
Capítulo 6: El poder de Fabregas
—Él me ha dicho que te conocía y que necesitaba hablar de forma urgente contigo ¿es cierto?
—Si —contesté —pero, aun así. Nunca más lo hagas, por favor.
Pese a estar un poco agradecida con ella por haberle dado mi número a Luck, no era algo que podía hacer con cotidianeidad. No le podía dar mi número a cualquier chico o chica que se le presentara en el camino o yo sería mujer muerta en tres segundos y debía advertírselo.
—Bueno amiga, no te enfades.
—No me enfado, es sólo para que sepas que no debes dárselo a nadie ¿de acuerdo?
Ella asintió y luego nos fuimos a clase como si nada hubiese pasado. Teníamos matemáticas y por más que miré entre mis compañeros no vi a Trey por ningún lugar. La profesora comenzó rápidamente su clase y también resolvió algunas dudas acerca del proyecto, de hecho, la mayor parte de la clase fue para ayudar a los estudiantes a tener una mejor calificación. Pregunté algunas cosas que no había podido resolver sin Trey y luego salimos a la hora del desayuno.
No podía decir si era extraño que Trey no fuese a clases porque no lo conocía y apenas había llegado a la escuela, pero a mi amiga si le pareció extraño, pues según ella, Trey era responsable con sus clases y casi el mejor en matemáticas. No dudé por ningún segundo en que esa información fuera verídica, pues Amy estaba obsesionada con Trey.
—Muero por un café —la oí mientras íbamos caminando por el pasillo a la cafetería. Iba a responderle, pero mi vista se desvió a un gran tumulto de personas de pie en medio del pasillo.
—¿Qué está pasando?
Mientras más nos acercábamos al lugar, más se oían los gritos y golpes en seco ¿Golpes de qué? Amy y yo nos acercamos muy rápidamente, nos abrimos paso entre la multitud hasta que lo vimos...
Trey estaba peleándose con un chico.
Todas las personas de alrededor vitoreaban la situación, pero a mí me pareció espantosa, pues Trey estaba sobre el otro chico golpeándolo desmedidamente. Él chico quería defenderse, pero Trey no lo dejaba ni siquiera respirar. Su rostro estaba transformado, estaba colorado y la vena de su frente junto a la de su cuello sobresalían en su piel. No era el Trey serio que conocía de clases, era otro golpeando a ese chico que ya parecía estarse dando por vencido.
—Lo va a matar —pensé en voz alta, Amy me apretó la mano y me observó a los ojos.
—¡Hay que separarlos! —gritó Amy —¡Sepárenlos! ¡Llamen a puto profesor!
Nadie parecía oír, todos estaban concentrados en alabarlos y seguramente todos los profesores estaban desayunando, pero noté que mi amiga estaba hiperventilando.
—Pascal, hay que sacar a Trey de encima de ese chico, va a matarlo...
—Amy ¿qué sucede?
—¡De verdad! —gritó.
Pude ver el terror en su mirada y cuando iba a decirle que fuéramos por algún adulto, la vi correr a meterse en la pelea. Me quedé quieta en donde estaba, pero no podía dejarla sola. Corrí también para intervenir mientras todos los demás alumnos abucheaban nuestra actitud.
—Saca al chico de debajo —le indiqué a mi amiga, ella estaba tan desesperada que me obedeció enseguida.
Una vez había visto a Jean en esta posición golpeando a un tipo y mi padre lo había sacado de encima de sólo un movimiento, debía poder hacerlo, pero primero debía hacerlo reaccionar.
—¡Trey! —grité, pero no me oyó —¡Trey, suéltalo joder! —volví a gritar, pero parecía cegado.
El chico que estaba debajo de su cuerpo ya comenzaba a no hablar, a no moverse, así que rápidamente me acerqué a Trey, crucé mi antebrazo en su cuello y lo jalé con fuerza hacia atrás consiguiendo que ambos nos cayéramos al suelo, el sobre mí. Crucé ambas piernas en su abdomen mientras él se movía con una fuerza brutal.
—¡Maldita sea, suéltame! —gritó intentando zafarse de mí. Me quedé quieta, sujetando con fuerza su cuello sin asfixiarlo y su abdomen con mis piernas, hasta que comenzaron a cesar sus movimientos.
—¡¿Qué está pasando aquí?! —se oyó la voz de una persona. —¡Dios! ¡Llamen a la enfermera!
Era una profesora.
Todos los estudiantes que antes vitoreaban la pelea comenzaron a irse. Algunos corriendo, otros caminando, pero finalmente nos quedamos Amy, Trey, el chico casi inconsciente en el piso y yo.
Trey cesó sus movimientos completamente y yo fui soltándolo poco a poco hasta que estuve sentada en el suelo sin tocarlo. Él rápidamente se puso de pie, se giró hacia mí y me observó a los ojos, pero no con molestia, sino con una preocupación que vi muy en el fondo de su iris. Quedó perdido por unos segundos, pude notarlo por la forma en como miró a su alrededor, luego cerró los ojos con fuerza y regresó su mirada a la mía.
—Trey Fenti, Pascal Fabregas y Amelia LeChance ¡A la oficina! —nos indicó un inspector con fuerza.
Me puse de pie y sólo podía pensar: <<Estoy muerta, llamarán a papá por intervenir en una puta pelea.>>
Trey seguía callado, con un poco de sangre en la ceja y con los nudillos hinchados, podía notarlo. Miraba a su alrededor y noté que se afirmó de la baranda cuando íbamos bajando por la escalera. Me acerqué lentamente a él mientras Amy caminaba delante de nosotros.
—¿Estás bien?
Él negó con su cabeza y continuó caminando.
Cuando entramos a la oficina estaba esperándonos la directora, nos hizo sentarnos frente a ella como unos criminales y el inspector se quedó en el lugar también. Cerraron la puerta de la oficina y la mujer de cabello cortísimo nos miró con molestia.
—Señor Fenti ¿Podría explicarme qué es lo que sucedió? —preguntó la directora con exasperación —No es la primera vez que es parte de un conflicto de esta magnitud ¿Acaso ha visto como dejó a su compañero?
Trey alzó su vista para mirarla, luego se masajeó la sien.
—Necesito un vaso con agua —dijo.
—¿Qué? —rio la mujer —¿Está tomándome el pelo?
—No —respondí por él —, de verdad necesita un poco de agua.
—Usted cállese —me observó a los ojos. —Trey, habla. Luego tendrás tiempo de ir por un vaso con agua, ahora no.
Él respiró profundo con los ojos cerrados, lo vi afirmarse de la silla y luego continuó:
—Tuvimos una discusión que se salió de nuestras manos.
—¿Nuestras? ¡Acaba casi de romperle toda la cara a su compañero! ¡¿Sabe lo que eso significa?! ¡Expulsión inmediata!
Trey asintió lentamente.
—Lo sé.
La directora se quedó anonadada por la actitud de Trey, pues no estaba discutiéndole, de hecho, parecía satisfecho con ser expulsado o simplemente sabía que la había cagado y no podía hacer nada más.
—En cuanto a ustedes —nos observó —, tú, Pascal Fabregas, has llegado recién este semestre ¿cómo es posible?
—Sólo...
—Ella sólo me sacó de encima de Matt —me interrumpió Trey —. Si Pascal no llega, no sé cómo hubiese terminado todo esto —confesó.
—Amy también —continué —, sólo intervinimos para detener la pelea.
—¿Por qué no fueron por un profesor?
—Porque era demasiado tarde —contestó Amy.
Trey fijó su atención en ella, luego me dio una mirada y regresó a la directora.
—¿Entonces no tuvieron nada que ver con la pelea?
—No —contesté.
La directora nos observó por unos segundos, pero nos creyó, así que nos hizo salir de la oficina dejando sólo a Trey ahí dentro. Apenas estuvimos afuera, miré a mi amiga.
—¿Por qué te entrometiste en una pelea así? —reclamé —¿Acaso no viste cómo Trey estaba golpeando a ese chico?
—¡Por lo mismo! —ella subió el tono de su voz.
—Explícame que no entiendo —fruncí el ceño.
—Trey ya se ha peleado con tipos antes y lo he visto, Pascal. He visto que no se detiene y tienen que sacarle a la persona que está golpeando ¿acaso no viste su cara?
—Si...
—Se transforma, no es él —bajó la voz —. La última vez que lo vi pelear fue fuera de la escuela, ¿sabes entre cuantas personas lo sacaron de encima del tipo? Entre tres —dijo preocupada —, no sé cómo lograste sacarlo tan rápido de encima de Matt ¿Imaginas hubiese sucedido lo peor?
—Pero no pasó —la tranquilicé —, ve a tomar un poco de agua —aconsejé —. Te aseguro que todo estará bien.
Ella asintió, se arregló un poco el cabello y la vi caminar por el pasillo hacia el baño. Respiré hondo intentando aclarar mis pensamientos, pues todo había sido demasiado rápido. Esta ciudad estaba llena de mierda, en cualquier lugar, en la calle y también dentro de la escuela.
Pasaron unos minutos y vi a Trey salir de la oficina junto al inspector, se separaron unos cuantos metros más allá y yo caminé disimuladamente hacia él. Apenas me acerqué lo suficiente él fijó su atención en mí.
—Casi lo has matado —solté.
—¿Está vivo? —me preguntó con seriedad.
—Espero que sí...
Él asintió.
—¿Estás bien? —pregunté.
—¿Qué mierda acabo de hacer? —resopló.
Se sentó en una banca que había cerca y se llevó las manos a la cabeza sujetándola.
—Tranquilo, cualquiera puede estar involucrado en una pelea —lo animé. Me senté a su lado.
—No así —contestó sin mirarme —, soy un puto demente.
Aunque pensaba que probablemente sí, no quise decírselo, pues se veía ¿afectado?
—Claro que no —le dije —, de verdad creo que hay un muy bajo porcentaje de personas que no se pelean en la escuela.
—No quiero pelear, Pascal —confesó, luego alzó la vista y me miró a los ojos.
Sus ojos claros se quedaron en los míos y me apretó el estómago verlo así, pues se veía un chico duro, fuerte y que no sufría por nada, pero entendía, entendía que cargar un peso como el ser hijo del "rey de las calles" era un poco mucho.
—Hey, tranquilo —apoyé mi mano en su espalda y él mantuvo su mirada en la mía como si fuéramos amigos muy cercanos. —Todos somos una mierda a veces, pero está bien, no fuimos creados para gustar a todo el mundo, sino ¿qué demonios seríamos?
Él sonrió levemente, irguió su espalda y asintió.
—Gracias por intervenir.
—Amy fue la de la idea.
—Seguramente ya conoce lo hijo de puta que soy —soltó. —Me iré a casa —lo vi ponerse de pie.
—¿Te expulsarán?
Él se volteó a mirarme, se metió las manos a los bolsillos y sonrió.
—Soy un Fenti, no me echan de ningún lugar, aunque quisiera.
Asentí.
—Seguro entiendes de eso —expulsó y antes de que pudiera responderle, giró sobre sus pies y comenzó a caminar para largarse.
Estaba muy claro que Trey sabía acerca de mí y no quería decírmelo, pues seguramente no le importaba o se veía reflejado de algún modo en mí.
Todo el día lo pasé con Amy oyendo a los demás hablar acerca de la 'súper' pelea de Trey Fenti. Ella quería acercarse a él de cualquier modo para consolarlo o simplemente hablar de lo que había pasado, pero intenté decirle que en ocasiones uno no necesitaba que lo jodieran tanto, pero tanta fue su insistencia que terminé pasándole su número igual.
A la salida de clases divisé a Dan apoyado en su auto esperándonos, Amy me había comentado que iría a buscarla. Me acerqué a él junto a mi amiga.
—¿Qué tal Dan? —le preguntó Amy, besó su mejilla y luego me saludó a mí.
—Todo bien ¿qué tal tú? —le sonrió Dan.
—Hoy, sólo conflictos —resopló Amy —. Trey se peleó con un tipejo.
—Todo está un poco tenso...—comentó él, luego se mantuvo unos segundos en silencio, echó un vistazo rápido a su alrededor y continuó hablando —¿Irán a la fiesta de hoy?
Aunque era viernes no tenía mucho ánimo de salir, pues estaba cansada y la Pascal interior había salido a relucir. Esa que quería llegar a casa a ponerse pijama y ver series.
—Paso —contesté —, no iré.
—¿Por qué? —me preguntó Dan.
—No puedo, papá me pidió que lo ayudara con unos papeles.
—¿Quizá si terminas temprano puedes pasarte? —me animó.
Me encogí de hombros.
—Pues no sé, les avisaré...
Antes de que pudiera despedirme de ambos para largarme a mi casa, oí una moto a mi espalda, rápidamente me giré y lo vi... Luck.
¿Qué hacía ahí?
Lo vi bajar de su moto con anteojos negros, una camiseta roja muy apegada a su cuerpo marcado para ser legal y un short oscuro que le sentaba demasiado bien. Es que Luck tenía muy buena pinta, no podía negarlo, todo lo quedaba bien. Los pantalones, short, esas camisetas y su chaqueta de cuero. Dios ¿es que no tenía un puto defecto? ¡Ah sí! Estaba completamente loco.
Lo vi caminar hacia nosotros con mucha decisión y mi corazón se aceleró ¿qué diablos iba a hacer?
—¡Luck! ¿Qué tal amigo? —escuché a Dan, casi se me cae la mandíbula cuando noté que se conocían.
¿Pero qué demonios? ¿Este chico conocía a todo Bellemore?
Se dieron la mano, Luck se subió los anteojos y observó a Dan a los ojos.
—¿Todo bien para esta noche? —le preguntó Dan.
—Perfecto —le guiñó un ojo.
Noté que Amy estaba hipnotizada mirándolo y yo, la verdad, no entendía qué diablos estaba haciendo ahí.
—¿Qué haces por acá? —preguntó Dan.
—Vine a buscar a Pascal —respondió desviando su mirada hacia mí.
Fruncí levemente el ceño con el corazón contraído.
¿Qué diablos pretendía?
—¿Se conocen? —preguntó Dan abriendo mucho más sus ojos, sorprendido.
—Si... —sonreí con falsedad.
Miré levemente a Amy quien ya estaba mirándome tipo: ¡¿Por qué no me dijiste que cargabas con tremendo bombón?! Me observó a los ojos y entendió enseguida lo que quería decirle.
—Tranquila, te cubro —susurró.
Luck iba a volverme loca, sus idas y venidas sin preguntarle a absolutamente nadie y valiéndole mierda lo que pensaran los demás me tenía en una extraña encrucijada ¿me gustaba o no me gustaba esos impulsos que tenía?
—¿Ya nos vamos, Pascal? —me preguntó Luck.
Asentí un poco descolocada, me despedí de mis amigos y caminé junto a Luck hacia su moto.
—Debes dejar de hacer esto —reclamé con irritación mientras caminábamos.
—No tenía ni un puto chantaje para hoy, Rocky —sonrió.
—¿Dónde iremos? —me detuve frente a su moto mientras él se subía.
—Al río Belle —dijo —¿Te vienes conmigo o no? —alzó una ceja.
Lo dudé por unos segundos.
—Deja que llamo a mi padre.
Él asintió con diversión.
La llamada que le hice a papá fue rápida, le conté que iba a comer a casa de Amy, pues solíamos salir a las doce del día los viernes. Él me creyó y no me hizo gran problema, así que me subí detrás de Luck y me aferré a su abdomen que hoy parecía más duro que nunca.
Primero pasamos a comprar un poco de comida, la pusimos en mi mochila y nos largamos en su moto al famoso río Belle. El camino era cuesta arriba y para no pasar por mi casa, Luck tomó otras calles que yo no conocía, pero estaba comenzando a confiar en él, así que me despreocupé y sólo me aferré a su espalda.
El camino fue silencioso, sólo podía oír el viento chocar con mi rostro y despeinarme el cabello. Iba tan apegada a él que más parecía que estaba abrazándolo.
¿Podía sentirme tan cómoda con una persona que apenas venía conociendo?
La calle que llevaba al fin del mundo despareció de mi campo de visión cuando Luck dobló a la derecha y se insertó en el bosque, bajó la velocidad y esquivó árboles y arbustos mientras más entrabamos. Hasta que el sonido de una cascada me sorprendió. Un enorme río cristalino apareció frente a mis ojos, tenía una pequeña cascada y apenas Luck aparcó la moto me bajé. Era un lugar deslumbrante, lleno de árboles, césped y en medio el río. Un poco más allá me percaté de que en un lugar se hacía una laguna, pues no había corriente, sólo una calmada agua cristalina.
—Esto es...
—Es genial ¿no? —caminó con tranquilidad hacia el lago, lo seguí de inmediato —Recuerdo que la escuela me estresaba y solía venir aquí para olvidarme de matemáticas.
Lo vi sentarse en el césped, buscó algo entre sus bolsillos hasta que lo encontró: un cigarrillo. Lo encendió y se quedó mirando el agua. Lo imité y me senté a su lado.
—¿Cuál es la idea de todo esto? —pregunté tomándolo por sorpresa.
—Verte —contestó con sencillez, luego exhaló el humo de su boca.
—¿Por qué?
Se encogió de hombros mirándome a los ojos.
—¿Fumas?
—No.
Él sonrió de medio lado.
—¿Qué tal tu día en la escuela?
—Pues... un compañero se peleó con otro e intervine para que no lo matara —le conté, él frunció el ceño.
—¿Y el motivo de la pelea?
Me encogí de hombros.
—Ni idea, pero pensé que terminaría fatal si no hacíamos algo.
—¿No te hiciste daño? —me observó por todos lados, las mejillas, los brazos y luego las manos, pero cuando llegó a ellas se quedó mirándolas —¿Y esas cicatrices?
—Un accidente, nada muy importante.
Se dejó el cigarrillo en los labios para afirmarlo y me cogió la mano sin previo aviso consiguiendo que un escalofrío me recorriera la espalda. Sus manos eran mucho más grandes que las mías, sus dedos largos y fuertes. Pero no era ese su objetivo de cogerme la mano, sino que me observó las cicatrices de cerca y frunció el ceño.
—Esto es profundo —dijo aun con el cigarrillo entre sus labios —, son puntos.
Asentí levemente.
—Me caí.
Él rio.
—Claro, y te enterraste un cuchillo en ello.
—¿Por qué no? —sonreí con inocencia, él se quedó mirándome y decidí que, tal vez, no era tan terrible contarle... —Me estaba defendiendo.
—¿De qué o quién?
—En realidad estaba aprendiendo a defenderme.
—¿Quién demonios enseña con un objeto corto punzante?
—El tipo que me enseñaba era drástico —bromeé, pero a él no le causó risa.
—Podrías haber perdido un dedo —dijo con seriedad —¿Por qué tanta obsesión con aprender a defenderte?
Lo observé por unos segundos. No podía decirle, pues seguramente todo se iría a la mierda, sobre todo porque Luck conocía a todo Bellemore y yo sería un blanco fácil si me exponía de esa forma.
—¿Te darías un chapuzón justo ahora? —pregunté cambiando el tema.
—Claro que sí —sonrió.
Sé que notó el cambio drástico de conversación, pero no me lo hizo saber seguramente para no ponerme más incómoda.
Se puso de pie y de un tirón se quitó la camiseta, casi se me cae la mandíbula cuando lo vi de esa forma, a torso descubierto. Estaba demasiado marcado para mi salud mental. Miré sus brazos, su espalda y cuando se giró hacia mí también noté sus pectorales y abdomen.
Dios. Virginidad. Dónde. Estás.
Tenía un brazo tatuado hasta la mitad y también parte de su hombro y cuello. Todo él parecía demasiado para mí.
—¿Vienes? —interrumpió mis fantasías, se desabrochó el pantalón y sólo pensaba en por qué demonios se me había ocurrido la idea de darnos un puto chapuzón.
—No tengo traje de baño —contesté.
—¿Crees que yo sí? —rio.
Se quitó los pantalones quedando sólo en bóxer. Tuve que mirarlo a los ojos para no ser una puta descarada mirándole el bulto debajo de él ni el trasero, pero cuando comenzó a caminar hacia el lago no me detuve. Noté que también tenía las piernas con un par de tatuajes de colores. Este chico sí que iba a matarme de un infarto.
Se metió al agua sin pensárselo ni siquiera un segundo, nadó un poco y luego salió para mirarme desde allá.
—¡Ven! —me gritó.
Quería entrar al agua, de verdad, pero no podía evitar sentirme avergonzada de sólo pensar quitarme toda la ropa y quedar sólo en prendas interiores frente a él. Luck era más liberal, yo no tanto. Yo era más como una señora avergonzada de mirar aquel cuerpo apolíneo de Lucky Luck.
Me acerqué caminando al lago hasta que estuve en la orilla, a él lo cubría el agua hasta la cintura.
—¿Me has preguntado si me daría un chapuzón para que tu no entres? —alzó una ceja.
Era tan guapo. Con el cabello mojado, con gotas recorriendo su piel canela y sus tatuajes de colores.
—Pues no pensé que lo harías tan rápido.
—Hago todo rápido.
Sentí mi cara acalorada.
—Bueno, no todo —continuó. —Hay cosas que merecen más lentitud.
—¿Qué cosas? —sonreí levemente.
Él alzó un poco sus cejas sonriendo, notó que estábamos en la misma sintonía y pareció sorprenderse un poco.
—No puedo decírtelo —contestó —, prefiero que lo averigües.
Suponía que mi rostro ya estaba colorado y acalorado, pues ese idiota estaba logrando que descubriera una parte de mí que creía inexistente. Esa parte cálida de tu cuerpo, esa que necesita besos, abrazos, contención, amor, fuego, llamas.
Cuando estaba decidida a entrar, lo miré a los ojos mientras me observaba con una traviesa diversión y ya estaba suponiendo que apenas me metiera al agua iba a terminar encima de él como una estúpida. Comencé por quitarme las zapatillas y cuando iba a quitarme la camiseta, lo vi hacer un gesto con la mano, la alzó y me indicó: Detente.
Su mirada pasó de mí a una persona que estaba detrás. Lo vi salirse del agua rápidamente y al pasar por mi costado me dijo que me pusiera las zapatillas de inmediato.
Me giré levemente mientras me colocaba las zapatillas con cierta rapidez y temor, hasta que vi a un chico alto, moreno y con mirada dura e intimidante.
—Aquí estás —escuché al chico dirigiéndose a Luck —, justo donde pensé.
—¿Qué ocurrió? —preguntó Luck. Se colocó la camiseta y observó al tipo con cierta indiferencia.
—Mataron a Jaden ¡Mataron a Jaden por tu puta culpa! —gritó el chico.
¿Quién diablos era Jaden?
El rostro de Luck cambió, pero se mantuvo quieto en donde estaba. Lo vi ponerse su short con agilidad y luego metió sus pies en las zapatillas.
—¿Qué? —contestó con confusión —¿Qué demonios pasó?
—Fue a enfrentar a Fabregas por tu maldita culpa ¡¿Por qué demonios nos has traicionado?!
Algo se encendió en mi cuerpo, en ese momento quise meterme debajo de una piedra. Oír mi apellido relacionado a una muerte terminó por asustarme por completa.
—¡Es un imbécil! —se alteró Luck, su semblante cambió al mismo que había visto aquella tarde cuando me defendió del tipejo —Le advertí mil veces que no se enfrentara a él ¡Idiotas!
—¡Tú! ¡Fuiste tú el puto imbécil que nos traicionó!
—Les advertí que salieran de la maldita calle, les dije que las cosas ya no eran como antes. Les dije, ¡¿no?!
—¿Así que ahora te cuidarás solo?
Luck levantó su mentón, se acercó a él con una leve amenaza, sobre todo porque era más alto que el moreno.
—¿De hace cuánto me conoces, Kyle? —preguntó Luck con una calma que no terminé de creerle —Cuido a mi familia, cuido a mis amigos, pero te advertí. Te advertí a ti y al imbécil de Jaden que terminaría de esta forma.
—¡Por un demonio Luck!
—¡¿Sabes qué, Kyle?! Ya es hora de que te des cuenta de que debes salir de esta puta ciudad —le dijo Luck, se acercó levemente a él.
—¡No dejaré a mis amigos botados!
—¡Les darás una maldita oportunidad! ¿Por qué no lo entiendes?
¿De qué estaban hablando?
—Fabregas no tiene la culpa de que ustedes sean unos idiotas —resopló Luck.
De pronto me sentí pésimo. Estaban hablando de mi padre, estaba segurísima. Y yo estaba ahí como una estúpida mirándolos. Tenía el pecho apretado, quería correr, quería largarme de ese lugar, así que caminé hasta mi mochila, la cogí y caminé un poco.
—¿Dónde vas? —oí a Luck.
—Basta de preocuparte por mujeres, Luck —lo enfrentó Kyle.
—Hazme caso, Kyle. Si quieres sobrevivir, vete de aquí lo antes posible —zanjó Luck y luego lo escuché venir detrás de mí. —Pascal, espera.
—¿Qué es todo esto, Luck? —fruncí el ceño con confusión.
—No lo tenía en mis planes, necesito que me acompañes.
—¿Dónde?
—Sólo ven —me dijo. Sacó su móvil y luego comenzó a llamar a quien sabe quién. Cogió la moto, se subió en ella y me indicó con su mirada que me subiera, así lo hice —Hey, soy Luck. En diez minutos estoy allá, no te muevas.
***
Gracias por leer, votar y comentar <3 ¡No dejen de hacerlo porque me gusta y me sirve muchísimo!
BESOPOS
XOXO
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