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11

JunMyeon alargó una mano hacia el otro lado de la cama para tocar el cálido cuerpo de SeHun y comprobar que no había sido un sueño. Pero las sábanas estaban frías.

Cuando vio la hora en el reloj se levantó de un salto. ¡Tenían una reunión en media hora!

¿Por qué no la había despertado SeHun? Si no lo conociera pensaría que había querido dejarlo allí a propósito. SeHun esperaba que su ayudante estuviese listo a su hora, fueran cuales fueran las circunstancias personales.

Saltó de la cama y se cubrió con la sábana a modo de toga. Seguramente estaría ocupado con detalles de última hora y esperaba que JunMyeon estuviese listo, de modo que corrió a su habitación y entró en la ducha.

Diez minutos después, vestido, arreglado y con el pelo peinado, entró en la cocina como si no llegase media hora tarde.

Iba a darle los buenos días, pero se detuvo, tímido de repente. ¿Qué se le decía a un hombre con el que se había hecho el amor durante toda la noche?

Era la segunda vez que se enfrentaba con SeHun después de hacer el amor y debía empezar a acostumbrarse, pero sintió que le ardía la cara. JunMyeon no era un experto en ese tipo de cosas, aunque tampoco era un ingenuo.

SeHun estaba sentado frente a una mesa de madera, el único mueble de la casa que no era blanco, frunciendo el ceño mientras trabajaba en su ordenador, pero levantó la mirada cuando JunMyeon llegó a su lado.

El brillo de sus ojos era suficiente para encenderlo de nuevo.

–Buenos días.

JunMyeon pensó en los impacientes gruñidos de SeHun mientras lo acariciaba o cuando se dejó ir dentro de él al amanecer. A la luz del día ya no era el amante sino el jefe. Se había puesto un traje gris, la chaqueta sobre el respaldo del sofá. Recién duchado y afeitado, era la viva imagen del hombre urbano y sofisticado.

–Buenos días –JunMyeon se apartó un mechón de pelo de la cara.

Se sirvió una taza de café y solo había tomado un trago cuando SeHun le informó que se irían en cinco minutos.

«Muy bien, como quieras» pensó JunMyeon.

–Voy a buscar mis cosas. – hablo cortamente SeHun levantándose de la mesa.

JunMyeon sentía la tentación de preguntar qué le pasaba, pero no tenían tiempo que perder y no quería empezar una discusión que podría hacerlos sentir aún más incómodos.

Hablarían del asunto más tarde. ¿Qué creía SeHun, que iba a lanzarse sobre él delante del cliente? ¿Que no sabía lo que significaba ser profesional? ¡Ja¡ ya lo había demostrado en varias ocasiones.

Tal vez había cambiado de opinión y pensaba que una noche era suficiente. No, no podía ser eso. Solo tenían unas semanas, y JunMyeon aún no estaba dispuesto a decirle adiós a SeHun.

SeHun encendió la radio del coche con el ceño fruncido. Por su culpa, JunMyeon no había tenido tiempo de desayunar. Normalmente solía pensar con claridad después de nadar un rato, pero aquella mañana su mente era un caos. JunMyeon lo afectaba de una forma incomprensible. Lo hacía sentir indeciso, y eso era algo nuevo para él.

Daniel los recibió frente al edificio, con sus ojos azul mar y su aspecto de surfeo. Incluso SeHun podía entender por qué las mujeres lo encontraban tan atractivo.

–Te presento a Kim JunMyeon, mi ayudante.

–Bienvenido a Ulsan –dijo Daniel, estrechándole la mano–. ¿Eres nuevo en la empresa?

–No, estoy ocupando el puesto de Jeongyeon –JunMyeon miró alrededor mientras sacaba el ordenador–. Este es un sitio precioso, tiene mucho potencial.

–Eso creo, pero quiero que SeHun me dé su opinión.

SeHun asintió con la cabeza.

–Bueno, vamos a dar una vuelta.

JunMyeon devolvía la simpatía de su anfitrión con sonrisas mientras inspeccionaban el sitio, tomando notas y haciendo preguntas pertinentes. Si Daniel le parecía irresistible, no lo demostraba.

Por otro lado, tampoco Daniel mostraba ninguna señal de que lo encontrase a él irresistible. De hecho, no lo miró una sola vez a menos que fuese para aclarar algo o responder a alguna pregunta, y lo hacía con fría amabilidad.

Como debía ser, pensó SeHun. Lo que él esperaba... no, lo que exigía de su ayudante. ¿Por qué demonios iba a ser diferente?

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Una vez en la oficina, se puso a trabajar mientras SeHun y JunMyeon discutían la propuesta y las posibles empresas constructoras.

Daniel se inclinó sobre JunMyeon para mirar la pantalla del ordenador y comentó algo mientras JunMyeon lo miraba con esos ojos de color ámbar...

Y SeHun sintió algo raro en el pecho, como si le hubieran clavado un cuchillo y una profunda ira se instalaba en su vientre.

–¿Qué opinas, SeHun? – pregunto Daniel.

SeHun tuvo que aclararse la garganta.

–¿No dijiste ayer que te gustaría contratar una empresa local?

–Sí, claro.

–¿Tienes alguna en mente?

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Antes de subir al coche Daniel se volvió hacia JunMyeon.

–Si estás buscando trabajo y quieres algo permanente, yo tengo un puesto libre en este momento. Y estoy seguro de que lo harías muy bien. – hablo con una sonrisa y mirada coqueta.

¿Trabajar para Daniel? No, de eso nada, pensó SeHun. Si JunMyeon decidía quedarse en Corea se quedaría en con él, en su compañía en la de nadie más.

–Gracias, pero me marcho a Europa en unas semanas – dijo JunMyeon amablemente.

El alivio de SeHun duró poco.

–Para cuando vuelvas... –Daniel le entregó una tarjeta– la oferta sigue en pie –añadió, escribiendo algo en el dorso–. Si las circunstancias cambian, solo tienes que llamarme y estaré disponible para tí. – Daniel enfatizo lo último.

SeHun puso una mueca. ¿Era una invitación? ¿Qué habría escrito en el dorso de la tarjeta? Maldita fuera, no podía verlo.

Estaba paranoico, pensó, apretando los dientes mientras JunMyeon estrechaba la mano a Daniel.

–Gracias por pensar en nosotros para este proyecto. Te enviaré la propuesta el miércoles.

JunMyeon y SeHun paseaban por el puerto de Ulsan esa tarde, admirando los yates anclados. Había un ambiente de vacaciones, con turistas y gente del pueblo cenando en los cafés o entrando en las tiendas, que cerraban muy tarde.

SeHun había dicho que era un buen sitio para relajarse después de un día de trabajo y era cierto. El problema era, notó JunMyeon, que él nunca parecía relajarse del todo, y eso no era sano.

El olor del mar se mezclaba con el del pescado y las exóticas fragancias que emanaban de un spa cercano. JunMyeon se pasó una mano por el cuello.

–¿Te he hecho trabajar demasiado? – pregunto SeHun algo apenado.

–No, no, pero daría cualquier cosa por un buen masaje. Nunca me he dado un masaje para relajarme.

SeHun se detuvo cuando llegaron a un barco restaurante con elegantes manteles de lino blanco.

–A ti te gustan los atardeceres y parece que hoy vamos a tener uno precioso. ¿Te apetece cenar mirando al mar? – invitó SeHun.

–Me encantaría. – respondió JunMyeon.

SeHun lo llevó al barco, donde un miembro uniformado de la tripulación estaba colocando cubiertos sobre la mesa.

–Buenas noches.

–Buenas noches, he reservado mesa a nombre de Oh SeHun.

–Enseguida, señor Oh. – hizo una reverencia retirándose

–¿Tienes apetito? –le preguntó a JunMyeon.

JunMyeon tenía el estómago encogido, pero no de hambre. SeHun recordaba un comentario que había hecho una semana antes sobre los atardeceres... era masculino y romántico a la vez. a

–¿Ahora mismo?

–Sí, claro. Es la hora de cenar.

–Pero llevo la ropa del trabajo. – hablo JunMyeon algo avergonzado por tener la camisa algo arrugada por la humedad y sentía que no se veía nada sexy.

SeHun lo miro de arriba abajo, sus ojos como lava ardiente. Nunca se acostumbraría a esa mirada y cómo lo hacía sentir: deseado, soñado, distraído, excitado y amado.

–Relájese, joven Kim, solo seremos nosotros y dos miembros de la tripulación. Y estás tan fresco como a las diez de la mañana –SeHun le ofreció su mano–. ¿Subimos a bordo?

–Que suelten el ancla –bromeó JunMyeon cayendo a los encantos de SeHun.

¿Cómo iba a resistirse a esa sonrisa traviesa, a esos ojos ardientes?

Una fresca brisa le movía el pelo a JunMyeon mientras tomaban una copa de champán en el puente. El aroma de las especias que salía de la cocina le despertaba el apetito mientras miraban el sol hundirse en el agua.

Unos minutos después se sentaron a la mesa.

–Ha sido un atardecer precioso –murmuró JunMyeon–. No hay nada como un sol tropical escondiéndose en el horizonte.

–Y tú quieres cambiarlo por la niebla de Londres.

–En Londres ya no hay niebla –dijo JunMyeon, mientras se colocaba la servilleta sobre el regazo–. Pero voy a echar de menos el trópico.

–¿Qué piensas hacer en Londres?

–Lo que hace todo el mundo: ir a los museos, pero sobre todo visitar el monumento a la reina Victoria, frente al palacio de Buckingham. Tenía un cuadro cuando era niño y siempre capturó mi imaginación. Supongo que habrás estado en Londres.

–No, aún no. Ni siquiera tengo pasaporte. – respondió SeHun bebiendo algo del champan.

–Ah.

Entonces recordó que había sido el tutor de su hermana durante toda su vida adulta. Entre eso y el trabajo, tal vez SeHun no había tenido tiempo para viajar.

–Pues tienes que ir algún día. – motivo JunMyeon.

SeHun clavó los ojos en los suyos.

–Tal vez lo haga.

–Estoy deseando ver esa estatua con las alas de oro y mármol. Cuando esté allí, por fin habré logrado mi objetivo.

Por primera vez desde que conoció a SeHun, empezaba a cuestionarse los motivos para irse de allí. ¿Tenía que dejar a todos aquellos a los que conocía y viajar al otro lado del mundo para cambiar de aires? No, pero quería ese viaje, lo necesitaba para recuperar sus emociones.

Lo había deseado durante tanto tiempo que si no lo hacía lo lamentaría para siempre.

Y no iba a cambiar nada por un hombre, ni siquiera por un hombre del que estaba enamorándose. Especialmente por un hombre del que estaba enamorándose. Irse a Europa era lo mejor que podía hacer, por él y por SeHun.

Unos minutos después, el camarero sirvió el primer plato: lomos de salmón en una cama de puré de cilantro, jengibre para JunMyeon y un filete con salsa de champiñones y verduras para SeHun. Era una cena estupenda y estuvieron varios minutos sin hablar, escuchando el ruido del agua golpeando el casco del barco.

–¿Y la gente? –le preguntó SeHun de repente.

–¿La gente? – cuestionó JunMyeon sin entender a la primera.

–Has dicho que echarías de menos este clima tropical, pero la gente, tus amigos, tu familia...

–También los echaré de menos.

Por primera vez empezaba a tener dudas, pero las apartó.

–En ese caso, tendremos que aprovechar al máximo el tiempo que nos queda –dijo SeHun.

Todo a su alrededor pareció desaparecer hasta que solo podía ver el brillo de los ojos de SeHun y notar el roce casi eléctrico de su mano.

–Sí, claro que sí.

–Volvamos al puerto –dijo él, haciéndole un gesto al camarero.

SeHun tenía planes para el resto de la noche. Por fuera intentaba mostrarse sereno, pero por dentro sentía fuegos artificiales dispuestos a explotar en cuanto alguien acercase una cerilla.

Estaba deseando acariciar a JunMyeon y pronto, muy pronto, se enterraría en él, satisfaciendo su deseo una y otra vez hasta que estuviera saciado...

Porque solo era deseo, ¿no?

Tuvo que apretar el volante mientras volvían a casa.

–Quiero enseñarte algo antes de entrar –le dijo SeHun, llevándolo al jardín, el aire cargado del perfume de las flores.

JunMyeon se quedó boquiabierto. Sobre una manta colocada en el césped había una botella de champán en un cubo de hielo, la escena iluminada por lamparitas marroquíes, su intricada filigrana iluminando el jardín como un sueño.

–¿Qué es esto?

–Oh SeHun, a tu servicio. Querías hacer el amor bajo las estrellas y aquí estamos –SeHun hizo un gesto con la mano señalando el lugar–. Total, privacidad a la luz de la luna. No podíamos haber elegido una noche mejor.

Parecía una escena de película y el corazón a JunMyeon se le encogió.

–¿Pero cómo...? ¿Cuándo...?

–Es magia. Con ayuda de la moderna tecnología, claro – SeHun lo tomó entre sus brazos. Quería ir despacio la primera vez, pero tenerlo tan cerca lo hacía perder la cabeza.

Nervioso, abrió la botella de champán mientras JunMyeon se llevaba una rosa a la nariz.

–Y bombones –murmuró JunMyeon emocionado, tocando una caja–. Esto es como un sueño.

SeHun sonrió mientras le ofrecía una copa.

–Por los sueños.

–Por los sueños –JunMyeon tomó un sorbo de champán y luego sacó un bombón de la caja–. Vamos a compartir.

Mientras compartían el bombón sus ojos se encontraron.

–Esta noche quiero ver tu cara mientras tienes un orgasmo –musitó SeHun.

JunMyeon abrió mucho los ojos, sorprendido, su piel ardiendo como si tuviera fiebre.

–Entonces ¿a qué estamos esperando? –murmuró JunMyeon, echándole los brazos al cuello.

SeHun buscó sus labios como un hombre hambriento; su sabor era como una droga.

Despacio, deliberadamente, le pasó las manos por la cintura de JunMyeon metiendo una mano por el interior de los muslos, buscando la húmeda cueva entre sus nalgas. Sonrió al notar que la entrepierna de JunMyeon estaba húmedo por él, y saber eso lo hacía temblar. Apartó la camisa para morderle suavemente un pezón y oyó a JunMyeon contener el aliento mientras, sin darse cuenta, le tiraba del pelo apretándolo contra su pecho, buscando más de sus caricias.

Podía sentir su corazón galopando y se preguntó si JunMyeon podría oír el suyo, que nunca había latido de ese modo, con esa urgencia.

–Vamos a quitarnos la ropa. – jadeo SeHun con la boca en uno de los pezones de JunMyeon.

–AHH.. Sí. – gimió JunMyeon en respuesta.

Mientras SeHun lo veía desnudarse, la sangre se agolpó en su erección. JunMyeon lo dejaba tan hipnotizado que olvidaba hasta respirar. Fue JunMyeon quien le bajó los pantalones y los calzoncillos para ponerse en cuclillas frente a él.

Y si no hubiese estado transfigurado seguramente se habría caído al suelo cuando JunMyeon empezó a acariciarle los muslos con la lengua...

Su cara, sus labios, a un centímetro de la dolorosa erección. Podía sentir el aliento de JunMyeon y le agarró el pelo tanto para sujetarse a algo como para detenerlo. Porque si lo tocaba allí explotaría... y por tentador que fuera, no sería justo correrse antes que su dulce conejito.

–Myonie... –SeHun tiró de JunMyeon hasta que estuvieron uno frente al otro, mirándose a los ojos–. Más tarde conejito –fue todo lo que dijo antes de tumbarlo sobre la manta. 

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ahh no se cuando actualice jaja, lo dejo aca porque me quede sin ideas. Esta historia es diferente a la otra donde es mas romatica.. aca se supone que son fantasias asi que el +18 tiene que ser caliente 7v7 asi que voy a  esforzarme por redactar uno asi.. será un cap unico asi que prometo que no sera tan corto.

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