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Capítulo 77 (FINAL)

ADN no determina familia

ADN no determina familia

ADN no determina familia

Al día siguiente varios se congregan en un prado para presenciar mi partida. De mi parte solo está Christian y Zoe, a quienes he obligado a venir; los demás son la guardia de Zwodder.

Christian evita mirarme y cuando lo hace sus ojos están cargados de vergüenza, pero Zoe tiene la mandíbula apretada, en sus ojos un brillo asesino que combinan con los rayos que caen a la distancia.

Me posiciono debajo de la luz violeta que ya ha elevado a Lasly y a Domingo. Esta me envuelve y me eleva hasta llegar a la plataforma donde está Zwodder.

Él está sentado como siempre: con una pierna sobre el brazo de la silla mientras apoya su cabeza en su puño, una copa con un líquido violáceo en su otra mano, una sonrisa satisfecha en su rostro.

Detrás de él está Blorth, a su izquierda. Se ve mucho más pálida que la última vez que la vi, su mirada de desprecio contorsiona sus facciones angulares y huesudas, pero eso no es de extrañar; lo que me sorprende es quien se encuentra a su derecha. Un saqueador de cabello oscuro y armadura blanca que me da a entender que pertenece a la casa Apofilita. Sus tatuajes sobresalen por su cuello y sus pearcings siguen en su rostro mientras Mike me ofrece una sonrisa de complicidad, ya no me sabe tan descabellado el apodo de «majestad». Por último, también a su derecha, pero más cerca que los demás, se encuentra el primer saqueador que nos atacó en la avenida Beston. Sus ojos siguen siendo inexpresivos mientras me ve caminar hacia ellos.

¿Por qué no me sorprende?

Porque lo sabíamos desde el principio.

—¿Así que siempre fuiste tú? —le digo a Zwodder que ahora no lleva la máscara y puedo ver perfectamente su tez pálida, tres lunares en forma de triángulo debajo de su ojo derecho y, a pesar de que sus ojos son de diferentes colores, uno negro; del negro que siempre vi cuando él llevaba la máscara y el otro violeta; del violeta que tenía cuando me veía cuando se presentaba ante mí como Lucas, el chico de las vendas, el chico tierno, el amigo que arriesgaba todo por mí; la intensidad de su mirada es la misma y a la vez una mezcla de ambas.

—Siento haberte mentido hasta ahora, pero era la única manera. —Se levanta y camina hacia mí mientras su capa ondea al viento. La copa permanece flotando en el aire en el lugar que la ha dejado, como si sus fuertes manos aún la sujetaran en su sitio.

—Veo que todos decidieron hacerme unas grandes sorpresas por mi cumpleaños —me rio sin gracia. Esta es otra traición que nunca perdonaré. Ya nunca perdonaré a quien me hiera.

Deja de tener miedo a perder personas. Ten miedo a perderte a ti misma. Y si me dejas libre, yo te protegeré, yo te haré fuerte y poderosa y todos se arrodillarán ante nosotras. Solo déjame salir, botoncito de algodón.

Él coloca una mano en mi mejilla y me deleito con el tacto que conozco.

—Quería que el planeta fuera tu regalo, pero aún necesita arreglos —me dice, su mirada perdida en mis labios. Asiento, sospechaba que ese era su plan—. ¿Nos vamos? —me pregunta con una voz suave, su cuerpo inclinándose más hacia mí como si yo fuera el centro de su gravedad y me encanta el poder que tengo sobre él, como me mira como si yo fuera su mundo, es realmente intoxicante. Levanto mi mano colocando algunos mechones que caen en su frente, escapando de la atadura que es su corona y los coloco detrás de su oreja llena de perforaciones.

—Sabes que hay regalos más normales, ¿verdad? —bromeo en un tono bajo.

—Te regalo un planeta porque puedo, si fuera un plebeyo... —Vuelve a mirar mis labios como si fueran un imán para él y luego sus ojos están de nuevo en los míos, ardiendo desde dentro—. Destronaría al rey en turno y te regalaría un planeta porque tú solo te mereces lo mejor.

—No me quiero imaginar el regalo del próximo año —digo con sarcasmo girando los ojos.

—No te preocupes mi florecita, ya tengo en la mira un sistema solar —dice, una sonrisa en sus labios.

—Sabes que quiero en este momento —digo aún más bajo, obligándolo a acercarse más.

—Pide lo que sea y lo haré realidad —decreta y no tengo ninguna duda de sus palabras. Miro hacia el prado debajo, donde los demás esperan nuestra partida.

—Los quiero muertos —digo volviendo para mirarlo a los ojos, él continúa acariciando mi mejilla—. Y quiero que sepan que yo di la orden. —Él asiente y Mike le da la orden a uno de los saqueadores que están abajo.

Hace mucho que había encerrado el monstruo dentro de mí para no lastimar a nadie. Hace unos días mi versión amable la fue a buscar hecha pedazos, y no pienso detenerla, si abrieron las puertas del infierno que se las arreglen con las llamas y los demonios que de ellas se escapan.

Yo me giro para ver y cuando el saqueador me mira doy la orden.

Él dispara a Zoe, pero Christian se interpone y recibe la bala, eso me hace enojar más. Miro a Zwodder y él me ofrece su mano. Bajamos de la nave envueltos en luz violeta.

Cuando estamos frente a ellos, Zoe comienza a hablar.

—¿Qué estás haciendo?, ¿estás loca? —chilla con rabia. Extiendo la mano y el saqueador me da un arma—. ¿Qué pretendes hacer?

—¡Cállate! —ordeno, mi voz, una sinfonía oscura que presagia destrucción. Ella obedece de inmediato y comienza a derramar lágrimas silenciosas, pero no de miedo, no, es claramente mi hermana. Sus ojos están llenos de rabia y odio, sobre todo este último. Detallo su rostro, sus rasgos parecidos a los míos y sonrió al recordar como toda mi vida me sacrifiqué por ella, pero ya no más.

Si me haces daño con clara intención de herirme, ya no tengo nada que ver contigo y que los demonios te protejan porque solo monstruos pueden luchar contra monstruos. Y eso es lo que soy, un monstruo.

Chris me ve con unos ojos de horror y de sus ojos también salen lágrimas. Antes hubiera odiado esa mirada, pero ahora es la que busco, que vea lo que creó, que el cuervo que crió durante años le coma los ojos.

—Por favor, no hagas esto, Hada.

—¡Cierra la maldita boca! Y no me vuelvas a llamar de esa manera. —Le apunto con el arma—. Arrodíllate. —Él no obedece, así que disparo a un lado, todos los que están aquí evitan mirarme. Tal vez porque saben de lo que soy capaz o por la amenaza de Zwodder—. Dije. Que. Te. Arrodilles. —Esta vez hace lo que le digo—. ¿Así que siempre fue ella?, ¿yo solo era tu hermana pequeña, pero a ella te la llevabas a la cama? Incluso después de leer su diario, prefieres recibir la bala por ella. —Dejo salir una carcajada sin gracia mientras juego con la pistola en mi mano, el peso conocido.

—Nadie puede elegir de quién enamorarse, Hada, yo...

—No repetiré que no me vuelvas a llamar así. —Le disparo en el brazo. Zoe sale corriendo, sus pasos torpes y tambaleantes mientras llora, pero en este momento ella no me importa.

—Atrápenla —ordena Zwodder a mi lado y unos saqueadores van detrás de ella y la traen de vuelta.

—¿A dónde crees que vas hermanita?, ¿no se supone que amas a Chris? —le digo con una mirada de falsa confusión—. ¡Ah!, cierto, tú no lo amas, solo estabas con él porque era el mejor partido. Dinero, dinero, dinero —termino con un suspiro cansado.

—Por favor, déjame ir, hermana, yo solo...

Dame su corazón, déjame devorarla.

—Estabas buscando tu propio bien. Mientras yo pensaba solo en ti, tú solo pensabas en ti misma.

—Zoe, ¿es verdad que no me amas? —pregunta Christian con la voz débil sujetándose el brazo.

Pero será imbécil.

—Sí, ¿no leíste su diario completo?, a quien ama realmente es a Azel, pero bueno, continuemos contigo Christian. —Vuelvo mi atención hacia él.

—¿Qué?, no, Ha... Blyana, no —me ruega.

—Sé que dijiste que no podemos elegir de quién enamorarnos y eso es verdad, pero si podemos elegir a quién vamos a engañar, a quién vamos a traicionar y eso no te lo perdono. A mí no me importa que la elegida sea ella, pero que fingieras que me querías solo para que los mantuviera a salvo. —Suelto un resoplido mirándolo de arriba a abajo, buscando que punto fue que me engañó y me hizo dar mi vida por él—. Tú sabías todo lo que sentía por ti, lo sabías desde esa pelea con Cless. —Me detengo para respirar porque todo eso me duele mucho, siento que un alambre con púas se enrolla en mi garganta con la intención de despegar mi cabeza de mi cuerpo. ¿Cómo pude ser tan ciega durante tanto tiempo?—. Y aún sabiendo que tú no podrías corresponder mis sentimientos, intentaste alejarme de él, ¿qué?, ¿querías tenernos a las dos?

—No, yo...

—Yo fui muy amable contigo, incluso me humillé para ayudarte y ahora eres alguien a quien no volveré a ver nunca más. —Levanto el arma y le apunto directamente en medio de las cejas. Esos ojos que tanto amé, viendo en lo que me convirtió—. Hasta nunca, mi príncipe. —Y aprieto el gatillo.

Zoe deja escapar un gran grito de horror que se mezcla con el estallido del arma.

Un gran agujero se crea en su cabeza y su sangre se derrama como se derrama una copa de vino en una mesa, creando una pintura en la parte baja de mi vestido. Cae y me giro para enfrentarme a Zoe, quien me mira con espanto desde el suelo. Sus manos están clavadas en el suelo mugriento y comienza a retroceder cuando comienzo a acercarme. Su mirada se intercala entre mi rostro y el cuerpo inerte de Christian. Una sonrisa se forma en mi rostro.

—¿Qué sucede, hermanita?, ¿no te gusta lo que ves? —Me paro delante de ella—. Levántate —le ordeno, pero ella sigue llorando y mirando el cadáver de Christian con los ojos bien abiertos.

—Chris, por favor, despierta, Chris —grita y comienza a retroceder de nuevo como si él pudiera protegerla de mí. Como si alguien pudiera protegerla de mí.

—Creo que la que se volvió loca eres tú. ¿De verdad crees que él va a despertar? —digo mientras camino hacia ella de nuevo—. ¡Levántate! —repito, pero ella no me escucha, así que la tomo del cabello y hago que me mire—. Te ordené que te levantaras.

—Por favor, por fa...

—No creo que estés en posición para pedir nada. —Acaricio su cara con el arma. La cara que tanto deseé que estuviera bien, por la que entregué todo de mí, por la que ahora no soy más que migajas, nada más que oscuridad—. ¿No te gusta?, ¿no te gusta en lo que me convertiste?

—Yo no...

—¡Oh!, tú sí, claro que fuiste tú. Tú me manipulaste siempre, desde esa primera persona que maté, ¿la recuerdas?, era ese hombre con el que te acostabas para obtener las cosas que querías. Recuerdo como hoy, cuando me pediste que lo matara: «ojalá que se muriera», ¿lo recuerdas?, ¿lo recuerdas?, Zoe, ¿lo recuerdas?

—Blyana estás... —Coloco el arma en su boca para hacerla callar, mientras chasqueo la lengua a modo de desaprobación. Escuchar su voz me hace sentir una mezcla de enojo y repulsión, ¿cómo me pude dejar engañar por esa voz suave y sedosa?

Los peores monstruos están en la luz. Y en eso es en lo que me convertiré, ya no más miedo, ya no viviré en la oscuridad. Seré la oscuridad en pleno día.

—Lo sé todo Zoe, tú me lo dijiste todo, bueno, más bien tu diario. Tú solo me usabas a tu antojo. Tú le decías a Christian que me diera esperanzas porque no querías que dejara de hacer todo lo que hacía por ti, tú eras la reina y yo era la sirvienta, pero adivina qué, ya no más. Tu reinado acaba hoy. —Dejo salir otra risa sin gracia—. No puedo creer que me haya destruido para protegerte y a ti nunca te importó. Yo te amaba tanto, hasta el punto de que tus defectos los veía como virtudes y tus demonios como ángeles. Mi perfecta hermana.

Le entrego el arma a Zwodder y me agacho un poco para sacar mi daga que estaba en mi muslo, pero me detengo y vuelvo a extender la mano a Zwodder.

—Una daga —digo y él me pasa una, pero no como la que siempre he tenido, sino una normal, de metal, simple y nada especial—. ¿Vez esta daga?, esta fue la que comenzó todo, con ella maté a ese hombre —le digo enseñándole la daga en mi muslo. Ella abre los ojos con horror. Sabe lo que pretendo hacer—. Pero es demasiado para ti, así que usaré una que sea más como tú.

—Blyana, no, por favor, no. —Su llanto se intensifica y por primera vez me siento bien viéndola así, ¿cuántas veces lloré yo, mientras esos hombres me tocaban cuando ella sabía lo que me pasaba y no lo evitaba?

—Creo que lo justo es que, si una daga fue el principio y el principio fue por tu culpa, otra debe ser el final y el final debe ser contigo —le susurro en el oído y su forcejeo se intensifica, pero la sujeto con más fuerza—. ¡Oh, querida hermanita!, tú no me rompiste. Recuérdalo, tú me creaste. Todas las cosas que hiciste solo me hicieron más fuerte y cruel. Y cuando estemos en el infierno no quiero ver tu asqueroso rostro. —Sonrió mientras deslizo la cuchilla sobre su delgada garganta. Ella abre la boca en busca de aire, lleva sus manos a mi cara tratando de apartarme, pero no puede y solo alcanza a pronunciar una palabra.

—Monstruo. —Su cuerpo pierde toda la fuerza, así que lo dejo caer.

—Lo sé —digo dejando caer la daga. Su sangre tiñe de rojo mi vestido blanco, es el mismo vestido que llevaba cuando maté por primera vez. No sé por qué lo conservé en un cajón, pero creo que el sentido del humor de la Diosa está un poco retorcido.

¿Ves lo bien que se siente? ¿Quién dijo que el perdón resuelve los problemas? La mejor solución es ver sufrir a quien te lastimó.

Zwodder toma mi mano y lo miro, su cara es inescrutable, pero no me reprocha nada. La sangre en mis manos mancha las suyas, sin embargo, su agarre es firme sobre la mía. Vuelvo a mirar los dos cadáveres en el suelo y ese pozo dentro de mí se derrama por completo. Solo queda una oscuridad primigenia en mi interior, una oscuridad que me ronronea como un gato y se acomoda para pasar una larga temporada conmigo.

Mis plumas se han manchado de nuevo, pero esta vez no es por defender a los que amo, es por defender lo que queda de mí.

Miro la luz violeta que se posiciona sobre nosotros y nos eleva hasta la nave, donde las compuertas se cierran. Así, la nave comienza su viaje a través de la galaxia.

Bienvenidos al reinado de la destrucción.

📎NOTA📎

Holis seres extraplanetarios!!!

⏳0

No puedo creer que ya hayamos llegado al final de esta travesía. Esta historia estuvo en mi cabeza por mucho tiempo, y cuando digo mucho, me refiero a que desde que tenía unos 8 ya soñaba con otro planeta que nos observaba. Es fabuloso que el primer paso ya esté dado y es aún más fabuloso el apoyo que me han dado. Muchas gracias de verdad por llegar hasta aquí conmigo❤

La historia no termina aquí, como se habrán dado cuenta. Quedan muchas cosas por saber, otro mundo y cultura por explorar, pero a Intersección solo le falta el epílogo y nos veríamos en algunas semanas en Inserción.

Lxs invito a pasar por mis redes para estar en contacto y verme haciendo pendejadas, me encuentran en todas como yessica_urena8

Besos❤

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