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Capítulo 3: Matemáticas

Cuando me dijo su nombre recordé a mi padre repetirme en cientos de ocasiones que no dijera mi nombre a cualquier persona desconocida en la calle, así que sólo asentí como una idiota tipo: "Qué bueno que te llames Luck ¿Qué más necesitas?", pero a él pareció no importarle, así que lentamente me giré para seguir caminando mientras él sacaba un cigarrillo y lo encendía con tranquilidad.

—¿Cuál es tu nombre? —me preguntó antes de que pudiera escaparme.

Guardé silencio.

—Ah, muy bien —sonrió —. Te enseñaron a no hablar con desconocidos.

Asentí levemente.

—Pues no somos tan desconocidos si ayer te salvé el culo ¿no crees?

—No me salvaste, ya te dije que tenía todo bajo control —él alzó las cejas tipo: ¿En serio estás diciendo esa estupidez? Así que...—Bueno, ya iba a tenerlo bajo control, pero llegaste tú.

—De acuerdo Rock Lee —rio —¿Puedo llamarte así si no sé tu nombre?

—Soy Pascal —contesté.

—Prefiero Rocky —dijo, luego exhaló el humo del cigarrillo con ironía —En fin, no deberías caminar sola a esta hora por aquí.

¡Que se lo dijera a mi padre por favor!

—Ya veo, todos saltan a hablarte como si nada.

Indirecta muy directa.

—No tan sólo eso.

—Lo sé —contesté.

—¿Dónde vives?

—¿Por qué debería decirte donde vivo? —le pregunté, apoyé una mano en mi cadera y lo observé fijamente.

—Para acompañarte —se encogió de hombros como si eso fuera lo más normal del mundo, luego notó que no le quedaba tanto cigarrillo, lo apagó en un basurero y lo botó.

—No, gracias. Puedo conmigo misma.

Él sonrió enseñándome unos blancos dientes en una sonrisa que me contrajo el estómago.

—Igual no te pregunté —dijo muy convencido de que podía ser ese tipo de chico conmigo, así que...

—Y odio que no lo hagan —lo enfrenté —, así que de verdad quédate aquí ¿de acuerdo?

Primero: No lo conocía.

Segundo: Mi padre iba a matarme si veía que al segundo día de escuela un chico iba a dejarme a casa, ya podía verlo decirme "Claro, no sabes cuidarte sola y te consigues a un chico que lo haga ¿no?"

Él asintió levemente.

—Adiós —sonreí falsamente.

—Nos vemos Rocky —contestó.

Apresuré el paso para llegar a casa y esta vez no se me hizo tan largo el camino como el día anterior, así que suponía que al ir pasando los días sería mucho mejor. De pronto, cuando iba a meter la llave al picaporte oí que alguien tosió detrás de mí, a unos cuantos metros, me volteé con el ceño fruncido, pues...

—Linda casa —comentó Luck. —, debes vivir como una princesa. Si supieran que golpeas como boxeador no te tendrían viviendo aquí...

No pude evitar reírme.

—Gracias por la escolta secreta —lo observé.

Él hizo un gesto tipo "a la orden" con su mano en la frente, me regaló una última sonrisa y caminó por el mismo lugar que venía, hacia abajo.

Dejé la mochila encima del sofá, le avisé por mensaje a mi padre que había llegado y él me respondió que estaba en su oficina, que pidiera una pizza para la cena porque todavía no teníamos una ama de llaves que nos cocinara. Pensé en aprender, pero tenía mucha tarea para la escuela y mi padre estaba demasiado ocupado con sus cosas para hacerse cargo de un incendio en la cocina por mi culpa.

Pedí pizzas para la cena y luego subí a mi habitación, me cambié de ropa: Una polera que probablemente era unas tres tallas más grandes que yo y mi short de pijama. Así era mi mood en casa, pues odiaba un poco usar zapatillas o jeans cuando estaba en mi zona de confort. No había nada mejor que un moño desarmado, ropa holgada y música. Me senté en la cama para revisar en lo que me tenía que poner al día según Amy cuando me llegó un mensaje.

Amy: La próxima semana un amigo dará una fiesta en su casa ¿te apuntas?

Pascal: ¿Dónde queda?

Amy: Cerca de mi casa, puedes quedarte si quieres.

Pascal: Lo hablaré con mi padre y te cuento.

Amy: Vale, pero vente, lo pasaremos genial.

Me quedé mirando su mensaje por unos segundos, hace mucho que no asistía a una fiesta. Primero porque no tenía amigos que hicieran fiestas gigantescas llenas de alcohol o música a un volumen grotesco y mi padre era algo reacio a que asistiera a lugares concurridos por muchas personas. Según él, era peligroso porque no podía tener todo bajo control como a él siempre le gustaba.

Acorde iban pasando los días, por una extraña razón extrañé ver a Luck de camino a casa, pues había desaparecido. En toda una semana no me lo encontré más y supuse, de inmediato, que se trataba de un chico que estaba de paso nada más.

—¡Despierta Pascal! —oí la voz de Amy reventando la burbuja que había creado a mi alrededor en la cafetería. Antes de sumergirme en mi cabeza, ella estaba hablándome de... ¿De qué estaba hablándome?

—¿Qué? —fruncí el ceño.

—¿Irás a la fiesta de esta noche sí o no?

Ay no. La fiesta.

—Demonios lo olvidé, no le pregunté a papá...—dije y ella iba a comenzar a sermonearme, pero rápidamente la detuve —Llegaré a hablar con él, no te preocupes.

—Recuerda decir también que te quedarás en mi casa —me sonrió —porque si no te digo de seguro se te olvida nuevamente.

—¡Gracias! —la abracé rápidamente —Nos vemos por la noche —me despedí.

Después de estar por casi media hora hablando con mi padre acerca de esta famosa fiesta que se daría cerca de la casa de mi nueva amiga, mi padre comenzó a ceder con el ceño levemente fruncido.

—No hables de ti, no bebas en exceso y, por favor, no te drogues —comentó muy seriamente.

—¡Claro que no me drogaré! —resoplé.

—Confío en ti, lo sabes ¿no?

—Lo sé.

Subí corriendo las escaleras, preparé un bolso con cosas necesarias para quedarme en casa de Amy hasta que se hizo de noche. Ella me mandó su ubicación y fue Jean el que me dejó afuera de la casa de mi amiga para luego marcharse muy discretamente, como si no me hubiese dado cuenta de que vigiló toda la cuadra antes de largarse. La casa de Amy estaba situada en el centro de la ciudad en donde si había muchas personas, muchas casas y también pasaban autobuses y demás. Era una casa normal, vivía con sus padres y una hermana mucho más grande que ella, quienes me recibieron como si fuéramos amigas de toda la vida.

Nos preparamos juntas para ir a la fiesta, Amy decía que fuera con algo cómodo porque de seguro íbamos a bailar toda la noche, así que opté por un jean simple junto a una polera ajustada, además de mis zapatillas, claro. Yo no entendía a esas chicas que iban con tacones gigantescos a las fiestas, ¿acaso no les dolían los pies?

Por la noche nos pasó a buscar un amigo de Amy en un auto negro con vidrios polarizados, sólo pude fijarme en eso cuando aparcó afuera de la casa de Amy con la música a un volumen altísimo que, en cuanto abrió la puerta la pausó. Era un chico de cabello rubio y corto, de unos ojazos azules envidiables y noté que era sumamente agradable cuando me senté detrás.

—Soy Dan —me sonrió el chico.

—Yo soy Pascal.

—Amy me ha contado mucho sobre ti —dijo mientras encendía el auto para marcharnos —, de seguro hoy lo pasaremos genial.

Sólo asentí sonriente.

La verdad estaba algo emocionada por, al fin, asistir a una fiesta. Ya comenzaba a sentir que de verdad tenía diecisiete años y no cuarenta y cinco.

Dan se metió por unas calles que no pensé que podían existir en un lugar como ese aparte de la gran calle que atravesaba toda la ciudad. Las casas eran más grandes en el lugar que estábamos, pero todo seguía siendo oscuro y tenebroso a mi vista, no me parecía demasiado seguro el lugar al que nos habíamos ido a meter esta vez.

—Llegamos —comentó Dan aparcando el auto afuera de una casa más grande que las otras del sector.

Apenas nos bajamos del coche escuché la música a un volumen altísimo en conjunto con los gritos y voces de las personas que ahí había. No me dio buena espina, sin embargo, cuando Amy me tomó del brazo me sentí más calmada y no tan histérica. Dan nos abrió paso y caminamos casi detrás de él como unas niñas pequeñas.

Cuando estuvimos dentro de aquella casa no pude dimensionar el tamaño que tenía, pues estaba infestado de personas. Todos bebían alcohol, algunos fumaban cigarrillos y otros estaban drogándose ¿Dónde demonios me habían traído?

—Cuanta intensidad... —comenté cuando vi a una chica y un chico bailando como si estuvieran teniendo sexo con ropa.

—No te sorprendas —rio Dan.

Atravesamos el lugar encontrándonos con una barra que probablemente la habían puesto allí solo para la fiesta. Dan optó por una cerveza, Amy lo siguió y yo me pedí un jugo natural de frambuesa porque todavía no quería beber ni un poco de alcohol, primero quería saber en dónde demonios estaba y cómo podía escapar si ocurría algo.

—Casi toda la escuela está aquí —comentó mi amiga.

—Hay caos, creo —respondió Dan, pero no entendí mucho a lo que se refería.

—Sí, tienes razón.

—¿Por qué caos?

Dan me sonrió como si fuese una dulce niñita de diez años.

—Con Dan llamamos caos a un lugar infestado de personas, pues mira, si lanzas una botella y le cae a alguien, probablemente esto se convierta en una batalla campal —rio Amy, pero a mí no me causó tanta gracia.

No contesté a su comentario, sólo bebí un poco de mi jugo mientras Amy y Dan conversaban de cosas de las calles que no entendí mucho.

Después de un rato Dan nos invitó a bailar y sin pensárnoslo demasiado nos unimos a él y comenzamos a bailar al ritmo de la música. No quería pensar en lo que podría pasar ni tampoco en las salidas de seguridad que tenía la casa, sólo me apetecía, por esta vez, pasarlo bien con personas que parecían ser geniales. Así que opté por relajarme, bailar y pedirme luego una cerveza.

—¡Amy! —oímos a un chico.

Él se acercó a ella y cuando hicieron contacto visual ella le sonrió con alegría.

—¡Josh! —lo abrazó y luego besó su mejilla.

Dan se había puesto a conversar con una chica que al parecer conocía y me sentí un poco sola en medio de todos, así que, plan b:

—Amiga, iré al baño —comenté, ella asintió mientras seguía conversando con su amigo.

Me abrí paso entre todas las personas de la fiesta para poder encontrar el baño, pues de tanto jugo y cerveza mi vejiga iba a explotar en cualquier minuto, hasta que finalmente abrí una puerta y escuché << ¡Oh mierda cierra la maldita puerta! >> Dios, qué asco, definitivamente no estaba preparada para ver esa escena pornográfica.

Seguí caminando hasta que por fin di con el bendito baño. Entré cerrando la puerta detrás de mí, estuve ahí más de la cuenta tratando de arreglarme un poco el delineador que se me había corrido y cuando decidí salir a tomar un poco de aire al jardín de la casa, choqué mi brazo con una persona.

—Hey Rocky —oí su voz.

Alcé la vista y me encontré de frente con Luck quien tenía consigo una cerveza. Fruncí el ceño un poco confundida ¿qué hacía ahí? No sé por qué tuve la reacción a continuación, pero tanta fue mi extrañeza que lo ignoré y salí al jardín de la casa encontrándome con un sinfín de fumadores, pero al menos estaba fuera del caos.

—Pascal —oí, me volteé a mirar y nuevamente vi a Luck acercándose a mí.

—Luck...

—¿Con quién viniste? —me preguntó con el ceño levemente fruncido.

—¿Por qué preguntas?

Él se encogió de hombros.

—Pensé que todavía no tenías amigos.

—¿Qué crees? Soy más agradable de lo que imaginas —sonreí.

Él asintió con una sonrisa irónica.

—¿Sí? ¿Crees que se molesten si te secuestro un rato?

—Probablemente sí, pero yo también lo haría —contesté.

—Se te olvidará cuando estés divirtiéndote.

—No, gracias.

—Ni siquiera sabes dónde están tus amigos —sacó un cigarrillo, lo puso en sus labios y comenzó a buscar entre sus bolsillos.

—Tendrán que salir en algún momento.

—La verdad no tenía donde llevarte, pero tengo que hacer algo y no quiero ir solo —comentó, encontró el encendedor y comenzó a fumar.

Me reí porque me causaba risa que creyera que éramos amigos.

—Ni siquiera te conozco, no iré a ningún lugar contigo —contesté abruptamente.

Él asintió dándome la razón, se quedó en completo silencio por unos segundos que me parecieron eternos hasta que su móvil comenzó a sonar.

—¿Qué ocurre? —contestó con voz de pocos amigos —Está bien, nos vemos allá —colgó y metió el móvil a su chaqueta.

—Nos vemos Rocky, en cualquier parte, ya sabes —dijo, apagó el cigarrillo en la solera, lo dejó dentro de una lata de cerveza y luego me observó fijamente a los ojos —Y aceptarás salir conmigo.

Lo observé con indiferencia a pesar de que era sumamente atractivo y, es más, en esa pinta de chico malo lo era aún más. Con esos jeans oscuros y la chaqueta de cuero. Estaba siendo una orgullosa, pero debía serlo, ni siquiera sabía de quien se trataba este personaje. Lo vi caminar a través del jardín de la casa hasta que se encontró con su motocicleta, con una habilidad envidiable la destrabó y la puso andar, luego salió disparado desapareciendo de mi campo de visión.

En aquella fiesta no ocurrió nada más divertido ni interesante, sólo bailamos hasta que se hincharon nuestros pies y sólo llegamos a dormir a la casa de Amy.

El fin de semana transcurrió normal, pero me esperaba una semana... ¿extraña?

***

—¡Esa cara de los mil demonios! —gritó Amy cuando me vio caminar por el pasillo de la escuela. Algunas personas se giraron para mirarnos, pero no me importó demasiado, sólo me reí mientras la escuchaba. —¿Qué te ocurrió?

—Nada, ayer me dormí tarde.

Podría haberle explicado la verdad: Que Jean se había obsesionado con contarme idioteces hasta las tantas de la madrugada acerca de conspiraciones extraterrestres y el pizza gate, pero eso significaba explicarle quien era Jean y yo diría algo como: "Mi hermano" y seguramente, en algún momento, me preguntaría ¿Y qué hace tu hermano? Y yo le diría "Trabaja con papá" y ella: "¿Y en qué trabaja tu padre?" y yo terminaría diciéndole: Es Tony Fabregas, el más grande dueño de casas de apuestas de carreras clandestinas. Y mi vida se iría a la mierda. Así que, me limito a dar respuestas obvias.

La primera clase que nos tocaba era matemáticas, así que entré con más ánimo del habitual, pues me iba bien y no necesitaba poner demasiada atención para concentrarme. La profesora comenzó a hablar acerca del proyecto en pareja que debíamos hacer y comentó que ya las tenía armadas en su computador. Debíamos desarrollar un folio de 30 preguntas, 10 de desarrollo, 10 de cosas rápidas. Ella lo planteó como muy facilito, pero cuando comenzó a llamar a las parejas y pasándoles el folio todos ponían cara de: WTF ¿Esto cuando demonios lo vimos?

Pensé, ingenuamente que me tocaría con Amy, pero a ella la nombraron con una chica mucho antes que yo y ya se habían ido a sentar juntas para ver cómo demonios resolvían esos problemas sin quemarse las neuronas.

—Pascal Fabregas y Trey Fenti —fruncí el ceño, no conocía ese nombre en absoluto. Miré a mi alrededor para saber quién se ponía de pie hasta que lo vi: el mismo chico de la clase de religión.

Fue él quien se acercó a la profesora para recoger el folio y el que cogió su mochila y se sentó a mi costado. Me miró por unos segundos antes de hablar, me parecía muy familiar y no entendía por qué.

—¿Sabes algo de matemáticas o la resuelvo yo solo? —me preguntó en plan ¿amable?

—No dejaré que la resuelvas tu solo, es mi calificación también.

—Está bien ¿15 y 15?

—¿Pretendes dividir esto...? —miré el folio con un sinfín de números y palabras que no entendí a la primera, no se veía demasiado fácil.

—Para ahorrar tiempo —se encogió de hombros, pero al parecer yo no me veía muy convencida de esa idea —. Bueno, intentémoslo. Si no, nos juntamos para hacerlo.

Asentí levemente.

Lo vi coger su móvil, le sacó fotografías a las 15 preguntas que resolvería él y luego me pasó el papel.

—¿Puedo preguntarte algo? —lo detuve antes de que se pusiera de pie, él se giró para mirarme con sus ojos oscuros —¿Nos conocemos?

—Pensaba que sí, pero no —contestó —¿Por qué?

—Por la clase de religión.

—Sí, lo lamento, te confundí con otra persona —se excusó.

De pronto, alguien se sentó frente a nosotros: Amy. Estaba casi hipnotizada mirando a Trey. Sus mejillas estaban levemente ruborizadas y actuaba con torpeza cuando se acercó.

—Necesitaré un poco de ayuda para esto... —pidió mi amiga —No sé nada de matemáticas, ¿Tú sabes algo? —le preguntó directamente a mi compañero de proyecto.

—Si... —contestó él un poco incómodo, pude notarlo en sus movimientos —, pero de seguro Pascal te explica ¿no?

—Claro que si —contesté ingenua, pero bastó con la mirada asesina que me dedicó Amy para percatarme de que quería toda la atención de Trey para ella —, aunque no sé... no tengo demasiado tiempo esta semana.

—¿Y tú, Trey? ¿Crees que tengas algún tiempo libre esta semana para explicarnos a mi compañera y a mí? —se revolvió el cabello, se acomodó cerca de él y yo fruncí el ceño cuando la vi en actitud coqueta.

—Claro, si, te avisaré —contestó él siendo amable y cortante a la vez, luego se puso de pie y se largó a su pupitre.

—¿Qué demonios fue eso? —le pregunté a mi amiga cuando el chico ya no podía escucharnos.

Ella resopló con frustración.

—¿Acaso no te das cuenta del bombón que es Trey Fenti? He estado por meses tratando de que me vea, pero parezco un puto fantasma.

—No es la gran cosa, Amy —bajé la voz.

—Es hijo de Norman Fenti ¿no lo sabías? —dijo casi con emoción en su mirada.

—¿Norman qué?

—Fenti. El dueño de más de tres bares de la ciudad en donde se pasan drogas, alcohol y también tratos ilegales se cierran allí, es casi el puto rey de las calles.

Estaba demasiado acostumbrada a esa terminología, así que no me sorprendió ni emocionó como Amy lo estaba, sólo resoplé.

—Suerte con eso —solté.

Ella asintió sonriente, pensando seguramente que salir con un chico con todos esos problemas detrás sería lo mejor que podría pasarle en su vida ¿Acaso no se daba cuenta que, en ocasiones, era más una carga?


*

No olviden dejar sus votos y comentarios jij

¿Ya están dándose cuenta de cuáles escenas son nuevas y cuáles antiguas? :x


XOXO

¡Nos vemos el miércoles!

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