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Capítulo 31: Última oportunidad


PASCAL

¿El orgullo puede ser más fuerte que el amor?


Pasaron un par de días desde la cita que había tenido con Ryan y me estaba costando un poco asumir que ya había cortado todo tipo de comunicación con Luck. Él había sido claro al decirme que no vendría por mí y yo no era lo suficientemente consciente de lo que mi orgullo podía hacer. Claramente yo tampoco lo buscaba, sólo estaba centrándome en salir bien de esta situación.

Después de que Ryan me insistiera por un par de días para ir a cenar, acepté. Habíamos estado un poco más cercanos, sobre todo porque las clases habían comenzado y nos encontrábamos casi siempre en algún horario. Le había dicho que no me gustaba ir a cenar a lugares sofisticados ni menos silenciosos, que prefería caminar o un helado...quizá papas fritas, pero él insistió tanto con la cena que acepté. Tampoco quería hacerlo sentir mal, pues sabía que él no lo hacía con una mala intención.

Ya se me había hecho costumbre ver las áreas más adineradas de Bellemore junto a él, así que cuando Ryan aparcó su auto en un restaurant lujoso no me sorprendió en lo absoluto. Todo estaba silencioso, las luces bajas y mesas cuadradas y elegantes.

—¿Ryan Offerman? —le preguntó un garzón en cuanto estuvimos adentro. Mi acompañante sonrió con entusiasmo.

—Si ¿mi mesa está lista?

—Claro que sí, acompáñeme.

Resoplé sin que él se diera cuenta y los seguí hasta que llegamos a una mesa alejada de las demás. El garzón nos ofreció las cartas para escoger la comida y se largó para dejarnos tranquilos.

—¿Qué pediremos? —me preguntó Ryan apoyando la carta en la mesa y fijando toda su atención en mí.

Me encogí de hombros, desinteresada.

—Lo que sea.

—¿Segura?

—Sí.

El silencio que se metió entre nosotros me pareció incómodo, pero él no pareció tomarlo de esa manera. Sólo llamó al garzón con la mano y cuando el chico estuvo a nuestro costado, pidió el menú principal. Tragué duro.

—Debe ser delicioso, es el mejor restaurant de Bellemore —opinó Ryan rompiendo el silencio.

—Nunca había venido.

—Es el más caro de Bellemore, en realidad.

—¿Y qué hacemos aquí? —fruncí el ceño.

—Sólo quería enseñártelo.

—Ryan, no me interesa el dinero que puedas gastar en mí —solté y él pestañeó mirándome, sorprendido.

—Es para que entiendas, Pascal, que mi dinero no es nada comparado contigo.

Dios...

¿Eso había sido un cumplido? ¿Una frase célebre para un libro?

Guardé silencio mirándolo con incomodidad, luego giré mi mirada al gran ventanal que me enseñaba las calles vacías de afuera y autos lujosos aparcados alrededor.

Cuando la comida llegó, estuve agradecida de que era algo que me gustaba, pues odiaba los menús principales.

—¿Te gusta? —me preguntó mirando mi comida y luego mi rostro.

—Si... —contesté sonriendo sin demasiadas ganas.

Mientras cenábamos, el tema de conversación se centró en su casa, su familia, el auto que quería comprarse porque ya no podía usar más el de su padre, lo que quería estudiar...un sinfín de cosas más que no terminé de escuchar. Quería oír algo interesante, algo fuera de lo común, pero no fui insistente, sólo lo escuché con atención e intenté preguntarle al respecto. Me sorprendía lo poco que hablábamos de mí, pues ni siquiera estaba enterado de si Jean era realmente mi hermano o a lo que se dedicaba mi familia...

—Pascal. Quiero confesarte algo —lo oí. Luego, lentamente, apoyó su mano sobre la mía en la mesa. Me tensé por completa.

Me imaginé esa escena en las películas románticas, en donde están cenando de lo más felices y él le pide matrimonio justo con la mano así. Casi me dieron náuseas.

—Dime —sonreí fingiendo.

—No es tan... fácil —sonrió con nerviosismo.

<<Luck jamás estaba nervioso>>

¡Lo sé, consciencia, gracias!

—Lo fácil nunca es bueno —los ojos cafés claro de Luck se atravesaron por mi cabeza. Sus idas a mi casa, sus sonrisas en el tejado, las margaritas...

—Me gustas. Mucho —soltó y yo me quedé helada. Sabía que se vendría algo así y sabía que él gustaba de mí... por eso él quería sorprenderme con estas cosas extravagantes y demás, pero no pude tragarlo bien. No quería que lo dijera en voz alta...yo era feliz sólo con que él lo supiera en su mente. Pero ahora era real y esa confesión estaba entre nosotros.

—¿En serio? —fue lo único que pude decir. Luego aclaré mi garganta porque la voz me había salido muy aguda.

—Claro que sí —sonrió él —. Y quiero saber qué piensas.

Bajé la mirada a mi plato, luego la alcé...y por primera vez...estaba nerviosa.

—No...no sé...yo...no puedo, en realidad, no puedo decirte que me gustas porque no...no es así ¿sabes?

—Pero puedo intentar conquistarte —se adelantó.

—Claro...podemos conocernos, eso sí.

—Ya nos conocemos ¿no crees que podemos intentarlo?

—¿Intentar qué? —pestañeé incrédula.

—Estar juntos —dijo de pronto y a mí se me apretó el estómago.

Quité la mano de debajo de la suya para marcar un poco de espacio y él sólo se mantuvo seguro de lo que había dicho.

—Creo que...necesito un poco de aire —le dije y él frunció el ceño. Hice el ademán de ponerme de pie y él me siguió con la mirada.

—De acuerdo, pago y salgo enseguida.

Asentí.

Caminé rápidamente hasta estar afuera. Cuando el frío aire hizo contacto con mi rostro, respiré profundo asimilando todo lo que estaba pasando. No estaba tomándome bien lo que me había propuesto Ryan y no sabía cómo espantar esas ganas de correr. Todo me estaba dando vueltas y los recuerdos de Luck comenzaron a atacarme ¿acaso no podía dejarme en paz? Sus ojos, su sonrisa, su mirada y su voz burlesca. Sus músculos tensos cuando lo abrazaba y su respiración tranquila cuando dormía. Su voz controlada cuando me decía "Te quiero, Rocky". Esa personalidad extraña, irónica, divertida...Ay Dios.

Miré a mi alrededor como si eso fuera a ayudarme en algo. Su recuerdo estaba pegado en mí como una imagen viva y no podía quitármelo. Quería empujarlo lejos, no tenerlo pegado a mi corazón con tanta fuerza.

—¿Estás bien? —oí la voz de Ryan sobresaltándome. Me giré para mirarlo, estaba muy cerca, más de lo habitual. Tanto que tuve que alzar mi cabeza para mirarlo a los ojos.

—Si. Estoy bien —contesté regulando mi respiración y volviendo a mi tono de voz.

Era tan mala para estas situaciones.

—¿Qué dices? —insistió.

—¿Sobre qué?

—Estar juntos...intentarlo —apoyó sus manos en mis hombros, luego viajaron a mi rostro.

—No lo sé.

—Prometo jamás hacerte daño, Pascal, hacerte feliz. Si, voy a hacerte sonreír todos los días. Tendrás todo lo que sueñas a mi lado —me acarició levemente la mejilla con su pulgar —De verdad no vas a arrepentirte.

Tenía la garganta apretada, tanto que parecía estar asfixiándome. Lo observé en silencio y di un largo suspiro intentando que mis pulmones se llenaran de valentía. Lentamente acercó su rostro al mío y luego cerró los ojos. Deslizó su mano hasta mi cuello y de inmediato sentí mis hombros tensos. Sin embargo, no pude detenerme, sólo me quedé congelada cuando sus labios tocaron los míos. Pensé que iba a ser distinto, pero no lo fue. Me decepcionó no sentir nada, no poder sentirme como antes. Sólo eran labios tocándose. Ninguna electricidad. Ninguna sensación memorable. Y se sintió fatal.

Al separarse de mí me observó con una pequeña sonrisa, en cambio yo no pude hacer lo mismo. Incluso sentí cómo mis ojos se llenaron de lágrimas porque, en el fondo, sentía que estaba traicionando a Luck y sobre todo a mi corazón.

—Haré que te olvides de ese idiota —susurró. Besó mi frente y se separó de mí —. Vamos al auto.

Lo vi caminar delante de mí y algo se rompió otra vez. Una lágrima me recorrió la mejilla y rápidamente la sequé para que él no me viera. Quería irme a casa, así que lo primero que hice fue subirme al auto, colocarme el cinturón de seguridad y esperar que se diera prisa para llegar a mi habitación. Lamentablemente él no era un buen conductor y el camino, silencioso, se me hizo eterno.

Al llegar, como siempre, Ryan se bajó primero y abrió mi puerta. Nos quedamos de pie afuera de mi casa en un silencio que me pareció muy incómodo... ¿desde ahora todo iba a cambiar?

—¿Nos veremos mañana? —me preguntó.

Me encogí de hombros, desorientada.

—Bueno, supongo que sí —me sonrió —. Creo que debo irme, linda.

¿Linda?

—De acuerdo —contesté abruptamente.

Mi mente todavía estaba en la sensación que me había dado tenerlo tan cerca de mi boca hace unos minutos afuera del restaurant y seguía con un horrible nudo en mi garganta.

Lo vi acercarse una vez más y me besó rápidamente ¿quizá podría acostumbrarme?

Cuando se separó de mí oí un motor a mis espaldas que me hizo girar rápidamente...hasta que lo vi. En la esquina de la calle estaba Luck junto a Trey conversando mientras se fumaban un cigarrillo. Luck estaba sobre su motocicleta mientras que Trey se encontraba sentado en la solera. Ambos se quedaron mirándome en la distancia. Trey con algo de decepción. Luck en estado furioso. ¿Hace cuánto estaban ahí?

—Adiós Ryan —dije regresando a la realidad.

—Adiós Pascal. Te quiero —me sonrió.

Lo vi acercarse al auto, se subió en él y se marchó rápidamente. Parecía que ni siquiera se había fijado en que Luck estaba ahí. Quien observó el auto con molestia hasta que se alejó de su campo de visión. Luego, sin fijarse en mí, devolvió su mirada hasta su hermano.

Cuando entré a casa boté el aire que había aguantado en mis pulmones sin querer. Me sentí frágil, expuesta y encima una traidora. No tenía ni idea que sería tan difícil escapar del mundo en el que estaba o cambiar de personas.

Subí a mi habitación asimilando que prácticamente había escogido a Ryan...Me quité la ropa con más fuerza de la debida lanzándola al suelo, me coloqué pijama y me quedé de espaldas en la cama mirando el techo blanquecino. Mi cabeza estaba en Luck, no podía dejar de pensar en la mirada que me había dado cuando me vio. Quería pensar en Ryan, no en él, pero se me hacía imposible.


De pronto un ruido me sobresaltó en la cama, estaban golpeando el ventanal de mi habitación. Me senté algo asustada mirando hacia la ventana. El golpeteo persistía, así que rápidamente me puse de pie y caminé hacia el balcón. Cuando abrí las persianas me asusté cuando la figura de Luck apareció. Estaba apoyado en la barandilla. Me tensé por completa, pero de todas formas deslicé la ventana para salir.

—¿Cómo subiste? Me has asustado —le dije con el ceño fruncido.

Él se quedó en completo silencio mirándome. Sus ojos cafés claros parecían más brillantes que nunca. Tenía la mandíbula tensa y estaba muy serio. No era el Luck que acostumbraba...era otro.

—Háblame —bajé la voz.

—Dime que no es cierto —habló por fin y clavó su fuerte mirada en la mía. Se acercó a mí haciéndome sentir nerviosa y frágil.

—¿De qué hablas? —me tembló la voz.

—Del imbécil de Ryan. Dime ¿estás saliendo con él? ¿Ya es tu novio?

—No...claro que no —contesté de inmediato —. Sólo estamos...intentándolo.

—¿De qué mierda estás hablando? —soltó con enfado —¿Así de rápido es sacarme de tu vida? ¿Así de rápido te olvidas de mí?

—Luck...

—No me lo puedo creer, Rocky —negó con su cabeza —¿Qué diablos pasa contigo?

—¿Por qué estás aquí? —cambié el tema intentando escabullirme un poco de la situación. Luck no parecía estar tranquilo.

—Sólo dime qué diablos pasa contigo ¿Por qué estás con él? —bajó la voz mirándome a los ojos —. Es arrogante, es aburrido, lo único que hace es enseñarte pura mierda de ricos... ¿qué demonios te gusta de él? Dime... porque no lo estoy entendiendo.

—Luck yo...

—Vamos Rocky, dime —bajó su mentón para observarme, ya estábamos lo bastante cerca. Los nervios en mi cuerpo me hicieron creer que hacía muchísimo frío.

—Sólo estoy intentando cambiar todo lo que soy, Luck... Quiero aspirar a no sé...—me trabé —Puedo salir de aquí.

—¿Sabes que no es una obligación?

—¿Qué cosa?

—No es obligación que estés con un idiota con dinero para salir de aquí —frunció el ceño —. No es necesario que lo hagas tu novio para alejarte de mí. Maldita sea, Rocky, eres la hija de Tony Fabregas ¿acaso crees que podrás salir de aquí?

Guardé silencio y sin poder evitarlo mis ojos se llenaron de lágrimas.

—Sólo estás fingiendo que Ryan te gusta para olvidarte de mí... para olvidarte de toda la mierda que traigo conmigo ¿no? Porque eres muy inteligente para alejarte de aquí sin tener a un puto idiota al lado. Pero claro que no quieres eso... —continuó —Porque sabes que este maldito mundo corre por tus venas. Y por las mías.

—Sólo quiero alejarme un poco de todo...poder tomar otras decisiones...quizá...

—Sé que no soy como ese idiota —me interrumpió ignorando lo que decía —. Sé que tampoco tengo mucho dinero y el que tengo no lo gano de la manera más honesta, pero...—su voz se cortó, luego se acercó a mí —Mírame.

Respiré hondo y alcé la mirada. Sus ojos eran honestos, profundos y me hacían sentir horrible.

—Dije que no volvería por ti ¿lo recuerdas? —asentí secándome la cara —Pues no lo logré. No puedo hacerlo. Mírame bien, por favor ¿me veo como alguien que te olvidó? —bajó su voz consiguiendo que el momento entre nosotros se volviera íntimo.

—Sólo estoy probando...quizá si...quizá si puedo tener una vida distinta.

—¿Con Ryan?

—No lo sé, pero sé que no podré cambiar nada de ti —solté y él pestañeó dolido.

—Tienes razón —contestó seco —. Detesto lo normal, detesto lo aburrido. Y te prometo que te aburrirás de eso porque tú no estás hecha para tener ese tipo de vida. No estás hecha para tener una vida de mierda yendo a restaurantes caros, silenciosos y extravagantes. No estás hecha para que un idiota te regale rosas ¿y sabes? Todo será tan falso que ni siquiera podrás decirle que las odias. Volverás a mi lado, Rocky, y ya será demasiado tarde —dijo con orgullo —. Te aburrirás de ese imbécil...si es que ya no lo estás.

—Basta —lo observé con enfado.


LUCK

Era mi último intento y ella no estaba entendiéndolo. Era mi último esfuerzo para que entrara en razón y regresara a mi lado.

Odiaba verla llorar, ella lo sabía, pero no podía admitirse a sí misma que no estaba llorando por mis palabras, sus lágrimas eran porque no podía asumir la culpa y angustia al sentir que no podía escapar de la realidad. De ser hija de Tony Fabregas y estar enamorada de un idiota como yo. Y yo no entendía por qué estaba fingiendo con todas sus fuerzas estar interesada en el imbécil de Ryan. ¿Qué demonios debía decirle? ¿Qué tenía que hacer si no estaba cediendo? Sólo estaba ahí llorando, pero siendo completamente seca y fría. Segura de sus palabras alejándome. Quizá yo era el equivocado. Quizá si le gustaba Ryan después de todo.

—De acuerdo —solté con molestia. Erguí mi espalda e intenté tragar el nudo de mi garganta. Me giré hacia la barandilla y me afirmé con fuerza...porque sentía que iba a caerme justo ahí, pero no iba a demostrárselo. No quería ser nuevamente un débil frente a ella.

—Lo lamento —la oí. Su frágil voz me hizo tener una punzada en el pecho, pero sabía que estaba mal.

—¿Lo lamentas? —pregunté con ironía.

Pascal bajó su mirada todavía culpable.

¿Qué había hecho tan mal para que ella quisiera alejarse tan rotundamente de mí? ¿Qué era lo que pensaba? ¿Pensaba que yo no podría ser mejor si estaba conmigo? Porque diablos... si debía dejar de hacer cosas por ella...sabía que lo haría.

—No es necesario que estés fingiendo querer a alguien que no quieres —fue lo único que pude decir, sin mirarla a los ojos.

—No estoy fingiendo, sólo estamos conociéndonos.

Eso hirvió en mis venas.

—Qué estúpida manera de conocer a alguien.

—Basta, Luck.

—A veces me pregunto por qué diablos tuve que conocerte —alcé la vista y choqué con la de ella —. No bromeaba cuando te dije que complicabas mi vida.

—En ese entonces era algo bueno.

—Ahora no lo es. Ahora me duele, me molesta y me hace sentir como un puto imbécil.

Me acerqué a ella tanto que tuve que bajar el mentón para observarla. Ella no se movió ningún centímetro, sólo se quedó ahí mirándome. Frágil, desorientada.

—No sigamos con esto...

—No puedo soportar ni un segundo más esta maldita tortura.

—¿De qué hablas? —frunció el ceño.

No esperé que entendiera a lo que me refería, sólo la observé en la oscuridad de la noche... con sus ojos y labios hinchados por llorar, sus mejillas coloradas y su cabello en una trenza para dormir. Y no lo soporté. Sólo coloqué mis manos en su frío rostro y la besé. Pensé que iba a empujarme lejos, pero no lo hizo. Sólo dejó que me apoderara del momento, de su balcón y de sus labios. La había extrañado. Y cuando apoyó sus pequeñas manos en mi pecho tuve miedo de que sintiera cómo latía mi corazón por su culpa.

¿Cómo iba a olvidarme de ella?

Pensé que sólo éramos ella y yo en su balcón. Tuve la pequeña ilusión de que todo se solucionaría luego de ese beso, pero cuando nos separamos, todo se me cayó encima al ver su rostro indeciso. Lo noté en sus ojos. Noté en sus ojos que no volvería a mí. Y...

—Basta —me dijo y a mí se me quebró nuevamente el frágil castillito que había armado con su boca.

—Rocky...—la voz me salió más desesperada de lo que imaginé.

—Vete —cerró sus ojos con fuerza y luego los abrió mirándome. Se movió unos pasos hacia atrás —No sé cómo has logrado subir, pero por favor vete.

Y lo entendí.

Ella no regresaría.

Creo que ya no quedaba ninguna parte de mí que estuviese completa. Todo estaba hecho trizas. La observé con decepción... luego todo eso se volvió enojo. Quería golpear algo por haber sido un imbécil. Ágilmente me deslicé por la pared sosteniéndome de la barandilla y cuando mis pies tocaron el cemento abajo sentí que todo se me dio vuelta. Lo que había estado guardando por semanas me atacó con fuerza. Cerré los ojos y lágrimas recorrieron mis mejillas con enfado. Las sequé casi dañándome el rostro. Negué con mi cabeza cuando la vi todavía en el balcón al subirme a mi moto. Cuando la vi destrozada, pero orgullosa. Encendí el motor y antes de largarme volví a mirar...pero ella ya no estaba ahí.

Definitivamente nada iba a cambiar.


——


—¡No puedes correr en ese estado Luck! —me gritó Vis.

—¡Suéltame! —le grité con más fuerza zafándome de su agarre.

La calle estaba borrosa frente a mí mientras sentía que todo se me tambaleaba.

Sabía que era una de las pistas más peligrosas en las que alguna vez había corrido. Me había fumado un porro, había consumido alcohol y por supuesto que ninguno de mis sentidos estaba alerta. Pero quería correr. Quería correr en mi moto hasta que la gasolina se acabara. Hasta que me encontrara con el destino para olvidarme de toda la mierda. De todo el dolor. Para olvidarme de Pascal y todos esos sentimientos que traía consigo. Y que ahora ni un porro ni una docena de cervezas borraban. Mi moto no me traicionaba, jamás lo hacía. Debía olvidarla, tan sólo unos segundos... o unos minutos.

—¡Es sólo una chica, Luck! —Vis se metió entre mis pensamientos.

—¡Cállate Vis!

—Por favor Luck, basta —se acercó a mí jalándome de la chaqueta para que no me subiera a la moto —. Sabes que no estás bien, reacciona, Luck.

—Debo hacerlo —me soltó de su agarre e igualmente me subí a la moto.

—Luck no lo hagas —suplicó Vis una vez más. Me empujó con fuerza cuando encendí el motor queriéndome hacer caer al suelo, pero no lo logró. No cuando estaba borracho y drogado que tenía más fuerza.

Quería detener la carrera, pero con o sin carrera, yo correría igual.

—¡Maldita sea! ¡Lo haré y ya! —le grité —¡A la mierda todo, Vis!

Miré a Vis por última vez y anduve un poco para acercarme a la línea.

—¡No quiero que te mates imbécil!

Le sonreí.

—No moriré —aseguré —. Soy un hijo de puta, no moriré tan rápido.

—Por favor —reguló el tono de su voz —No seas idiota y baja de la maldita moto.

—Deja de joder, Vis.

Vis retrocedió unos pasos asimilando que todo lo que me dijera no serviría para nada. Quería sentir el viento en mi rostro, que se me congelaran hasta los huesos. Quería ver la oscuridad de la noche y perderme en ella. Y ojalá no regresar.

Cuando aquella chica bajó las banderillas aceleré con fuerza dejando a todos atrás. No debía comenzar tan rápido en ese lugar lleno de curvas, pero no lo consideré. Todo estaba algo nublado y los pedales de la moto parecían moverse. La flecha estaba al máximo. El frío aire chocando con mi rostro no me despertó de mi borrachera. Sólo podía ver la gran luna llena observándome en la distancia. Observándome con decepción.

Mi vida se había vuelto vacía una vez más y no entendía cómo había permitido algo así luego de haber sufrido tanto. Luego de haber sufrido la pérdida de mi madre, luego de haberla visto desangrándose en la sala de mi casa. No entendía cómo me había permitido sentir cosas tan fuertes por alguien que ni idea sabía si se quedaría por siempre en mi vida. Volví a la realidad cuando una curva cerrada apareció en mi camino de forma violenta. Claramente no pude reaccionar y sólo pude cerrar los ojos con fuerza, era demasiado tarde para poder controlar la situación. Había chocado con algo que me hizo soltar la motocicleta y darme de lleno con la tierra. Todo mi cuerpo pareció quebrarse y no puedo definir nada más porque todo rápidamente se volvió negro.


***

Les aviso que sólo quedan 4 o 5 capítulos máximo (pueden ser menos)

BESOPOS

XOXOXO

J.


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