Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4: Magnalia

Se estaba haciendo tarde. Era grato mirar el cielo, como solía hacer en el pasado por la ventana de mi habitación, sentía una paz que no puedo expresar en palabras, gracias al tono anaranjado del cielo, junto a los pastizales que se movían con el viento. Sin ninguna preocupación.

Mientras cargaba a mi madre en la espalda siguiendo a Thea y Pet, solo me limitaba a mirar hacia las nubes con nostalgia. Las chicas callaban, tal como en el camino de ida, con la diferencia de que al regresar al bosque donde vivían, empezaron a trepar un árbol distinto, increíblemente alto.

-¿Cómo esperan que cargue con mi madre hacía allá?

Thea se detuvo entonces, como si no se hubiese dado cuenta de que sería difícil para mí.

-Pet... ¿Podrías ir tú y llamar a Teppo? Yo me quedaré con el chico.

Pet suspiró de mala gana para así seguir trepando el árbol.

-¿Quién o qué es Teppo?- Pregunté.

-Un... Amigo, digamos.

Thea se sentó en la base del árbol, yo dejé a mi madre en el pasto, acariciando su cabello.

-¿Eran muy unidos?

-Era la única persona que conocía antes de conocerte a ti.

-¿Sabes? No deberías confiar tan fácil en cualquier persona. ¿Qué hubieses hecho si yo te hubiese atacado luego de ganarme tu confianza?

-¿Por qué harías algo así?

-No conocemos los corazones de los demás, solo tenemos ideas. Finalmente solo podemos dudar de otros para así confiar en ellos de a poco.

-No te entiendo.

Thea soltó una risa, aún con su rostro algo melancólico.

-Eres como un bebé, ¿no?

Me quedé callado, sujetando la mano de mi madre.

-Por cierto, me llamo Redok Onvor.

Nos callamos un rato más. Pet ciertamente tardaba lo suyo.

-¿Te gusta el mundo exterior, Redok?

-Es hermoso.

-Es obvio que aún no ves a la gente.

Seguimos esperando hasta que pasados varios minutos Thea se puso de pie quejándose de lo que tardaba Pet. De forma simultánea, Pet comenzó a bajar con un trozo de papel en el hocico. Parecía un pergamino.

-Chmmcos Tmmmo nmm.- Pet soltó sonidos sin sentido al intentar comunicarse.

-Quítate ese papel de la boca y luego habla, Pet.- Thea se veía más animada de pronto, como si forzase su buen humor ante la presencia de Pet. En realidad, es algo que mi madre hacía a menudo conmigo, lo cuál me disgustaba bastante.

Pet tomó el pergamino entre sus patas. - Dije que Teppo no estaba en casa, así que me robé algo que podría servirnos. - Dijo orgullosa.

- ¿R-Robaste? - No lo comprendía, ¿acaso no era malo robar?

- Tranquilo, Redok, luego lo regresaremos.

-¡Espera! ¡¿"Redok"!? ¡Ja! Así que te gusta tanto Thea que le sueltas tu nombre y todo, ¿eh?

-¿Gustarme? No entiendo bien a qué te refieres. - Respondí confuso, aunque Thea ignoró la situación. Probablemente ya estaba más que acostumbrada a los comentarios de Pet.

Tomó el pergamino de manos de la hurón, y lo abrió. -¿Qué es esto exactamente, Pet? -

-Un mapa con anotaciones sobre un Rikkah, parece que Teppo está siguiendo a uno.

-¿Qué es un Rikkah?- Pregunté.

-Son una especie bastante inteligente, suelen saber sobre medicina. No todos son super genios, pero hay una posibilidad, ¿no creen? - Aclaró Pet.

Thea miró con decepción y cubrió su cara con la palma de su mano. -Mejor solo esperemos a Teppo, ¿sí? No podemos fiarnos de posibilidades ahora mismo.-

Pet se cruzó de brazos. Gruñía, supongo que porque pensó que sus esfuerzos fueron en vano.

-Gracias, Pet.- Dije intentando animarla. Ví una sonrisa fugaz en su rostro, que se convirtió en ella mostrándome su lengua en forma de burla, dando media vuelta para darnos la espalda.

Thea volvió a sentarse. A lo que yo aproveché para hablar, para obtener respuestas.

-¿Entonces tú también eres...?

-Sí, soy hyeomana. Supongo que... Debería abrirte los ojos respecto al mundo.

Y así entramos a otra historia. La historia de Thea, y la de Magnalia.

- Redok, nosotros vivimos en un país llamado Magnalia. Es una isla enorme situada a la mitad del mar...

Conforme avanzaba, perdía el buen ánimo que se forzó a tener hace unos instantes.

Me contó cómo Magnalia tenía una diversidad de especies y biomas enorme años atrás, pero la corrosión de los humanos, quienes son los seres más débiles, pero más respetados, logró que poco a poco el ejército comenzase a dominar por todo el país, de forma violenta, dejando vivir solo a unas pocas especies.

Allá donde vayamos, según Thea, veremos principalmente humanos, pues el resto de especies fue degradada, ocupándose de trabajos sucios, insalubres. A eso solo se le exceptúan algunos rikkah.

Los rikkah son una especie autóctona de la isla, que no tuvo tanta población como los humanos, pero por su vigencia supieron desarrollarse. Originalmente eran una especie escaladora, teniendo únicamente una gran garra al final de sus brazos, sin manos. Pero un grupo de científicos liderado por Gantskap Hunter, un rikkah, logró acelerar la evolución de su especie, saltando varios milenios de evolución para obtener resultados más inmediatos, y de ese modo, desarrollar manos como las humanas.

Desafortunadamente, los rikkah no son buena gente. Suelen ser estafadores, mentirosos... Como si estuviese en sus genes.

Lo peor de todo era que, según su narración, incluso algunos humanos y rikkah son sometidos al caos actual del mundo al ser considerados inútiles, rebeldes o no capacitados para encajar. Mucha gente ha muerto por no obedecer el orden impuesto por el rey. Hay varias bases militares en la isla de Magnalia, ocultas. Gracias a eso se las han arreglado para combatir resistencias.

Respecto a los hyeomanos; nunca fuimos muchos, pero sí valiosos para actuar como armas de los grandes. Muchos fueron cazados y asesinados en guerras civiles. La gente nos persigue, aunque afortunadamente somos difíciles de detectar. Pues nos parecemos bastante a los humanos, salvo por las cuchillas de nuestros codos.

Estas cuchillas solo se activan en instantes de impotencia o riesgo inminente, aunque con práctica cualquier persona puede llegar a controlarlas a su beneficio, por ello es que el ejército recluta a todo hyeomano que ve.

Pese a mi inocencia aún intacta, en ese instante me decidí a luchar aún más duro, por tener un mundo más justo.

-¿Aún piensas que el mundo exterior es hermoso?- Preguntó Thea luego de darme toda la información.

-Sí. El mundo no tiene la culpa del egoísmo de algunos.

Pet, quién, obvio, estaba escuchando, soltó un pequeño gruñido de rabia.

-Teppo está tardando mucho.- Dijo cambiando abruptamente el tema. Aún así, era cierto. Sin darme cuenta, la historia se había extendido tanto que se podían ver las estrellas en el cielo.

-Quizás podemos venir mañana- Sugerí.

En ese preciso instante, una nueva criatura apareció desde detrás del árbol donde estábamos. Parecía una capucha voladora, algo así como un fantasma, pero más amigable.

Tenía un collar con objetos extraños colgando, que parecían una especie de símbolo. Su cara era completamente oscura, con ojos en forma de equis y una boca muy similar a la boca de una caricatura ebria.

- ¿Qué tenemos por acá? ¿Más muestras para mis experimentos, quizás?

- No, Teppo, ellos son... Mis amigos, o algo así. - Respondió Thea, refiriéndose a mí y a mi madre.

Así que él era Teppo. Me lo imaginaba más imponente, pero era un simple espíritu enano, creo haber oído de ellos. Son una especie muy común en bosques y mares. Se dice que cuando una persona muy erudita muere, un espíritu enano nace al instante, es como una segunda vida.

Pet junto a Serveah comenzaron a hablar con Teppo respecto al estado de mi madre, al inicio pensé que sería un aliado, pero resulta que simplemente era alguien de tono gris, por decirlo de algún modo. Él no hacía favores, solo los intercambiaba, pues, al final de la petición de Thea, él comenzó a explicar...

-Claro, les ayudaré, pero no sin antes recibir ciertos materiales de parte de ustedes.

Al parecer a aquella criatura no le interesaba en lo más mínimo nuestros nombres, ni quienes éramos, solo veía que éramos herramientas, aunque, extrañamente, no parecía soberbio, de hecho era más bien un desinteresado que va a su propio aire. Su sonrisa de ebrio no se iba, así que tampoco parecía que valiera la pena pensar mucho en su actitud, era un ser simple. Me limité a oír como Pet, Thea y Teppo hablaban entre sí. Tampoco podía hacer mucho más. Solo pude entender ciertos fragmentos de la charla.

Teppo accedió a cuidar a mi madre mientras nosotros comenzamos el camino de regreso hacia el hogar de las chicas. Aparentemente necesitaban prepararse con provisiones. A pesar de ser algo inocente, algo extraño surgió en mi mente mientras caminábamos... tuve miedo, desconfianza de Teppo, lo cual me extrañaba porque nunca había desconfiado de alguien. Quizás se trataba de un instinto, aún así las chicas lograron convencerme de que no había nada que temer.

- Bueno, Redok, tú dormirás en la hamaca en la que despertaste, y créeme, es la mejor cama que tenemos.

- La única... - Respondió Pet ante lo que dijo Thea.

Claro, ya estábamos en casa. Se hizo de noche, pero aunque intenté dormirme tranquilamente, no pasó mucho tiempo hasta que me planteé algo; "¿Dónde dormirán ellas?". Eso, sumado a que no podía conciliar el sueño, resultó en buscar respuestas a aquella pregunta.

Me puse de pie para comenzar a buscar a las chicas, aunque estaba bastante oscuro. En la sala ya no estaban. Salí afuera, buscando. Quizás estaban en el techo de la casa del árbol, pero no, tampoco estaban ahí... Supuse que era mejor cesar la búsqueda. Me di la media vuelta para ir a dormir, pero entonces Thea me susurró desde algún lugar.

- Psst, Redok. - Su voz era tan baja que me costó distinguir desde donde provenía. Pero luego de echar vistazo a los alrededores, vi que estaba sentada en una rama del árbol a unos pocos metros. Pet dormía a su lado, como si fuera ropa tendida en una cuerda, pero parecía cómoda a su modo.

Thea se puso de pie, para luego dar un gran salto desde la rama hasta el piso de la casa del árbol. Unas cuantas hojas quedaron en su ropa y cabello, a lo que ella se agitó cual perro secando el agua de su pelaje, la verdad esperaría ese comportamiento viniendo de Pet.

- ¿Qué tal, Redok? Un día agitado, ¿no? - Dijo, parece que también tenía un poco de insomnio, aunque no la culpo, dormir en una rama debe ser cuando menos incómodo.

- Pues, sí.

- Sigues igual, eres un río de palabras. - Sonrió burlándose.

- No suelo conversar con gente.

- Sí, lo he notado. Debe sorprenderte el mundo exterior. Me pareces alguien tan inocente, tan bueno... Tristemente muy bueno para este mundo. - Thea se movió, sentándose en el borde del piso de la casa del árbol, acostándose con los pies colgando en el aire. - Pero somos afortunados. Aún podemos ver las estrellas, ¿no son hermosas? No todos tenemos este lujo.

- ¿En serio es un lujo?

- Sobre todo para nosotros, los hyeomanos. Los pocos que quedan no pueden ver el cielo por la noche, solo ven techos de cemento mal cuidado, barrotes de aceros. Ven sueños perdidos. -

- Sueños... ¿Perdidos?

- Bueno, Redok. A nosotros nos cazan, tal como te dije antes. No tienen derecho a elegir. Solo mueren por capricho de un rey, un rey que no pelea sus guerras por sí mismo. Un rey que, por el simple hecho de nacer en la realeza, tiene un poder enorme. Los hyeomanos no podemos soñar si somos capturados. Solo obedecer.

- Pero tú eres libre.

- No lo sé. Vivir huyendo, en las sombras, no se siente exactamente como libertad. - Pensó un rato, para luego comentar. - Cuando te encontré estabas irradiando una cantidad enorme de energía oscura. Es obvio que te desesperaste. Descubriste todo un mundo fuera de tu alcance cuando viste a tu madre enfermar. Tu mente se expandió de un modo doloroso. Así es el mundo. Así es Magnalia, nuestro país. Pero entonces Pet te avistó a la distancia, y decidió traerte hasta acá, donde te curamos. Tus codos estaban ensangrentados, pero usamos vendas. En cierto modo, si lo piensas, eso fué un alivio para ti. Sé que la vida es terrible justo ahora. Pero llega un instante donde todos recibimos un vendaje, ¿no te gustaría ser el vendaje del mundo?

Escuché cada palabra de Thea, quien definitivamente era una persona que luchaba siempre que podía. Contra Magnalia. Contra todo.

- Claro, eso sería genial. - Dije. Thea cerró sus ojos con una sonrisa. Estuvimos varios minutos juntos admirando el cielo, charlando, aprendiendo el uno del otro, para finalmente regresar a dormir agotados.

- Buenas noches, Redok Onvor.

Entonces volví a la cama. Dejé caer mi cuerpo de nuevo para dormir como si inhalara somníferos, ahora pude dormir fácilmente, aunque no por eso dejé de estar con algo de nervios por el día siguiente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro