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❝Capítulo 3: Siempre hablas mucho ❞


La hora marcaba las 22:56 en la parte derecha superior mi teléfono. Mis padres se encontraban preparándose para dormir luego de un agotador día de trabajo. Hace no mucho se habían despedido, deseándome buenas noches, cada uno dándome un beso en la frente.

No me gustaba mucho el contacto físico, de todas formas no me podía quejar, me encantaba sentir cuanto me querían. A veces podía ser un poco reacia, pero en el fondo mi corazón se sentía feliz.

Me lancé a mi cama quedando boca abajo, con mi abdomen y codos a apoyados en las cobijas sobre el colchón. No tenía mucho sueño así que me puse a navegar en las distintas aplicaciones que tenía, perdiendo el tiempo hasta que me diera un poco sueño.

Estuve varios minutos así, ya había pasado más de media hora cuando decidí que lo mejor sería dormir para descansar un par de horas mis ojos. A esas alturas ya había cambiado varias veces de posición, la última en la que estaba, había sido con mi espalda pegada al colchón y mi rostro viendo el techo.

Dejé el aparato a un lado mientras me ponía a divagar un rato en mi mente. Habían pasado un par de días desde que había visitado la casa de Jimin. Siempre al terminar las clases íbamos directo hacia ella, pero por nuestra pequeña discusión sentí que lo más correcto sería darle un poco de espacio, por eso mismo no le había acompañado. Las últimas semanas tampoco habíamos frecuentado mucho, por lo que supuse que ya estaba siendo algo más normal estar sin la compañía del otro.

En aquella situación no me gustaba estar distanciada de él, pero cuando los dos nos poníamos tercos era mejor guardar las distancias por un tiempo.

Mi celular vibró y, como si todo fuera una especie de conspiración, el mensaje que me había llegado era de parte de Jimin. No era algo extenso, solo era una simple palabra acompañada de un triste carita: «Hola :c»

Me demoré un poco en responder, pero cuando lo hice le escribí: «Hey, ¿cómo estás?». No era necesario algo muy extenso, ya no estábamos peleados (supuse) así que no intenté esforzarme en pensar en algo cuando no valía la pena hacerlo.

«Estoy bastante triste. Estos días no hemos podido estar juntos como siempre, sé que es mi culpa por haberte tratado como lo hice, pero en serio lo siento. Te necesito mucho, Soo».

Un poco de culpa surgió en mi interior. No era común de Jimin actuar de esa forma, la mayor parte del tiempo solía ser alegre y juguetón, ver esa parte de él me extrañaba bastante.

«No pasa nada, eso ya sucedió hace varios días. Yo ya lo he dejado en el pasado, así que tú también hazlo, ¿si?».

Si de palabras se trataba no me consideraba la mejor en decirlas, pero con Jimin siempre lograba sacar las mejores, y por muy tonto que sonara, no soportaba verlo triste o decaído. Mi corazón dolía con pensar en su estado sin ánimo.

«Está bien, si tú lo dices te creeré. Eres la mejor».

Su mensaje me conmovió un poco, pero él no debía saberlo. Además aprovechando el ambiente un tanto tenso, más para él que para mí, escribí una bobería para terminar con la incomodidad.

«Claro que soy la mejor, amigo. Y siempre tengo la razón, nunca lo olvides 💅».

Su mensaje de regreso demoró bastante, y para mis adentros deseé que la razón de ello fuera porque le había sacado un par de carcajadas.

«¿Te puedo llamar?».

Me sorprendí bastante por esas simples tres palabras. Ya estaba por dormir... Tal vez lo mejor hubiera sido decirle que no, porque estaba cansada y me comenzaba a doler la barriga por los cólicos menstruales, sin embargo, algo en mi interior quería escuchar su voz para calmarme. Puede que sea raro, pero la voz de Jimin era tan tranquila y melodiosa que de alguna forma lograba tranquilizar hasta los infernales dolores que por momentos parecían matarme.

«Claro, pero solo un rato. Antes de que me escribieras estaba por dormirme»

«¿¡Soojang, mi mejor amiga, durmiendo temprano!? Si no estás por morir en breves instantes, debes tener tu período, si no es así no encuentro explicación lógica para que la chica que conozco desde párvulos, que dejó la manía de dormir temprano hace un año, quiera dormir sin que sea más de media noche. Te llamo enseguida para escucharte».

Apenas terminé de leer el mensaje el contacto de Jimin ya estaba en la pantalla, mostrando una llamada entrante.

—Me hubieras dicho tremendo testamento por una llamada, ¿no crees? —Tras atender la llamada fue lo primero que dije, desde el otro lado de la línea se escuchó una risa de su parte.

—Me era muchísimo más fácil escribirlo, Jang. Ya me conoces, soy de pocas palabras.

—Pareces una cotorra, Jimin. Siempre hablas mucho —reí despacio—. Además, ¿qué tienes con mi nombre? Dime la verdad, ¿es tan feo?

—¿Por qué dices eso..? —Su voz salió dudosa. Cosa que me hizo bastante gracia. Me hacía sentir como si siempre lo tratara de reprender.

—No te asustes tan rápido, solo lo digo por todos los apodos que me tienes. Yo solo te digo por Jimin o Ji y por eso me da gracia que casi todas la veces que interactuamos tengas un apodo diferente, o sea, la mayoría me llama por Soojang o Soo, y tú por Jang, Jangjang e incluso una vez me llamaste por ¿Ganjang? ese suena realmente raro. No soy comida.

—Ah, así que era por eso —rio tiernamente—. Bueno, eres muy especial para mí, así que me gusta tenerte varios apodos. Pero... el "Ganjang" nuca más lo diré, así que no te preocupes, hasta para mí es muy raro. Esa vez la señora a nuestro lado nos quedó mirando rarísimo —Hizo una pausa—. De seguro pensaba que hablábamos de comida, hasta que vio que te llamaba a ti de esa forma.

—Sí... Aún lo recuerdo —hablé incómoda por el recuerdo. Su rostro había sido como si estuviéramos locos, y había sacado totalmente de contexto la situación. Mientras hablábamos de la estrategia que haríamos en un juego ella había actuado como si Jimin me hubiese pedido que le hiciera una mamada—. ¡Sería muy malo si me llamas así de nuevo y alguien nos juzga otra vez! —reí al pensar en ello. Los apodos así no eran necesariamente el 'error', sino que el mayor problema era que las personas lo veían como algo raro...

Era duro admitirlo, pero hasta con simples cosas así era fácil darse cuenta que gran parte malinterpreta cosas tan insignificantes.

—Sí, no estaría bien ... —susurró tiernamente.

Quedó un silencio vacío en el ambiente luego de ello. Revisé la hora rápidamente y sin darme cuenta ya habían pasado varios minutos, así que decidí que ya era hora de dormir, al menos para mí.

—Ji, ya voy a dormir. Tengo mucho sueño —Le avisé con voz floja y somnolienta, de la nada un gran sueño me había invadido. Los ojos se me cerraban solos.

—Ah, claro. Adelante. Ya no te molesto más, descansa —Su voz sonó más aguda, cosa que siempre sucedía cuando aún quería decir algo. Una curiosidad rara de él.

—Lo haré, pero antes dime lo que quieres. Te conozco perfectamente así que no me digas que no es nada.

—Siempre me descubres —Hizo una pequeña pausa—. Bueno... solo quería preguntarte si aún me quieres ayudar con mi problema...

—Nunca dije que te dejaría de ayudar. He allí tu respuesta, Jimin — Se escuchó un pequeño murmullo de su parte, tal vez procesaba mi respuesta—. Ahora si me lo permites me iré a dormir, tú también descansa —hice una pequeña pausa—. Y recuerda que después de todo tenemos que hablar en persona, no quiero dejar las cosas sin solucionar cara a cara, ¿está bien?

—Sí, hablamos luego para a...

La llamada terminó, dejando su reacción sin finalizar. De todas formas era mejor verla en persona. Había cortado de casualidad, pero ya lo había hecho por lo que no me pareció indicado llamarlo de vuelta. Podía ser solo pereza, pero quería dormir de una buena vez y si le regresaba la llamada lo más seguro era que hubiésemos seguido hablando por quien sabe cuánto tiempo más.

«Mala, me cortaste :(»

«Aun así te quiero mucho»

«Duerme bien y cuídate un montón»

«Sueña con angelitos (o sea conmigo 😉)»

«Chaoooo9oooo»

«Se me fue el 9 😅»

«Tú también duerme bien. Bais 😘)

Sus mensajes fueron lo último que leí antes de apagar mi celular. Deseé que ya fuera un nuevo día para poder encontrarnos y, finalmente, ver su reacción. Las cosas estaban tranquilas y ya no estaba del toda la incomodidad con tan solo escuchar las voz del otro, pero a pesar de ello no podíamos hacer como que nada había pasado. Había que cerrar el tema como correspondía y no dejar nada sin resolver, que después en el futuro podía perjudicar nuestra amistad.

Me enfundé debajo de las mantas de mi cama, llevando mis manos hasta la parte baja de mi abdomen. Me dolía de una forma insoportable y la pastilla que había tomado hace poco aún no hacia el efecto deseado. Había disminuido un poco, pero no lo suficiente para que estuviera a gusto.

Cerré mis ojos, imaginando en mi mente la cálida voz de Jimin. En situaciones así me imaginaba tenerlo a mi lado mientras hablaba cerca de mi rostro, claro que nada en un sentido fuera del amistoso, simplemente afecto entre amigos. Deseé entonces un abrazo de su parte, tan cálido como él. Por lo general era alguien bastante de piel, por lo que no me era muy raro imaginarme el tacto de su parte. Solía hacerme bastante cariño en las manos y el cabello, como cuando un niño pequeño le quiere dar mimos a su mamá. También un par de abrazos por la cintura o en los hombros, aunque no tanto en público porque podía llegar a ser muy vergonzoso para él, pero estando en confianza y tranquilos podía llegar a ser empalagoso de lo dulce.

La confianza entre nosotros era así, por lo que en verdad nadie cuestionaba nuestra forma de trato. Alguna extraña vez alguien lo hacía, pero eso solo cuando era alguien desconocido y que tenía esa duda para poder acercarse a alguno. Como la vez en que una chica nos preguntó si éramos novios solo para sacarse la duda si podía pedir una salida conmigo. Ambos quedamos sorprendidos por la pregunta, ya que era la primera vez que alguien era tan directo para decir eso literalmente, por obvias razones dijimos que no (aunque Jimin había querido bromear un poco diciendo que en verdad sí éramos novios). La chica me dio su número y después de charlar un rato se regresó al grupo con el que estaba. La verdad es que nunca supe si había sido solo un reto o en verdad era en serio, pero al final terminé perdiendo el número que me había dado en un papel, y cómo todo esto había sucedido en la calle, mis dudas quedaron a flote y sin poder hacer nada más al respecto, aquella situación quedó en el pasado.

Jimin de vez en cuando me lo recordaba para molestarme, ya que no era la primera vez que alguien me decía algo así y todo quedaba en nada. Antes me había sucedido con un chico menor, pero eso había sido mucho más raro e incómodo, al final el sólo me había dicho: "me gustas", para luego irse sin más. Probablemente había sido simplemente una broma, la cosa es que al final el chico tuvo novia a los meses de haberme dicho eso. Íbamos en el mismo colegio, por lo que a veces lo veía por los pasillos de la mano con su novia.

Si lo pensaba más detenidamente tenía más suerte con los pretendientes cuando era más pequeña, tal vez entre los diez a quince años. Después de esa edad los temas amorosos habían quedado en segundo plano, nadie se había declarado ni nadie había llamado mi atención. Las personas cambian y supongo que con ello también sus gustos, el chico que se me había declarado a los once ya a los diecisiete no me veía como alguien con quién estar, y a mí ya no me gustaba el chico que me había gustado a los ocho años. A veces me planteaba el hecho de tener una pareja, pero al final siempre llegaba a la conclusión que estaba bien sin una.

Tenía el apoyo de mi familia y amigos, y con todo ese cariño ya me sentía completa. Si bien había días en lo que me apetecía mucho tener a alguien más, al día siguiente se me pasaban las ganas. Así que tener pareja no estaba en mis planes, porque era mucho más complicado estar con alguien, aburrirse de estar con esa persona a los dos días y no saber del todo como terminar algo que ni siquiera se pudo dar. La culpa de sentir que me había "aprovechado" de alguien me carcomía más temprano que tarde, y no estaba dispuesta sentir culpa por algo que no sabía controlar.

No estaba desesperada por encontrar a la persona indicada, y mucho menos quería un príncipe azul. Pero si iba a estar con alguien quería estar cómoda conmigo misma, y mientras no supiera cómo llegar a ello, no estaría con nadie solo para probar. Los sentimientos de otros pueden ser difíciles de entender y más cuando ni siquiera te entiendes a ti mismo.

La amistad y la familia son una cosa, por ello a veces tener una pareja altera todo eso. Yo ya tenía mi orden y si tenía una pareja todo eso iba a perder su forma, o al menos eso pensaba. Estar en mi casa e ir a la de Jimin, estar junto a mis amigos y luego con mis padres. Cada cosa tenía su tiempo y, por ejemplo, si tenía una pareja ya no todos los días podría irme con Jimin hasta su casa, y no por cuestión de celos o algo así, simplemente en el espacio solo existe una Soojang, y si estuviera con Jimin no podría estar con alguien más al mismo tiempo y en lugares distintos.

Ya sé que los tiempos se pueden controlar y que se pueden poner prioridades, pero yo no podía elegir a alguien para ponerlo por sobre alguien más. Además a Jimin lo conocía prácticamente de toda una vida, no creía posible dejarlo de lado solo por alguien que conocí y llamó mi atención. Él me había apoyado y había estado para mí siempre, ¿era siquiera posible pensar en alejarme de él?

Me volteé quedando mirando hacia una de las paredes de la habitación, estaba oscuro, pero a través de la cortina se colaba un poco de luz.

Ya no quería ni pensar en eso. Las cosas ya eran de una forma y no pensaba matar las neuronas que me quedaban en buscar respuestas a algo que ni siquiera entendía del todo.

Las cosas sin duda podían ser complicadas, o más bien yo me complicaba sola.


03/11/21

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