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Capítulo 26

—Cincuenta y cinco por ocho son... —Llevé el lápiz a mi boca tratando de hacer el cálculo mentalmente. Solo me faltaba resolver ese problema y habría terminado con mi tarea.

La tarde estaba cálida, aunque se anunciaba una tormenta para esa noche, así que quería aprovechar el tiempo jugando un poco con Zoe y Cless quien debía estar terminando sus deberes también.

—¡Blyana, Blyana!, me quitaron mi muñeca —me dijo una Zoe de cinco años entre sollozos llegando hasta mí y tironeando de la falda de mi vestido de flores.

—¿Quiénes? —Me puse de pie de un salto, olvidando por completo lo que estaba haciendo.

—Esos chicos de allá —sollozó mientras con sus pequeños puños se enjugaba las lágrimas de su rostro sonrojado. El sol de verano hacía que su cabello brillara azulado en muchas partes. Siempre me había gustado tocar su cabello, era como seda de obsidiana, aunque era casi imposible de peinar, todo terminaba resbalando hasta caerse, por lo que la mayor parte del tiempo lo llevaba suelto.

Dejé de contemplar sus cabellos y los vi, eran los mismos niños de siempre. Tres niños de unos ocho años que disfrutaban molestándonos en el orfanato.

—Está bien, yo te traeré tu muñeca. Quédate aquí —le dije mientras acariciaba su cabeza.

—Devuélvanme la muñeca de mi hermana —les exigí cuando llegué hasta ellos. No sabía que les habíamos hecho para que ellos siempre se ensañaran contra nosotras, pero me molestaba mucho que se metieran con mi hermana, contra mí lo podía soportar, pero contra ella no.

—¿Cuál? ¿Esta? —En su mano estaba la muñeca de trapo de mi hermana, toda sucia.

—Sí, dámela. —Traté de quitársela, pero no pude.

—Si te arrodillas —me dijo conteniendo una risita igual que sus dos amigos.

—¡¿Qué?!, no voy a hacer eso. —Me crucé de brazos con el ceño fruncido.

—Pues no la tendrás. —Se giró y con él, sus amigos. Vi a mi hermana esperando a que yo volviera con su muñeca sentada en la silla donde yo estaba haciendo mi tarea hacía unos minutos. Dejé salir un suspiro.

—Está bien, lo haré —dije resignada, él se giró para volver a mirarme con una sonrisa maliciosa en su rostro.

—Hazlo —ordenó y lo hice, me arrodillé—. Paguen, les dije que ella lo haría —les dijo a sus amigos y cada uno depositó en su mano algunos caramelos, mientras se enfurruñaban un poco.

—Dame la muñeca. —Extendí mi mano aun arrodillada.

—Ve por ella —dijo y la lanzó a un árbol que estaba detrás de ellos. La muñeca quedó enganchada en una de sus ramas, muy lejos de mi alcance.

—¡No!, ¿por qué hiciste eso? —Me quedé parada debajo del árbol viendo la muñeca oscilar un poco por el viento. Los niños se reían a mis espaldas y luego de unos minutos se fueron.

—¿Ya tienes mi muñeca? —preguntó Zoe apareciendo detrás de mí. Fijó en mí unos ojos llenos de ilusión por volver a tener su muñeca.

—Sí, ya casi. —Le di una sonrisa y comencé a trepar el árbol... las nubes poco a poco habían cubierto el sol y se podía oler la lluvia que pronto comenzaría a caer. La rama donde estaba la muñeca estaba un poco lejos, pero me seguía arrastrando sobre ella para llegar hasta la muñeca y cuando por fin la sostuve, la rama se quebró haciendo que yo cayera.

—Blyana ¿Estás bien? —gritó Zoe corriendo hacia mí.

—Sí, mira tu muñeca —respondí y me puse rápido en pie, omitiendo el dolor en mi pierna que comenzaba a sangrar, y le di una sonrisa.

—Sophie ¿Estás bien? —le decía ella a la muñeca y se alejaba mientras jugaba con ella. Desvié mi vista a una gran nube gris y un relámpago la recorrió.

🍂🍂🍂

—Despierta, Blyana, ya casi es hora de irnos. —Abrí los ojos y vi a la señora River ya lista en su uniforme militar impecable, su cabello vuelto una trenza alrededor de su cabeza y su arma en su cadera. Carol tampoco estaba, así que supuse que ya estaba fuera.

—¿Qué hora es? —Me senté en la cama un poco aturdida.

—Las seis, ¿qué te sucede?, tú siempre eres de las primeras que se despiertan. —Ella pasaba su mochila por sus hombros y salió de la habitación dejándome sola.

—Estoy bien, ya salgo. —Vi mis piernas desnudas y acaricié una pequeña cicatriz que tenía sobre una de mis rodillas. Antes de bajar de la cama vi sobre mi mesa de noche un frasco ámpula con un líquido rosáceo dentro, la tomé y entré en el baño.

Me preparé y arreglé todo para el viaje de tres días. Cuando salí a la estancia vi el grupo, entre ellos estaban Lucas, Mike, Zoe, Domingo, Chris, Cless, Azel, Rick, Crik, la señora River, algunos nuevos reclutas más y yo.

¿Por qué venían Chris y Cless?, uno podía venir, pero no los dos. Esto iba a salir mal.

Yo también veo el fracaso en esto.

—Siento llegar tarde —me disculpé cuando estuve cerca de ellos.

—Bueno, muchachone', ya tamo' to'. Vamo' a eto' —dijo Domingo dando una palmada.

—Cuando lleguemos al lugar nos dividiremos en grupos y tomaremos esta formación para avanzar... —La señora River nos volvió a explicar cuáles eran los objetivos y luego de eso comenzamos el viaje.

Antes de emprender el viaje me había acercado a Chris y le había dicho que tenía que hablar algo con él, por lo que, le diría todo cuando montáramos el campamento.

Íbamos en un bus blindado, cosa que no servía de mucho, ya que las balas de los saqueadores podían atravesarlo.

Me enteré de que Carol, quien se suponía vendría con nosotros, le había pedido a Domingo que colocara a alguien más porque ella se iría con Mary a donde sería trasladada, por eso Chris estaba en nuestro equipo.

—¿Quieres escuchar algo de música? —le dije a Zoe que estaba a mi lado con los ojos cerrados y los brazos cruzados, aún estaba enojada porque había intentado, inútilmente, de convencerla de que no nos acompañara antes de partir.

—¿Música? —Ella frunció el ceño aún sin abrir los ojos.

—Sí, Cless arregló mi celular o algo así —dije encogiéndome de hombros.

—De acuerdo.

Le pasé un auricular y comenzamos a escuchar a Grenade de Bruno Mars e inmediatamente ella comenzó a tararearla; le gustaba mucho él.

What you don't understand is I'd catch a grenade for ya...

Throw my head on a blade for ya

I'd jump in front of a train for ya

You know I'd do anything for ya

Pude ver a Lucas asomar la cabeza desde el asiento delantero cuando ambas cantábamos la parte que decía:

But you won't do the same

—¡Shsss! —Me quité el auricular y me acerqué a Lucas, Zoe lo notó e inmediatamente se apoderó del otro auricular y prosiguió su concierto bajo.

—¿Ella sabe...

—No, pero no le mates la ilusión, le gusta mucho cantar —dije ahogando una risita con mi mano—. Por cierto, siento lo de anoche.

—Tranquila, me enteré de lo que pasó. ¿Estás bien? —Él desvió la mirada a mi cuello que tenía una curita. Luego del incidente y de tratar de convencer a mi terca hermana de que no era necesario que viniera, me encerré con Nikolay en el laboratorio, creando tanto de la sustancia como fuera posible y solo salimos porque Chris había tocado nuestra puerta, a la una de la mañana, preguntando si nos habíamos transformado en androides porque no habíamos comido más que el desayuno.

—Sí, solo fue un rasguño, pero dime, ¿qué es lo que querías mostrarme? —inquirí con curiosidad ladeando un poco la cabeza.

—Después te lo muestro, por cierto, ¿todavía vas a hacer lo que me dijiste?

—¿Lo relacionado con tú sabes quién? —Él asintió—. Ese es el plan, se lo diré cuando montemos el campamento. Él se me quedó mirando unos segundos pensativos y le iba a preguntar qué pensaba, pero...

De pronto todo dentro del bus se oscureció... miré por la ventana y una nave tenía sus cañones apuntando justo a mi cabeza.

¿De verdad?

—¡Al suelo! —grité.

Empujé a Zoe y terminamos en el estrecho pasillo; la escuché chillar por la caída, pero aun así arrojé mi cuerpo sobre el suyo tratando de lastimarla lo menos posible. Los disparos rompieron los cristales y sentí varios de ellos arañando mi piel.

—¡Blyana!

Miré la parte trasera del bus y Cless tenía un fusil de asalto, o eso parecía. Me lo lanzó y lo tomé. Dejé de cubrir a Zoe y me coloqué sobre mi espalda para apuntar a la nave. Mi disparo no fue el único, Lucas también disparó a mi lado y de la parte posterior también salieron unos rayos que impactaron contra la nave envolviéndola en una corriente eléctrica bastante visible de color violácea y rosada, provocando que chocara contra un edificio y estallara en llamas.

—¿Están todos bien? —preguntó la señora River desde el asiento del conductor, mientras se volvía a acomodar en él.

—Creo que sí —respondió Lucas y ayudó a levantar a la chica que estaba con él.

—¡Cómanse eso, saqueadores! —escuché decir a uno de los gemelos desde el fondo.

—¿Estás bien, Zoe? —Chris se había movido desde su puesto para ayudar a mi hermana.

—¿Blyana? —me llamó Cless.

—Estoy bien —le respondí y lo vi sentarse de nuevo, pero seguía escudriñándome con la mirada.

—Sí —le repuso Zoe a Chris, él la sujetó del brazo y ella hizo una mueca de dolor. Azel, que estaba en el asiento posterior al nuestro, se paró de golpe para acercarse a ella. Ellos habían discutido porque él tampoco quería que ella saliera de la guarida.

—¿Ves?, por eso no quería que vinieras, ya estás herida —le dije y un movimiento brusco nos hizo casi caer al suelo, pero Chris y Azel sujetaron a mi hermana y Lucas a mí.

—Tú también estás herida —me reprochó Lucas. Miré la parte posterior de mi brazo y tenía algunos cristales incrustados en la piel y hasta ese momento comencé a sentir el dolor.

—Creo que es mejor que tomen sus cosas porque vamos a tener que ir caminando desde aquí —recomendó la señora River. Todos la miramos extrañados, ya que se suponía que montaríamos nuestro campamento en la base de una montaña, cubierta por un espeso bosque para evitar lo más posible a los saqueadores.

Nos volvimos a sentar, pero esta vez Zoe fue con Azel y Chris se quedó a mi lado, en un momento se agachó y me pasó algo.

—¿Este no es tu celular? —preguntó con una ceja arqueada.

—¡Oh! Sí. —Miré mi celular completamente destruido entre mis manos, con tristeza—. Espero que Cless pueda salvar los datos.

—Cless —lo escuché resoplar.

—Bueno, muchachone', pa' bajo —dijo Domingo y se levantó cuando la señora River terminó de estacionar el bus en la parte subterránea de un edificio que estaba bastante agrietado evitando que pudiera tratar de sacarle algo de información a Chris del porqué su odio hacia Cless.

Todos salimos y caminamos, armas en alto y ojos alerta, por lo que parecía haber sido antes un parque, pero que ahora estaba destruido. Las que no habían detenido su trabajo eran las plantas que volvían a recobrar lo que antes fue suyo y comenzaban a cubrir de verde y colores diversos los escombros, dándole al lugar la imagen propia de lo que estábamos viviendo: invasión, apocalipsis o nuevo renacer; como quieras llamarlo.

Llegamos al puente que conectaba al bosque y la ciudad para verlo destruido también, por lo que nos tocaría nadar, aunque, al menos no era un río caudaloso.

—Pero todas nuestras cosas se mojarán —se quejó Zoe mirándonos a todos.

—No todas. —Mike se quitó la mochila y sacó una piscina para niños.

—¿Eso es una piscina inflable? —preguntó mi hermana incrédula.

—¿Ese es el bolsillo del gato cósmico o qué? —dije entre risitas, mientras ponía detrás de mi oreja un mechón de cabello que se había escapado de mi trenza.

—Siempre hay que estar preparado, su majestad —dijo, guiñándome un ojo.

—Sabes, hace un minuto me caías bien —dije girando los ojos.

—Eres un genio —le dijo Crik o Rick, a veces no podía diferenciarlos bien, pasando una mano por su hombro para mirar mejor lo que había dentro de la mochila.

—Y ¿cómo se supone que vas a llenar eso? —inquirió Chris al ver que Mike volvía a cerrar la mochila sin extraer de ella nada más.

—Vi una gasolinera como a dos calles —dijo Cless señalando por donde habíamos llegado.

—Bueno, que dos vayan a inflarla y los demás esperaremos en esos edificios —dijo la señora River. Tomó su mochila, la colgó en sus hombros y con su mano siempre en su arma marcó la marcha.

Mike y Domingo se fueron con la piscina inflable y los demás curamos nuestras heridas en el edificio. Estaba derribado, no era más que cuatro columnas y había escombros por todos lados, pero se podían ver las hojas de los árboles brillando a través de la entrada. Recosté mi cabeza en la pared con la vista perdida en el bosque más allá, árboles altos, hojas brillantes, una mujer de pelo blanco...

Espera ¿Qué?

—Toma. —Cless se sentó a mi lado y me extendió una botella de agua. Desvié la vista un segundo para tomar la botella y cuando volví a ver solo había bosque.

—¿Sucede algo? —inquirió Cless siguiendo mi mirada.

—Juraría... olvídalo. —Sacudí mi cabeza, debía estar demasiado alerta aún por el ataque—. Gracias. Oye, ¿Por qué yo no tengo un arma? —dije haciendo un puchero y devolviéndole la botella después de beber.

—Porque no he terminado la tuya —respondió y me apretó la mejilla más de lo necesario.

—¡Oye!, eso duele —me quejé.

—¿Estás bien?

—Sí, solo fueron unos pequeños arañazos —dije y levanté el brazo para verlos envueltos en vendas gracias a Zoe. Él también los miró unos segundos.

—No sé qué atracción fatal tienes con terminar lastimándote —murmuró y giró los ojos.

—Que te digo, talento innato —respondí y me encogí de hombros, él volvió a girar los ojos de seguro porque no encontraba nada gracioso en mi comentario, así que dejé salir una risa—. Venga hombre —dije chocando su hombro, sonrió y se pasó la mano por el cabello media noche sin estrellas. Del otro lado de nosotros se encontraba Chris con Zoe, estaban hablando, pero su conversación se veía un poco como una: ¿Discusión?

—¿Sigues teniendo esas pesadillas? —De pronto preguntó Cless dándome una ojeada, pero volvió a desviar la mirada al frente—. Sabes que puedes venir cuando quieras —agregó y si no lo hubiera conocido bien hubiera jurado que volvió la cabeza para que no viera lo que juraría era color en sus mejillas.

—Están más calmadas, creo que todo esto tiene mi mente muy ocupada —le dije colocando mi cabeza en su hombro mientras aún veía como Zoe le hablaba a Chris de una manera un poco exaltada, mientras Chris solo asentía con una cara cansina.

Otro movimiento llamó mi atención un poco a la derecha de donde estaban Zoe y Chris; cerca de la puerta, la señora River y Azel estaban metidos en una seria discusión, aunque no elevaban la voz, los brazos cruzados de la señora River y los puños apretados de Azel era lo que necesitaba para saberlo.

—Además de todo ese entrenamiento excesivo que has estado realizando desde que te rescatamos y también he visto que sigues consumiendo esa cosa —dijo y tomó mi mano, vio mi palma llena de pequeños cortes haciendo que me volviera a concentrar en él—. ¿Qué rayos te pasó allá?, estoy seguro de que no nos contaste todo o por lo menos a mí no me lo dijiste.

—Ya tuvimos esta conversación, te dije todo y no es entrenamiento excesivo, solo necesito estar preparada —indiqué y giré mi mano para entrelazar nuestros dedos—. No te preocupes por mí, yo estoy bien.

—Blyana, no me mientas, te conozco bien, sé que, aunque quieras hacerte la fuerte tú...

—Lo sé, lo sé, el único que realmente me conoce eres tú. —Me separé un poco y coloqué mi mano en su mejilla—, pero confía en mí, todo está bien y todo va a estar bien, todos nosotros estaremos bien. —Le di un beso en la mejilla, luego me puse de pie y él frunció el ceño.

—¿A dónde vas?

—Tengo que hablar algo con Chris —dije y me di la vuelta sin esperar que me dijera algo más. Comencé a acercarme a Chris y a medida que me acercaba mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho.

—¿A dónde vas? —me preguntó Lucas unos minutos después interceptándome.

—A completar el plan: «confesión» —susurré guiñándole un ojo y seguí de largo. Cuando estuve cerca me fue aún más obvio ver que Chris y Zoe estaban discutiendo o bueno, ella le discutía algo a él.

—... Solo has lo que te digo Christian —le demandó, o más bien amenazó Zoe, empujándolo con el dedo índice por el hombro antes de levantarse y pasar por mi lado como un tornado sediento por destruir todo a su paso. La seguí con la mirada, luego miré a Chris con cara de confusión.

—¿Y ahora por qué está enojada? —pregunté con una ceja arqueada mientras me sentaba a su lado.

—Ya sabes, Zoe —dijo y se encogió de hombros.

—Sí, pero eso parecía más que solo Zoe —dije con el ceño fruncido.

—No te preocupes, es una tontería, pero, ¿estás bien?

—¿Yo?, sí. Chris, yo quiero hablar sobre algo serio contigo —le dije jugando un poco con mis manos y había comenzado a sentir un nudo en el estómago. No podía perder más tiempo, en la situación en la que estábamos cada minuto contaba.

—Sí, me dijiste eso antes de partir, ¿de qué se trata? —dijo frunciendo un poco el ceño.

—Bueno... Chris... verás, yo... desde hace mucho... —Genial, ahora no sabes hablar Blyana.

—¡Blyana! —Lucas se acercaba a nosotros a grandes zancadas.

—¿Lucas que quieres?, estoy hablando con Chris... —Le di una mirada significativa para que se fuera.

—Lo sé, pero tengo algo importante que decirte. —Me tomó de la mano y me hizo poner en pie.

—Ella está hablando conmigo. —Y me sujetó del otro brazo mientras le ofrecía una mirada asesina a Lucas. No esperé esa reacción.

Anjá y ¿estos dos ahora?

—Bien, en marcha —anunció la señora River de pronto con los dientes apretados.

Cless llegó y me separó de ambos, pasó su mano por mis hombros y salimos del edificio internándonos en el bosque hasta llegar a un claro. Y en todo el camino Cless no me soltó ni un solo segundo.

Habíamos montado el campamento cuando cayó la noche y aún no había encontrado la oportunidad para hablar con Chris y comenzaba a arrepentirme. ¿Qué diablos me había pasado por la cabeza cuando decidí hacer eso? Esa noche les tocaría a los gemelos hacer la primera guardia, por lo que ellos eran los únicos que no estaban cerca de nosotros. Yo me había quedado sola con Chris frente a una fogata porque los demás se habían ido a escuchar las historias que Domingo contaba y me comenzaba a sentir un poco incómoda porque ahí no podía decírselo, pues, los demás escucharían y ya no estaba tan segura de querer hacerlo, así que decidí ir a un lago que estaba cerca.

—¿A dónde vas? —me preguntó Chris cuando me puse de pie.

A darnos un baño, ¿quieres venir con nosotras, bebé?

—Me voy a dar un baño al lago que está cerca —dije mientras me sacudía mis pantalones. Él me miró con preocupación—. Voy a estar bien, si no vuelvo en una hora puedes ir por mí.

O si quieres puedes venir con nosotras ahora, bebé.

—Deberías ir con Zoe o la Teniente —dijo y él también se puso de pie. Yo miré a Zoe que estaba hablando muy cariñosa con Azel, mientras, la madre de este los fulminaba con la mirada, al mismo tiempo que limpiaba su arma.

¡Diosa sagrada!, aleja más riñas de este campamento. Si las cosas seguían así se matarían unos a otros.

—No, está bien —le dije mientras una leve sonrisa se formaba en mi rostro.

—Pues yo te acompaño y así me terminas de decir lo que quieres decirme.

Claro, bebé.

—N... no... —dije atragantándome con mi propia saliva.

¡Pero qué dices Blyana!, deja que nos acompañe, el bosque puede estar lleno de zorros.

—¡Vamos, Blyana, somos como hermanos!

Okay, mejor que se quede, ya me mató las ganas.

—Ya te dije que está bien —respondí mientras seguía golpeando levemente mi pecho tratando de respirar con normalidad. Sentía mi cara muy caliente, así que comencé a caminar para buscar mis cosas. Por un momento mi mirada se cruzó con la de Cless, pero rápidamente la desvié al escuchar el grito de Chris.

—¡Zoe!

—¿Qué haces? —giré con los ojos bien abiertos ante tal grito.

—No es buena idea que vayas sola —respondió y encogió un hombro musculoso.

Zoe venía con una expresión un poco molesta mientras pisaba con fuerza el suelo.

—¿Qué sucede? —preguntó en un tono mordaz, cruzándose de brazos frente a Chris.

—Acompaña a Blyana a darse un baño —dijo él, ignorando categóricamente su berrinche.

Creo que de nuestro grupo los únicos que podían decirle que no a mi hermana y salir con vida eran Chris y Cless e incluso este último, antes de que todo se fuera por el retrete, la consentía en todo lo que quería y no hablar de Azel que le compraba todas las ridiculeces de marca que a ella le gustaban, siempre lo he pensado, mi hermana nació para ser reina... una reina mimada y caprichosa.

Ella me miró y luego volvió a mirar a Chris.

—Ya le dije que estaba bien, no... —comencé a decir.

—Está bien —dijo ella encogiéndose de hombros.

—¿De verdad?, esta bien, iré por mis cosas.

Ambas fuimos al lago. La luna dibujaba figuras sobre la superficie del agua cuando las nubes se lo permitían y el bosque que lo rodeaba estaba en total quietud. Había una roca en medio del lago haciéndolo parecer una dona gigante.

—¿Una carrera? —ofreció mi hermana.

—Claro —acepté con una sonrisa en mi rostro.

Nos deshicimos de toda la ropa.

—La primera que llegue a la roca, gana —dije y salimos corriendo hacia el agua.

—¡Gané! —dijo ella tocando la roca unos minutos después.

—Definitivamente, eras un pez en tu otra vida —dije llegando hasta ella, respirando de manera entrecortada.

—A Blyana no le gusta perder —dijo en tono burlón y me sacó la lengua.

—¡Ja!, mira quien habla. —Y le lancé agua a la cara. Comenzamos una lucha hasta que nos quedamos solo disfrutando del lugar.

—Blyana.

—¿Mmm? —murmuré, sintiendo la deliciosa agua en mis extremidades.

—¿Aún sigues enamorada de Chris?

—No lo puedo evitar —dije mirando como una nube volvía a ocultar el brillo de la luna y las pocas estrellas aprovechaban para brillar.

—Pero él...

—Lo sé, pero, ¿qué puedo hacer?, por más que queramos no podemos elegir de quién enamorarnos.

Había intentado fijarme en alguien más, salí a citas, pero siempre terminaba pensando en que no era la sonrisa de Chris, no eran sus ojos, no era su olor, su forma de hablar, no era él, así que después de romper con mi único novio, decidí no salir con nadie más hasta resolver la situación con él y pues luego llegó la invasión...

—¿Por qué no le dices lo que sientes?, quien sabe y él siente lo mismo por ti, aunque el año que él no estuvo, pensé que tú y Cless...

—No, sabes que solo es mi mejor amigo y con respecto a decirle a Chris...

—Debes darte la oportunidad...

—¿Él te ha dicho algo? —Al ver su insistencia, desvié mi mirada del cielo hacia mi hermana, quien me miraba detenidamente.

—No exactamente, pero he visto cómo te mira, si quieres yo puedo...

—No, yo me encargaré de eso, mejor hablemos de ti y Azel ¿Cuándo dieron el pasito de la amistad al amor en su relación? —le dije con una cara jocosa.

—El año pasado. —Tenía un brillo peculiar en sus ojos.

¡Ay, hermanita, ya caíste en las garras del amor!

—Hermana, creo que te han atrapado —dije entre risitas. Ella se sonrojó un poco.

—Mejor me voy, él dijo que me iba a enseñar algo. —Y comenzó a nadar de vuelta a la orilla—. ¿No vienes? —me preguntó cuando vio que yo no me movía.

—Claro que te quiere enseñar algo —dije entre risitas, ella puso cara de confusión—. Una que otra posición. —Y me eché a reír.

—¡Blyana! —gritó avergonzada y me tiró agua a la cara.

—Está bien, está bien. Yo me quedaré un poco más.

Ella se fue y yo comencé a jugar en el agua. Por un momento solo me quedé flotando mientras miraba la brillante luna y cantaba My jolly sailor bold de Ashley Serena que encajaba perfectamente ante la vista mística que tenía.

—La luna está muy hermosa hoy, ¿verdad? —Me quedé paralizada al escuchar esa voz.

Oh, no.

Oh, sí.

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