Capítulo 49 - Pov Blake
Feliz precumpleaños Ainhoita98 ღ
Canción en multimedia: Cold — Maroon 5 ft. Future
──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────
Capítulo cuarenta y nueve — Diecinueve días ღ
(Pov Blake)
Jueves 21 de diciembre del 2017 (19 días después).
Escondo las manos en los bolsillos de mis pantalones del uniforme. Hace frío, demasiado como para seguir fuera por más tiempo. Se nota el viento de diciembre, ese aire cortante que te congela hasta los huesos. Acelerando el paso para llegar antes a la sala de descanso, me aseguro de que mis dedos logren rozar esas monedas con las que voy a pedirme más de un único café caliente. He terminado por acostumbrarme al sabor del café sólo.
No me sorprende que el lugar esté abarrotado cuando llego. Mañana, viernes, tendríamos el día ya libre para poder preparar las cosas e irnos con tiempo. En mi caso, para tomar ese avión a las nueve de la mañana que me llevaría de vuelta a Atlanta. Al menos, este año, Riley estaría allí. Por una vez para quedarse hasta enero y no sólo a hacer una corta visita de escasos tres días.
Me cuesta creer que ya estemos a día veintiuno de diciembre. Rozando con las vacaciones de navidad y, todavía, sin noticias de la hija del Coronel Carter desde que desapareció. Simplemente desapareció. Sin explicaciones o llamadas después. Ni siquiera su padre supo darnos una respuesta que no fuera la orden de que nos marcháramos. Había creído que tendríamos algo, pero no fue así. Alisson ni siquiera llamó a Landon, incluso cuando han sido como uña y carne durante estos últimos meses. Vio su oportunidad para irse y la tomó. No sé cómo ni por qué, aun así, el gesto no sólo llegó a decepcionarme.
No le importamos. No debimos de importarle tanto como creíamos si no se ha dignado a darnos una simple explicación. Me comí la cabeza durante la primera semana, pasando tardes en los ordenadores de la biblioteca en busca de sus redes sociales para poder mandarle mensajes a través de ellas ya que ella no había llamado al internado para que nos pasaran algún recado. No respondió. Ni siquiera más de diez días después. Ahí lo entendí. Entendí que yo no podía ser el único que estuviera detrás. Todavía me siento traicionado, por poco que quiera, por su forma de darnos la patada como si no hubiéramos sido importantes para ella, como si no quisiera que formáramos parte de su vida.
Al primero que reconozco al entrar es a Cooper, discutiendo con Willson como de costumbre. La escena me saca una pequeña sonrisa. Es cómodo pasar las tardes con ellos. Cooper ha sido un gran amigo desde siempre, William ese idiota que puede pasar a tener una pataleta por las mayores estupideces. Aun así, encaja en el grupo. Es hablador, se queja por prácticamente todo, llevar la contraria está a la orden del día para él, pero nos cae bien. Si me preguntaran por qué, no sabría dar una buena explicación, simplemente lo hace. Al igual que Spencer. Él nos defendería a Will, Coops o a mí incluso del más inofensivo de los comentarios. Se metería en una pelea por menos, le daría igual que le echaran si con eso cree que ha podido hacer algo para ayudarnos, pero aun así las conversaciones con él siempre tratan sobre lo mismo. Más bien, siempre las lleva al mismo punto, pasadas o futuras conquistas. No es capaz de pasar más de dos días sin una chica colgando de su cuello, esa es una de las razones por la que pocas veces le vemos. Aun así, él tiene esa imagen tan formada de nuestra amistad, que nos trata como a hermanos cada vez que nos lo cruzamos.
Lleva tiempo siendo así. De todas formas, yo siempre me había sentido más cómodo con Johnson, Landon y Kenner. Son más relajados en ese sentido. Es fácil tener una conversación simple o divertida con ellos. No llegan a ningún extremo como fácilmente hace William, no les gusta discutir por nada como a él ni dejan de lado al resto por irse con alguna chica a la que apenas conocen como Spencer. Cooper es más como ellos, poco maduro, sarcástico pero confiable. Sólo que para él Landon y Johnson nunca llegaron a ser fruto de su devoción. Cooper y Kenner son compañeros, se llevan bastante bien, pero Coops no soporta el carácter de Johnson tan "voluble" como ha tratado de advertirme ni las miradas molestas del rubio cada vez que le ve. A Landon tampoco ha acabado de caerle bien Cooper, se lo ha cruzado pocas veces pero no le soporta. No hay razón lógica para ello, simplemente no se llevan bien. Unir a los dos grupos sería el mayor error que pudiera llegar a cometer.
Cada día que pasa soy más unido al segundo. Lo soy desde que Johnson empezó a apartarte poco a poco. Discutimos un día en el almuerzo. Discutimos por el tema de Alisson.
"Alisson no va a volver, le daba igual esto". Había empezado Johnson molesto por el constante silencio que prácticamente llenaba nuestra mesa de la cafetería durante la primera semana, "Le dábamos igual nosotros, dejar de preocuparos por alguien que ha demostrado lo falsa que ha sido".
Caitlin le había llamado idiota. Landon pareció a punto de saltarle a la yugular cuando respondió con ese brusco: "Tú no la conoces, si lo hicieras sabrías que tiene que haberle pasado una gran putada para aislarse así"
"Deja de mentirte, Landon". Había respondido Johnson "Se ha ido por propia voluntad, no es como si se hubiera roto los brazos y no pudiera llamara o tuviera jodida amnesia. Nos utilizó para estar cómoda aquí, fin" Entonces desvió la mirada hacia mí, negando antes de ponerse en pie "No digas que no te lo advertí, te dije que se iría y olvidaría".
Antes de que Landon fuera capaz de soltarle alguna burrada, Johnson se había alejado de la mesa, bandeja en mano, hasta una alejada mesa en la que Amanda y amigos suyos estaban sentados. Él come ahí desde ese día, no he vuelto a hablar con él desde esos comentarios. Me molestaron, claro que lo hicieron, no quería creerlo. A cada día que pasa me es más difícil dudar.
El siguiente fin de semana ninguno fue a la cafetería, después, ni siquiera quedamos o propusimos ir. El comedor se convirtió en eso, un lugar donde comer, nada más. Las conversaciones eran prácticamente inexistentes, había una desconfianza general entre nosotros. Como si ninguno supiera qué decir. Entonces Kenner y Caitlin empezaron a distanciarse todavía más, eran sociables entre ellos, sin necesidad de unir a más personas a la conversación. Cuando terminé por volverme más brusco en mis respuestas, sintiendo esa constante frustración, Kenner dejó de preguntar y empezó a cuidar más de Landon. Él estaba más decaído cada día que pasaba, podía notarlo y dudaba que se tratara sólo por Alisson. Ninguna de las veces que le pregunté por ello quiso darme alguna respuesta, la última, me gritó para que le dejara en paz. Con eso yo también busqué otra mesa, la de Coops.
Ya han pasado tres semanas desde la última vez que hablé con Johnson, dos desde que crucé alguna palabra con Landon y hace tres días que tampoco comparto un simple saludo con Kenner. Caitlin ha estado merodeando alrededor, curiosa, pero sin acercarse demasiado de no tener el respaldo de su novio cerca, como si yo fuera a estallar en su contra por sólo hablarme, por sólo mirar.
Llegando a la mesa de futbolín, alcanzo a escuchar la queja de William.
—No va la puta máquina de mierda.
William hace una mueca, su pelo teñido de un oscuro verde resaltando al caminar cabizbajo de un lado al otro, sus pies deslizándose con pesadez a través del frío suelo. Mantiene una mano en el bolsillo de sus pantalones, la moneda todavía girando entre sus dedos de la otra mano.
Alcanzo a escuchar una carcajada por parte de Cooper quien, indicándome un puesto frente a él, lanza una bola al futbolín para iniciar una partida en mi contra. Coloco las manos y trato de marcar el primer gol. Coops no deja de centrarse en el juego antes de llamarle malhablado al ojiazul. William no tarda en responder con un quejoso "malhablada tu madre".
—Oh, venga Will —Cooper me mete gol en el momento en el que empiezo a hablar. Tomo la siguiente bola y la lanzo para seguir con el juego—, puedes sobrevivir sin patatas por una tarde.
Todavía no me explico cómo no se ha arruinado todavía, sobre todo teniendo en cuenta la gran cantidad de dinero que se ha dejado en esa máquina expendedora. William y la máquina expendedora de comida basura es como Johnson con la máquina de café.
—No me importa.
—No te vas a morir, en realidad probablemente ayude a tu salud ¿Cuánto azúcar te metes al día?
Cooper no tarda en defender mis palabras con una burla—. Cualquier día va a inyectársela en vena. Terminará en rehabilitación y tendrá que contar su deprimente historia de cómo acabó tratando de atracar la fábrica de Willy Wonka con una jeringuilla en la mano.
Me marca el segundo gol de esta ronda y yo lanzo otra bola al juego.
William enarca una ceja al acercarse, quedando en una esquina de la mesa de juego y apoyando los codos sobre esta.
—Dios, si esa fábrica fuera real me iría a vivir allí. El puto lago de chocolate sería mi nuevo hogar.
—Conociéndote te ahogarías en ese río.
—Concuerdo contigo, Coops.
Cooper me señala y asiente hacia mí—. ¿Ves? No soy el único que lo piensa.
—Mierda chicos —William echa la cabeza hacia atrás—. Dejar de ser tan gilipollas y ayudarme a que la jodida máquina funcione.
Consigo meter mi primer gol en esta ronda y sonrío.
—¿Cómo? —Pregunta Cooper, pasando una mano por su pelo oscuro en el momento en el que meto un según gol, esta vez desde el portero. Según nuestras normas, tres puntos en vez de dos—. Porque como no pretendas que rompamos el cristal o que la tiremos abajo, no se me ocurre nada más.
—Pues rompamos esa mierda.
Cooper me dedica una mirada cuyo significado está claro. Se aparta del futbolín y pasa una mano por su frente, cansado.
—Me rindo contigo, Will —Levanta las manos al aire y da otro paso atrás—. Voy a dar una vuelta, a ver si tantos "mierda" y "puta" salen de mi cabeza.
Aun sabiendo que no quedaba nadie en mi contra, termino por meter un último gol antes de que Cooper desapareciera del todo de la sala y yo me remangara. Cedo.
—Vamos a ver si podemos hacer funcionar la máquina.
William sonríe como un pícaro niño.
No vamos a conseguir nada. Ni siquiera es la primera vez que esto pasa, el año pasado la máquina estropeándose estaba a la orden del día. Y William terminaba igual, golpeando y pateando la máquina. Insultando a cualquier cosa y persona existente antes de terminar por sentarse con una mirada molesta y gruñidos constantes.
Probablemente hoy termine de la misma forma, William puede comportarse como un auténtico niño con una rabieta en todo a lo que esa máquina expendedora se refiere.
Y no me equivoco.
Veinte minutos o más después él ya ha terminado como las otras veces. Incluso ha tratado de alcanzar alguno de los paquetes metiendo el brazo por la apertura de salida, dándole igual poder quedarse atascado. De todas formas, no ha conseguido nada. Me apoyo en la pared, con la mirada sobre la gran cantidad de personas que ocupan la sala. No logro entender cómo William me cae bien, no teniendo en cuenta cómo puede ser como un crío malcriado y extremadamente molesto el noventa por ciento del tiempo. Pero aun así lo hace.
Pasan un par de minutos hasta que vuelvo a ver a Spencer deambulando por la sala, al menos debe de estar haciendo, la chica rubia con la que él se había ido acaba de salir con notoria molestia. Ya debe de haber recibido esa charla del rechazo tan propia de Spencer.
No me equivoco, mi amigo mantiene una sonrisa triunfal sobre sus labios al acercarse hacia una mesa de futbolín donde Cooper ahora está hablando con otro de nuestros compañeros de cabaña, levanta una mano hacia mí a modo de saludo antes de unirse a la conversación de ellos. Devuelvo la mirada a William, todavía enfurruñado en el suelo.
—¿Podrás quedarte aquí, solo y sin amenazar a nadie de muerte?
William bufa—. Que te jodan.
—Lo tomaré por un sí.
Su humor es tan irritante al sentirse frustrado que no tardo en decidirme por dejarle hasta que se le pase por completo. Además, los cadetes que acostumbran a pasar por aquí ya le conocen, deben de saber que es mejor que no se acerquen a él ni le dirijan la palabra al verle sentado junto a la máquina.
Bajo los tres escalones que separan el pasillo donde se encuentra la máquina de la sala, el marco claro separándome del resto de cadetes cuando una conocida voz me hace frenar. Es Landon, le reconozco, pero no me habla a mí. Escucho su voz a mi espalda, alcanzando a girarme ligeramente para verlo. Es Kenner con quien habla. El segundo entrecierra los ojos al verme, como si dudara en acercarse o no.
Decido por él, esperándoles de brazos cruzados junto al marco de la puerta de la sala.
—Te estábamos buscando —Comenta Kenner, colocando por un segundo la mano sobre el hombro de Landon para incitarle a hablar. Más bien da la sensación de querer devolverle a la realidad de la que se ha aislado al sumergirse de lleno en sus pensamientos—. ¿Verdad que sí, Landon?
Este asiente con duda.
—Venga tío —presiona Kenner—. Tenéis que hacer las paces, sabes que va a entenderlo.
Dejo caer los brazos a mis costados. Hacer las paces. Veo normal que lo piense al tener en cuenta que la última conversación que tuve con Landon fue cuando él me gritó molesto para que le dejara en paz. Algo que técnicamente hice. Pero no me molesté en ningún momento, sé que yo soy el primero en tener esos cambios de humor cuando se cabrea. Era otra razón, yo no me sentía cómodo en esa mesa, con esas personas cada vez más cerradas que podía suponer que guardaban sus propios secretos, sus propios problemas. Y por una vez me dejé ganar. Dejé ganar al cansancio, decidiendo que no presionaría más. No iba a ir detrás de la gente para que me contara sus problemas, cada vez veía más difícil cargar con los míos, sobre todo ahora que se acerca esa horrible época que es para mí la navidad.
No quiero volver a casa. No tengo ganas de enfrentar a esos padres que se pasarán los días halagando a mi hermano o exponiendo cada una de sus acciones como si hubieran sido perfectas. Todo en él es perfecto para ellos. Presumen de él ¿Cómo no hacerlo? Se graduó del instituto con matrícula, entró con una beca a la universidad gracias a sus notas, también le ofrecieron otra de deportes tras ser el capitán en el equipo del instituto. Destacó en la universidad. Joder, si un año antes de graduarse ya le estaban llamando de importantes bufetes de abogados para hacer prácticas con ellos. Y yo siempre fui dejado detrás. Daba igual lo que hiciera porque siempre me compararían con él. Con el perfecto Riley Evanson.
No le odiaba, no a mi hermano, no a la única persona que supo por qué quería cambiarme de instituto y me ayudó a cubrirlo de mis padres porque yo no era capaz de soportar la vergüenza que eso me generaría. Aunque se graduó mucho antes que yo, lo que es normal teniendo en cuenta que nos llevamos siete años, y vive fuera de casa desde hace aproximadamente seis años, lo notó. Se mantuvo en contacto conmigo, él había sido quien se infravaloraba ante nuestros padres para que ellos dejaran de centrarse tanto en él. Aunque sólo logró que nuestros padres le tacharan de humilde y le adoraran todavía más. Llegó a pedirme disculpas por el comportamiento de ellos más veces de las que puedo contar. Es un buen hermano, pero eso no quita que las reuniones familiares me ahoguen. Bajan mi autoestima de nuevo, me hacen sentirme inútil. Es algo que no puedo evitar.
Y luego está lo que pasó con Gabriel. La forma en la que las muestras de apoyo por parte de cadetes con los que quizás ni siquiera había cruzado más de dos palabras me hizo sentirme bien. Saber que me elegirían a mí antes de volverse en mi contra fue un alivio inmenso. Más que el que sentí cuando Gabriel terminó en el suelo. Le golpeé, centré en su rostro el de cualquiera que me hubiera dañado y golpeé con fuerza. La rabia sólo había crecido al hacerlo, creció y aumentó todavía más al no sentir eso que se supone que debería sentir. Esa tranquilidad, esa vuelta de página. No hubo nada. Sólo frustración que empeoró las cosas.
Todavía no me puedo quitar ese momento de la cabeza. No logro entender el por qué, no quiero hacerlo. El sentimiento que tuve me está agobiando con tanta fuerza que mantengo, sin poder evitarlo, un enfado continuo desde hace semanas.
—Landon —presiona Kenner ante el silencio del rubio. Landon mantiene esa mirada perdida que le ha estado acompañando por más de un mes, me arriesgo a decir. Sus hombros caídos cuando tensa la mandíbula—. Es Blake.
Como si esa hubiera sido la más obvia de las respuestas, Landon bufa y levanta la mirada hacia mí. Hay dolor en sus ojos cuando lo hace. Kenner palmea su hombro con una débil sonrisa de orgullo sobre sus labios.
—Siento haberte gritado el otro día —murmura, tan bajo que difícilmente llega a ser audible. Ahí busca apoyo en Kenner—. ¿Suficiente?
Kenner niega—. Dile todo, tío.
Landon cierra las manos a sus costados antes de acatar lo dicho.
—Tenía un mal día —Kenner tose falsamente y Landon se obliga a corregirse—. Llevo mal un tiempo y estallé contra quien no debía. No quería hablar del tema y tú no parabas de preguntar, no debí de haber respondido así. Lo siento.
Con nerviosismo, vuelve a mirar hacia Kenner. Este rueda los ojos antes de asentir.
—¿Qué hemos estado hablando antes? —Pregunta Kenner—. ¿Recuerdas lo que dijo Caitlin?
Landon traga saliva—. Joder, no quiero hablar del tema.
—Es Blake —vuelve a remarcar Kenner—. No voy a dejar que sigamos todos por nuestro lado si puedo evitarlo. Evanson puede ser idiota, pero te va a tratar de ayudar.
Esa última frase se gana mi completa atención—. ¿Ayudar con qué?
—Landon... —vuelve a presionar Kenner, cansado. El rubio bufa con notoria molestia antes de ceder. Encuentro el claro dolor en su mirada aumentando cuando pronuncia esas palabras.
—Mi hermana pequeña tiene leucemia, la enfermedad está en un estado demasiado avanzado y no creen que salga de esto. Ha tenido problemas de corazón y con el sistema inmunitario desde que nació, no es tan fuerte como el resto. En navidades voy a verla por primera vez desde hace meses y no sé cómo enfrentarlo. Alisson lo sabía, ella es la que me ha estado apoyando y asegurándose de que todo fuera bien, pero ahora que las navidades están cerca y ella se ha ido, supongo que lo guardé todo y estallé.
Baja la mirada, pareciendo avergonzado por sus propias palabras. Ahí es cuando entiendo por qué se lo dijo a ella y no al resto. Porque, al igual que yo, contarle algo que te hace verte vulnerable a otra persona es difícil, pero eso no pasaba hacia Alisson. No era sólo porque era más fácil confiar en ella, quizás fuera por esa continua sonrisa y la forma en la que siempre trataba de verse alegre para el resto. Miento. Miento porque sé lo que es, con que hayas hablado con ella más de un par de veces lo sabes, ves que se comporta con una madurez que asusta, que es posible hablar con ella de los temas más difíciles y que no te juzgará ni sacará el tema ante el resto. Disimulará y te cuidará en la sombra porque entiende que los problemas personales no tienen por qué ser anunciados ante todo el mundo.
Al contrario que como podría hacer ella, yo no sé qué decir en un momento como este. No sé si es mejor centrarme en el tema y seguir preguntando o evadirlo porque a él le cuesta hablar de ello. Este no es mi campo.
—No hay nada que perdonar —digo al fin—. Si le pasara eso a mi hermano yo me pasaría las veinticuatro horas de mal humor, no te preocupes por lo del otro día.
Landon no responde, fuerza un intento de sonrisa sobre sus labios para hacerme ver que ha escuchado mi respuesta y posa la mirada dentro de la sala, sobre alguna de las zonas a las que les estoy dando la espalda.
Sigo sin saber bien qué decir cuando hablo, recordando lo poco que sé sobre la vida de Landon fuera de aquí—. ¿Pasarás las navidades en tu casa entonces?
Asiente sin mirar. Sé que él también es de Atlanta, vivimos a media hora aproximadamente el uno del otro, solo que él acostumbra a desaparecer en vacaciones, viajando, generalmente, por Latinoamérica. Su padre y él se llevan sus tablas de surf preferidas y recorren las costas.
—Si en navidad necesitas lo que sea, tienes mi número —le recuerdo—. Sólo estoy a media hora, ¿vale? —Palmeo su espalda con algo de fuerza—. Incluso si me haces ir al hospital para quedarme cuatro horas tomándome cafés con ancianitas sobonas mientras que estás sólo con tu hermana.
Con el último comentario, por fin le saco algo similar a una corta carcajada que más bien pasa a ser una rápida sonrisa. Le dedico una rápida mirada a Kenner, ese "gracias" implícito por ser el más "cuerdo" de los cuatro. El que no deja que sigamos con nuestras estupideces por demasiado tiempo.
Kenner señala algo en el interior de la sala.
—¿Una de billar?
Landon es bueno en el billar y ambos lo sabemos. Noto cómo nuestro amigo busca algo con lo que distraer al rubio hasta que se sienta más tranquilo y soy yo quien empuja un poco a Landon para que entre en la sala. Poco después, me he hecho con una silla mientras miro cómo Landon le da una paliza a Kenner en la partida de billar.
──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────
──── ∗ ⋅✦⋅ ∗ ────
Nada, que nadie le ha dicho todavía a Alisson que el juego del escondite ha terminado. Diecinueve días... pronto aparecerá en el libro Guinness por la partida más larga XD
¡Menos mal que Kenner está en el grupo! Si no, adiós todo jaajaja. Bueno, Johnson todavía está en ese adiós, ¿qué pensáis de ello, de cómo se habían separado y por qué? ¡Casi dejan a Landon completamente solo! MiPobreBebo:(
Nos leemos el sábado, ¿quizás en un capítulo donde Blake realmente termina tomando cafés con señoras sobonas dentro del hospital en el que está la hermana de Landon? Admitamos que eso sería entretenido de ver... e.e
Estamos a cuatro/cinco capítulos del final ღ (Y no, no habrá segunda temporada, cerraré todo en este libro)
Gracias por el inmenso apoyo dado a esta novela;)
— Lana 🐾
pd-Si os gusta escribir, una de las organizadoras de los premios de PremiosGemasPerdidas me ha comentado que este año dentro de los premios están colaborando con escritor/s de obras como: Doctor Engel, Él es mi boxeador, Toxic, Mi vecino es idiota, BG.5, Tú nada más, Mi ginecólogo.. (tenéis en su cuenta una lista más larga donde hablan de los premio) ¿por qué digo esto? Porque quien gane podrá hacerle algunas preguntas a cualquier escritor/a que colabore con ellos ¿No os emociona? Creía que podría interesaros *-* Desde aquí os animo a participar, os deseo muchísima suerte y (si alguien gana y les hace una pregunta muy emparanoyante que me cuente jajajaj sería épico)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro