Intimate Moment
Una de las cosas que Christopher y Jeongin amaban de su matrimonio era sin duda cuando hacían el amor, pues eran los momentos más íntimos en donde dejaban ver sus deseos, gustos, miedos e inseguridade, ambos se entregaban en cuerpo y alma al otro
A veces sus momentos íntimos eran planeados con tiempo, mientras que otros surgían espontáneamente.
Como en esta ocasión.
Era de noche y Jeongin quería estrenar su nuevo babydoll, que justamente le había llegado en la mañana de ese día. Se lo colocó y aprovechó para bailar un poco en la amplia sala de su hogar, estaba a volumen fuerte y tan concentrado que no logró notar cuando alguien entró a su casa.
Jeongin no esperó que su esposo llegara y que lo tomara con fuerza de la cintura, apegándolo más a su cuerpo y logrando hacerle sentir a Jeongin un bulto en su trasero.
—Qué bonita sorpresa —musitó con voz ronca en el oído de Jeongin, estremeciendo cada vello de su cuerpo—. ¿A qué se debe?
Jeongin se mordió su labio inferior y se volteó para observar a Christopher.
—Sólo quise ver cómo me quedaba el nuevo babydoll que pedí en la tienda online —habló Jeongin, dando una lenta vuelta y haciendo que la falda del babydoll se levantara un poco, dejando ver esa braga de encaje—. ¿Te gusta, mi vida?
Christopher lo observó en silencio y con sus ojos oscureciéndose de intensidad, sentía su pecho arder de la excitación y ni hablar de su pene que ya había empezado a hincharse.
—Me fascina...
Suavemente, Christopher deslizó su mano por el cuerpo de su esposo hasta colocarla debajo de la falda, apretando uno de los redondos glúteos de Jeongin.
Jeongin gimió ante el contacto de la mano fría y grande de su esposo, llevó sus manos para rodear el cuello de él y unir sus labios.
Una reñida pelea dio inicio entre los labios de Jeongin y los Christopher, sus lenguas se esforzaban para tener el control del beso, sus salivas empezaron a mezclarse en sus bocas, el calor se acrecentaba inmensamente en el interior de sus cuerpos y sus penes estaban cada vez más excitados, tanto que lograban rozarse.
Christopher elevó a Jeongin desde los muslos, haciendo que Jeongin rodeara su cadera con las piernas y que sus cuerpos estuvieran más pegados, de esa manera Christopher cargó a Jeongin hasta su habitación, se tardó unos cortos segundos.
Cuando finalmente estuvieron en su habitación, Christopher dejó delgado cuerpo de Jeongin sobre las sábanas blancas perfectamente acomodadas, al menos hasta que ellos decidieron colocarse sobre ellas.
—Te ves hermoso, mi gatito.
—Sí, soy tu gatito...
Jeongin llevaba un babydoll de gatito, era un vestido negro, pero de tela transparente, así le permitía exponer sus bragas negras de encaje y aquellos rosados pezones.
—Di miau —exigió Christopher con voz ronca y dominante.
—Miau, miau...
Y Jeongin no tardó ningún segundo en obedecer.
—Así me gusta.
Christopher hundió su cabeza en el cuello de Jeongin, besándolo despacio, bajó por sus hombros descubiertos y dejó una sutil mordida sabiendo que era un punto sensible de Jeongin.
—Ah...
—¿Te gusta? —preguntó Christopher, empezando a frotarse contra Jeongin, realizando falsas embestidas.
—Sí...
—¿Cómo se dice?
—Miau —gimió Jeongin—. Me gusta mucho, miau...
—Ese es mi bebé —se acercó a sus labios para besarlos con más pasión, al separarse no dudó en dejar una mordida en su labio inferior.
Lentamente y sin ápice de desesperación, Christopher se deshizo de su ropa bajo la atenta mirada de su esposo. Así mismo hizo con las bragas de Jeongin, las deslizó por sus suaves piernas y la lanzó al suelo de la habitación, dejándolo sólo con la bata del babydoll.
Christopher descendió hasta llegar a la intimidad de Jeongin, lo agarró y besó la punta, empezando a pasar la lengua por toda su extensión hasta envolverlo con sus labios y meterlo lo más posible en su boca.
—Ah... Miau...
Jeongin continuaba gimiendo con su voz aguda, removiéndose sobre la cama, agarrando en puños las blancas sábanas.
Las ganas de penetrar a su gatito empezaron a tentar a Christopher, decidió dejar de lamer, entonces separó más las piernas de Jeongin, dejando ver aquella bonita entrada.
Christopher metió un dedo, causando que Jeongin se removiera aún más sobre las sábanas, hizo algunos movimientos hasta que decidió añadir otro dedo y así continuó hasta considerar que la entrada de Jeongin estuviera lo suficientemente preparada.
Se acercó a Jeongin y le dejó un placentero beso sobre sus labios, luego rozó la nariz en sus mejillas, haciendo que Jeongin soltara una suave risita.
—Quédate despierto hasta tarde —pidió Christopher, adentrándose lenta y dolorosamente en el interior de Jeongin, mientras dejaba suaves caricias en esas bonitas mejillas—. Y no te contengas, gime todo lo que tu boca quiera gemir, ¿sí, mi amor?
Jeongin gimió, asintiendo a las palabras de Christopher y abriendo más las piernas, dejando que su marido invadiera todo de él.
Los primeros movimientos fueron suaves hasta que ese dolor pasara a ser más placentero. Cuando fue así, Christopher aceleró las embestidas, causando que Jeongin soltaron balbuceos y constantes gemidos.
—Ponte en cuatro —ordenó Christopher luego de girar el cuerpo de Jeongin.
Jeongin acató la orden, permitió que sus piernas y brazos sostuvieran a su cuerpo y dejó su trasero expuesto, el cual brotó más para darle una mejor vista a Christopher, quien abofeteó sus mejillas traseras fuertemente, causándole un ardor en la piel de Jeongin, pero aquel ardor en sus glúteos lo excitó más.
—Eres exquisito, amor —susurró Christopher, mordiendo la oreja de Jeongin.
Luego Christopher volvió a meter bruscamente su pene en Jeongin, tomándolo con fuerza de sus rojizos cabellos y haciendo que echara su cabeza para atrás.
Jeongin tenía un diminuto rastro de saliva cayendo de su boca, las penetraciones de Christopher eran salvajes y muy, muy satisfactorias.
Cuando las embestidas se volvieron más desesperadas, Christopher obligó a Jeongin a hundir su cabeza sobre las almohadas, la cual Jeongin mojó por la saliva que continuaba escurriéndose de su boca.
—Dios, no importa cuánto te penetre, siempre seguirás apretando mi polla tan exquisitamente.
Christopher soltaba bajo gemidos y ciertos gruñidos por el placer que estaba sintiendo. Tomó el erecto pene de Jeongin y empezó a masturbarlo, para que Jeongin se corriera junto a él.
Cuando sintió que el orgasmo estaba cerca, Christopher jaló con fuerza los cabellos de Jeongin y acercó su cara para plantarle un violento beso.
Y fue entonces que Jeongin no soportó todas esas sensaciones explosivas en su cuerpo, menos cuando Christopher empezó a masturbarlo.
Se corrió en la mano de su marido, manchándola por completo de su semen. Al cabo de unos segundos fue el turno de Christopher, quien eyaculó dentro de Jeongin, la cantidad de semen era tanta que empezó a escurrirse de aquella maltratada entrada.
Christopher jadeó en el oído de Jeongin, luego se acostó a su lado y rodeó su cadera con el brazo.
Jeongin volteó para mirarlo, tenía su cabello despeinado, sus mejillas rojas, unas lagrimitas en sus ojos y un poco de saliva en su boca.
Jodidamente hermoso.
—Te amo...
Es lo que susurró Christopher cuando sus ojos conectaron con los que Jeongin, los cuales se tornaron brillantes, mientras mantenía una sonrisa boba en su rostro.
—Yo igual, te amo mucho...
Jeongin besó con cuidado a Christopher, un beso tan distinto a los que compartieron en el acto sexual.
Un beso que transmitía sus sentimientos en ese momento íntimo entre ellos.
—Gracias por amarme —habló Christopher cuando se separaron.
—Amarte es un placer, no tienes nada que agradecer.
Christopher sonrió sinceramente, volviendo a unir sus labios con los de Jeongin mientras sonreían en el beso. Ambos deleitándose del placer que causaba besar los labios del otro, del placer que causaba amarse, porque ellos no sólo sentían placer a causa del sexo, no, su mayor placer era amar al otro.
Y así ambos continuaron compartiendo varios besos y caricias en ese lindo e íntimo momento entre ellos, únicamente de ellos dos.
Escribí esto apenas ayer en una hora y media cuando no estaba atendiendo a la clase xd. Siento que no quedó muy bien por el corto tiempo que tuve para escribirlo, pero ya qué. Igual deseo que les haya gustado leer esta cochinada.
Va dedicado a _Arepita_ porque cumplimos 365 días juntas. Te amo, mi vida, gracias por acompañarme por todo un año. <3
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