🖇️ San Valentín : Pt. 1
ESPECIAL DE SAN VALENTÍN.
PARTE UNO.
"Él sólo era un pececito confundido, que volvió a sus olas calmas recordando la marea".
14 de febrero: día del amor y la amistad. O algo así.
Una fecha que se suele transformar en diferentes realidades, todas ubicadas en niveles caóticos y bastante dramáticos a decir verdad. Es decir: las celebraciones podían ir tranquilamente desde una salida normal con la pareja hasta convertirse en la oportunidad perfecta para desaparecer todo el día con los innumerables amantes sin compromiso. Y claro, existen los llamados forever alone, quienes pasan tal fecha solos y sin amor alguno. O en compañía de un personaje ficticio al cual le cancelaron la serie hace más de diez mil años luz.
Es evidente que Min no se encontraba en ninguna de las categorías anteriores.
Él se tambaleaba, más bien, en un limbo curioso, en el que pretendía andar por ahí con su ya típica faceta anual de "nadie me quiere, que solo estoy", pero con la diferencia de que, por esta ocasión, esa máscara no le funcionaba tan bien. Al menos no frente a sus amigos y, si somos más específicos, no frente a Soobin.
Ninguno de los dos (hablando en términos de rábanos y uvas echadas a perder) podía siquiera pensar en creerle, pues aunque estuvieran o no de acuerdo con semejantes yoongichorías (que son fechorías, pero mucho más estúpidas), se sabía que el peli negro no se encontraba para nada solo este año y que, de hecho, tenía el doble de oportunidades de tener una cita el 14.
— Vamos amigo, tienes incluso más opciones que yo —comentó Soobin dándole un codazo amistoso, acompañado de una mueca ligeramente impregnada de incredulidad. A su lado, el pelirrojo carraspeó.
— Tampoco mientas por convivir... —añadió Chan, conociendo demasiado bien las muecas del contrario. Será muy bueno mintiendo, pero era demasiado transparente con sus expresiones.
— Bueno, no es así, es cierto. ¡Pero sí que tiene más de una opción! —la uva viviente se encogió de hombros—. Muy a mi pesar, ¿sabes? Ya que no me quiere hacer caso; si me hubiera hecho caso no tendría sólo a dos chicos en su puerta. ¡Tendría a quince en su cama!
— ¿Dos te parecen poco, troglodita? —el peli rojo parecía estar a pocos segundos de reventar del coraje, hasta que decidió respirar profundo y pasar por alto la estupidez de Choi—. Ay, ya basta. No me quiero volver a enojar por esto.
Tomarse la tensión valía el triple de su salario.
Hacía exactamente –y de la forma más literal posible– una hora que Yoongi se había logrado arreglar con BangChan, después de aquella escena de pelea e impulsado por la premisa de que alguien como el pelirrojo no podía sentirse decepcionado de él. Regañarlo quizás, pero la decepción era uno de los sentimientos que más afectaban a Min, sobre todo si venía de alguien que lo quería de forma genuina y sana.
Ahora se encontraban los tres conviviendo en el departamento de Garfield remix para el alivio de este, buscando en primera instancia un plan normal –dentro de sus estándares– que pudieran hacer juntos y dejar atrás lo más rápido posible la molestia de Chan: su angelito de confianza.
Tal como lo indican las santas escrituras de My Little Pony.
Sin embargo, de un momento a otro y como se era de esperar, la conversación trajo a colación dicha festividad orquestada por el marketing y con ella la situación poco usual en la que Yoongi se había envuelto hasta las narices.
No hace falta aclarar que, justo cuando todos creían que nada podría empeorar, el universo les demostró a ese "todos" que el chiste apenas comenzaba.
A las doce en punto del mediodía, un mensaje de texto resonó en el teléfono de Min. La pantalla brillaba anunciando al remitente "Hobi".
—Ay no... —susurró el peli negro, leyendo en las notificaciones parte del texto sin atreverse a abrir.
—¿Te escribieron? ¡Déjame ver! —y sin dejar tiempo para ser detenido, Soobin le arrebató el celular de las manos para dar click en el mensaje. Pero, para su desgracia, había una contraseña de por medio que él no se sabía—. Ash, carajo.
— Trae acá, dámelo —Yoongi recuperó el aparato y al desbloquearlo pudo ver por completo aquel chiste del destino.
Qué digo chiste, ¡un capítulo entero de la comedia estadounidense más rancia de toda la historia!
"Buenas tardes, dormilón... Si no es demasiado atrevimiento de mi parte, realmente me gustaría invitarte a salir hoy, una cita por el primer 14 de febrero que paso conociéndote, ¿qué dices Yoonie?", escribió Hoseok como su primer mensaje del día.
El cual fue leído por tres pares de ojos, y cada uno lo vio de forma diferente.
Soobin hizo resonar una risa cargada de orgullo, sintiéndose más emocionado que el mismísimo destinatario por aquella invitación.
BangChan se notaba dudoso, con algo de pena por aquel chico tan tierno que estaba enviándole mensajes a su estúpido amigo.
Y Yoongi parecía no poder creer lo que leía, manteniendo un semblante de confusión y ansiedad por no saber ni siquiera qué pensar, cómo actuar, o si debía siquiera responderle.
— Y decías que no tenías ni una opción de cita para hoy, que cinismo tan grande te cargas —bromeó el peli morado, bastante divertido por aquella situación que a nadie más –no sólo en esos metros cuadrados, sino en el mundo entero–, le hacía gracia en lo absoluto.
— Miren quien habla de cinismo —respondió Chan mirando a la uva "chistosa" (payasa) con una clara indignación, para después dirigir su vista nuevamente hacia Min—. ¿Qué piensas decirle?, no puedes ser tan grosero como para rechazarlo.
Yoongi respiró profundo, mirando fijamente la pantalla del celular. Estaba perdido en sus pensamientos intrusivos, los cuales amenazaban su estabilidad mental y todos los pilares de su vida. Entonces se dio cuenta que debía idear mil formas –si es posible– de huir de tal invitación o de al menos rezar porque esta fuera la única que le llegara. No podía darse el lujo de caer hacia un barranco.
Ah, tenía hasta miedo de que apareciera de la nada un chico que no ha visto desde secundaria, probablemente, pidiéndole salir. Ya no sabía qué esperar.
—No estaría mal verlo... Es decir, él ha sido muy tierno conmigo y las citas que hemos tenido hasta ahora han estado geniales... — contestó como un tiro al aire—. Pero no lo sé... No es que no me gusten, o que él no me guste. Sólo... no lo sé.
Y como si el aura de la habitación no pudiera volverse más densa aún, a los pocos segundos de haber dicho aquello en modo de "aceptar su destino del día", un segundo mensaje de texto resonó en el teléfono de Yoongi, alertando a los tres chicos por igual.
— Contéstale al pobre chico, Yoongi —indicó Chan, bastante exaltado.
— Ese no es Hoseok.
— ¿Cómo lo sabes? —inquirió Soobin, que estaba queriendo hasta saltar de la emoción.
Sencillo, esta vez el remitente no se había conformado con enviar un solo mensaje, sino que el aparato vibró otras dos veces, lo que provocó que el pálido les limitara la visión de la pantalla a sus amigos debido a su propia consternación, que mientras más crecía, más abominable lo hacía sentir.
"¡Hola guapo!, acabo de recibir la noticia de que no trabajaré hoy, y pensé que pasar el día contigo sería increíble". Primer mensaje. Luego un emoji raro.
"Aprovechando que es 14 de febrero, y que en verdad me pareces muy lindo, ¿por qué no te invito la comida y la cena de hoy?, y después podemos ir por el postre". Segundo mensaje. Otro emoji raro.
"¿Estás ocupado, o por qué razón te tardas tanto en contestarme?, responde antes de que me arrepienta y te bote en pleno San Valentín. Que maleducado". Tercer mensaje. Sin emojis.
Estaba claro que el remitente odiaba las esperas largas –de treinta segundos, pero, en fin, ¿quiénes somos nosotros para juzgar?–, y el peli negro no podía creer que su día estuviera empeorando tan rápido mientras leía aquellas notificaciones, formadas una debajo de la otra, esperándolo sin afán de desaparecer. Flotaban, daban vueltas, lo mareaban.
Comenzaba a darse asco a sí mismo.
— ¿Quién está tan desesperado por ti, amigo? ¿Es el chico azulito que nos contaste? — y ahora la crayola violeta parecía ser vidente.
Me parece que habrá que apodarlo "emoji de bola de cristal" a partir de ahora.
— Obvio, no, era el mismo Hoseok. Me equivoqué... —Yoongi trató de mentir a pesar de ya haberse delatado con anterioridad, pero al destino le apetecía jugar un poco más con su mente, reputación y cordura y decidió que era buena idea mandarle un regalito para sacar a relucir su falta total de moral. Tacharlo de mitómano certificado también.
"Llamada entrante" se anunció en la pantalla, junto al nombre del contacto más exasperado y exasperante de la lista; Jungkook lo estaba llamando directamente para repetir y confirmar la segunda invitación romántica que el peli negro tendría aquel día y que hubiese querido que no existiera. Ni una ni la otra.
— ¿Es en serio? —regañó el peli rojo cruzándose de brazos, no sorprendido, sino aquella palabra con "d" que tanto asustaba a Yoongi. Largó un suspiro pesado que se sobrepuso al tono de llamada y con la voz entre los dientes, prosiguió—: Mínimo respóndele, carajo.
— Ponlo en altavoz — pidió Choi con una sonrisa victoriosa, acercándose más a Min.
Yoongi, ya sin escapatoria alguna, acabó contestando la llamada justo antes de que esta pasara al buzón y tal cual se le solicitó, colocó a Jeon en el altavoz para ser escuchado por todos los presentes.
Cada día más cuestionable.
— Vaya, hasta que te acuerdas de que existo — reclamó a modo de "saludo" el chico peli azul. Su voz tenía destellos de molestia—. ¿Por qué no has visto mis mensajes? Te has tardado más de lo habitual en responderme. Eso no me gusta.
— Amm... Lo siento, lindo, es sólo que me distraje unos instantes —respondió, sin poder detener o siquiera intentar ponerle freno a esa faceta coqueta que lo acechaba desde la primera vez que habló con Jungkook.
El chico tenía esa capacidad preocupante de envolverlo entre sus aletas de velo de cielo y tirar de él hasta que doliera.
— Mhm, pensé que ya no querías hablar conmigo —soltó con algo de incredulidad y a los segundos suspiró, para después cambiar su tono a uno más relajado. Todo un bipolar el chiquillo, ¿eh?— Y bien, ¿quieres salir conmigo hoy? Te ofrecí una comida y una cena, pero dime si tienes sugerencias, guapo. Por ser tú las consideraré.
¿Y si el chico no era un pez bonito? ¿Y si era más bien una medusa acolchonada? De esas tan hermosas que gritan "veneno", pero que eres incapaz de no tocar.
Por supuesto, Soobin se mantenía vitoreando a su mejor amigo en su lado izquierdo, haciéndole señas como una porrista para que aceptara también aquella invitación, mientras que, a su costado derecho, BangChan le decía con movimientos de cabeza que definitivamente NO lo hiciera, pues no sería viable tal situación. Apartando el hecho de que decía mucho de lo mierda que eres, sería imposible fragmentar a Yoongi y enviarlo a cada suceso a la hora.
¿Adivinen qué hizo nuestro idiota en cuestión?
— Sabes... La comida me queda algo difícil, pero la cena suena perfecta, ¿paso por ti a las ocho? — y como si no fuera suficiente demostración de estupidez, cerró con broche de oro para rematar—. Además, leí una propuesta de postre... Un dulce azul me apetecería mucho para esta noche.
Sí, ya sabíamos de todas formas que tus hemisferios cerebrales no funcionaban desde hace tiempo.
Un enorme letrero de "¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO?" apareció justo en el centro de la mente de Yoongi, que al parecer también se iluminaba sobre su cabeza, pues Chan lo miró tal cual como si lo estuviera leyendo. Choi, por otra parte, no cabía del orgullo que sentía hasta el momento, pensando con el pecho hinchado que su hermano de moral frágil probablemente tendría mucha suerte íntima esta noche.
— Veo que estamos por el mismo canal, me gusta —respondió Jungkook con un tono coqueto, propio de él—. Te veo a las ocho en punto, en un momento te envío mi ubicación... Hasta la noche, lindo — el chico mandó un beso a través de la bocina y colgó antes de que Yoongi pudiera responder algo más.
Al momento de quitarse el aparato de la oreja fue sacudido por Soobin, quien lo tomó por los hombros y lo removió de un lado a otro a modo de festejo infantil; esto mientras que BangChan posicionaba sus dedos índice y pulgar sobre el tabique de su nariz y contaba hasta la cifra final de pi, buscando regular ese coraje creciente que no dudaría en explotar sobre las carotas de Yoongi, Soobin, Jungkook y hasta Hoseok. Los primeros por imbéciles, los segundos por ciegos, ingenuos e idiotas. No, mejor los primeros.
Uno, dos, tres, tres coma doce, tres coma trece, tres coma catorce...
Esto definitivamente no le ayudó, considerando que Yoongi aún no terminaba su gran acto.
¡Necesitamos un neurocirujano y un donador de cerebro! ¡Es urgente!
— ¡Eres bueno, hermano! Llevas tan poco tiempo con mis enseñanzas, y ya tienes resultados más rápidos que los míos cuando empecé —dijo el peli morado a modo de felicitación, como si fuera un profesor orgulloso por el trabajo de su alumno recién ingresado—. Tienes talento nato.
Rectifico, dos cerebros. Por favor y gracias.
— Lo único que tiene nato es la idiotez —añadió Chan mirando a ambos con evidente molestia, haciendo que Choi dejara de sacudir a su amigo—. Y tú, Min Yoongi, ¿qué demonios te pasa? ¿Estás siquiera en tus cinco sentidos? —regañó.
— Calma... Lo siento, fue un impulso —se excusó el pálido bajando la mirada, chocando sus pupilas con el celular—. No sé qué me ocurre últimamente...
— Ya... Al menos estoy seguro de que, ya que le dijiste que sí a ese tal Jungkook, entonces rechazarás el plan con Hoseok y respetarás el tener una sola cita, ¿verdad? —el peli rojo lo encaró de brazos cruzados, esperando una respuesta mínimamente positiva—. ¿Verdad, Yoongi?
— Eh... Yo... —pero Yoongi, en definitiva, no se la daría por más que quisiera.
— ¿Verdad? — insistió otra vez, con aún más presión en su voz, por si no lo había escuchado.
Y como si el chico regañado no tuviera control sobre sí mismo ni de sus movimientos o, como los llamaba él, impulsos, se atrevió a abrir el mensaje que había dejado olvidado en su bandeja de entrada minutos atrás, sólo para responder en un rápido tecleo que desconcertó a sus dos acompañantes.
"Hola, bonito. Sí claro, por supuesto que quiero salir contigo hoy, ¿te parece si paso por ti en un par de horas y vamos a una cita romántica?", escribió el idiota mayor, para esconder de inmediato el crimen en lo profundo de su bolsillo.
— ¿Qué fue eso? ¿Qué hiciste ahora? —inquirió BangChan, ya esperándose la respuesta más estúpida que pudiera ocurrírsele al otro.
En eso no se equivocó en lo absoluto.
— Le dije que sí a Hoseok... Creo que tengo doble plan para hoy... —contestó el pálido con algo de duda en su voz y una expresión de "yo tampoco sé que estoy haciendo".
— ¿Te estás burlando de mí, Yoongi?
— No, Chan, es que-
Finalmente, toda aquella escena extraña culminó con dos notificaciones sonando al unísono desde el bolsillo de Yoongi y no hacía falta sacar el aparato para deducir lo que era y quiénes eran.
Un mensaje de cada chico titilaba en su pantalla de bloqueo, confirmando así la asistencia de Min a la situación más curiosa y complicada –hasta el momento y ojalá que sea la última– que había decidido crear para sí mismo.
"¡Claro que sí!, te veo a las dos", escribió Hoseok.
"Me pondré muy lindo para ti esta noche", remató Jungkook.
Sí, definitivamente sería la última.
Los planes de Yoongi eran algo simples en la teoría, pero muy difíciles en la práctica.
Vería a Hoseok a las dos de la tarde, ya que se había acordado que irían a visitar un acuario que se encontraba cerca de la casa de Jung y de ahí escogerían un restaurante bonito para tener una comida linda juntos. Como se merecía aquel pececito encantador y de corazón cálido.
Para esta primera cita del día, el peli negro tendría alrededor de cinco horas o poco menos, pues estaba contando el tiempo que le tomaría regresar a su departamento para cambiarse y luego llegar puntual para su segunda cita.
Con Jungkook había decidido llevarlo a cenar al lugar que el peli azul prefiriera, tener una velada romántica y aprovecharla para conocerse como tal —ya que, de hecho, sería también su primera cita con él—, para más tarde ir al departamento de Jeon. Se sabía en que acabaría la noche si todo salía bien.
No hace falta aclararlo, ¿verdad?
Básicamente, tendría que apresurarse y correr de un lado a otro a partir de las 6:30 de la tarde y, en general, pensó que no tendría mayores complicaciones durante el resto del tiempo. Todo perfectamente equilibrado.
Eso pensó.
La una de la tarde llegó bastante rápido y con ello un destello nuevo se implantó en la mente de Yoongi; y es que, aunque quisiera probar suerte con este camino extraño de cuestionable moral, seguía sintiéndose culpable muy en el fondo de su ser. Se sentía confundido y con muchas dudas azotando su cabeza. Se sentía pequeño y desamparado.
¿Sería tan bueno como Soobin para mantener la farsa a flote sin problemas? ¿Llegaría el momento en que tendría que ofrecer disculpas por no ser precavido? Él no lo sabía, pero por alguna extraña razón, sentía que todo el mundo descubriría su secreto con sólo verlo y se lo comunicarían a su esposo –aún si no tenía ninguno– a la mínima oportunidad.
Eran ese tipo de ocasiones en las que uno miente o comete algo incorrecto y piensa que los demás a su alrededor lo sabrán solo con respirar el mismo aire que tú. Exacto, justo esa sensación de llevar un enorme letrero neón en la cabeza que lo tachara como mentiroso, irrespetuoso e inmoral.
Aunque tan alejado no estaba, eh.
Y ese mismo sentimiento lo obligó a añadir más puntos cuestionables a su elaborado itinerario.
Si hay que esconder, pues que sea bien.
"Le llevaré un regalo a cada uno, por si acaso", y sí, aquello no sería por obra de ser buen chico, ni siquiera por la fecha que marcaba con un corazón su calendario. Era simplemente por sentirse culpable con los dos pobres ingenuos que lo habían invitado el mismo día y que él, encima de todo, los había aceptado como quien no quiere la cosa.
Así que, con eso en mente, Yoongi se terminó de alistar con sus acostumbrados jeans de mezclilla rotos, una camiseta con estampado sin forma que tomó como "buena opción" y su chaqueta de cuero más "elegante" que encontró en el fondo del armario, para finalmente dejar su departamento a la 1:30 p.m. y tomar rumbo al centro comercial más cercano e insípido de su ciudad.
Cabe aclarar, aunque es demasiado obvio, que sus amigos lo habían dejado solo en el apartamento hacía mucho rato atrás; Soobin por tener sus propios compromisos —sabemos qué clase de cosas pendientes tenía agendadas—, y BangChan por su bienestar mental y el físico de Yoongi, ya que el sólo ver al pálido en esos momentos le generaba jaqueca y ganas de volverse violento.
Saliendo de allí se apuntó a un curso de meditación, taichi y yoga.
Min acabó comprando dos regalos un tanto genéricos si le preguntan, pero que demostraban que, de algún modo, les había prestado un poco de atención a sus conquistas. La cosa es que funcionaran y ya está. No había que darle tantas vueltas.
Llevó un peluche de un pececito bastante colorido y un par de pines decorativos en forma de flores para Hoseok; con Jungkook le fue más difícil, ya que apenas y habían intercambiado algunos días de mensajes y llamadas, pero por lo poco que había logrado platicar con él, sabía que le gustaban las pulseras de cualquier tipo y los dulces con licor, así que llevó para él un par de brazaletes plateados y una caja de chocolates envinados. De que funcionarían, funcionarían.
¿Que dónde escondería los regalos que Jung no debía ver?, simple, no se olvidó de colgarse una mochila negra en el hombro al estarse preparando para salir. Ahí guardaría los obsequios de Jungkook hasta que fuera el momento adecuado para sacar sus ínfulas de pavo real en medio de un cortejo.
Con algo de suerte de su lado, logró llegar a las 2:10 para recoger a su primera cita de San Valentín.
—Hola, Hobi, perdóname, ¿llegué muy tarde? —saludó el peli negro al ser recibido por el chico, que yacía esperándolo ya sentado en la acera frente a su casa.
Se notaba que el castaño sí se había tomado el tiempo de arreglarse para su compromiso y que además había procurado estar fuera de su vivienda antes de que Min llegara, para no demorar en sostenerlo y mostrar lo mucho que lo emocionaba esta cita. Claro que llevaba diez minutos ahí sentado, pero eso poco le importaba.
Hoseok vestía un esponjoso suéter blanco como malvavisco, pantalones de mezclilla tipo campana color azul claro y llevaba una bolsita cruzada sobre su pecho, por supuesto, decorada con pines y llaveros coloridos. Se podía percibir su perfume de vainilla, que combinaba a la perfección con el aroma de su acondicionador de cacao. Él realmente se había esforzado en verse bonito para Yoongi.
No podemos decir que fue mutuo, ¿verdad? Pero bueno, nimiedades.
—¡Hola, Yoonie!, no te preocupes, llegaste justo a tiempo — contestó el castaño poniéndose de pie y se tomó el atrevimiento de acercarse para abrazar al contrario.
El pálido correspondió el gesto, rodeando la cintura a Jung y ajustándolo con el brazo que sostenía sus regalos. Al separarse del contacto unos segundos después, fue momento para que Yoongi le entregara el peluche junto a los pines, como una "ofrenda de paz" completamente impulsada por sus chaquetas mentales.
—Feliz San Valentín, bonito —el peli negro sonrió mostrando sus encías rosadas y extendió ambos obsequios, fingiendo más felicidad de la que realmente sentía.
Debía inscribirse pronto a un curso de actuación. Ese talento debía ser explotado cuanto antes.
Por supuesto que el pecho de nuestro pececito arcoíris dio saltos y bombeos a niveles jamás registrados en el océano, al tiempo que sus mejillas se volvían de un tono rosa casi fosforescente y sus ojos miel amenazaban con gotear de la emoción. Hoseok había recibido muchos regalos en su vida, pero ninguno que viniera desde el corazón de un chico tan lindo como Yoongi.
O al menos esa era su aparente realidad.
— ¡Oh, por Dios, gracias! —el castaño tomó el peluche e inmediatamente lo abrazó contra su pecho, mientras que con su mano libre sostenía los pines con una delicadeza muy marcada, admirando cada cosa con un brillo especial en sus ojos—. ¡Son tan preciosos! ¡En serio, gracias!
— Pensé que te gustarían... No es mucho, pero no quería dejar pasar la fecha sin darte un detalle —"y además me siento culpable porque más tarde veré a alguien más", pensó para sus adentros. Detallitos sin importancia.
— ¿No es mucho? ¿Acaso bromeas? Es el regalo más bonito que me han dado. No sólo me gusta, ¡me encanta! —Hoseok no podía sonreír más en esos momentos, incluso sentía como su cara ardía y sus ojos se cristalizaban debido a la enorme felicidad que estaba experimentando.
El chico que le gustaba le había dado un regalo en pleno día del amor, ¿qué más podía pedir?
Que el otro fuera sincero, no sé. Hay que ser ambicioso, Hobi.
— Es más, ¿me dejas darte un besito? Sólo en la mejilla... —propuso el castaño con una voz más baja y tímida que la usual, la cual cambió drásticamente a un tono completamente avergonzado, e incluso comenzó a hablar más rápido al captar lo que había dicho—. Oh, no, n-no es necesario que aceptes, es solo s-si tú quieres...
Yoongi entonces no pudo evitar sucumbir ante la enorme ternura que le ocasionaba tal escena; ver a Jung sonrojado a niveles preocupantes y escucharlo pronunciar cada palabra a un ritmo casi inentendible, lo hacía querer ponerlo nervioso él mismo más seguido.
Y por supuesto, también lo hizo querer cumplir con lo que el castaño sugería con tanta dulzura.
— Acepto, solamente si tú me permites regresarte el gesto también —contestó el pálido con una sonrisa tierna, mientras se acercaba un poco más al contrario.
Hoseok asintió con los nervios a tope y aprovechó la cercanía de Min para dejar un beso cortito y rápido en su mejilla derecha, seguido de una sonrisa en forma de corazón y un "gracias", hecho susurro sobre la piel ya sonrojada del peli negro.
En el momento en que el castaño retrocedió para verlo de frente, Yoongi cumplió lo antes tratado, dándole un beso justo en la comisura de los labios a Jung, acompañado de una sonrisa que oscilaba entre lo dulce y lo coqueto. Por supuesto, la escena fue digna de una película de romance adolescente, solo le faltaba el típico soundtrack cursi.
Si Hoseok daba un paso, él daría dos más.
— ¿Nos vamos? —preguntó el pálido, manteniendo su semblante anterior y estando ya listo para llevar a cabo su cita con toda la disposición del mundo.
— Nos vamos.
La acción estaba a punto de comenzar. Veamos a dónde lo lleva la corriente.
Decidimos traerles un pequeño maratón que constará de tres capítulos.
Este fue el primero, y esperamos publicar la segunda parte pasado mañana.
Los amamos.❤️
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