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Capítulo 29: Cuando dejes de fumar

—¿Qué demonios ocurrió? —oí su voz desencajada. Su respiración estaba agitada, se encontraba hiperventilando.

La observé aun en silencio. No estaba mirándome como ella lo hacía, no estaba mirándome como Pascal Fabregas...no estaba mirándome como mi novia. La vi agacharse y cogió a Ryan del cuello quien abrió sus ojos con dificultad.

—Vamos Ryan, reacciona —pidió mientras lo movía despacio.

—No...no lo muevas —solté y ella se detuvo.

Me sentía una idiota.

Pascal estaba agachada frente a mí ayudando a un tipejo que lo único que había hecho durante ese tiempo era acosarla. Un tipo que no era yo. Me sentí fuera de mi zona, me sentí expuesto, extraño y no pude evitar apretar mis puños. Hasta me parecía ridículo...me parecía ridículo que ella estuviera así de preocupada por él.

No pensé en eso tanto tiempo, sólo reaccioné a coger mi móvil y llamar una ambulancia porque había dejado a Ryan mal. Muy malherido. Afortunadamente no tardaron en llegar y pese a que a mí me dolían los nudillos y la cara —que todavía no sabía dónde tenía roto— no quise acompañarlos. Pascal se hizo cargo completamente de la situación ayudando a Ryan, hablando con los paramédicos y cuando lo subieron en la camioneta ella les aseguró que iría de inmediato en un automóvil particular, así que se largaron con Ryan adentro.

Algunas personas estaban mirando la situación desde lejos, pero no me importó tanto cuando ella se acercó a mí con un rostro rígido, serio y frontal. Me observó con enfado, con decepción.

—¿Qué diablos pasa contigo?

—Rocky...

—¡Te dije que te mantuvieras al margen! —exclamó con furia —¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?!

—Cálmate y escúchame —le pedí, pero ella negó con su cabeza.

—No quiero hablar contigo. No ahora —la vi coger su mochila y buscar su móvil entre sus cosas.

—Ni siquiera sabes lo que pasó —comenté con molestia —, no deberías ponerte así.

—¡Casi lo matas! —se alteró —Fue un milagro que saliera para detener esta masacre.

—¡Me sacó de mis casillas! —alcé la voz, pero ella no se sorprendió por el tono de mi voz, sino que se quedó con fortaleza frente a mí.

—¡Ya basta de esas idioteces!

Marcó un número y rápidamente le contestaron.

—¿Jean? Si ¿puedes venir a buscarme, por favor? Debes llevarme al hospital. No, sólo ven ¿de acuerdo? No quiero ir con él. Adiós —colgó.

Miró su móvil por última vez y lo guardó en su mochila.

—Rocky, debemos hablar —me acerqué a ella, pero me sorprendió cuando retrocedió unos pasos.

—No voy a hablar contigo ahora —calmó su voz —. Casi matas a una persona Luck... en frente de un instituto ¿acaso no puedes controlarte?

—Se me escapó de las manos...yo no soy este...no soy...

—No puedes ser así de impulsivo ni así de agresivo —me interrumpió, luego miró la calle y negó con su cabeza —Esto no está bien.

—Rocky —intenté acercarme a ella una vez más, cogerle la mano, pero ella la esquivó —Vamos Rocky...no te pongas de esa manera.

—Estoy sorprendida, Luck —me observó a los ojos con decepción.

—¿De qué diablos hablas? Me conoces. Pareciera como si ese imbécil te importara más que yo —me enfadé. Ella lo notó en mis facciones, en mi mandíbula apretada, en mis hombros tensos.

—¡No se trata de eso! —se alteró —No lo entiendes. Eres un...no sé qué eres. Eres violento, eres impulsivo...—bajó la voz, perdida —¿de quién diablos soy novia? —se preguntó a sí misma mirándome a los ojos.

Sus palabras abrieron algo dentro de mi pecho. Me agrietaron. Fueron como un puñetazo directo en las costillas.

—No me digas eso.

—Es la verdad. Eras mi lugar seguro, Luck...pero realmente esto no...esto no era necesario.

—¡Ya basta Rocky! ¡Lo sé! —alcé la voz, quebrándome —Me equivoqué, lo lamento, pero...

—Ahí está Jean —me interrumpió —Voy al hospital.

—Sabes que yo podía llevarte.

—Ve a dar una vuelta Luck —la oí y nuevamente algo se me rompió.

La vi alejarse hasta el auto de Jean quien al tenerla sentada a su lado de inmediato se marchó.

Empuñé mis manos, apreté mi mandíbula. Me había herido. Pascal Fabregas me había herido sin tapujo alguno.

Me subí a la moto y en un par de segundos estaba yéndome al departamento, debía curarme las heridas antes de ir al hospital.


PASCAL

No lo podía creer.

No podía creer que Luck había tocado esos extremos. Lo vi en Trey, pero él era el de los trances de ira, él era el agresivo que no se podía controlar cuando peleaba porque tenía un problema que debía tratarlo con un psicólogo, pero no Luck. Luck era el controlado, el que golpeaba un poco pero no se cegaba. Y me dolió verlo en la distancia golpeando a puñetazos fríos a Ryan en el rostro cuando él ni siquiera podía defenderse, cuando su espalda estaba hundida al suelo mientras Luck lo golpeaba con una fuerza desmedida y sin remordimiento.

Me vi reflejada en aquella noche que habían asesinado a mi madre.

Cuando una bala le había atravesado el pecho y había caído en seco en la cena de navidad, envolviendo todo de sangre. Y, cuando pensé que no se podía poner peor, ahí estaba yo... en medio de la calle, en vuelta en sangre sintiéndome desprotegida porque mi padre estaba golpeando desenfrenadamente a un tipo. Y yo me había horrorizado...porque necesitaba a mi padre...no a un violento hijo de puta intentando defenderse...sólo a mi papá...protegiéndome.

Luck no podía salirse así de control, no cuando vivíamos en la mierda. No cuando nuestras familias estaban metidas en esto. No cuando éramos hijos de la oscuridad, hijos de las balas, hijos del dinero sucio. No podía. No podía desproteger todo a su alrededor para golpear a un tipo que ni siquiera le llegaba a los talones. No podía ser esa clase de idiota, no podía ser así de impulsivo.

Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando imaginé una discusión aleatoria con Luck. Él saliéndose de control y golpeando con fuerza un muro detrás de mí. Aterrándome... ¿él era capaz de eso? ¿él podía ser capaz de no controlar su temperamento hasta el punto de atemorizarme? No quería estar enamorada de un asesino...no quería estar enamorada de alguien malo. No quería sentirme desprotegida como alguna vez me sentí con mi mismísimo padre.

¿Qué ocurriría si Ryan corría riesgo vital?

—Pascal dime qué demonios pasa ¿Por qué estamos yendo al hospital? —oí la voz histérica de Jean a mi costado.

—Es Luck... —contesté —No...no Luck...pero —tomé una gran bocanada de aire, controlándome —Luck y Ryan se pelearon...Luck pareció salirse de sus casillas y se le escapó de las manos...no sé...cuando llegué Ryan estaba casi inconsciente.

Jean se detuvo con dramatismo en un semáforo en rojo.

—¿Por qué estaban peleando?

—Ryan me ha llamado insistentemente últimamente. Luck sólo estaba esperando el momento de...

—Entonces se lo merecía.

—Podían hablarlo, Jean. No era necesario todo esto, casi lo mata... ¿qué ocurre si lo mata? —lo observé asustada —Esto no lo hacen las personas normales.

—Luck, su familia, nuestra familia y tú no tenemos nada de normal en este pueblo de mierda —contestó Jean con frialdad —¿A caso no lo asumiste cuando lo conociste?

Guardé silencio porque probablemente tenía razón, pero todavía no entendía el extremo de todo.

Caminamos a paso rápido por el hospital preguntando una y otra vez, dando características de Ryan hasta que nos dieron una sala. Afuera de ella había un hombre parecido a él, de seguro su padre.

—Disculpe —toqué su hombro y él se sobresaltó un poco —¿Usted es el padre de Ryan?

Él asintió.

—¿Qué le ocurrió? ¿Por qué lo han traído?

Mi boca se secó, no quería delatar a Luck.

—Pues...él...—no sabía qué decirle y gracias a Dios apareció una enfermera para informarle.

—Su hijo está estabilizándose —le contó y él se relajó —Todo estará bien. Por lo que pudo contar...fue una pelea entre chicos.

—¿Y el otro? —preguntó su padre.

—No se sabe de él, al parecer su hijo ha sido el más perjudicado.

Tragué duro.

—¿Cuándo podré entrar? —preguntó su papá.

—Mañana, ahora necesita descansar... le estamos pasando medicamentos.

Respiré hondo relajando mis hombros. Me giré para mirar a Jean y él se encogió de hombros. La enfermera se alejó luego de un momento y el padre de Ryan, quien se veía muy ordenado y con mucho dinero, se acercó a mí.

—¿Conoces a mi hijo?

—Soy una amiga —contesté de inmediato.

—¿Sabes por qué ocurrió todo esto?

Negué levemente con la cabeza sintiéndome culpable.

—Volveré mañana —le dije, él asintió y rápidamente salí del lugar.

Mi cabeza estaba hecha un lío. Me dolía el cuerpo, me dolía el pecho. Ryan había estado a punto de morir por culpa de Luck...que ni siquiera sabía dónde se había metido.

En el camino a casa comencé a replantearme todo...desde quien era hasta quien quería llegar a ser. Y ninguna de las respuestas en mi cabeza me gustaba.


——


Por la noche oí piedras en la ventana. No podía conciliar el sueño de lo tan nerviosa que estaba y ahora seguramente era Luck. Caminé lentamente hacia el balcón, con la garganta apretada...no quería hablar todavía con él. Había sido un día loco, lleno de sentimientos confusos y no quería enfrentarlo, pero cuando lo vi, algo se apretó dentro de mi corazón.

Abrí la ventana, asomándome. Estaba de pie afuera de casa, justo en la calle. Tenía el labio hinchado, la ceja con un parche y el pómulo al borde de estar morado. Me observó con esos ojos que tanto me gustaban...

—¿Podemos hablar? —me preguntó.

Respiré hondo. Tragué duro.

—Bajo enseguida.

Él asintió, esperándome. Cuando entré nuevamente a mi habitación y él no podía verme... lo vi encender un cigarrillo con sus manos temblorosas, lo vi mirar hacia el cielo respirando fuerte.

Me coloqué un abrigo y luego bajé las escaleras, salí de casa y caminé hacia donde estaba Luck. En la distancia él parecía perdido, como si su cigarrillo y el cemento frío fueran sus mejores amigos y pudieran darles consejos.

—Aquí estoy —dije cuando estuve cerca de él.

Él alzó la mirada y yo me senté a su costado.

—Lamento mucho lo que pasó hoy —lo oí —. No quería llegar a eso, nunca llego a eso.

—No fue necesario lo que ocurrió.

—Lo sé...pero ¿podrías ponerte en mis zapatos?

—No podría golpear a alguien hasta dejarlo inconsciente —solté y él cortó su respiración relajada.

—Me estás haciendo sentir culpable y yo no tengo esos sentimientos de mierda, Rocky.

—Eres culpable de lo que ocurrió hoy, Luck —lo observé fijamente.

—Rocky...

—No —lo detuve y él se calló —. Debes entender que no todo se soluciona de esta manera.

Él guardó silencio desviando su mirada hacia el cemento.

—¿Qué ocurre si...qué ocurre si tú y yo peleamos? —él alzó la vista mirándome fijamente, con el ceño fruncido —¿También vas a...a salirte de control y no sé... también vas a golpearme cuando...cuando ya no puedas más conmigo? —lo dije como pude, nerviosa. Su rostro pareció cambiar, me observó tan fijamente que tuve un poco de temor de su respuesta.

—¿Cómo puedes preguntarme una cosa así? —su voz sonó dolida —¿Cómo puedes creerme capaz de golpearte, Rocky? —esta vez se enfadó —Jamás podría hacer eso...Dios...no puedo creerlo.

—Es que Luck... —lo observé —Hoy sentí que no sabía de quien estaba enamorada...

—¿De qué hablas?

—No pensé que algo tan sencillo fuera a sacarte de quicio así de rápido...no pensé que fueras así de agresivo...impulsivo y...

—¿Qué estás tratando de decirme? —se puso de pie acomodando sus pantalones.

—Pensé que podías controlarte —me puse de pie enfrentándolo. Tenía que decirle lo que pensaba, no podía quedarme con eso guardado —Pensé que eras... no lo sé...mi lugar seguro.

—No quiero perderte ¿no lo entiendes?

—¡No lo ibas a hacer! —alcé la voz.

—¿Ibas? —ladeó su cabeza, desencajado.

—Luck yo...

—¿Qué? —su voz fue dura.

Respiré hondo.

—Es mejor que nos mantengamos alejados por un tiempo.

—¿De qué mierda estás hablando?

Se veía afectado, su rostro sólo indicaba que no entendía lo que estaba sucediendo y yo no podía darle todas las respuestas que él necesitaba. Estaba mirándome, intentando comprenderme y yo cada vez me sentía más pequeña.

—Creo que estoy sacando lo peor de ti, Luck...

—¡Eso no es cierto, Rocky! —alzó la voz —¿De qué demonios estás hablando? Lo único que he hecho durante todo el tiempo que hemos estado juntos es ser mejor...mejor que el imbécil que siempre he sido.

—Sólo es un tiempo, Luck...no es necesario que sea para siempre, pero...

—Me estás jodiendo —sonrió nervioso.

—No.

Su mirada se nubló mientras me observaba con confusión. Algo no estaba bien con él.

—No puedes hacerme esto... —frunció el ceño confundido.

—Casi matas a alguien.

—¡Ya lo he hecho!

Me moví unos centímetros atrás, sorprendida por su tono de voz. Y no sabía por qué me sorprendía tanto si yo misma vivía en donde lo hacía él.

—Soy un hijo de puta —continuó —, pero te amo. Te amo con toda mi vida y no quiero perderte, Rocky.

—No me perderás.

—No puedes asegurarme eso.

Guardé silencio mirando sus ojos que ahora parecían brillantes.

—¿Por qué te importa más ese imbécil que yo? ¿Qué hizo tan bien para alejarte así de mí?

—No es así...

—¡Pues así parece! ¿Qué estás pensando? Dime, por favor. Ya me habías visto enfadado antes, ya me habías visto pelear antes... ¿por qué ahora es diferente?

—A Ryan lo conozco, Luck y...

—¿Te gusta?

—¡No! No se trata de él... ¡Todo se trata de ti! ¿Cómo no logras verlo? Por favor entiéndeme.

—¡¿Qué?! ¿Qué mierda quieres que te entienda? ¿Quieres que entienda que estás defendiendo a un imbécil? —alzó la voz —¿Acaso quieres que entienda que prácticamente estás dejándome solo?

—No estarás solo.

Él respiró hondo, luego tragó duro y se acercó a mí.

—Si quieres terminar con todo esto, de acuerdo, pero hagámoslo para siempre —dijo con frialdad, una que me caló los huesos —¿Qué es eso de "sólo un tiempo"? No creo en esa mierda, Rocky. No soy ese tipo de persona.

Me sentí frágil al instante. Su frialdad me rompió y lo peor era que lo entendía. Se me llenaron los ojos de lágrimas porque no lo quería lejos para siempre...no me imaginaba una vida sin Luck. Sólo necesitaba pensar un tiempo lejos de él.

—Pero...

—Si quieres que lo nuestro acabe, que sea para siempre —zanjó —Porque no soy la clase de imbécil que va a estar pendiente de tu vida cuando tú me dejarás solo.

—Te perderé, Luck.

Él sonrió sin gracia.

—Tú estás tomando esta decisión.

—No me dejes como la culpable.

—¡De acuerdo! —subió su voz, sacado de quicio —Arruiné todo. Lo lamento. Lamento lo que ocurrió, Rocky...pero no me hagas esto. Yo no sé qué hacer sin ti.

Su voz dolida hizo que se me estrujara el pecho, me dolió todo. Tragué saliva porque el nudo de mi garganta era horrible. No había pensado en las consecuencias de decirle a Luck que quería mi espacio, mi tiempo...

Lo vi sacar un cigarrillo y con sus manos temblorosas lo encendió.

—No me tortures más Pascal. Por favor.

—Dame mi tiempo ¿sí? —pedí con un hilo de voz, pero él, implacable me observó a los ojos.

—No volveré por ti. No soportaré este sentimiento de pérdida mucho tiempo más. Eres la segunda mujer, después de mi madre, a la que he querido con toda mi puta vida... y yo no soportaré esto. Quitaré todo de mi vida, Rocky. Porque quiero que este estúpido sentimiento se aleje lo más rápido posible cuando me dejes aquí.

—Luck...

—Eres lo más importante que tengo, pero no soy el imbécil capaz de vivir toda la vida pensando en ti o en cuando se te ocurrirá volver ¿sabes?

—De acuerdo —alcé mi mentón, orgullosa. —Adelante.

—Rocky.

—¡Actúas como si todo esto te importara una mierda! ¡¿Tan fácil es para ti verme alejarme de tu vida?! ¡¿Tan fácil es decirte adiós y que no vuelvas nunca más?! —me alteré, pero él no se quedó atrás.

—¡¿Y qué diablos quieres de mí?! ¿Verme sufrir?

—Claro que no Luck...

—¡Eso parece! —frunció el ceño con confusión —Todo lo que he hecho este tiempo es estar bien contigo, pero cometo sólo un error y enseguida estás ahí crucificándome... como si fuera el peor idiota de este pueblo de mierda ¿qué sucede contigo? ¿Ya no estás enamorada de mí? ¿Es eso?

—Estoy enamorada de ti Luck —bajé la voz y él me observó —pero hoy...hoy fue extraño...hoy sentí miedo Luck. Sentí miedo de ti.

De inmediato sus gestos cambiaron, se notó serio y confundido. En sus ojos se reflejó el dolor que le habían hecho sentir mis palabras. Se acercó a mí con su cigarrillo en la mano izquierda, cogió mis brazos y sólo respiré hondo. Intentando controlar mis lágrimas.

—Lo lamento —oí su voz quebradiza —. Realmente lamento que me hayas visto así. No puedes tenerme miedo, Rocky. Tú sabes que de lo único que soy capaz es de quererte...eres todo en mi vida. Perdóname, Pascal. Por favor.

Lo miré en silencio y las lágrimas recorrieron mis mejillas...lágrimas traicioneras.

—Prometo cambiar si eso deseas.

—Es que no...es que te conocí así y no puedo cambiarte...yo...

—Rocky. Soy capaz de todo por ti.

—Luck —sequé mis lágrimas rápidamente —, nadie puede cambiarnos. Nadie. Somos así y ya...es como si te pidiera que dejaras de fumar...jamás lo harías.

—Puedo dejar de fumar —frunció el ceño.

—No hay nada ni nadie que te haga salir de donde siempre has estado. Sólo dame tiempo... quizá fue un mal momento...quizá sólo me recordaste algo que ocurrió hace mucho tiempo y...

Él ignoró lo que dije, se acercó a mí y me cogió el mentón para que lo mirara a los ojos.

—Puedo ser mejor persona si estás a mi lado.

—¿Y quitarte la libertad de ser quién siempre has sido?

—Diablos Rocky ¿no lo entiendes? —frunció el ceño —Desde que te conocí tengo la mejor libertad de todas.

Lo miré confundida.

—Amarte sin límites es la mejor libertad que tengo.

Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas. Estaba frágil frente a él porque lo quería demasiado. Estaba frágil porque lo necesitaba en mi vida, pero no podía estar con él...amarrándolo a mis recuerdos, reflejando cada cosa mala en él, necesitaba sanar...sanarme.

—Esto es mejor.

—No te mientas.

—A veces sólo hay que soltar... quizá cosas mejores pueden venir.

—¿Ryan es mejor para ti? —alzó las cejas.

—No hablo de mí.

—Nadie es mejor que tú. Estás en primer lugar en mi vida y ni siquiera hay un segundo lugar...digámoslo de esa manera.

—Te amo Luck, pero...

—No hay peros en esa frase —me cortó —Al parecer no me amas tanto como yo te amo a ti. No eres capaz de solucionar esto.

Negué con mi cabeza dándole la razón, hasta que finalmente me puse llorar. Él no se movió de donde estaba, sólo se quedó parado frente a mí...marcando espacios.

—Eres muy frágil —susurró Luck.

—Lo soy.

—Y creo que tienes razón —confesó —, de alguna manera quizá la tengas. Soy muy idiota...muy hijo de puta para tratar con una flor tan frágil como tú. Si...las margaritas son frágiles.

—Luck...—ladeé mi cabeza, dolida.

—No volveré, Rocky.

Lo miré en silencio. Sus ojos estaban cristalizados, como si estuviese conteniéndose. Lentamente se acercó a mí y me abrazó apegándome a su cuerpo, dejándome congelada por unos segundos, pero luego lo abracé, enterrando mi rostro en su pecho. Había muchísimo silencio, sólo podía oír mis sollozos. Se alejó de mí lentamente, me cogió el rostro con lentitud y me besó la frente.

—Espero que logres perdonarme algún día —susurró. Guardé silencio mirándolo y sin decir más comencé a caminar hacia casa... —Y que no te arrepientas de esto luego —comentó en un tono alto para que lo oyera.

Intenté ignorarlo y apresuré el paso hasta llegar a mi casa, abrí la puerta y luego cerré con fuerza. Me apoyé en ella y las lágrimas invadieron mi rostro. Mi pecho dolía, mi garganta estaba apretada.

—Pascal —oí la voz de Jean.

De inmediato alcé la vista y corrí a abrazarlo. Él sólo me correspondió el abrazo confundido. 


***

Me retiro con miedo, bye

Reescribir este capítulo ha sido doloroso </3

XOXOXO


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