Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 73

Una explosión me despierta, otro ataque más. Hemos estado luchando por cuatro años y medio y se puede decir que solo estamos huyendo como ratas. Bueno, para ellos nunca fuimos más que eso: una plaga que deben exterminar para instalarse en su nuevo hogar.

La población mundial se ha reducido a unos cuantos miles divididos en unas pocas concentraciones dispersas, escondidas en guaridas destartaladas en lo más profundo de los bosques.

Ya no tenemos fuerzas para echar a los invasores. Ya no tengo fuerzas para seguir, no así. No sin él. Y si sigo luchando es solo por mi hermana.

Estoy en una misión acompañada por Omara, Bryan, Mike, Lucas y Chris, que desde que me dio esa extraña disculpa no deja que salga sin él, ahora sí creo que se está tomando muy en serio el papel de hermano mayor.

—¿Qué tan cerca están? —inquiere Bryan, detrás de mí.

—Un kilómetro —respondo, alejándome del árbol que estaba usando para escanear toda el área.

Gracias al entrenamiento, mi longitud de percepción se ha ampliado bastante, al igual que el dominio de mis poderes, además, de que el constante entrenamiento me lleva tan agotada a la cama que son pocas las veces en las que me hundo en una de mis pesadillas y de verdad estoy agradecida por eso.

To —«Ve» le digo a Aurum en un extraño idioma que se ha desarrollado entre las plantas y yo de una manera un tanto inconsciente. Él sale disparado y se fusiona con un árbol mientras Argen viene a mí para colocarse a mi lado.

Shufre sendal. Tala Ruví —me dice Argen. Sus ojos pierden un poco el brillo mientras recibe la información que le envía su hermano.

—Trece hombres. Casa Rubí —traduzco para los demás.

Lendi va cenglere —le digo a Argen. En unos segundos Aurum está de regreso, acatando mi pedido de que regresara.

—Bien, tenemos las granadas colocadas, solo debemos esperar —dice Omara haciendo movimientos con la cabeza para que cada quien ocupe su posición.

Yo tomo mi posición con Chris y Lucas a mi lado. Puedo sentir como se acercan a la trampa que le tenemos preparada. Cuando escuchamos un gran estruendo, nos abalanzamos sobre ellos. Unos seis han caído en un gran agujero que hemos preparado. El brillo que desprende su fuego se puede ver desde mi posición a varios metros de distancia. Con rapidez corro más cerca y toco el suelo, sellándolo al tiempo que Mike lanza una granada al interior, impidiendo así que nos puedan alcanzar con sus poderes. Las demás hadas que han quedado libre, hacen que la noche se ilumine bajo las bolas de fuego que luchamos por esquivar.

—¡Ahora! —dice Omara por el intercomunicador. Todos se ocultan detrás del gran muro de madera que creo, mientras que Mike y Lucas activan las granadas con metralla llena de la sustancia Alba, sí, los gemelos se la han lucido con sus inventos. Se escuchan los gritos de varios saqueadores y luego veo como mi muro comienza a arder mientras siento un leve ardor en lo más profundo de mi ser.

—Atrás —digo. Al otro lado del muro todavía quedan tres saqueadores de la casa Rubí. Nosotros somos más, pero si nos toca su fuego infernal estamos jodidos. Y que la Diosa me salve, pero no quiero volver a sentir eso otra vez.

Las hadas restantes han creado una bola de fuego tan grande que aun a la gran distancia que nos encontramos nos hace sentir un calor insoportable.

Diosa apiádate.

Hay que hacer algo si no terminaremos como pollos al carbón.

—Crees que no lo sé —reclamo.

—¿Qué? —pregunta Chris desviando la vista un segundo hacia mí y le hago un ademán con la mano para que no me haga caso.

Una bola de fuego sale de algún lugar y solo me doy cuenta cuando Mike grita cuidado. Entonces las cosas se salen de control y todo pasa muy rápido. Siento el calor cada vez más cerca de mí, el brillo me ciega, pero luego Chris se coloca delante de mí usando su cuerpo como escudo. Su alarido de dolor me paraliza y él comienza a desplomarse. Reacciono y trato de evitar su caída, pero es imposible, su cuerpo está flácido y se me resbala de las manos.

—¡Cuidado, Blyana! —me grita Bryan y veo que otra bola viene directo hacia nosotros, por impulso me giro para proteger a Chris.

¡No, no, no, no!, esto no me puede estar pasando de nuevo, ya no puedo perder a nadie más.

Siento el horrible ardor en mi hombro, pero a diferencia de cómo se sintió la primera vez, hace tiempo, esta no es tan dolorosa. Giro la cabeza un poco y veo que una parte de mi traje de cuero está totalmente quemada, pero sobre mi piel hay una capa de madera que todavía tiene restos de fuego, muevo un poco el hombro y este se cae. Vuelvo la mirada a Chris. Tiene los ojos cerrados, pero su pecho aún sube y baja; está respirando. Lo dejo en el suelo y me doy la vuelta mientras un escudo de madera cubre su cuerpo. Camino más cerca de los saqueadores. Aún tienen la bola de fuego que cada vez se hace más grande y aún dirigen unas más pequeñas en todas direcciones. Me echo a un lado para que una no me alcance mientras sigo avanzando y un plan se sigue formando en mi cabeza.

No, no, no, otra vez no, esta vez no.

Cuando miro a un lado veo que a Lucas también le han dado en una pierna y aprieta la mandíbula. Voy hacia él.

—¿Estás bien? —me agacho a su lado, aunque es una pregunta estúpida, es obvio que no lo está por su expresión.

—Sí. Vete, debes irte —me dice, pero mi expresión le dice que no lo voy a hacer. Veo con rabia a los tres saqueadores y luego me levanto de nuevo. Busco con la mirada a Argen y a Aurum y cuando mis ojos se encuentran con los suyos, dan varios pasos hasta perderse entre los árboles. Me giro y veo como se están acercando a mí desde mi espalda.

Tosilcene tlo moquili prendo —les digo. Lucas está observando todo desde el suelo, intenta levantarse, pero vuelve a caer.

—¿Qué rayos piensas hacer? ¿Acaso no ves esa bola de fuego? —dice agarrando mi pantorrilla con un tono crispado.

—Usaré el líquido verde —le respondo y extiendo las manos hacia Argen y a Aurum. Estas colocan sus manos de dedos largos sobre las mías y resisto el dolor de las punzadas al entrar las ramas en mis manos y venas. Escucho a Lucas dando miles de razones por lo que es una mala idea, pero no le presto atención.

Ya no más, ya no dejaré que nadie más les haga daño a los míos.

Me retiro no más que con un capullo en ambas manos. Veo como con cada segundo, los capullos crecen mientras siento como sus raíces se internan más y más entre mis brazos. Al momento de estar frente a la gran bola de fuego, que es tan grande que oculta a los árboles que se encuentran al otro lado, mi piel ha adquirido un tono verdoso y las flores son tan grandes como un paraguas. Los saqueadores y yo nos miramos unos segundos, los demás se han detenido al verme. De pronto ellos comienzan a empujar la bola de fuego en mi dirección.

—¡Nooo! —grita Lucas y veo que Mike viene hacia mí corriendo. Los demás me llaman por el intercomunicador, pero lo apago.

—¡Aléjense! —grito—. Argen, Aurum loquesa fez sulta —les ordeno y ellos obedecen a mi orden «sacarlos de aquí».

Me concentro en lo que tengo delante. Las flores en mis brazos aún no se han abierto y son de un color tan blanco que parecen resplandecer por sí solas. La bola de fuego se acerca cada vez más, con su calor infernal, provocando que el sudor baje por mí cien y me ardan los ojos. Por fin levanto mis brazos, las flores se abren y comienzan a expulsar el líquido con tal intensidad que siento que estoy sosteniendo dos mangueras de bomberos en mis manos. Tengo que posicionar bien mis pies en el suelo y unas ramas se cuelan por mis piernas para mantenerme en mi lugar. Apunto con más determinación, mi objetivo nunca fue la bola de fuego y creo que Lucas se dio cuenta, por eso su insistencia en que no lo hiciera. Aún lo puedo ver a través del rabillo del ojo forcejeando con Aurum por venir a mí.

La bola está tan cerca que siento como se me chamuscan mis cejas. Las ramas en mis pies ya están en mi cintura y la presión del chorro casi llega a los saqueadores. En ese momento bajo los brazos, las flores se cierran, la bola avanza con mayor ímpetu y yo aparezco detrás de los saqueadores a través del árbol que estaba a sus espaldas.

—Hasta nunca, caballeros —digo al tiempo que ellos voltean. El líquido verde los golpea dejándolos en el suelo vueltos menos que esqueletos.

Bajo los brazos y las flores disminuyen su tamaño hasta volverse unos pequeños capullos negros que caen marchitos a la tierra. Mis rodillas y mis manos encuentran el suelo y comienzo a hiperventilar. La bola de fuego sigue su camino unos segundos más y luego se evapora dejando detrás plantas consumiéndose lento bajo la memoria del fuego.

Trato de levantarme, pero es inútil, mis piernas tiemblan, mis pulmones no están recibiendo el oxígeno que necesitan y me comienzo a sentir mareada. Unos pasos a mi lado me hacen levantar la mirada.

—¿Blyana? —me pregunta Omara. Detrás de ella está Argen con Lucas, este se suelta y cae a mi lado, la pierna aún en carne viva.

—Respira —me dice—. Vamos, sígueme —agrega y comienza a marcar el paso para mí, toma mi rostro entre sus manos y me mira fijamente. Poco a poco mi respiración vuelve a la normalidad, pero el cansancio no deja mi cuerpo.

—¿Y Chris? —pregunto, pero nadie me responde.

Aurum fe sunsisto ki fa sarrigua —me responde Argen, así que si Aurum lo lleva a la guarida debe estar peor de lo que pensaba y mi cabeza vuelve a un campo cubierto de nieve carmesí, a gritos, a una daga, a la sangre.

—Yo también me iré —digo intentando levantarme, pero las fuerzas me fallan y vuelvo a caer.

—¿Pero no ves que no estás en condiciones? —me reclama Lucas sujetándome del brazo.

—Tú también tienes que volver, puedes perder la pierna —le digo y vuelvo a intentarlo.

—Nos iremos, pero no de esa manera, Blyana, no puedes ni mantenerte en pie —dice Bryan llegando a mí y ayudándome a levantar.

—¿Qué rayos estabas pensando para ponerte delante de ellos de esa manera? —dice Mike ayudando a Lucas—. ¡Por el brasero!, no había visto a alguien que ame tanto ponerse en la línea de fuego, literalmente.

—No estaba pensando en absoluto —replica Omara.

—Pueden dejar los regaños para después —digo y por fin nos movemos a los vehículos. Argen vuelve a tener diez centímetros y sube al hombro que tengo al descubierto.

El viaje se me hace eterno y hecho miradas a Argen cada dos minutos, pero siempre niega con la cabeza. Mike maneja como demente y en estos momentos se lo agradezco. Cuando llegamos, Mike se baja y ayuda a salir a Lucas. Yo sigo detrás de ellos, pero al bajar me caigo de bruces, maldigo bajo. Las malditas piernas siguen sin funcionarme.

—Sigue y envía a alguien por mí —le digo cuando veo que se da la vuelta. Hemos llegado antes que Omara así que me quedo sola en el lugar, la puerta vuelve a abrirse y subo la mirada para encontrarme con Mary, por un momento creo que se va a burlar de mí, pero viene hacia mí y me ayuda a levantar.

No decimos nada en todo el camino. Cuando entro en la enfermería, a quien veo primero es a Lucas, siendo tratado por el doctor Min. Mary me ayuda a sentar en la cama que está a su lado, nos miramos fijamente durante unos segundos y luego ella desaparece por el pasillo.

El médico está cortando el pantalón de Lucas y este se sujeta con fuerza a la cama tratando de aguantar el dolor. Coloco mi mano sobre una de las suyas y siento como se relaja un momento, pero luego deja salir un gruñido cuando el doctor despega otro trozo de tela chamuscada. No quiero imaginarme lo que significa para él esto, ser quemado de nuevo, debe ser horrible.

—Pronto pasará —le digo y él me da una sonrisa que desaparece por otro alarido de dolor—. ¿Y Chris? —le pregunto al doctor.

—Tu hermana lo está curando —me responde sin perder la concentración.

—¿Dónde está?

—Al fondo —miro el lugar y desde donde estoy no veo nada y tampoco escucho nada, eso significa que aún debe estar inconsciente... o peor. Miro a Lucas con una cara de disculpa y él asiente, trato de levantarme, pero otra vez las piernas no me responden. Mike me sujeta del brazo antes de que me caiga de boca.

—Vamos —me dice.

Cuando llego al lugar donde está Chris me quedo paralizada. ¡Oh no! Se siente como un déjà vu: la sangre, la superficie blanca que se teñía lentamente de rojo, su cuerpo inerte, mi impotencia.

Al ver el cuerpo de Chris tendido boca abajo con la espalda casi completa al rojo vivo, siento como mi estómago se contrae. Es como volver a vivir la escena. Dejo de respirar. Siento como el lugar entero comienza a moverse. Ya no estoy en la enfermería. Estoy en el frente y al que tengo delante no es Chris, es Cless.

—Blyana, cálmate —escucho que alguien me dice, pero mi cuerpo sigue temblando sin control. Todo está difuso.

—Sáquenla de aquí o derrumbará el lugar —exclama Zoe, pero a mis oídos la voz que llega no es más que un susurro ahogado por el zumbido de mis oídos.

Mi cabeza dice que todo está sucediendo de nuevo, que dolerá de nuevo.

—Tranquila, yo estoy aquí —me dice alguien en mi oído mientras me abraza por detrás y por un segundo siento que es la voz de Cless, cierro los ojos y me dejo embriagar por esa voz hasta que me encuentro respirando de nuevo con normalidad—. Tranquila, tranquila —entona en una canción mientras me acaricia el pelo y me doy cuenta de que es Lucas quien me tiene entre sus brazos.

Cuando por fin abro los ojos y miro a mi alrededor, veo que la mayoría de los presentes me mira con horror. Todas las paredes están cubiertas de plantas y el suelo por igual, la única que sigue como si nada es Zoe que lucha con la herida de Chris.

—Lo... lo siento —me las arreglo para decir y aprieto las palmas de mis manos en mis ojos con fuerza—. De verdad, lo siento.

—No lo sientas, solo deshazte de las plantas —me dice Zoe sin despegar la vista de Chris.

—Sí. —Lucas me suelta y veo que aún no habían terminado con él, Mike lo sostiene y se lo lleva. Por lo menos ya puedo mantenerme en pie sola. Vuelvo a cerrar los ojos y me concentro para que las plantas vuelvan a desaparecer—. ¿Cómo está? —le pregunto a Zoe después de limpiar mi desastre.

—Cuando llegó estaba despierto, lo sedé.

Así que por eso no lo escuchaba, menos mal.

—Se pondrá bien, tu planta lo trajo justo a tiempo —al escuchar eso siento como todo mi cuerpo me vuelve a pasar factura y me dejo caer.

—¿Blyana? —me pregunta Zoe desviando por primera vez la mirada hacia mí.

—Estoy bien, solo que ¡mierda!

—Creo que también necesito revisarte —me dice viendo mi hombro descubierto.

—Yo estoy bien, solo agotada.

Al final Zoe me hace quedar esa noche en la enfermería. Termino en una camilla en medio de Chris, que sigue sedado, tiene todo el torso vendado y se ve como un angelito durmiendo; y Lucas, quien tiene la pierna vendada y está bastante despierto y no deja de regañarme por lo que hice.

—Es que no puedo creer cómo te gusta caminar sobre brazas, literalmente —me dice poniendo los ojos en blanco.

Ay Diosa, sálvame.

—Por favor, Lucas, ya déjalo —digo llevándome una mano a la cara, ¡pero qué pesado!

—No vuelvas a hacer algo así, casi me da un infarto. —Esta vez me mira con una determinación que me hace encoger.

—De acuerdo, de acuerdo. —Entonces por fin se deja caer en la cama, pero aún escucho que está soltando algunos improperios bajos. Yo también me dejo caer y me concentro en mirar el techo donde se ven algunos brillos reflejados de las máquinas a las que algunos pacientes están conectados—. Lucas.

—¿Sí?

—Gracias, si no me hubieras detenido hubiera cometido una locura. —Desvío mi cara hacia él, quien solo me da una sonrisa de labios cerrados.

En algún momento me quedo dormida y el roce en una de mis piernas me despierta. Pienso que pueden ser Aurum o Argen acomodándose mejor para dormir, pero cuando abro los ojos tengo que ahogar un grito con mis manos. El maldito del señor James está sentado en mi camilla y me acaricia la pantorrilla. Tan rápido como me es posible, retiro mis piernas y me siento.

—¿Qué demonios haces aquí? —pregunto en un gruñido, miro a Lucas, aún está dormido y doy una hojeada a la sala, todos dormidos. Él mira un segundo a su hijo y luego vuelve a mí. Sobre mis hombros Argen y Aurum dicen cosas bajas dándome ideas que si él supiera lo que significan desearía estar al otro lado del mundo.

—¿Cómo estás? —me pregunta e intenta volver a poner una mano sobre mí.

—Bien, ya puedes concentrarte en tu hijo —le digo alejándome aún más.

Maldito, solo te salvas porque eres el papá de nuestro bebé.

—Oh, vamos, Blyana —dice e intenta de nuevo ir a mí, yo retrocedo, pero ya no tengo a donde.

—Creo que te dije que te alejaras de ella —escucho decir a Lucas muy bajo mientras, con una gracilidad increíble, salta de su cama y llega al señor James para ponerle un cuchillo en el cuello, provocando que su espalda se enderezara, buscando alejarse del filo.

¿De dónde rayos sacó el cuchillo?

—Sí, pero estoy aquí por mi hijo —dice él en un tono un poco titubeante, sus ojos en la plata reflectante del cuchillo.

—Pues creo que te has equivocado de camilla. —Hace uso de presión del cuchillo para hacer que James se levante—. Ven, Blyana —me dice mientras me extiende su mano libre y con la otra apunta hacia James. Yo tomo su mano y me pongo de pie a su lado—. La próxima vez que te vea cerca de ella se me resbalará el cuchillo sin querer —la voz de Lucas sale tan suave como el veneno más dulce deslizándose por una garganta, tanto que incluso a mí me hace encoger un poco.

Lucas me saca de ahí, bueno, después de unos pasos tengo que ayudarlo a caminar.

—Mi hermana nos va a matar si viene y no nos encuentra, ¿lo sabes? —digo comenzando a caminar a la habitación donde Lucas se queda.

—¡Ay, no!, estoy muy joven para morir —dice de una forma muy dramática—. Tranquila, volvemos antes de que pase a hacer su ronda en la mañana.

Nos seguimos arrastrando por los pasillos desiertos de la guarida.

—Por alguna razón no me convence ese plan —digo sin detenerme porque ni loca voy a meterme en la misma habitación donde está ese tipo, así que termino durmiendo en la habitación de Lucas, donde también duermen los gemelos y Mike.

📎NOTA📎

Hola seres extraplanerarios!!!

⏳4

Solo cuatro capítulos para el final!!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro