Capítulo 25 - Invitaciones y norias privadas
Instagram&Snapchat: LanaDvraux
Twitter: LanaDeveraux
Canción en multimedia: Guys my age — Hey Violet
Capítulo veinticinco — Invitaciones y norias privadas ღ
Cuando salimos del lugar ambos estamos llorando de la risa. A nuestro lado, el resto del grupo ha dejado de mirarnos raro desde que llegamos al pasillo donde un hombre encapuchado se acercaba con tanta lentitud hacia nosotros que te hacía temblar. En ese momento Johnson había tropezado con la alfombra y caído frente a él quien, tratando de alcanzarle, había logado un ataque de risa por parte de mi amigo. Llegado ese momento yo ya estaba riendo por su tonta caída.
Después simplemente nos reíamos por todo, incluidas las caras de susto que poníamos cada vez que algo nuevo aparecía.
— Cuando te has chocado contra la puerta... —Johnson termina doblándose de la risa. Yo me sonrojo al recordar ese momento. Él me había asustado, había empezado a correr como alma llevado por el diablo asustándome con ello, contagiándome la tensión hasta que yo giré para imitarle. Solo que no había calculado bien dónde estaba la salida y choqué de pleno contra la puerta. Incluso el hombre de la sierra eléctrica me tuvo que ayudar a levantarme.
Quiero quejarme, pero en su lugar sigo riendo con él. Johnson pasa su brazo sobre mis hombros y yo paso el mío por su espalda. Tratando de esquivar un carrito de bebé, tropiezo con él y es Johnson quien evita que me caiga, haciéndonos reír con más fuerza. Tanto que empieza a costarme respirar.
— ¿Adónde ahora? —Pregunta él, mis ojos iluminándose como los de una niña pequeña al darme cuenta de todas las posibilidades que nos quedan. Logrando dejar de reír, señalo una atracción que tiene "boomerang" como nombre.
Johnson la mira, sonríe y me toma de la mano para que no nos perdamos entre la gente. Ni siquiera nos paramos a buscar al resto del grupo. Sin móviles y con toda la gente que hay eso sería prácticamente imposible. Y ellos ya habrán seguido con su camino.
Así que creamos nuestro plan.
Primero es el Boomerang, dos veces seguidas antes de terminar en el Top Gun. Después fui convencida para pasar por los Rápidos antes de ir al Extreme. Nosotros pisando todas las atracciones de la feria que te daban un subidón de adrenalina, dejando la mejor para el final. El Boster. Más de sesenta metros con una velocidad de caída cerca a los ciento cuarenta kilómetros por hora. Todo adrenalina.
Cuando estamos frente a la taquilla, mi pelo ya recogido en una coleta tras el paso por el resto de las atracciones, Johnson se apoya sobre mi hombro, señalando la caída que está teniendo lugar para las cuatro personas que se encontraban en la parte superior.
Sus gritos resuenan con tanta fuerza que ni siquiera la música que están poniendo en el resto de atracciones los acallan. Incluso ese sonido me llena de ganas de subir.
— ¿Vamos? —Extiendo una mano hacia él. El cielo ya ha empezado a volverse más oscuro, las luces de las atracciones ganando más potencia y dejando que la oscuridad de la noche que empieza a envolvernos provocara algo bonito en el lugar.
Johnson toma mi mano—. Vamos.
Cerca de cincuenta minutos de espera después, llega nuestro turno. Mi estómago ya está rugiendo para entonces.
— Después de esto te invito a cenar si quieres.
No me lo planteo dos veces—. Si invitas, no me quejo.
Cuando nos abren paso, adelanto a Johnson, sentándome y esperando a que él viniera a mi lado. Es entonces cuando, como en el resto de atracciones, dejo que mi bolso caiga a la tabla que pronto se volverá más baja. Baja la sujeción, siento cómo me aprisiona contra el asiento antes de que uno de los feriantes se acercara para asegurarse de que todo estuviera en su lugar. Hace lo mismo con Johnson antes de pasar por las otras dos personas que tenemos detrás.
Johnson no puede parar de sonreír, él está tan ansioso como yo de que esto empiece. Y ahí entiendo que ama la adrenalina tanto como yo. Hay atracciones que me hacen sentir lo mismo que mi moto, esas que alcanzan una gran velocidad. Las mismas que las personas siempre miran con miedo porque creen que se pueden romper. Definitivamente, las que dan más impresión al principio son las mejores.
— Dame la mano —Pido entonces.
— No me digas que estás asustada.
Ignoro su burla.
— Cállate y hazlo.
Siento cómo él hace lo que le he pedido, cerrando sus dedos sobre los míos un segundo antes de que empecemos a movernos. Y ahí sonrío con tanta fuerza por la emoción que no puedo contener. Son pocos los segundos lentos. Pronto llegamos hasta la parte más alta, lo hacemos antes de caer con tanta velocidad que incluso yo termino gritando. Grito y río a la vez antes de que volvemos a subir, los asientos quedando boca abajo la siguiente vez que pasa. Y, entre los gritos, las caídas y las vueltas, alcanzo a escuchar un "¡Voy a mudarme a esta atracción!"
"¡Y yo!" Trato de gritar de vuelta, pero el aire ahoga mis palabras, estas quedándose detrás de nosotros mientras que la atracción sigue su curso.
Disfruto de cada instante. Cada segundo que pronto buscan arrebatarnos.
Cuando quiero darme cuenta ya nos están haciendo bajar y, de no ser porque me siento algo mareada y hay tanta fila que esperar otra hora se me haría insufrible, subiría otra vez. En su lugar lanzo una palabra hacia el chico a mi lado.
— Comida.
Él asiente, después de todo, me había invitado. No iba a ser yo quien permitiera que se le olvidase tan apetitosa propuesta. Pareciendo haber leído el pensamiento al resto, veo a alguien conocido por primera vez desde hace ya horas. Desde el momento en el que Johnson me arrastró con él nada más llegar.
Señalo la mesa en la que Dakota, Blake, Landon y Amanda están sentados. Lo hago para que Johnson también se dé cuenta. Sin soltarme la mano, tira de mí para poder llegar hasta ellos. Y, por la mueca de asco de Dakota hace unos segundos antes de nuestra llegada, sé que ella ha sido la primera en vernos.
— Hola —Saludo, haciéndome un hueco junto a Landon. Dakota frente a mí, al lado de esta Amanda y, por último, Blake—. ¿Qué habéis estado haciendo?
Trato de mantener la mirada sobre Landon, lo hago pese haber dado un vistazo rápido al resto para disimular. Para disimular que cada vez aguanto peor la cercanía entre Blake y Amanda. Verles juntos hace que se me cierre la garganta y que mi estómago se revuelva por completo.
Antes de que Landon pueda responder Johnson ha interrumpido, colocando las manos sobre mis hombros y dando un rápido saludo al resto antes de preguntarme qué quería pedir de comer.
— Unos pinchos de carne y agua.
Él deja un par de suaves golpes sobre mis hombros antes de asentir y alejarse hacia la barra del puesto en el que el resto había elegido asiento.
— Veo que eso de hacer que te inviten es una costumbre —Landon me codea, una sonrisa burlona sobre sus labios que por un momento me hacen entender la forma en la que él lo ha interpretado todo. Hago una mueca hacia él, una burla antes de volverme hacia el resto, dejando caer mis manos sobre la mesa.
— ¿Qué tal vuestra tarde?
Dakota recoge su vaso de la mesa—. Bien hasta que la niña de papá ha llegado.
No puedo evitar que mi corazón se encoja por un segundo ante su nueva forma de recordarme que estoy fuera de lugar. De llamarme pija por no ser exactamente como el resto de chicas aquí. Pero ella ha logrado que una inmensa opresión creciera en mi pecho, sabiendo que soy todo lo contrario a lo que su frase define. Joder. Ahora mismo veo a mi padre capaz de meterme en una caja con agujeros para respirar, ponerle un sello y mandarme a otra parte del mundo por correo.
En busca de ayuda, termino por mirar a Blake, el único al que le he contado todo lo que sentía. Una petición silenciosa que muere cuando él aparta la mirada para seguir comiendo con tranquilidad. Hay algo en ese gesto que hace que mi sangre arda.
Es como si hubiera puesto una confianza en él que ahora me ha hecho darme cuenta de la realidad como si esta se tratara de un golpe. Fui una estúpida callándomelo todo. Lo fui porque, realmente, a nadie le importa. Pueden tener curiosidad, pero luego ahí acaba. Porque nadie se preocupa siempre por el resto, solamente hasta que consiguen lo que quieren. Mis manos se cierran sobre la mesa y, antes de que Dakota haya terminado de volver a meter la silla en su sitio para irse, hablo.
— También me ha encantado verte, Dakota.
Ella rueda los ojos y se aleja del lugar. Es peor que una profesora amargada.
— Bueno —sigo—. ¿Qué habéis estado haciendo?
Landon se encoge de hombros.
Está a punto de hablar cuando Blake le interrumpe, con un tono de voz tan cortante que parece estar más cerca de una amenaza.
— No —Ha saltado él—. ¿Qué habéis estado haciendo vosotros? Lleváis todo el día solos —Como si acabara de darse cuenta de sus palabras se aclara la garganta—. Así que os habréis recorrido todas las atracciones, supongo, ¿no?
Siento nuevamente el codazo en mis costillas por parte de Landon quien, como que no quiere la cosa, está concentrado en beber el contenido de su vaso.
— Sí —le respalda Amanda dudosa—, ¿cuál dirías que es la mejor atracción?
No lo dudo:— El Boster.
— ¿Esa cosa enorme? —Pregunta Landon, señalándolo con el dedo antes de que yo asintiera, entonces suela un silbido—. Eres mi nueva heroína, Alisson.
Río.
— ¿Has subido ahí? —Vuelve a preguntar Blake, con una mezcla de asombro y orgullo. Algo que me hace sentirme a mí misma orgullosa antes de que la voz de Amanda lograra que ello desapareciera.
— Yo subí el año pasado —Cuenta ella, acomodando la hamburguesa entre sus manos y restándole importancia a la atracción con su siguiente frase—. No fue para tanto.
Mentalmente, le dedico todos los insultos que conozco mientras que trato de mantener una sonrisa sobre mis labios.
— Lo sé, parece hecha para niños —Miento, pero con ello busco recuperar una superación que no puedo evitar querer conseguir. Me doy cuenta de que esta no soy yo, que no es así como suelo actuar, en realidad me parece algo ridículo esa necesidad de superar a alguien, de quedar mejor que otra persona. Y no puedo evitar ser yo quien hoy lo hace.
Cuando Johnson vuelve, colocando un plato y vaso delante de mí antes de ir a por lo suyo y volver a sentarse, es él quien se encarga en empezar una animada conversación de la que me aíslo por completo.
Lo hago hasta que, habiendo terminado de comer y dando un par de respuestas cortas, las horas terminan por lograr la caída completa de la noche en el lugar. Un cielo completamente despejado donde las estrellas empiezan a asemejarse a las luces de las atracciones.
— No es por ser aguafiestas, pero mañana tenemos que madrugar así que, ¿nos vamos?
Suelto un quejido hacia las palabras de Landon, apoyando la cabeza sobre su hombro de forma aburrida. No tengo ganas de irme, ni de madrugar mañana para seguir con los estúpidos entrenamientos que Blake ha decidido que tenderos para aprovechar que no había clases.
— ¿Los demás ya han vuelto? —Landon me responde con un "Sí" antes de apartarme con delicadeza para poder ponerse en pie—. No te quejes, bichejo, se nota que tienes sueño.
Sabiendo que él tiene razón, cedo, poniéndome en pie al igual que el resto del grupo y dejando que Landon liderada el camino. Mientras salimos del lugar, no puedo evitar darle una última mirada al Boster, con ganas de subir una última vez. Cuando quiero darme cuenta, me he quedado algo atrás. Veo a Landon al principio, a una distancia considerable. Detrás de él a Johnson hablando con Amanda. Doy un vistazo alrededor en busca de la persona que falta, si no estuviera al cien por cien segura de que Blake no es tan distraído como yo, pensaría que se ha perdido.
Y, de un momento a otro, siento un tirón. Alguien me toma del brazo, echándome a un lado de la multitud antes de que pueda siquiera pestañear. Mi corazón se acelera por un segundo, lista para gritar o golpear a quien quiera que estuviera moviéndome. Pero mis pulsaciones vuelven a la normalidad poco después, al reconocer su perfil.
Ignorando que hemos dejado al resto del grupo por su cuenta, hago que mis pasos acompasen los de Blake mientras que él mantiene la vista sobre una atracción en concreto. Sé que está yendo hacia el Boster antes de tener que preguntarlo. Antes de que lleguemos a la taquilla.
— Te has dado cuenta de que no tenemos forma de avisar al resto de que seguimos aquí, ¿no? —Pregunto una vez llegamos al lugar, haciendo fila para conseguir nuestras entradas. Él suelta mi brazo, dejando que una sonrisa llena de diversión se posara sobre sus labios.
— Tranquila, ya he avisado a Johnson para que no nos esperaran.
— ¿Cada cuánto tiempo pasan los autobuses?
Ignorando mi pregunta, él abre la cremallera de su cazadora verde oscura para sacar un llavero.
— Por si lo has olvidado, dejé mi coche aquí la última vez que fuimos a La Cabaña Guerrera. Así que no te preocupes, esta vez yo nos llevo. Y, al menos, yo no conduzco como un loco sin carnet.
— Pero tienes que admitir que controlo mi moto.
— Discrepo.
— ¿Perdón?
Él enarca una ceja, dando un paso hacia adelante cuando las tres personas que teníamos entre nosotros y la taquilla se van a la fila.
— Tu bota —Se limita a decir.
Esa rozadura podría haber sido por cualquier cosa, todavía me sorprende que se diera cuenta con tanta facilidad de qué lo había provocado.
— Antes de comprar las entradas —comenta mi compañero a la feriante que las vende—. ¿Aproximadamente cuánto tiempo de espera hay?
La señora da una mirada a la fila, misma que da la vuelta a la atracción más de una vez.
— Hora y media o dos horas.
Blake echa la cabeza hacia atrás, despidiéndose antes de tomar mi mano y sacarme de ahí. Yo doy una última mirada a la atracción, realmente tenía muchas ganas de volver a subir. Pero da demasiada pereza esperar tanto tiempo.
— Dime una atracción —Dice él sacándome de la multitud—. La que quieras, yo invito.
— ¿Incluso si es la atracción más cara?
Él sonríe, humedeciéndose los labios un instante antes como si el gesto se hubiera tratado de algo irrefrenable. Eso le suma inocencia a su rostro, ternura.
— Incluso si planeas arruinarme.
— Perfecto —Sonrío de vuelta, señalando a esa cuya altura es similar a la del Boster. Y, por lo que sé, misma donde cada entrada cuesta el doble que la de cualquier otra atracción—. Quiero la noria gigante.
Blake desvía la mirada hacia el lugar, la atracción ahora está envuelta por luces que pasan de un morado claro hasta un rosa oscuro e intenso. Parece calcular cómo llegar hasta allí antes de asentir. Como un niño pequeño, echa a correr entre la gente, no sin antes retarme a alcanzarlo. Solo que él es competitivo. Lo noto la primera vez que empieza a ir en zigzag entre las personas y dejando que estas se interpusieran en mi camino para no poder alcanzarle. También cuando, a lo lejos, le veo subir a un banco y saltar sobre él para salir de entre la gente y poder llegar primero.
Por mucho que me esfuerce, choco con todas y cada una de las personas con las que me encuentro por el camino, llegando a la fila de la noria cuando Blake ya está ahí y, por las entradas que sostiene en su mano, ha llegado un par de minutos antes que yo.
Al llegar a su lado, dispuesta a ir hacia la fila, él me guía a una fila más corta que hay a nuestra derecha. Frunzo el ceño mientras que él le entrega las dos entradas al feriante que hay frente a esta. Únicamente tenemos a tres personas delante.
— ¿Y esto? —Pregunto, viendo como es la fila contraria la que está avanzando.
— Sabes que hay veces que la noria se para por un par de minutos, ¿no? —Asiento—. Bien, pues he pedido dos pases para que nos toque la cabina que se queda en la parte más alta.
— Tienes que estar de broma.
Él niega—. Tenemos pase VIP.
Nuestra fila avanza, las tres personas adentrándose en la única cabina con las puertas pintadas de un dorado intenso, lo que parece ser una alfombra rojiza en su interior. Blake avisa al hombre que no vamos con ellos y este les cierra la puerta. Poco después, más personas van entrando a las siguientes cabinas antes de que la noria siga su ritmo.
— Nos toca en siete minutos.
No puedo evitar que mis ojos sigan el movimiento. En la oscuridad esas luces son preciosas, la noria en general lo es. Y, su altura, tan considerable que probablemente toda la feria y gran parte de la ciudad pueda ser vista desde esta. Simplemente increíble.
Siento la mano de Blake en la parte baja de mi espalda, su aliento cerca de mi oído cuando me dedica una pequeña broma acerca de que, ya que le iba a pedir ir a la atracción más cara, mejor hacerlo a lo grande. Eso me hace soltar una pequeña carcajada, estando con ganas de subir a la cabina y poder verlo todo desde la parte más alta. Algo que minutos atrás no me había planteado ahora me hace estar deseosa.
— Gracias —digo entonces.
Blake sigue quedando cerca y, cuando a nuestra izquierda y separados por una valla puedo ver a una pareja de edad similar en la misma posición antes de que ella le bese, no puedo evitar que mi corazón parezca acelerarse.
— Todo por mi compañera.
Cuando levanto la mirada él tiene sus ojos puestos sobre la atracción y noto, con cierta duda, cómo él se pierde en sus pensamientos. Parece que algo esté carcomiéndole, haciendo que parezca tensarse mientras que recapacita sobre ello. Está tan absorto en lo que le pasa por la cabeza que en ningún momento parece darse cuenta de la forma en la que le escudriño, analizando cada pequeño detalle de su rostro, cada ligero gesto que podría haber pasado desapercibido. Creo que nunca dejará de parecerme curioso. Nunca dejará de parecerme curiosa la forma en la que él puede tener unos rasgos tan duros y marcados y que, a su vez, su rostro se vea tan angelical que debiera ser al contrario.
La cabina dorada pasa una tercera vez antes de que la abrieran, las tres personas saliendo mientras que a nosotros nos indicaban que debíamos entrar. La mano de Blake no se aparta de mi espalda cuando me guía hacia el lugar, la noria se mueve con lentitud pero aún se está moviendo. Veo a un hombre ofreciédome la mano para subir sin problemas, Blake dejándome pasar primero. Cuando él también está dentro, cierran la puerta y, terminando de subir más personas en las siguientes, la atracción retoma la velocidad que acostumbra.
Veo la alfombra rojiza bajo mis pies, los asientos a ambos lados y un gran espacio en el centro para que podamos andar de un extremo a otro, las puertas siendo del mismo cristal que los alrededores, permitiéndonos ver todo el exterior. Como una niña, me acerco a un extremo de los asientos, subiéndome de rodillas sobre estas y colocando mis manos sobre el cristal para poder apreciar el exterior. Las luces de las atracciones se vuelven más cercanas y, las personas, diminutas al mismo tiempo.
Ni siquiera me doy cuenta de que está sonando una canción hasta que la emoción de un primer momento desaparece y, señalando el exterior, me giro en busca de mi compañero. Él está sentado frente a mí y, sus ojos, lejos de estar en el exterior, acompañan a una suave y dulce sonrisa cuando me encuentro con su mirada clavada en mí.
— Eres adorable cuando miras así.
Me acomodo en el asiento, cruzando una pierna sobre la otra antes de colocar mis manos sobre la rodilla—. ¿Así cómo?
— Curiosa.
Vacilo—. Gracias, supongo.
Con eso vuelvo a ponerme en pie, dejando escapar un suspiro antes de acercarme a la puerta, cerrada desde fuera para evitar que pudiera abrirse, y apoyo una mano sobre el cristal como si esto pudiera permitirme quedar más cerca del exterior.
La música pronto se vuelve más alta. Miro sobre mi hombro, alcanzando a ver cómo Blake toquetea los botones de la pequeña pantalla que hay junto al asiento que ha tomado. Selecciona una canción al azar de la lista que hay, pasando hacia delante hasta parar en una que llama su atención.
— Guys my age —Pronuncio al reconocerla. Él frunce el ceño.
— ¿Cuál?
— La canción, es la de "Guys my age" de Hey Violet.
Él me sostiene la mirada y me doy cuenta de que no tiene ni idea de cuál es, así que le resto importancia con un gesto de la mano antes de volverme hacia el exterior.
"Da igual" murmuro.
La canción resuena en el interior, suficientemente alto como para aislarnos del mundo, suficientemente bajo como para poder alcanzar a escucharle levantarse del sofá, dando lentos y cortos pasos antes de poder verle en el reflejo del cristal.
— Es bonito.
Él pone una mano sobre mi hombro izquierdo, trazando dibujos con su pulgar mientras mantiene su mirada en el exterior. Yo le veo, concentrándome más en su reflejo que en las vistas. No puedo evitarlo. Blake está justo detrás de mí, un poco más hacia mi derecha.
— Será mejor cuando lleguemos hasta arriba.
Camino hacia la derecha de la cabina, volviendo a apoyarme en el sofá para comprobar si las cabinas a nuestra derecha siguen más altas que nosotros. Estamos tan cerca de llegar al punto más alto que no puedo evitar sonreír.
— No queda mucho.
Devolviendo la mirada a mi compañero, ahora mantiene su mano sobre la puerta como apoyo. Me sostiene la mirada, más tenso que segundos atrás y, a la vez, dejándome encontrar más vulnerabilidad que nunca en sus ojos azules.
Me dejo caer por completo en el asiento.
— ¿Va todo bien?
Blake asiente.
— ¿Seguro? —presiono, logrando un bufido por su parte antes de desviar la mirada hacia el exterior. Su cambio de humor volviéndose tan brusco que me llega a desorientar. Entonces la noria se para. No me hace falta dar un vistazo a nuestro alrededor para saber que es la nuestra la cabina más alta. La canción vuelve a empezar, en un bucle que me hace recuperar el buen humor—. ¡Estamos en lo más alto!
Y, aunque él no me esté mirando, alcanzo a ver una media sonrisa sobre sus labios.
En vez de ir al lado contrario, me hago un hueco junto a Blake, señalando a cada atracción, a cada puesto, a cada diminuta luz que se ve entre las personas. Es algo precioso. Increíble.
Noto sus manos colocándose sobre mis caderas antes de rodearme por la cintura desde atrás. No me quejo cuando lo hace, tampoco lo hago cuando Blake apoya su barbilla sobre mi hombro. Sus ojos puestos sobre el exterior y él sosteniéndome con la delicadeza que le daría a la más fina escultura de cristal.
Eso me gusta.
______________________________________
Os imagino tipo: "LANA, IBAN A BESARSE Y NO LES DEJAS. ES LA SEGUNDA VEZ QUE LO HACES"
#YaLlegará
A todo esto, prometo responder a los comentarios del capítulo anterior (y este) lo antes que pueda, pero últimamente no tengo tiempo ni para entrar a Wattpad. Quería decirlo para que no pensárais que estoy ignorando vuestros mensajes y comentarios, ya sabéis que me gusta responderlos, pero últimamente ando demasiado mal de tiempo por temas de la uni:(
Espero que os haya gustado el capítulo y ¡SÍ! ¡EL TÍTULO IBA CON LA INTENCIÓN DE ASUSTAROS TRAS LOS FALSOS SPOILERS! MUAHJAJAJAJAJAJ ♡
Sé que me acostumbráis a odiar, así que ¿qué mejor que daros más razones para ello? 😌
#MeHanEnseñadoQueLaMaldadEsBuena
Nos leemos el próximo viernes (Sí, es españa ya es viernes así que este es el capítulo de esta semana😉)
- Lana
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro