JunMyeon sorprendió a SeHun cuando empezó a quitarse el pantalón con lentitud, mostrando sus nervios y su excitación, pero despabiló la situación y para SeHun todo se volvió emocionante cuando lo observó desde su posición. Tenía solo la capucha gruesa y larga a su favor, esa que le cubría lo entrepierna y lo exhibía con un toque juvenil y sensual, un toque que llevó a SeHun a perder la cabeza.

El corazón le pulsó con fuerza dentro del pecho y una mezcla de sentimientos se coló entre sus costillas, revolviéndolo de un modo al que nunca se había enfrentado.

Sintió cosquillas y poderosas ganas de lanzarse sobre JunMyeon, de perderse en su boca y en su mirada. De hundir sus manos en su cintura y desaparecer su polla dentro del culito caliente de JunMyeon, de dormirse escuchando los latidos de su corazón, sintiendo la frescura de su aliento.

Se le secó la boca al imaginarse a JunMyeon agitado, gimiéndole en el oído como tanto le gustaba y con las mejillas sonrosadas. Recorrió su rostro con deleite y aunque empezaba a adorar la forma de sus bellos ojos, se perdió en sus labios sonrosados y jugosos, esos que le apetecían desde que los probo en el ascensor aquella vez.

A SeHun le excitaba ver así a JunMyeon, tan natural y decidido. sabía que tener relaciones sexuales dentro de su auto y en plana luz del día, era un acto sancionado. Pero, por dios su conejito lo estaba provocando desde que dejaron la playa griega.

JunMyeon había notado que a las 2pm en Grecia las calles lucían deshabitadas y no habían muchos autos en las vías, sabía de antemano que su conducta era totalmente inmoral. Sin embargo, no podía negar que la situación lo excitaba demasiado, es por eso por lo que mientras SeHun conducía había iniciado a moverse sensualmente sobre el asiento quitándose las prendas sensualmente.

SeHun aparco el auto en un extremo de la vía luego se bajó del auto para entrar al asiento trasero, una vez acomodado en aquel lugar se palmeo las piernas indicándole a JunMyeon lo que tenía que hacer. Mientras SeHun se quitó la chaqueta negra que llevaba con un rápido y matemático movimiento y la lanzó contra el volante, mostrándole a JunMyeon que se sentía igual de excitado que él.

SeHun no alcanzó a tocarse el pantalón cuando JunMyeon paso a gatas del asiento delantero al de atrás y se montó a horcajadas en las piernas de SeHun y le devoró la boca con tanto apetito que SeHun no tuvo oportunidad de reaccionar, sólo de recorrer su cuerpo semidesnudo de su conejito con sus manos, contorneando sus muslos y trasero con lentitud, gozando de la suavidad de su piel y la finura de su cuerpo.

Los dedos de JunMyeon se metieron bajo la sudadera de SeHun y recorrieron su torso con la palma de la mano. Su boca descendió por su mentón y bajó hasta su cuello y le lamió debajo de la oreja con tantas ganas que SeHun tuvo que clamar bajo las insistentes y provocadoras caricias del conejito que tenía encima de su cuerpo, sometiéndolo con poderío.

SeHun por su parte tampoco perdió el tiempo y tampoco desaprovechó la posición en la que se hallaban. Sus manos se metieron bajo la holgada sudadera de JunMyeon y aunque no quería desnudarlo por completo, terminó haciéndolo cuando deseó sentir sus pezones sobre su torso desnudo.

SeHun le quitó la sudadera con rapidez y la dejó olvidada a un costado, mientras siguió deslumbrado con el cuerpo JunMyeon, con su boca y con sus caderas que se mecían a un ritmo pasivo que lo excitaban cada vez más.

Se relajó en el asiento y acomodó sus manos en el trasero de JunMyeon y lo dejó que se meciera encima de su miembro erecto sin pudor alguno. El roce continuó por largos minutos y aunque estaba impaciente por hundirse en su interior y gozar de ese apretujado y caliente espacio ahuecado entre sus nalguitas, se dejó llevar por el excitante juego al que JunMyeon lo sometía. Se sentía emocionado de que JunMyeon desatara sus más bajas pasiones.

Se separaron solo para acelerar las cosas y SeHun aprovechó del breve instante para deshacerse de sus pantalones, esos que entorpecían todo. Se amoldó la ropa interior hasta los tobillos y ayudó a JunMyeon a que se acomodara encima de su cuerpo.

Mientras SeHun se desvestía, JunMyeon se sentó en la pierna vellosa de SeHun y encendió un sinfín de terminaciones nerviosas en sus cuerpos. JunMyeon sintió escalofríos cuando los vellos le rozaron la piel de su trasero y SeHun sintió enormes deseos de follárselo sin perdón cuando el húmedo pequeño rosado de JunMyeon choco con la suya.

En el centro del asiento trasero, JunMyeon tomó a SeHun en una posición en la que nunca pensó estar. Dejó caer su espalda sobre el pecho de SeHun y dejó que su miembro erguido y caliente se hundiera en su interior hasta el final, hasta donde sintió una presión inigualable que lo ayudó a sentirse completo, llena de SeHun.

Gimieron al unísono cuando sus cuerpos se encontraron en ese momento tan magnífico y se sonrieron cuando se vieron atrapados en la parte trasera del coche, excitados, gimiendo por el roce; acalorados y sudados.

SeHun separó las piernas y recibió el trasero de JunMyeon sobre su pelvis y aunque se sintió ahogado entre el asiento del coche y la delicada espalda de JunMyeon, le gustó estar hundido entre aquellas paredes carnosas y mullidas que tanta delicia le transmitían.

No tuvo que hacer nada, solo deleitarse con la delicadeza de JunMyeon para moverse y se rindió ante él cuando JunMyeon mostró su flexibilidad al levantar las piernas para encontrar una posición más precisa y profunda. Dobló las rodillas y se impulsó con sus brazos para moverse de arriba abajo con una suavidad que lo ayudó a acostumbrarse de a poco al punzante miembro de SeHun.

No bastó mucho para que se sintieran más sudados y calientes. Las paredes anales de JunMyeon se apretaron con más fuerza alrededor de la gruesa polla de SeHun.

SeHun tuvo que gimotear cuando alcanzó el cielo, perdido en la humedad del centro de JunMyeon que parecía succionarlo cada vez más rápido, implorándole porque lo llenase con su semilla.

—Me estás torturando conejito. —gimió SeHun fatigado, ya casi no podía resistir las poderosas ganas que tenía de correrse en el interior de JunMyeon, de llenarle el culito con su esencia sin nada de culpa.

JunMyeon se detuvo de inmediato, devorándose todo su miembro con un movimiento seco que lo dejó clavado sobre la pelvis de SeHun y lo observó por encima de su hombro. SeHun suspiró al ver su rostro de su conejito otra vez. Amaba como JunMyeon se manejaba una cara de niño bueno, con las mejillas sonrosadas y la mirada oscura que lo embriagaban más.

—¿Y qué quieres que haga hunnie? —preguntó JunMyeon agitado, con la boca seca.

—Mghh- quiero que te folles más duro conejito. —siseó SeHun con los labios pegados a la oreja de JunMyeon y le mordió el lóbulo con fuerza, para descender por su espalda con una línea de besos que llevó a JunMyeon a sacudirse las nalgas sobre sus piernas.

Gruñeron juntos otra vez cuando regresaron al mismo ritmo y aunque SeHun esperaba que JunMyeon se meneara con violencia sobre su miembro, JunMyeon no lo hizo y siguió su propio compás, uno calmoso, sensual, uno que la ayudaba a controlar cada escalofrío que se le metía por debajo de la piel.

—Más duro, vamos tu puedes conejito. —alentó SeHun y aunque quiso tomar cartas en el asunto, JunMyeon no se lo permitió cuando se recostó sobre su pecho, acomodó su cabeza en su hombro y buscó su boca para besarlo con ternura.

SeHun apretó el cuerpo de JunMyeon contra su pecho producto de la excitación, para después recorrerla con los dedos bien abiertos, explorando su cintura y pellizcarle los pezones duros.

SeHun cerró los ojos para fundirse en los labios de JunMyeon y contuvo la respiración cuando se sintió envuelto por las paredes tibias del culito de JunMyeon, esas que se contraían ante los iniciales signos de un orgasmo que se aproximaba con premura.

—Por favor conejito. —suplicó SeHun, casi al borde de la locura.

—¿Por favor qué? —jadeó JunMyeon, al filo del orgasmo, aun con los mismos lentos y sensuales movimientos de caderas sobre el doliente miembro de SeHun.

SeHun se rindió entonces y se vio incapaz de responder cuando JunMyeon se corrió manchándole el pecho, acompañando tan hermoso momento con un canto de gemidos que solo consiguieron ponérsela más dura a SeHun. Una humedad bañó su erecto miembro y aquello facilitó la penetración.

SeHun resbaló su polla dentro y fuera del culo de JunMyeon con insistencia y JunMyeon le ayudó con cortitos saltos que mostraron el perfecto acocle de sus ideas y anatomías. Desde su posición SeHun lo penetró con firmeza, sosteniéndolo desde la cintura para impulsarlo de arriba abajo una y otra vez.

Se excitó más con los sonidos que desprendían por el golpeteo constante de su pelvis contra el trasero de JunMyeon, con sus sensuales quejidos y su trabajosa respiración. No se perdió de ningún detalle de JunMyeon y se enfocó en los movimientos de su pene hundiéndose en el culo palpitante de su conejito.

El cuerpo de JunMyeon seguía vibrando sobre el suyo y aquello lo incitó a terminar, aumentando la velocidad de sus embestidas como todo un animal en celo, solo faltaron unas cuantas embestidas más y explotó de forma intempestiva y JunMyeon se apretó con más fuerza a SeHun, creando un torbellino de sensaciones mientras SeHun se corría en su interior.

Jadeando SeHun invito a JunMyeon a seguir con los movimientos suaves que le había dedicado al inicio, esos que lo habían llevado a lo locura.

Como si JunMyeon estuviera metido entre sus pensamientos y deseos, JunMyeon cogió un ritmo más suave otra vez y alargó el orgasmo de SeHun por una inmensidad, tan profundo y extenso, que estuvo seguro de que ese primer orgasmo se convirtió en otro y luego otro.e primer orgasmo se convirtió en otro y luego otro.

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Alisten pañuelos para lo que se viene