Capítulo 33: Karma
Estaba tan nerviosa que el camino por el pasillo se me hizo cortísimo. Tenía la boca seca, el corazón me palpitaba en los oídos. Miramos la puerta que nos había señalado Vince y fue Jeff quien giró la manilla hasta que la puerta finalmente se abrió. Tenía las manos en puños y mi mirada cayó directo a la cerámica bajo mis pies. El cálido ambiente de la habitación no me ayudó para sentirme menos nerviosa y, armándome de valor, alcé la vista y vi las paredes claras, luego una televisión colgando y una gran ventana al costado de la camilla.
—¡Jeff! —la voz de Luck me descolocó. Sonaba tan alegre. De inmediato mis ojos chocaron con los de él, quien me observó, pero rápidamente pasó su mirada hasta su hermano. Tenía su brazo conectado a medicamentos, un parche al costado de su cabeza y su brazo izquierdo sostenido con una malla. Tenía un par de heridas en la cara y su labio hinchado me recordó a sus peleas. Estaba sentado, su mirada era distinta a la que yo conocía.
—Luck —sonrió Jeff con nervios, luego se acercó Vis y se abrazaron un poco. Ambos parecían felices de verlo, pues Luck estaba vivo y su accidente no había sido completamente fatal —¿Cómo están? ¿Cómo me veo? —pregunto Luck con una sonrisa que me apretó el estómago. Parecía estar de buen humor. Y yo todavía estaba congelada en una esquina de la habitación.
—Como la mierda —contestó Jeff.
—Pues lo estoy —volvió a reír —No sé qué mierda ocurrió...
—Tranquilo, ya lo entenderás —se adelantó Vis con las comisuras de sus labios levemente alzadas.
—Vienen acompañados —dijo Luck alzando sus cejas, luego cerró los ojos con fuerza casi recordando de que en una de ellas tenía una herida.
Mi estómago se apretó mientras Jeff y Vis me dieron una mirada rápida. Y, al ver que yo no hacía nada, Vis se adelantó.
—Si. Ella es Pascal.
Luck me observó un poco más.
—¿Algo que no recuerde de ti? —preguntó en tono de broma y yo tragué duro.
—En realidad, sí —le habló Jeff.
Luck se movió inquieto, luego su rostro cambió, enseriándose.
—Lo lamento —soltó y yo sólo guardé silencio, como una idiota. —¿Eres la novia de Vis? Te pregunto porque Jeff no tendría novia en cien años —sonrió tan honestamente que sentí un brinco en el corazón. Ay no. Sentí mis ojos aguarse y él notó eso. Sus labios formaron una línea recta y el silencio se apoderó de la habitación. Negué rápidamente con la cabeza y no pude evitar girar sobre mis pies y salir de la habitación.
Sentía que me estaba ahogando y apenas cerré la puerta a mis espaldas, me apoyé en la pared para no caerme. El llanto se quedó en mi garganta y luego exploté. Comencé a llorar en medio del frío pasillo solitario mientras los recuerdos me invadían por completo. Sentía mucha impotencia, muchísima culpa y un dolor desgarrador en el corazón. Por un momento pensé que no lograría detenerme, que no lograría respirar bien.
¿Cómo podía haber sido así de ciega?
Luck era la persona más importante de mi vida y le había entregado todo lo que tenía. Y ahora no me recordaba. No recordaba que me conocía, ni que me defendió en varias ocasiones, ni menos que pasamos la noche juntos en su departamento. No recuerda que lo quiero, que lo quiero muchísimo. Más que a mi vida. Ni menos recuerda que yo fui el maldito motivo por el cual tuvo este puto accidente. Había sido una tonta por pensar que Ryan podría hacerme olvidarlo... si tan sólo ese día que había golpeado a Ryan con rabia yo lo hubiese entendido o aceptado... nada estaría pasando ahora. Soy la maldita culpable de que esto esté ocurriendo...Dios ¿cómo voy a vivir así?
—¿Qué hice mal? —oí la voz de Luck desde adentro de la habitación.
—Pascal no es mi novia, Luck —respondió Vis en un tono serio —. Mira...no voy a contarte su historia porque no la tengo muy clara, pero...ella es tu novia, en realidad, exnovia.
—¿Cómo?
—Si. Las cosas no terminaron bien hace poco...—agregó Jeff.
—¿Me estás jodiendo? —su voz estaba confundida, él realmente no lo creía —¿Mi exnovia?
—Sé que es muy extraño para ti, pero no vamos a mentirte...no ahora que ocurrió esto y... —continuó Vis.
—Y que corremos el riesgo de que te bloquees y no recuerdes nada nunca más —finalizó Jeff.
—Demasiada información —los detuvo Luck.
Luego de unos cuantos minutos Jeff salió de la habitación y me encontró sentada en la cerámica hundida en mis lágrimas. Me ayudó a ponerme de pie y me observó a los ojos.
—Todo estará bien, Pascal. De verdad.
—Él no...él no me recordará nunca —me quebré una vez más y él sin pensárselo demasiado me abrazó. Su cuerpo se parecía tanto al de Luck que me dolió aún más el corazón tenerlo tan cerca.
—Vamos, ven afuera, tienes que calmarte un poco.
Caminamos en silencio hasta la sala de espera en donde Jean se puso de pie en cuanto vio en el estado que estaba. No le importó si alguien me preguntaba algo, sólo me cogió de la mano y me sacó del hospital para beber algo que me tranquilizara.
——
Cuando estuve un poco más tranquila, ya me había tomado unos cinco tés e intentaba digerir todo lo que estaba ocurriendo. Decidí, junto a Jean, subir a la sala de espera y enfrentar de una vez la realidad. Vis se quedó mirándome por un momento.
—Luck quiere hablar contigo —me dijo y yo me quedé helada. —Él me lo pidió...le he explicado un poco sobre ustedes, Dan también pudo entrar para hablar con él un rato. Pero me detuvo cuando comencé a contarle el motivo del accidente. Él sólo quiere escucharte. Está un poco perdido, no sabe en quién confiar.
—No es necesario que vayas si no quieres —oí la voz de Trey. Él me había visto muy mal. Casi tan mal como lo estaba él —Sabemos cuánto lastima que...
—Voy —lo interrumpí. No me importaba en ese momento salir lastimada... menos si se trataba de Luck que yo lo había lastimado tanto. Me armé de valor y caminé por el pasillo asumiendo que me enfrentaría a los fríos ojos de Luck Fenti una vez más.
Golpeé con cautela y cuando oí su voz entré en la habitación cogiendo una gran bocanada de aire.
Sus ojos hicieron contacto con los míos y mi corazón se aceleró de inmediato. No pude evitar sonreírle para fingir mi estado deplorable. Cerré la puerta a mis espaldas y me acerqué temblorosa a la camilla en donde estaba semi sentado.
—Vis dijo que querías hablar conmigo —comenté.
—Supuse que tú también querías hacerlo —me contestó clavando su fuerte mirada en la mía. Su personalidad avasalladora no cambiaba.
—Sí.
—Nada pues... sólo quería saber quién eres —me dijo con cierta inseguridad en la voz —. No recuerdo cómo nos conocimos ni menos por qué terminó todo... y creo que está demás pedirte que seas honesta —tragué duro porque me entraron ganas de llorar otra vez, pero me aguanté como una campeona. Él ahora estaba siendo otro Luck, uno totalmente ajeno a lo que yo conocía. Me rompía el corazón verlo...—Vamos, no te quedes ahí como una roca, siéntate. Tenemos mucho tiempo para hablar —insistió.
¿Cómo iba a contarle todo sin largarme a llorar?
Yo era frágil. Él lo había admitido y yo también.
¿Por qué me hacía enfrentarme a una cosa así?
—Bueno... no es tan fácil...no para mí —contesté con la voz temblorosa. Me aguanté las lágrimas, pues no quería que él me viera llorar una vez más.
—Lo supuse —contestó él.
Respiré hondo.
—Nos conocimos en...—estaba decidida a comenzar, pero la puerta de la habitación se abrió dejándonos ver al médico de siempre. Nos sonrió a ambos, luego me explicó que debía chequear unas cosas con Luck y tuve que salir de la sala.
Estando en el pasillo intenté calmarme, no podía hiperventilar justo ahí. Tenía que estar calmada, por él...por todo lo que le había hecho y por la maldita pesadilla que estaba justo frente a mis ojos.
Cuando el médico salió de la sala, se quedó mirándome y antes de admitirme volver a entrar, me habló:
—Disculpa ¿cuál es tu nombre?
—Pascal.
—Pascal... —repitió por un momento, pensativo. —¿Tú eres de Luck...
—Amiga...exnovia, en realidad.
—Él repitió muchas veces tu nombre antes de que despertara sin recordar nada —confesó y a mí se me apretó el estómago —. A veces son reflejos...pero bueno. Si vas a contarle algo a Luck intenta ser cuidadosa con tus palabras, no lo sé, poco a poco él irá recordando cosas con terapia. No queremos que sufra un bloqueo por tanta información. Sin presión.
¿Sin presión? ¿En serio?
—Cuando nos enamoramos, una acción, un gesto o una palabra pueden hacer milagros o bien... causar catástrofes.
Respiré profundo.
—Seré cuidadosa.
Él asintió, me dio unas palmaditas en el hombro y continuó con su camino.
Entré nuevamente a la sala sintiendo una presión en el pecho. Quería cuidar mis palabras, mis gestos e incluso la forma en cómo lo miraba. Lo último que quería era bloquear sus emociones o sus recuerdos. Quería ser un camino por el cual él pudiera salir de ese agujero negro de su cabeza, no un laberinto.
Luck se quedó mirándome apenas entré, le sonreí levemente y caminé hasta estar cerca. Me senté en una silla al costado de su camilla y no pude evitar sonreír como una idiota por los nervios. El antiguo Luck lo hubiese notado, él de ahora... claramente no.
—¿Ahora está bien? —me preguntó.
—Si, claro. Dime, prefiero que me preguntes lo que quieres saber.
Eso me parecía mucho más fácil, así podía seleccionar la información antes de contársela. Él me observaba inocente, con ingenuidad en su mirada y una clara curiosidad, en cambio yo estaba con cara de póquer, sonriéndole. Pero por dentro estaba destrozada, cayéndome a pedazos. Quería llorar, pero sólo debía quedarme escuchándolo con una sonrisa.
¿Qué pensaría él si me largo a llorar? Pensaría que seguramente estoy volviéndome loca...pues no sabe nada de mí.
Me armé de valor y lo observé a los ojos con una sonrisa frágil.
—¿Cómo nos conocimos? —lo oí.
Recordé ese día luego de la escuela y sonreí en silencio mirándolo.
—Llegué este año a Bellemore —le conté —. Un día a la salida de la escuela...porque si, en ese entonces todavía estaba en mi último año —le dije y él esbozó una pequeña sonrisa, de seguro pensaba que era una niñita (como siempre) —. Estabas sentado en una solera al costado de tu moto, seguí caminando y un tipo quiso robarme o meterme en su auto, no sé...pero me defendiste —dije y él alzó sus cejas, sorprendido —Yo ya tenía todo bajo control, claro, pero llegaste y me defendiste del tipo. Fue la primera vez que nos vimos.
—¿Lo tenías bajo control?
—Pues claro... —bromeé. Él sonrió, pero poco a poco su sonrisa fue desvaneciéndose. —¿Qué ocurre?
—Nada. No me siento bien con esto —confesó y a mí se me apretó el estómago —. Me siento fuera de lugar, como si nada de lo que estás contándome fuera de verdad. No te conozco y... no sé quién eres...no estás en mis recuerdos y no puedo creer que haya pasado esto. Cuando te vi entrar con mi hermano y Vis, pensé que te conocía ¿sabes? Pero no estás ahí... te busco en mi memoria y no estás. Y quizá nunca estuviste.
<<Se fuerte>>
Sentí mis ojos cristalizarse y el nudo de mi garganta regresó. Y no pude más.
—Luck... cometí un error.
Él arrugó el entrecejo.
—¿De qué hablas?
—Cuando estábamos juntos apareció una tercera persona entre nosotros —le conté con la voz temblorosa —. Comenzó a fastidiarme un poco y un día al salir de mi escuela de inglés vi que estaban peleándose. Tú lo golpeabas descontrolado y yo me asusté muchísimo. Tu estabas fuera de lugar, no te había visto nunca así y... —respiré hondo —. Esa misma noche rompimos... se rompió todo entre nosotros porque sentía miedo de esto... de lo que te pudieras convertir por mi culpa. Y pensaba, ingenuamente, que podía salir de este mundo...
—¿Cuál mundo? —frunció el ceño.
—Soy hija de Tony Fabregas, por cierto.
Él alzó las cejas, sorprendido.
—Gran detalle te guardabas.
—Lo lamento.
Él sólo se quedó observándome.
—Cuando tú y yo nos alejamos, me acerqué a Ryan... el chico que golpeaste. Una noche nos viste juntos y fuiste a mi habitación. Estabas enfadado y muy decepcionado de mí. Yo sólo me encargué de alejarte... y esa noche Dan me llamó para contarme que habías tenido un accidente —una lágrima traicionera me recorrió el rostro y yo la sequé —. Estoy muy arrepentida por todo lo que te dije. De no haberme quedado contigo...estoy tan arrepentida de haber escogido a Ryan. Me siento una idiota ¿sabes? Me siento una idiota por creer que algún día podía escapar de esto cuando en realidad no quiero hacerlo...Y te amo Luck. Y sé que es muy tarde para decírtelo —bajé la voz, pues las lágrimas ya estaban invadiéndome y me costaba hablar con claridad —. Me siento muy culpable por toda la mierda que está pasando porque quizá...quizá si esa noche me hubiese quedado contigo...esto no habría terminado así. Si hubiese hecho a un lado mi orgullo, esto jamás estaría pasando.
Me llevé las manos a la cara, me sequé las lágrimas y por un momento odié lo frágil que podía llegar a ser. Tenía mucha rabia por no soportar estar fuerte frente a él. Luck estaba observándome fijamente, podía sentir su mirada sobre mí y seguía sorprendido.
—"Volverás a mi lado, Rocky, y ya será demasiado tarde" —repetí sus palabras y él frunció el ceño —Eso fue una de las últimas cosas que me dijiste... y tenías razón. Todo era cierto...mírame ahora, Luck. Ya es tarde.
Luego de un silencio avasallador, oí que se acomodó en la camilla.
—¿Crees que fue tu culpa que yo haya tenido este accidente? —me preguntó seco. Yo asentí sin mirarlo...porque no podía enfrentarme a él una vez más. Le había confesado todo y, aún así, de nada valía. —No lo creo...cada uno toma sus propias decisiones ¿no?
—Pero...
—Pero nada —zanjó y yo fruncí el ceño mirándolo. —Quiero contarte algo que no se lo he dicho a nadie todavía. A nadie más que al médico, claro —dijo y yo di un respingo observándolo —Lo último que recuerdo es que Vis estaba gritándome... no sé qué ni donde estábamos...sólo me gritaba. Luego creo que cogí mi moto y... —se me apretó la garganta. —No se lo digas a nadie todavía ¿sí?
—En secreto se quedará —contesté.
Nos quedamos por un momento en silencio y él se adelantó para hablar.
—Pero no todo es tan malo —lo oí —. Dime ¿qué piensas hacer con Ryan?
Arrugué el entrecejo, extrañada.
—Hablas como si supieras del tema.
—Pues...así debe ser ¿no?
—No.
—¿Por qué?
—Porque no te debes forzar. Si no recuerdas algo, no finjas. No te hará bien.
—De acuerdo —continuó —. Es sólo que no quiero verte llorar otra vez.
—Lo...lo siento. No lo haré más.
—De todas formas, quiero saber sobre Ryan —dijo con una sonrisa. Seguía teniendo mucha personalidad y hablando de todo sin pelos en la lengua —. Seguramente será bueno que seamos amigos.
—¿Amigos? —alcé las cejas.
—Si antes nos conocíamos...no es malo recuperarte.
—Nunca fuimos amigos. No pasamos por esa etapa —confesé.
Él apretó su mandíbula, tenso.
—Es lo máximo que puedo hacer en este momento —contestó seco y yo me sentí mal —. No puedes esperar, ni tampoco yo, que comience a decir que estoy enamorado de ti... pues no te conozco. O quizá sí, no sé. Pero no sé quien eres ahora y...y no puedo sentir eso de un momento a otro —su voz me hacía sentir cada vez más frágil, pero era cierto...y lo entendía. —Soy un imbécil con las chicas, pero eso ya debes saberlo ¿no? No te sientas desafortunada porque no te amo, de hecho, deberías sentirte muy afortunada porque no me he fijado en ti.
Sus palabras me destrozaron. Sobre todo, porque recordé lo difícil que había sido para él aceptar que estaba queriéndome, aceptar que estaba enamorándose de mí luego de haber sufrido la pérdida de su madre y quedar en el vacío. Ahora todo volvía atrás y ni siquiera era igual, pues ahora no sabía nada de mí. Sólo soy una chica desconocida frente a él que dice conocerlo, pero nada más que eso. Y sabía, muy en el fondo, que él había deseado olvidarme... y su motocicleta se lo había concedido.
—Tienes razón —hablé intentando ser fuerte —. Seamos amigos.
No quería alejarme de él y ser su amiga era la única manera de tenerlo cerca e intentar que todo regresara a la normalidad. Ni siquiera me imaginaba a Luck con una amiga, pues... ya verás... todas terminaban en su cama.
—Gracias. La verdad es que no quiero sentirme presionado —me observó.
—No te sentirás presionado —aseguré.
Pero no sabía si podría cumplir esas palabras.
——
Luego de unos días en que no vi a Luck supe que le habían dado el alta y que iría a casa. No recordaba algunas cosas, así que fue a parar a casa de Norman antes que a su departamento que había comprado gracias al dinero de las carreras y de papá. Sentía que estábamos alejados, y era cierto, pues no recordaba nada de mí y yo todavía no encontraba la excusa para acercarme de una forma que no pareciera invasiva.
A Trey le pareció buena idea que el día en que llegaba Luck a casa de los Fenti fuéramos todos para verlo, quizá comer algo rico e intentar conversar con él. El doctor había sido enfático cuando señaló que debíamos ayudar a Luck poco a poco. Y Trey quería eso. Y que a él le pareciera bien que yo estuviera me sorprendió, así que no me negué. Papá y Jean se abstuvieron de ir, ninguno de los dos quería presionar a Luck, menos mi padre que era Tony Fabregas y Luck no tenía ni idea de todo lo que habían pasado juntos.
Luck se veía distinto a cómo lo había conocido alguna vez, pero se veía feliz. Sonreía, hablaba con Trey animadamente acerca de las carreras y también bromeaba con Vis sobre algo que no alcanzaba a oír. No sabía si mi presencia ahí estorbaba, pero me sentía incómoda y fuera de lugar. Aun así, me aferré a Dan, pues Luck tampoco recordaba muchas cosas de él. Sabía que lo conocía, pero no sabía que se habían convertido en una clase extraña de "amigos".
—Hey Pascal —oí la voz de Norman despertándome de mis pensamientos.
Estaba sentada oyendo como todos hablaban y mis ojos estaban fijamente en Luck, quien no me miraba. Parecía invisible para él. Saqué mis ojos del pelinegro y los fijé en Norman.
—¿Quieres gaseosa?
—No, gracias.
Esta vez si sentí la mirada de Luck sobre mí, así que lo observé en la distancia. Él se mantuvo mirándome y fui yo quien desvió sus ojos hasta Dan. No soportaba verlo y no poder hablarle como antes.
—Se ve feliz —me dijo Dan, luego se echó una papa frita a la boca.
—¿Crees que esto debía pasar? —bajé la voz.
—¿Qué cosa exactamente?
—Olvidarme para ser feliz...
—Claro que no —respondió otra voz. La voz de Jeff, quien había oído de entrometido nuestra conversación. —Todo estará bien —me guiñó un ojo y yo sólo asentí algo avergonzada.
Luck y Trey se acercaron a nosotros, se sentaron en frente y se unieron a la conversación que habían creado Jeff y Vince acerca de la terraza. Norman se había ido a su oficina a resolver una "situación" dejándonos a todos ahí.
—¿Millie vendrá? —le preguntó Jeff a Trey.
—¿Millie? —se adelantó Luck frunciendo el ceño, luego observó a Trey con burla. —¿Cómo que Millie?
—Al fin se atrevió, Luck —le contó Jeff con una sonrisa en la cara.
—No me lo creo —continuó Luck, burlesco.
—Ya, no es para tanto —Trey rodó los ojos.
—¿Celebramos esto en algún momento?
—Que idiota ¿Por qué íbamos a hacerlo? —reclamó Trey.
—Porque eres un lento de mierda, por ejemplo —se burló. Todos rieron, hasta a mí me causó risa.
—Si vendrá Millie en un rato —contestó Trey con seriedad, pero en el fondo tenía una risa guardada, podía notarlo en sus ojos.
Hablaron de cientos de cosas de las que me sentí ajena. De algunas fiestas, de algunas carreras y también fueron osados en contarle a Luck algunas cosas que habían pasado y que él no recordaba, como, por ejemplo, que había conocido a mi padre y hasta que había trabajado con él. Luck se vio confundido por un momento, pude verlo en sus ojos, pero fingió muy bien con una sonrisa. Luego de un rato lo vi ponerse de pie y salir a solas a la terraza.
—Es bueno tenerlo aquí —opinó Vince —. Pudo haber sido peor.
Respiré hondo y con toda la audacia del mundo me puse de pie. Todos me observaron, pero ninguno me dijo nada ni tampoco me siguieron. Abrí la puerta por la que hace unos segundos había salido Luck y fui hasta allí. Él oyó la puerta, pero no se giró. Estaba mirando el bosque detrás de la casa mientras fumaba un cigarrillo. Se veía tan imponente así, que cuando me acerqué a él para colocarme a su lado, me sentí pequeña.
—¿Estás bien? —le pregunté.
—Muy bien.
—¿Seguro?
Esta vez me observó.
—Estoy confundido.
Asentí silenciosa.
—¿Qué ocurrirá si nunca recuerdo nada?
Su pregunta me llegó al corazón, tanto que sentí la punzada atacándome, pero él no necesitaba saber lo mal que me sentía con eso ni tampoco que mi respuesta sería algo como: "Se iría todo a la mierda". Así que sólo lo miré a los ojos con seguridad.
—Pues nada —respondí —. No te angusties por eso, sólo vive tu vida, Luck.
Y me dolió.
Me dolió decirle que viviera su vida, pues yo no estaba ahí. Yo no era parte de su ahora nueva vida.
Las comisuras de sus labios se alzaron levemente, le dio una última calada a su cigarrillo y lo apagó.
—Gracias —me dijo.
De pronto un mensaje sonó en mi móvil y ambos nos sobresaltamos, lo saqué de mi bolsillo y lo desbloqueé, era un mensaje de Jean. Fruncí el ceño y lo abrí siendo muy consciente de que Luck estaba a mi lado y podía leer sin ningún problema lo que me había enviado.
Jean: Mira lo que te llegó
Jean te ha enviado una foto
Abrí la imagen y lo primero que vi fue un arreglo floral. Todo era rosas, muchísimas rosas rojas y blancas. Era gigantesco y estaba en la puerta de casa. No sé que cara tenía, pero no pude evitar suspirar. Luego envió otra fotografía de una tarjeta, la abrí de inmediato y ahí se extendía: "De: Ryan, Para: Pascal"
No fui capaz de responderle nada, sólo bloqueé el móvil y oí la sonrisa de Luck a mi lado, de inmediato lo miré.
—Es un bonito arreglo de rosas —me dijo y yo asentí no muy convencida —. Lástima que las odias.
Algo se encendió en mi corazón. Sentí que se me cortó la respiración.
—¿Cómo?
—¿Qué?
—¿Has dicho que odio las rosas?
—Si...
—¿Cómo lo sabes?
—Lo he visto en tu cara hace dos segundos —dijo. De inmediato me sentí decepcionada, por un momento pensé que lo había recordado... que había recordado que odiaba las rosas y que, en realidad, prefería las margaritas. —¿Por qué? ¿Las odias de verdad?
—Sí. No me gustan —bufé.
—Se está esforzando —comentó refiriéndose a Ryan, yo resoplé con una sonrisa irónica. Dios. Ni en mis peores pesadillas había oído a Luck compadeciendo a Ryan... ¿qué era esto?
—Da igual —fue lo único que pude responderle.
—¿Y sigue siendo tu novio?
—Nunca fue mi novio.
—¿Querías que lo fuera?
—Pensaba que sí —contesté sintiéndome una idiota.
—Ahora puedes intentarlo y...
—No —lo corté abruptamente. Él se quedó mirándome, sabiendo en el fondo que había cometido un error en su comentario —No. No quiero intentar nada, Luck. Y por favor...
—¿Por favor qué?
—Nada. Olvídalo.
—Dime —insistió.
—Nada. Sólo...sólo no trates de querer ayudarme con él.
Él quedó descolocado ante mi comentario y sólo asintió. Yo en cambio me sentí muy mal, pues no podía exigirle una cosa así, pero tampoco podía soportar oírlo hablarme de esa manera. Respiré hondo, lo observé una vez más y decidí entrar a casa.
——
Ryan siguió insistiendo muchísimo, me enviaba mensajes, me llamaba y en la escuela de inglés intentaba acercarse a mí, pero yo lo evitaba a toda costa. No quería verlo, no quería enfrentarme a él. Cuando lo veía me sentía muy culpable, florecía nuevamente todo el dolor que me causaba que Luck no supiera nada de mí.
Un jueves me enteré de que Luck saldría con Dan y Vis para almorzar, me invitaron y aunque pensé mil veces acompañarlos, me arrepentí. Preferí quedarme toda la tarde en casa, hundiéndome en mi almohada. No entendía cómo ellos podían seguir tan normalmente cuando todo parecía ser un desastre.
No sé qué estaba encargándose de hacerme sentir horriblemente culpable y sola. Cada día que pasa siento que estoy alejándome de todos. Millie intenta llamarme, hablar conmigo y decirme que todo estará bien, pero nunca está bien, no está mejor y eso me vuelve loca. Cada día siento que pierdo más a Luck. Él de verdad está alejándose de mi vida. Él está regresando a las carreras, a las fiestas, a sus antiguos amigos y a su vida, pero yo no estoy ahí. No encajo. Y eso me tiene destruida.
No quería admitírselo a nadie, pero cada noche me quedo dormida llorando, pidiéndole a lo que sea que hubiera en el cielo que Luck recuerde. Le pido a ese Dios que curó la herida que dejó mi madre que me tenga un poco de lástima ahora y haga que Luck recuerde algo de mí. Sé que Jean está consciente de mi dolor, de mis noches de angustia y de mi poco apetito. Había estado un par de noches acercándose a mi habitación y diciéndome que me entendía, pero sé muy bien que no puede entenderme porque no está en mis zapatos, sólo siente lástima de mí porque me quiere muchísimo...
La persona que amo no me recuerda, el chico del que estoy completamente enamorada no sabe quien demonios soy. No sabe nada de las veces en que me protegió, no sabe de la vez que se sinceró y me dijo que estaba enamorado de mí. No sabe que arriesgó su vida por mí ni menos las noches en el tejado bebiendo chocolate caliente. Soy una completa desconocida para él y es prácticamente como si se hubiese muerto, como si lo hubiese perdido completamente... porque ni siquiera tengo chance de hacer que se enamore de mí otra vez. Quiero darme por vencida, seguir adelante, de asumir que la cagué y ya nada volverá atrás, pero no puedo... no lo logro. Hay algo que no me deja alejarme, simplemente no puedo hacerlo.
Nunca había fingido estar bien por tanto tiempo. Nunca había fingido una sonrisa cuando en realidad lo único que quería era llorar todo el día. Y mi subconsciente tampoco me ayuda, sólo se encarga de bajar mi autoestima, de gritarme por las noches lo estúpida que fui, las cosas que pude haber hecho bien para evitar este sufrimiento. Y no entiende cómo me siento con eso. No entiende que yo sólo quiero retroceder el tiempo, tener a Luck junto a mí para abrazarlo, darle besos, hacer panqueques y beber chocolate caliente. Para vivir cada uno de sus infiernos una y otra vez si es necesario. Ya no me importaba... al diablo con sus demonios. Lo quería conmigo y no estaba segura de poder soportar tanto dolor.
***
¡Espero que nos volvamos a leer el miércoles! Pero como ya saben... no tengo los capítulos escritos como antes jiji
No olviden sus votos y comentarios, me alegran toooodo el día <3
BESOPOS
XOXO
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro