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6

Diez minutos después, SeHun salió del despacho y se encontró a Suzy sentada en el escritorio de JunMyeon, jugando con los globos. Pero JunMyeon no estaba por ninguna parte.

Y cuando frunció el ceño su hermana sonrió como si supiera algo que no debería.

–Está en el Departamento de Contabilidad tranquilo –le dijo, mirando el reloj–. Y nosotros tenemos que ...

–¿Te ha dicho algo? –La interrumpió SeHun, impaciente.

Suzy enarcó una ceja.

–¿Algo de qué? Ahora que lo dices, parecía nervioso. ¿Está enfadado contigo?

-No no. Espérame en el coche –SeHun le tiró las llaves y se dirigió a los ascensores.

–Ha bajado por la escalera. No tardes, tengo que ir a clase de manera puntual. - hablo Suzy riendo no sabia lo que pasaba entre ellos, pero por la cara de SeHun era algo íntimo, JunMyeon le agradaba y de imaginarlo como parte de su familia la emocionaba.

SeHun bajó las escaleras de dos en dos enfadado. Necesitaba un ayudante que pudiese olvidar las cuestiones personales mientras estaba en la oficina. No tenía tiempo para juegos. Cuando oyó que se abría una puerta miró por la barandilla y vio a JunMyeon subiendo por la escalera lentamente, como si no tuviera nada mejor que hacer.

O más bien como si quisiera darle tiempo para irse antes de volver al despacho.

Llevaba una camisa de color verde claro, de cuello cuadrado y pantalón recto pegado perfectamente a sus curvas, con un cinturón de color esmeralda. Era un vestuario discreto y, sin embargo, la suave piel de su cuello le recordaba la noche anterior en el ascensor ... el sabor de su piel, sus gemidos mientras lo besaba, cómo sus ojos se han encontrado cuando notó su erección. JunMyeon lo deseaba tanto como él, hasta que jeongyeon llamó por teléfono.

Y seguía interesado. Si contratase a otra persona, podría ver a JunMyeon fuera de la oficina esa misma noche.

No había pensado con claridad cuando le ofreció que se quedase otra semana.

Muy bien, por el momento era su empleado, pero no lo sería durante mucho tiempo. Unos días más y nada podría evitar que acabasen en la cama.

En unas semanas se marcharía del país y le parecía bien, porque no tenía intención de mantener una relación seria por el momento. Y, evidentemente, tampoco JunMyeon estaba interesado en eso.

Perfecto. Bueno, casi.

Tenían que aclarar la situación de inmediato. Mientras bajaba por la escalera JunMyeon levantó la mirada y, al verlo, apretó los labios.

–JunMyeon ...

–¿Quieres revisar estas cifras antes de que las archive?

–No, para eso te pago a ti –SeHun se sentó dos escalones por encima de JunMyeon para mirarla a los ojos–. Anoche dijiste que eras un profesional, una persona responsable.

–Y así es.

–Estás evitándome.

–No, es que estoy ocupado. Como te ibas, pensé que ...

–No tengo tiempo para esto y tú tampoco –deseaba tanto tocarlo que tuvo que apretar los puños–. No sé qué planes tienes para esta noche, pero cancélalos.

-I can't.

–¿No puedes o no quieres? - arqueo la ceja con mirada acusatoria.

–Voy a pasar la noche con jeongyeon –respondió JunMyeon–. Es como de la familia para mí y está enferma. Despídeme si quieres, pero un jefe comprensivo sabe qué es lo importante.

SeHun lo sabía y lo admiraba por plantarle en la cara.

–Muy bien –asintió, dejando escapar un suspiro de frustración–. Entonces, mañana por la noche.

–No sé si podré. - respondió temeroso

–Seguro que sí. Compra unas flores para jeongyeon en la floristería de la esquina y cárgalas a mi cuenta.

–Muy bien –asintió JunMyeon.

Cuando una sonrisa iluminó su rostro, SeHun olvidó que era su jefe y aquel su sitio de trabajo.

Las imágenes que su mente determinada determinada a conjurar lo asombraban y lo excitaban al mismo tiempo. Contuvo el aliento, pero cuando volvió a respirar y le llegó el aroma del perfume de JunMyeon. La sonrisa de JunMyeon había desaparecido cuando noto las facciones de SeHun y se agarraba a la barandilla con la mano libre como si le fuera la vida en ello.

SeHun sonrió para aliviar la tensión.

–Relájate, no voy a hacerte el amor en la escalera por mucho que me supliques y mi cuerpo ansié.

JunMyeon no sonrió como esperaba, no reaccionó de ningún modo. La broma cayó en el vacío, dejándolo confuso e incómodo.

¿Qué le pasaba? Excitado como nunca, se inclinó hacia delante, desesperado por probar de nuevo esos labios carnosos que JunMyeon se cargaba.

Para su buena suerte JunMyeon no intentó apartarse y, un segundo después, cuando sus labios se encontraron, todo su cuerpo pareció suspirar de satisfacción. SeHun lo sabía porque él sintió lo mismo que JunMyeon.

Fue cuestión se que sus cuerpos se pegaran e iniciaran una guerra de caricias y las manos juguetonas de SeHun se volvieron directamente al hermoso trasero de JunMyeon, pero toda es de pasión acabo cuando alguien abrió la puerta en el piso de arriba, SeHun reaccionó rápidamente y quito sus manos del trasero de JunMyeon obteniendo un gemido de protesta por parte de este. ¿Qué demonios estaba haciendo? Besar y manosear a un empleado en la oficina ... aquello no podía ser.

Le puso las manos en los hombros a JunMyeon para sujetarlo, pero JunMyeon le golpeo bruscamente sobre el estómago.

–¿SeHun? –Escucharon una voz impaciente–. ¿Estás ahí? No tenemos todo el día ...

–Voy enseguida, Suzy. - respondió con voz agitada.

JunMyeon, que se había lanzado escaleras arriba como un cohete, se volvió a SeHun, susurrando:

–Es lo que pasa cuando se incumplen las reglas. - dijo para luego seguir subiendo

SeHun era incómodamente consciente pero el bulto bajo sus pantalones le recordaba que la pasión y deseo que sentía por JunMyeon era capaz de acabar con todas las reglas.

–Espera, dame esas carpetas.

JunMyeon se las dio, con un brillo burlón en los ojos al verle la erección sobresaliente de sus pantalones.

–Le diré a Suzy que irás enseguida –murmuró, antes de seguir subiendo.

–Dile que la espero en el aparcamiento. Comprueba la agenda para el miércoles y familiarízate con los detalles.

–¿El próximo miércoles?

–Te he enviado un correo.

-Muy bien.

La puerta se cerró y SeHun dejó escapar un largo suspiro. No podía creer lo que acababa de pasar. En las horas de oficina, con su ayudante. Menudo idiota.

Él nunca había hecho algo parecido. Nunca había sentido la tentación, Kim JunMyeon era el primero.

Cuando lo besó por la noche no había anticipado que seguiría siendo su ayudante, pero se aseguró a sí mismo que en menos de un mes todo volvería a la normalidad.

¿A quién quería engañar? Sacudió la cabeza mientras subía a la oficina. Estaba seguro de que nada volvería a ser igual.

*****************

¿Ulsan? Iban a Ulsan. JunMyeon miró el correo que le había enviado SeHun. Juntos durante un viaje de tres horas. Y se alojarían en un bungalow. Solos. Estaba a punto de llamarlo para decirle que era imposible cuando le sonó el teléfono.

–Inversiones Oh EMPRESA.

–Señorito Kim –escuchó la voz de SeHun, aparentemente tranquilo.

Al contrario que JunMyeon, que aún tenía el pulso acelerado.

Oyó el claxon de un coche al fondo ... ah, claro, iba en el coche con Suzy, guardo una risa al imaginar el esfuerzo que hacía con la erección que tenía para parecer tranquilo, ates de burlarse se acordó que Suzy estaría escuchando la conversación.

–Señor Oh –dijo JunMyeon, repiqueteando con las uñas sobre el escritorio–. ¿Quería algo?

–Imagino que habrá leído el correo.

–Sí, claro.

–Tenemos mucho que hacer y quiero que se familiarices con los detalles antes de irnos el miércoles. Yo estaré en Brisbane el lunes y el martes, así que hablaremos durante la cena, mañana por la noche.

JunMyeon abrió la boca para discutir, pero volvió a cerrarla. De modo que era una cena de trabajo, qué astuto. ¿Cómo iba a negarse?

-Muy bien.

–Iré a buscarlo a las ocho. Hasta mañana.

SeHun cortó la comunicación.

**************

–Cuéntame los últimos cotilleos –le dijo jeongyeon mientras comía el Ramen que JunMyeon le había llevado.

Jeongyeon era igual de pálido que JunMyeon y de pelo corto, abundantes curvas y expresivos ojos oscuros. Y en aquel momento esos ojos le suplicaban noticias del exterior.

- Jeongyeon soy un hombre es imposible que sepa los chismes del momento e incluso si ese no fuera un problema solo soy un empleado temporal, nadie me cuenta cotilleos.

–Pero tienes que haber oído algo. Algo sórdido que ilumine mi miserable vida y mis picores. - puchereo.

–Pobrecita –JunMyeon miró a su amiga, cubierta de ampollas, y casi tuvo que hacer un esfuerzo para no rascarse ella misma–. ¿Seguro que no necesitas nada?

–Gracias, pero por el momento tengo todas las medicinas que necesito. Y me encantan las flores que has traído. SeHun es un encanto.

–Sí, bueno ...

–Vamos, cuéntame algo.

JunMyeon quería hablar de SeHun con alguien y jeongyeon era la única persona en la que confiaba.

–¿Seguro que quieres saberlo?

–Segurísima.

–Muy bien, pero luego no me culpes si te mueres de picores. Y me tienes que prometer no contárselo a nadie.

Jeongyeon apoyó los codos en la mesa dejando los palillos del ramen.

–Lo prometo.

–Todo empezó hace dos noches, cuando le envié el informe KDE por correo...

Cuando terminó de contar la historia, jeongyeon se echó hacia atrás, mirándolo con los ojos como platos.

–Madre mía. Si no me lo hubieras contado tú mismo no me lo creería.

–Ni yo mismo me lo creo.

–SeHun y tú... es como... no sé, tengo que pensarlo, no me hago a la idea ah y me encanta.

–No lo pienses demasiado, por favor –JunMyeon notó que le ardía la cara–. No ha pasado nada.

Pero después de ese encuentro en la escalera, cuando le rozó los labios con los dedos, había tenido que hacer un esfuerzo para no abrir la boca y...

Y luego lo había besado y toqueteado. Un beso rico, oscuro, ardiente, aunque demasiado corto.

–SeHun nunca ha dado un escándalo –la voz de jeongyeon interrumpió sus pensamientos–. Me pregunto quién empezará con los rumores.

JunMyeon lo fulminó con la mirada.

–Tú no. Lo has prometido.

–Mis labios están sellados myonie.

–Dime todo lo que tenga que saber sobre ese viaje a Ulsan. Me he enterado esta misma tarde.

–Tenemos que ir a Ulsan para hablar con unos clientes y ver una propiedad.

–Y dormiremos allí.

–Dos noches –jeongyeon sonrió como si fueran dos conspiradores.

–¿Y si yo no quisiera ir?

–¿De verdad vas a decir que no? – preguntó en voz alta.

–Yo...

–Porque si es así, será mejor que busques a alguien de inmediato. Este viaje es muy importante para la empresa. JunMyeon Sé que hablo mal de él siempre, pero SeHun es un buen tipo. Además, piensa en tu viaje a Europa, en el dinero.

«Roma, Florencia, el Coliseo, el David de Miguel Ángel».

–Lo pienso, lo pienso. Pero sigue sin parecerme buena idea. – dijo JunMyeon con un puchero tierno.

JunMyeon también se dio cuenta de que no estaba concentrándose en el aspecto profesional. Además, jeongyeon le había conseguido el puesto en lugar de recurrir a una empresa de trabajo temporal, de modo que no podía defraudarla.

–Claro que voy a ir. – hablo con una falsa sonrisa

Jeongyeon se relajó un poco.

–No te preocupes, el bungalow es enorme. Cinco

dormitorios, cuatro baños, spa, piscina...

–He leído la información.

–Entonces sabrás que hay mucho espacio. No tendrás que verlo si no quieres.

–¿Por qué no nos alojamos en un hotel?

–Porque SeHun está harto de hoteles. No te preocupes, será muy agradable para los dos.

Jeongyeon no tenía ninguna duda. Ninguna en absoluto. Pero podía ver la palabra «complicaciones» en el horizonte.

–Cuéntame más cosas. ¿Cómo es SeHun fuera de la oficina?

–Suele salir con rubias sofisticadas y algunas veces con modelos rubios y delgados, pero casi nunca dos veces con la misma persona. ¿Eso responde a tu pregunta?

JunMyeon se encogió de hombros, como si no importase.

–Imagino que sí.

No debería importarle. No era asunto suyo con quién saliera SeHun. Entonces, recordó sus palabras: «Una cosa buena solo es buena durante el tiempo que la disfrutas».

–Así que tiene fobia al compromiso.

Jeongyeon frunció los labios.

–Yo diría que es un hombre dedicado a su trabajo. Su carrera y su familia son toda su vida. Tuvo que luchar para conseguir la custodia de Suzy cuando solo tenía dieciocho años y lo hizo mientras levantaba un negocio.

JunMyeon intentó no sentirse impresionado por su dedicación y compromiso. De nuevo, intentó no compararlo con su ex marido, pero no podía evitarlo. Minho adoraba a las mujeres, a muchas mujeres. Y a sus espaldas.

Los dos hombres preferían más a las mujeres. Seres superficiales y capaces de procrear hijos sin tantas complicaciones como los donceles hombres, cosa que no pensaba olvidar durante los próximos días. Incluso cuando estuviese a bordo del avión que lo llevaría al otro lado del mundo pensaría en ello.

Pero que fuese superficial era mejor, más seguro. Pensó en esto último tumbado en la cama.

Le excitaba todo de él. Desde su piel bronceada a cómo lo miraba con esos ojos intensos. Luego estaban sus labios, firmes generosos y ardientes. Y cómo los usaba para besarlo. Un arma de destrucción masiva. La temperatura le aumentó un grado más solo de pensarlo. Quería esos labios otra vez, los quería por todo su cuerpo, como en su sueño.

Nunca le había besado un hombre como SeHun. Un cóctel de poder y autoridad con ingenio y encanto, servido con un traje de chaqueta. Irresistible.

Pero, aunque jeongyeon decía que solo le interesaba el trabajo, JunMyeon sabía que lo consideraba un buen tipo.

Sin bronceado superficial.

No tan seguro después de todo. 

*****

jsjs ya me siento mal por poner a Minho como un patan, pero es necesario para la trama jajaja

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