Tzuyu llegaba a su habitual horario de trabajo junto a su querida esposa. Hoy Jihyo tenía que inspeccionar la salud psicóloga de Jennie, cada una vez al mes la llevaba a un salón especial y apuntaba todos los avances que ella veía. Aunque los últimos meses no iba bien, tiene mucha curiosidad de saber cómo va ahora con su cambio tan repentino de apariencia.

_¿Irás por Jennie ahora? - Tzuyu detenía el auto en el estacionamiento.

_Tengo que ver si está mejorando, pero por lo que veo, creo que tendré buenas noticias.

_Dejame acompañarte - pidió - también quisiera saber su avance. Y si en algún momento se descontrola, no quisiera que te haga daño.

_Puedes hacerlo, pero tendrás que estar en silencio y a un lado, ella tiene que concentrarse sólo en mí. ¿Está bien?

_Como mi mandona diga - ambas sonrieron. Tzuyu se acercó a su esposa y dejó un tierno beso sobre sus labios. Aquella mujer era la única que la hacía feliz - te amo.

_Te amo - respondió con la misma sonrisa.

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Jennie escuchó pasos detrás de la puerta y trató de retroceder cuando vio que era Tzuyu quien se acercaba a ella. La mas alta llegó a su lado para abrir el candado de la cadena, cuando Jennie intentó empujarla con su propio cuerpo. Tzuyu la sujetó a tiempo de los hombros y la devolvió bruscamente a la pared, donde Jennie quedó a dolorida.

_Es gracioso que aún lo intentes, ¿en serio crees que llegarás a lastimarme? Mirate, ni siquiera puedes escapar - Jennie bajó la mirada, sabía lo que ella trataba de decirle - aún recuerdas tus propias palabras, ¿verdad?

Tzuyu la sujetó de su ropa y la levantó a la fuerza, Jennie sólo se dejó llevar fuera de la habitación, sabía a dónde se dirigían. En la sala quince, Jihyo la esperaba con un pequeño cuaderno en mano y trataba de sonreirle para que se sienta más tranquila. Jennie fue sentada en un sillón inclinado y Tzuyu se encargó de aprisionarla a la silla por un nuevo candado detrás de su espalda.

Como había dicho, la más alta tomó su lugar detras de la oficina de su esposa y esperó paciente a que comenzara. Jihyo se acercó a la castaña y quitó el bozal que cubría su boca, Jennie ya no evitaba que se acerque. Aunque nunca le había hecho daño, siempre trataba de alejarla con movimientos bruscos.

_Hola, Jennie - dejó el implemento a un lado - ¿todo bien? - le sonrió - veo que ya no tienes esa ojeras, me alegra - Jennie sólo se mantenía serena. Jihyo comenzó con su trabajo, haciendo preguntas y analizando al detalle sus expresiones, sus actitudes. Trató de hacerla hacer algunos pequeños ejercicios como cerrar los ojos y recordar momentos agradables para ella, tratar de relajarse, pero Jennie simplemente se negaba. Jihyo no insistió, sabía que no era bueno presionarla. Dejó una laptop frente a la castaña y colocó un corto vídeo de animación para la ella, eso parecía ridículo para Jennie, pero para Jihyo era muy importante analizar sus expresiones ante cada escena. La mujer sonrió cuando Jennie rió por la caricatura. Eso era bueno. Después de una hora, ya era momento de llevarla a su cuarto - ¿puedes pronunciar alguna palabra? - Jennie negó - ¿puedes intentarlo? - a Jihyo le era sorprendente lo tranquila que se encontraba - vamos, intentalo - la castaña, dudosa, trató de pronuncia su propio nombre, pero simplemente las palabras no salían y eso la frustró bastante - tranquila, algún día podrás hacerlo - le sonrió - recuerda, eso está aquí - señaló su cabeza, acariciando de paso su cabello - y cuando lo hagas, podrás contarme lo que quieras, podremos hablar, ¿de acuerdo? - la castaña asintió - ahora irás a tu habitación, pero nos veremos dentro de un mes - se alejó con una sonrisa que tranquilizaría a cualquiera.

Tzuyu se levantó y se acercó detrás de la silla, pero antes vio el bozal a un lado y quizo tomarlo, pero su esposa lo impidió.

_Por ahora no lo necesita, veremos cómo va estos días.

_De acuerdo - asintió.

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Jennie era lanzada dentro de su habitación, Tzuyu la arrastró de la camisa hasta la esquina de la pared, volviendo a encadenarla. La más alta volvió a salir, sólo para traer un pequeño tazón con lo mismo de siempre, una papilla que tenía un sabor que te haría vomitar.

Se sentó frente a ella y llevó la cuchara a su boca, Jennie la rechazó. Tzuyu sujeto con fuerza su mejilla y la hizo tragar a la fuerza, cubriendo su boca para que no lo botara. Así fue haciéndole comer, hasta que Jennie comenzó a tener arcadas y vómito a los pies de Tzuyu, esta enfureció por haberla ensuciado y levantó la mano para abofetearla.

Pero otra mano la detuvo repentinamente, sujetando su muñeca con mucha fuerza, como si estuviera realmente molesta. Tzuyu giró a verla, a la vez que Jennie levantaba su rostro, respirando agitada. Lisa miraba seriamente a Tzuyu, al igual que ella lo hacía.

_No la toques - su voz fue dura.

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