo terminaba delatando tarde o temprano, aunque con lo despistado que era de seguro no se enteraba.

Di media vuelta en mi cama, intentando taparme lo máximo posible, el frío era bastante y no tener a ningún calefactor humano me estaba restando bastantes puntos de calor, mis padres en ese momento debían estar abrigados gracias a la compañía del otro, en cambio yo... solo tenía mis calcetines de lana para no pasar frío. Un poco anticuado, lo sé, pero en el momento era lo mejor del mundo para alguien que dormía totalmente sola, en una cama que a pesar de no ser muy grande, parecía que su tamaño se multiplicaba los días fríos y que se congelaba cada segundo. Nunca había escuchado a alguien además de mi abuela que los utilizara, pero a mi gustaban así que poco me importaba si alguien lo llegaba a catalogar como raro. Su función era abrigar, no ser utilizados en un pasarela de moda (aunque no estaría nada de malo que alguien los modelara).

Cerré mis ojos intentando no pensar absolutamente en nada; dejar la mente en blanco. Quería dormir y, aunque sea por un momento, olvidar por lo que estaba pasando, y así lo hice, no mucho tiempo después me quedé dormida, y tan solo en un par de minutos (según yo) ya estaba soñando. La acción de hacerme la dormida funcionaba desde que tenía memoria, cerrar los ojos en los viajes familiares era mi especialidad cuando era pequeña.

Todo fue relativamente bien en el transcurso en que dejaba de sentir la realidad que me rodeaba y estaba segura de haber imaginado un par de escenarios fantásticos, hasta que uno de los tantos sueños que tuve me descolocó por completo. Sus protagonistas: Jimin y yo.

La locación era mi habitación, y supuse que era de día aún, o tal vez solo era la luz que iluminaba el lugar, nunca supe que era en verdad, pero tampoco era muy relevante en todo lo sucedido.

De un momento a otro habíamos terminado acostados en la cama hablando, nada raro, nada fuera de lo común. Pero cuando la escena cambió repentinamente supuse que algo en mi sueño no terminaría precisamente bien. Juntos estábamos bajo todas las mantas, Jimin detrás de mí abrazándome y yo solo dejándome abrazar porque supuestamente también hacía frío. Por lo visto el presupuesto no era el mejor, ya que se estaba basando mucho en la realidad.

De repente su boca había terminado susurrando cosas en mi oído derecho, cosas sucias supongo, porque todo se sentía tan real que la sensación de querer estremecerme la tenía a flor de piel. Su mano derecha se coló hasta llegar a mi cintura, ahí acariciaba de lo más normal, como si lo hubiese hecho siempre. Sus labios, en cambio, de mi oído se deslizaron hasta mi mandíbula, dando suaves besos que me hacían querer jadear de gusto.

De repente ya no hacía tanto frío.

Su mano libre pasó por un pequeño espacio que quedaba entre mi cintura y el colchón, y de ahí comenzó un camino de toqueteo hasta que llegó a mis labios. Con sumo cuidado me hizo abrir un poco la boca y uno de sus traviesos dedos se deslizó en mi cavidad bucal, haciéndome lamer y chuparlo como si aún se tratase de su miembro. Mala idea si se tomaba en cuenta que lo podía recordar con tanto detalle.

«Eres una chica muy buena, cariño», recuerdo claramente que dijo aquello en el momento en que acercaba su cuerpo más hacia el mío, empujando sus caderas hacia mí continuamente. Yo tampoco me quedaba atrás, porque empujaba mi espalda baja hacia él, totalmente sumisa bajo su tacto. No estaba segura de querer tener el papel de sumisa en una situación así, pero más que sueño parecía una película, así que simplemente transcurrió sin mayor intervención de mi parte. Probablemente hasta el diálogo ya estaba hecho.

«¿Por qué estamos haciendo esto? », le pregunté ingenuamente, o al menos eso creo haber hecho aprovechando el momento en que su dedo había salido de mi boca. Dudo mucho que haya salido con claridad gracias a mis jadeos, pero recordaba que tenía que haber sido eso lo dicho.

«Es porque te encanta, amas que te bese sin parar, y que me quede contigo toda la noche haciendo lo que más te gusta... », y lo siguiente me pareció tan, pero tan caliente, que no supe si el calor era producto de mi imaginación o si en verdad en la realidad una repentina ola de calor estaba sucediendo y yo era ajena a ello. «; follar como locos mientras te sostienes de mis hombros diciéndome cuánto te encanta que te tome y escuchar tus sollozos desesperados cuando no te doy un beso solo por capricho para ver hasta dónde puede llegar tu resistencia», aquello había sido mi muerte súbita.

Y sin duda fue el clímax de mi pequeña e intensa historia ficticia con mi mejor amigo. El daddy kink últimamente me tenía mal, y mi mente se aprovecha de mi pobre imaginación. Había visto un par de videos... pero mi imaginación había tomado demasiado material para crear aquella fantasía. Me gustaba, sí (en ocasiones), pero no para que se tomara como plantilla para mis sueños, y menos con mi mejor amigo. Algún extraño estaba bien, tal vez hasta alguien sin un rostro que recordara, pero Jimin ya era otro tema.

Sus dedos saliendo y entrando de mi boca, sus calientes besos por mi rostro y cuello, su pelvis aprovechándose de mi debilidad ante su tacto y por supuesto que no dejaba de lado uno de los últimos recuerdos del sueño donde su mano (que anteriormente estaba en mi cintura) se desplazaba hasta tocar mi intimidad, acariciando con una perfección asombrosa, porque claro, era un gran sueño y eso no podía faltar.

Pero lo último que me marcó y no me dejaría poder dormir tranquila nuevamente fueron sus últimas palabras que hicieron que me despertara respirando torpemente, y agitada a no más poder.

«Gracias por haber aceptado aquella noche, estar contigo es lo máximo e incluso si solo estamos acostados abrazándonos... es lo mejor del mundo. Eres todo lo que necesito y quiero», y ese "Eres todo lo que necesito y quiero" se repitió en mi mente hasta que me obligué a seguir durmiendo, claro que después de haber visitado el baño, porque incluso con mi poca experiencia, había despertado como si hubiese tenido un orgasmo tan solo minutos antes y la humedad entre mis piernas pasó de ser una sensación a una realidad.

Los últimos acontecimientos me tenían un lío en la cabeza aun sin saberlo.

Jimin me estaba jodiendo de a poco sin ser consciente, y yo estaba soñando hasta con su pene por solo haberle hecho una mamada. Pobre de mí. ¿Por qué tenía que soñar con eso? ¿no podía soñar con su sonrisa al menos?

«Ay, Soojang. Estás jodidamente necesitada —me dije—. Hasta tu mejor amigo tiene que satisfacer tus necesidades en un raro sueño».

Y sí, definitivamente un sueño húmedo con mi mejor amigo había sido lo más raro en mi vida. Porque vamos eso no era algo normal, ¿o si?

No es como si antes no hubiese soñado con aquella temática, pero generalmente era con extraños y no sentía que, de cierta forma, fuese incorrecto. Además, siempre ocurría en lugares ajenos a mí, no en mi propia cama con todos los detalles que le agregaban un realismo puro. Jimin me podía atraer de aquella forma, lo encontraba atractivo y no me molestaba decirlo, pero el problema es que en mi sueño se sentía más que un amigo. Tal vez no al grado de decir que era mi novio o alguna etiqueta parecida, pero había algunos sentimientos que me confundían.

No sé si era muy ingenua, pero en ocasiones soñaba que tenía una pareja y al momento de despertar las sensaciones del sueño se traspasaban a mi yo diario. Obviamente no esperaba que alguien se presentara en mi hogar diciendo que era mi pareja, sin embargo, esa sensación de mariposas en mi estómago me acompañaba un par de horas. Seguramente aquellas personas de la fantasía ni siquiera fueran reales (me inspiraba mucho en personajes de novelas o cómics), pero incluso siendo consciente de ello el raro enamoramiento fugaz no me dejaba en paz, y menos cuando ciertos personajes y escenarios se repetían.

A veces me preguntaba seriamente en si tenía una vida paralela en otra dimensión, porque las coincidencias eran mucho para mi imaginación. Soñar dos veces a la semana con el mismo ser ficticio me parecía raro y me hacía cuestionarme muchas cosas. ¿Tal vez en el fondo quería una pareja? ¿Me sentía sola? ¿Eran mis pensamientos inconscientes? ¿Siquiera era algo fiable? No se lo había comentado a nadie, ya que muchas veces era hasta divertido y no me causaba algún problema, pero he de admitir que internet fue mi compañero recurrente para buscar información relacionada con los sueños. Porque que alguien imaginario te dé un usuario anotado en un papel y lo recuerdes perfectamente te puede dejar pensando y más cuando varias páginas te dicen que leer en sueños es algo raro, al igual que ver la hora y otras cosas más.

Después de tantas vueltas de aquí para allá y con ropa interior limpia, me acosté esperando no soñar nada más o que todos los videos de animales bebés se apoderaran de mi mente. No era creyente, pero podía hasta rezar si era necesario, esperando así que todo mi ajetreo no haya sido escuchado por mis padres. Especialmente mi madre, que tenía una sensibilidad al escuchar que podía ser envidiable por cualquiera.

Tenía un poco de miedo por cerrar los ojos, ya que eso significaría que tras despertar le tendría que ver la cara a Jimin y eso era lo que menos quería. Incluso sin proponérmelo creía poder sentir su bulto pegándose a mi trasero o sus dedos en la boca. No me parecía muy mala idea imaginarlo sola en mi habitación... Pero estando frente a él, ¿no sería una especie de falta de respeto? No había escuchado que alguien opinara eso... Aunque si no se enteraba no tenía que haber problema alguno. Un secreto de uno, se podía decir.

Abracé una de mis almohadas simplemente cerrando los ojos. No podía seguir evitando dormir, lo necesitaba por mucho que lo negara. Probablemente todavía eran las tres de la madrugada, hora que había revisado tras regresar del baño. Todavía me quedaban un par de horas para dormir, por lo que si me centraba en dormir un sueño reparador me podría invadir. O eso era lo menos que quería tras todo lo sucedido.

Que mi amigo me perdonara, pero a esas alturas hice que su recuerdo se borrara de mi mente para poder dormir en paz. Con un poco de suerte y gracias a mi respiración calma y mi mente en blanco logré caer dormida no mucho tiempo transcurrido. Y quedé agradecida con el universo, ya que ningún otro sueño tuvo ni por asomo de protagonista a Jimin ni ninguna escena subida de tono, solo a mí haciendo de salvadora de unos cerdos bebés que iban a ser atacados por un perro rabioso. A pesar de que éste me mordió se sintió mucho más tranquilo y relajado que el anterior.

11/11/21

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