Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

02. Kiara "Zorra" Johnson

No se que pensar. Las lágrimas salían una tras otra cayendo sobre la hoja de papel. Jane me pasó una caja de pañuelos para limpiarme la cara y no mojar más la carta. Era mucha información, al final, quien siempre había estado detrás de todo, fue Kiara.

¿Nunca podré quitarla de mi vida?

Jane no me dijo nada, solo me acompaño hasta mi habitación y se quedó a dormir conmigo. A la mañana siguiente era sábado, tenía clases de protocolo y etiqueta por lo que intenté verme lo más decente que mis ojos rojos e hinchados dejaron, después acompañaría a Jane a su práctica semanal de baile con las Rose Flower's, y eso quería decir que tendría que ver a la víbora Johnson. Realmente no te nia ánimos de verle su plastificada cara, afortunadamente no me he encontrado con ella en los pasillos con el la sala común del dormitorio, pero ahora no tenía opción, la vería si o si.

Iba caminando hasta el salón donde se impartían las clases sabatinas pero al llegar lo encontré cerrado con llave, a un costado de la puerta había una pequeña hoja con un anuncio importante.

"Lamentamos los inconvenientes para las alumnas que toman la clase de Protocolo y Etiqueta los días sábados. La profesora Laurel se encontrará indispuesta hasta nuevo aviso. Por lo que se les recomienda realizar otras actividades.

Atte. Madame McCartney."

Oh fantástico, ahora tendría que caminar de regreso al dormitorio y subir mil escalones hasta la puerta de mi habitación. Jane no tiene práctica hasta la tarde por lo que puedo aprovechar este tiempo para dormir más. Regrese al dormitorio y, aunque eran las nueve de la mañana en un sábado, había demasiadas chicas levantadas. Ignore a las que me iba encontrando en el camino hasta mi habitación, la cual ya se encontraba vacía.

Cerré la puerta y me acosté en mi cama, sin embargo, me veía incapaz de volver a dormir, la urgencia de responder la carta de Fox me cosquilleaba en el estómago. Entre en un dilema conmigo misma que ni me di cuenta cuando empezaron a llamar a mi puerta. Era Jane.

—¿Qué haces aún con el uniforme? Si no te cambias en cinco minutos llegaremos tarde.– mire mi reloj de muñeca, marcaba las tres y quince de la tarde.

¡Mierda! No me preocupe por que la puerta estuviera abierta de par en par, me vestí con ropa casual y, mientras me ponía las zapatillas, tomé de mi escritorio la laptop que la institución me proporcionaba, unas cuantas hojas blancas, sobres y un bolígrafo azul, lo eché dentro de un bolso que Jane amablemente me prestó y salimos hacia su práctica.

No tardamos mucho más que 7 minutos en llegar, entramos al gimnasio y ahí ya se encontraban las Rose Flower's junto a Wendy y su chillante voz. Aunque también había unas cuantas chicas que parecían de semestres más avanzados. Jane me lanza su bolso y se va corriendo con las demás chicas, logre tomarlo antes de que cayera al suelo. Maldita Jane. Camine hasta las gradas donde estaban conectadas unas grandes bocinas a un móvil, me senté hasta arriba y, dejando nuestras cosas a un lado, saque la laptop y comencé a hacer los deberes que había que entregar la próxima semana.

Realmente intentaba concentrarme, pero la música inundaba mi cabeza, las ganas que tenía de ponerme a bailar eran inmensas, pero hice una promesa, debía enfocarme en mis estudios antes que cualquier cosa, no importa si dejo de hacer lo que más me gusta. Pero el estar aquí, la energía que se siente en el aire, es abrumador. Deje a un lado los deberes y me dedique a ver a las chicas practicar.

Lo admito. Son muy buenas... o al menos la mayoría. Una chica muy delgada y baja de estatura parecía tener dos pies izquierdos, mientras que otra un poco menos delgada y bastante más alta parecía un gusano al cual le acaban de echar sal.

Estaban ensayando una nueva coreografía y no me pude resistir y yo también comencé a hacerla, claro que mientras ellas tenían todo el espacio posible yo hacía lo que podía entre las gradas procurando no resbalar. Antes de que tomaran un descanso me senté en mi ligar simulando que había estado haciendo los deberes.

—¿Estas completamente segura que fue la mejor desicion dejar el baile y dedicarte a los estudios? Digo, al menos deberías buscar otra actividad recreativa y no quedarte todo el día encerrada en tu habitación.– Jane tomó de su botella de agua mientras me miraba con preocupación.– mírate, estas considerablemente mucho más delgada y pálida a la primera vez que te vi. Creo que te estás sobresforzando.

—Estoy bien Jane, solo es la falta de sueño.– no iba a admitir que ni tiempo de comer tenía para poder entregar los trabajos a tiempo.– además, solo faltan tres semanas para salir de vacaciones de invierno, puedo sobrevivir hasta ese entonces.

Sentia los ojos de Jane clavados en mi, sabia que estaba mintiendo, pero claro, yo no lo iba a admitir. Suspiró y bajo de nuevamente a donde ya estaban reunidas las demás chicas. Siendo honesta, me molestaba que pudiera leerme tan fácilmente, no podía ocultarle nada.

Cerré la laptop y me dedique a responder las cartas que me habían llegado. Comencé escribiéndole a mi madre.

Madre.

Yo estoy muy bien, muchas gracias por preguntar (nótese el sarcasmo). Me va muy bien en mis clases, no tengo compañera de cuarto pero me siento mejor de esa forma.

Por cierto, si tantas ganas tienes de hablar con Saaid, llámale a su teléfono, te recuerdo que yo estoy en otro internado al otro lado de la ciudad, por lo que no se que demonios hace a cada maldito minuto del día.

Atte. Savannah.

No puedo creer que a mi madre aún no le quede claro que ya no estamos juntos. Ella puede llamarle al móvil en cualquier momento que quiera saber de él, no tiene sentido que me lo pregunte a mi, aunque de no ser por ello estoy segura que no gastaría su valioso tiempo en escribirme.

En esta ocasión no recibí noticias sobre los chicos, aunque realmente no importaba, no siempre tendrían tiempo de hacerlo.

Y luego, estaba la carta de Fox. No tenía ni la más remota idea de qué responderle. ¿Le creía? Por supuesto que sí. Kiara es una maldita zorra que seria capaz de dañar a alguien (física y mentalmente) para lograr sus objetivos, no importaba nada. ¿Lo perdonaba? No lo sé, teniendo en cuenta que no se encontraba completamente en sus cinco sentidos y que al ser un joven universitario con las hormonas locas, era razonable su comportamiento... creo.

Ahora bien, no se si soy muy indulgente o muy estúpida como para perdonarlo, pero realmente creo que todos merecen una segunda oportunidad. Así como Dixon tuvo una segunda oportunidad, él también la merece.

Querido Fox.

Realmente no se si estoy haciendo lo correcto, pero creo que todos merecen tener una segunda oportunidad.

Para serte sincera, yo tampoco soy una gran bebedora, y comprendo esa sensación de acidez que se siente cuando tienes celos jajajaja. Y, aunque no lo parezca, no me sorprende en lo absoluto que Kiara te amenazara, siempre ha sido así. Por ello debo agradecerte que aceptaras sus términos con tal de que no me hiciera nada a mi.

También te agradezco que preguntes por mi, sobre cómo estoy, sabes... ni siquiera mi madre me pregunta, por lo que es un gran gesto de tu parte. Estoy bien... creo. Las clases son más difíciles aquí, además de que las doctoras que imparten las clases son extremadamente exigentes, pero aún estoy en ese proceso de adaptación, solo ha pasado una semana.

Sin embargo, tuve que dejar el baile para poder enfocarme en las clases. Mi madre quiere que sea la mejor de mi clase, como Saaid. Y realmente me esfuerzo, pero estoy llegando a la conclusión de que, haga lo que haga, nunca será suficiente para ella.

Bueno, suficiente de mi, ¿Qué tal estás ? ¿Los chicos siguen sin hablarte?

PD. Si vamos a seguir en comunicación deberías de añadir a la dirección del internado mi número de habitación (H-25).

Con cariño, Savh.

Metí las cartas en los sobres y me levanté para ir al centro postal, que se encontraba dentro del edificio principal, mientras Jane seguía en la práctica, ni se daría cuenta que me fui. Estaba casi llegando a la puerta cuando escuchó una leve pero irritante risa entraste mío.

—¡Te lo juro! Fox es todo lo que una chica quisiera en la cama, ha sido el mejor sexo que he tenido en mi vida.– hablo lo suficientemente alto como para que la escuchara.

Me detuve de golpe frente a la puerta. Yo sabía que era una completa mentira, pero no podía evitar que me hirviera la sangre de celos. Imaginarlos en una situación tan comprometedora solo empeoraba las cosas.

—¡Oh, Savannah! No sabía que estabas ahí, ¿Qué tal te va? ¿Ya te adaptaste a las clases?– preguntó, la descarada sabia que había escuchado eso. Se acercó a paso firme hasta donde yo estaba aún dándole la espalda.

En cuanto sentí que estaba lo suficientemente cerca de mi puse mi mejor cara y me giré para quedar cara a cara.

—¿Disculpa? No comprendí lo que me dijiste, no hablo idioma puta, ¿puedes repetirlo?– dije inocentemente con una pequeña sonrisa.

Vi como se le comenzaba a hacer un leve TIC en ojo al ver que su estrategia no había funcionado como lo esperaba.

—Claro, pregunte que si aún andas de zorra con los novios de las demás personas.– lo gracioso es que ella solita hizo que Dixon la dejara.

—A veces, linda. Aunque me sorprende que que aún no te hayas derretido con el calor que hace en esa playa a la que vas en vacaciones.– no pareció entender a que me refería, por lo que tuve que aclararlo.– ya sabes, por todo el silicon que llevas en el cuerpo.

Rápidamente puso una mano en su trasero y la otra en uno de sus pechos, como si de repente se le fueran a caer. No tarde ni un segundo en reír por tal acción tan reveladora. Saben, creo que puedo divertirme un tiempo haciéndole la vida imposible a Kiara.

Salí del gimnasio y llevé las cartas a la oficina postal. Aún faltaba más de una hora para que terminara la práctica, y realmente no tenía ganas de hacer los deberes, además, ahí estaría Johnson y no me apetecía pelear con ella (al menos no el día de hoy), por lo que comencé a deambular por todo el internado.

Por lo que tenia entendido, cada dos semanas podían dejarnos salir a la ciudad, en parte era por ello por lo que me había estado matando día y noche para terminar todos los deberes esta semana y poder tener libre el día de mañana. Quería conocer la ciudad, desde que vine a Vancouver no he tenido oportunidad alguna para echar un vistazo por los alrededores.

Caminando cerca de la piscina escuche a una chica maldecir a quien sabe quién, realmente se escuchaba muy molesta así que decidí ir a ver que sucedía. Al acercarme a las canchas de tenis vi a una chica bastante alta, claro teniendo en cuenta que yo no era muy alta que digamos, la cual golpeaba con una grandiosa fuerza pelotas de tenis con una raqueta. Me acerqué lentamente hasta el punto donde podía escuchar claramente lo que gritaba.

—¡...Y cuando este dormida espero que entre un asesino por la ventana y la apuñale repetidas veces para que tenga una muerte lenta y dolorosa!

—Oye, ¿estás bie...?– ni siquiera me dejó terminar lo que estaba a punto de decirle cuando una pelota de tenis fue directamente hacia mi diafragma.

Caí al suelo sujetando mi abdomen ei intentando que entrara aire a mis pulmones. ¡Demonios! Dolía como el infierno, mi vista comenzaba a ser borrosa podía escuchar levemente a alguien enseguida de mi, pero no distinguía lo que decía, hasta que poco a poco fui perdiendo el conocimiento.

{...}

Escuchaba unas voces cerca de mi, muy cerca, una de ellas pertenecía a Jane pero no estaba segura de a quién pertenecía la otra. Abrí los ojos poco a poco, el cielo aún era de un azul brillante, por lo que no debía de haber estado inconsciente durante mucho tiempo.

Quise incorporarme pero un fuerte dolor en el abdomen me lo impedía, solté un quejido por lo que ambas chicas se dieron cuenta que había despertado.

—¡Savh! Que bien que estas despierta.– decía Jane ayudándome a sentarme.– como no estabas cuando terminó la práctica salí a buscarte pero todo el lugar, no fue hasta que vi a Raisa perdiendo los nervios porque alguien se había desmayado y, casualmente, terminaste siendo tú.

—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?– pregunté después de poder sentarme.

—Casi una hora.– respondió la chica de antes, a la cual Jane llamó Raisa.– lamento mucho haberte golpeado con esa pelota de tenis, es solo que estaba muy molesta y cuando escuché que alguien se acercaba no dudé ni un segundo en hacerlo. Realmente lo siento.

—Esta bien, pero a cambio quiero que me digas por qué estabas tan molesta.– podría estar medio muerta pero lo cotilla nada me lo quitaba.– o más bien con quien estás tan molesta como para querer que un asesino entre por la ventana y la apuñale repetidas veces para que tenga una muerte lenta y dolorosa.

Su piel morena se tornó roja de la vergüenza, la había pillado. Se levantó del suelo rápidamente poniendo debexcusa que tenía que ir a terminar los deberes y se fue a la carrera.

—Jane, ¿sabes con quién comparte habitación?

—Con Kiara.– bueno, ahora sabía la razón de su mal humor. Yo también hubiera querido que un asesino la matara.

Camino a los dormitorios Jane hablaba y hablaba sobre la práctica de hace rato, no es por ser grosera ni nada pero no tenía ganas de escucharla, solo deseaba darme una buena ducha y terminar los deberes para poder salir sin preocupaciones mañana.
Al salir del ascensor en el octavo piso me despedí de Jane y caminé hasta el final del pasillo, pero cuando iba a la mitad se abrió bruscamente la puerta del H-11, de la cual salió una Kiara extremadamente molesta, tanto que no noto mi presencia a medio pasillo.

Cuando salió de mi vista me acerqué a la puerta, que aún estaba abierta, y miré que es lo que pudo haber hecho enojar tanto a la chica. La habitación estaba básicamente dividida en dos: una mitad era literalmente rosa pastel y la otra mitad era más sobria, con colores grises y blancos. Me adentre al ver que no había nadie y que aún no encontraba el detonante.

—¿Hola?– lo se, parece película de terror barata. Ahora posiblemente entre un asesino en serie y me mate.

—¿Ya se fue?– preguntaron desde la puerta cerrada del baño.

—Eso creo, aunque no se si nos estamos refiriendo a la misma zorra.– respondí con burla. La puerta se abrió y de ella salió Raysa envuelta en una toalla y con los cabellos húmedos.

Salio corriendo hasta la puerta y la cerró poniendo el seguro, se veía bastante agitada. Y yo, estaba parada en medio de la habitación, incomoda y sin saber que hacer.

—¿Qué fue lo que le hiciste para que se pusiera tan furiosa? No siquiera me noto en el pasillo cuando salió de aquí.– me senté en una de las camas esperando su respuesta.

Raisa se volvió a incorporar y se sentó justo frente a mi y me agarró las manos como si de eso dependiera su vida, honestamente era aterradora la fuerza con la que apretaba, me iba a fracturar las manos.

—¡¿En serio quieres saber lo que hice?!– gritó totalmente extasiada. Asentí con la cabeza con temor a lo que fuera a decir.– una vez a la semana se hace una mascarilla hidratante para el cabello, y usualmente es después de los ensayos, primero se hace la mascarilla y luego se mete a la ducha, sin embargo, en esta ocasión la mascarilla tenía lejía.

—¡¿Pusiste lejía en su mascarilla?! Chica estas loca.– eso explica los rastros de cabello que hay en la habitación y parte del pasillo.– ¿y qué demonios te hizo como para que le hicieras eso?

—Estoy en la carrera de arquitectura, había estado trabajando desde hace dos semanas en la maqueta que sería mi calificación final, anoche ya estaba casi terminada pero, hoy al despertar, estaba totalmente destruida por unos carísimos zapatos Louis Vuitton de esa maldita zorra.– mientras lo decía apretaba más mis pobres manos. Las soltó de repente dejando que la sangre circulara por ellas, se agachó debajo de la cama y sacó una maqueta totalmente destruida.– ahora tuvo su merecido por haber destruido mi calificación del semestre.

Esta chica es una cínica. Estaba sonriendo como si fuera una niña en navidad. Me cae bien. No creo que sea tan malo después de todo hacer más amistades además de Jane dentro de este lugar.

Además, pudo hacer lo que muchas chicas, incluyéndome, hubieran querido: una dulce venganza contra Kiara "Zorra" Johnson. Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta, pero antes de salir dije:

—Mañana es nuestro día libre, ¿harás algo en especifico?– vi de reojo que negaba con la cabeza, un tanto confundida.– en ese caso, ¿quieres salir con Jane y conmigo? Queremos ir al centro comercial.

—Nunca suelen invitarme a salir, a varias personas les molesta mi personalidad por lo que suelo quedarme en el internado los días libres.– era comprensible su tono melancólico, a nadie le gustaría estar en sus situación.– así que me es un poco extraño que alguien se tome la libertad de invitarme, pero acepto.

—Bien, entonces nos vemos en el lobby a las diez de la mañana.– le sonreí una última vez y salí de la habitación.









¡Chiquillos y Chiquillas!

Cómo los ha tratado la semana? Personalmente ya estoy harta de la vida pero aquí andamos.

Espero les haya gustado el capitulo de hoy, a partir de aquí no se cuando volveré a actualizar, al parecer esta semana no tengo tanta tarea de la Universidad así que intentaré terminar el próximo capítulo.

~Vicx

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro