Prefacio
La mañana estaba gris. El murmullo lejano de unos truenos sucedía a los efectos luminosos de los relámpagos. Toda una escena de película de terror. Si a eso se sumaba el estilo victoriano de la construcción desde la que su dueño observaba el paisaje, la combinación estaba completa.
Jungkook se encontraba en su estudio, con su usual copa de vino tinto a un lado de su escritorio, mientras revisaba unos documentos en su computadora. Sin embargo, hoy no observaba sus finanzas, ni su papeleo usual de trabajo; en pantalla, se apreciaba la ficha de un hombre: Park Jimin. El periodista había llamado la atención de Jeon, pero no de la manera convencional. Si bien muchos le habían propuesto entrevistas e invitaciones a programas televisivos, con el pretexto de hablar de la nueva adquisición de su empresa en el mercado, él sabía que no se trataba de eso, en ninguna de las ofertas.
Jungkook estaba acostumbrado a ser la comidilla de todos, en el mal sentido de la palabra. «Ser diferente te hace especial». Jeon difería de esa frase. En su caso, ser diferente lo había convertido en el centro de atención, de acusaciones y presunciones que las personas, con su capacidad difamatoria, habían convertido en una realidad latente en la sociedad. Tampoco se había tomado la molestia de corregir, explicar o desmentir alguna de las acusaciones. ¿Para qué malgastar su preciado tiempo, con personas que no significaban algo en su vida?
Los rumores corrían, pero no afectaban su negocio. Él no permitía que sucediese. Era lo suficientemente inteligente y precavido como para lograrlo.
Escuchó el sonido de un coche aparcarse en la entrada y se dirigió a la ventana, para observar a través del cristal. Sabía de quién debía tratarse, hoy solo esperaba una visita. En la entrada, un joven de cabellos castaños, estatura un poco más baja que la suya, con un traje negro y corbata con los que parecía sentirse realmente incómodo, observó la edificación frente a él, impactado por unos segundos hasta que logró recomponerse. Los movimientos se le notaban tensos y parecía enredarse, cada tres segundos, con su portafolios, abrigo y celular. Lo siguió con la vista, hasta que el techo del piso inferior le bloqueó la imagen.
Emprendedor, competente y prometedor. Esas eran las tres palabras que había usado el detective privado que contrató, al resumir a Park Jimin.
Grande fue la sorpresa de la presidenta de Seoul News cuando Jungkook la llamara, aceptando su propuesta de entrevista, entre tantas, y pidiendo expresamente a un periodista novato y sin currículum. Probablemente, pensaron que Jungkook quería aprovechar la inexperiencia del joven para evadir las respuestas poco convenientes, pero no podían estar más alejados de la realidad. Los ojos de Jeon estaban puestos en algo distinto: no cualquier periodista novato se dedicaba a investigarlo tras bambalinas, pensándolo culpable de asesinato.
El sonido del intercomunicador se expandió por la habitación.
—Sí, Sebastian —contestó a su mayordomo, presionando el botón desde su buró.
—El periodista Park está aquí, Señor.
—Llévalo al Oasis en diez minutos, lo encontraré allí.
—Como ordene, Señor.
La comunicación se terminó después del breve intercambio de palabras, Jungkook no solía hablar más de lo necesario. Observó la pantalla de su computadora una última vez, detallando en las facciones de la foto que estaba junto a los datos recopilados.
—Park Jimin... —Una sonrisa mezquina apareció en sus labios—. Esto será divertido.
¡Nueva historia! Sorprais 😌😏👌
Jajajaja ahora mismo no sé qué poner aquí, me dicen qué les parece la idea, porfa. 🙏
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