Capítulo 28: Ryan
Lo observé por un momento, pestañeé incrédula. No me gustaba decir mi nombre a diestra y siniestra. Menos después de la experiencia que había tenido en Lakecity con tipos que odiaban a mi padre. Tragué saliva, mantuve la calma.
—Pascal ¿Por qué?
—Por nada —contestó de inmediato —, sólo quería saber tu nombre. Soy Ryan —se presentó como si nada.
¿Es que aquí todos acostumbraban a hablarte y presentarse así de la nada? Le sonreí en silencio, no sabía qué decirle.
—Bueno, em... lo lamento —aclaró su garganta —Te confundí con otra persona.
—No suele pasarme —contesté intentando seguir amable.
—Lamento si te molesté.
—No hay problema.
—De acuerdo, nos vemos —me dijo. Me sonrió amigable y yo le devolví la sonrisa.
Ryan continuó su camino con sus amigos y yo junto a Millie hacia la otra dirección.
—Es obvio que no te confundió con otra chica, sólo quería saber tu nombre —me dijo Millie.
—No entiendo para qué —bufé.
—Igual era atractivo ¿no?
—Millie —fruncí el ceño —, eres la futura novia de mi cuñado. No deberíamos estar hablando de esto.
—Si, lo sé —resopló —, pero también soy una amiga con buen gusto —se encogió de hombros y yo me reí.
——
Mientras pasaban los días fui dándome cuenta de que no quería sólo quedarme en casa esperando que algo sucediera con mi vida. Millie estaba haciendo su tramitación para postular a universidades y yo, sin saber qué hacer, decidí que sería buena idea estudiar inglés antes de la universidad. Luck no tenía gran interés en estudiar alguna cosa, me decía que no era su fuerte y que quería dedicarse a las carreras clandestinas y, aunque se le daban genial, siempre estaba insistiéndole que no tendría veinte años para siempre.
Luck me fue a dejar al lugar en donde ahora estudiaría inglés, debía inscribirme ese día. Tenía una reunión con su padre, así que me dejó y luego regresaría para ir a comer algo conmigo.
El sitio se parecía a una casa gigantesca, entré en busca de una recepcionista mientras observaba las áreas verdes y también la decoración colorida de la sala.
—Buenos días —oí la voz de una mujer, di un respingo y la vi sentada detrás de un mesón —¿Se te ofrece algo?
—Si —me acerqué rápidamente —, me gustaría inscribirme en el curso de inglés que comienza la otra semana...
Ella me sonrió y buscó algo en la computadora, luego sacó un sinfín de papeles y comenzó a mostrarme los horarios, de qué se trataban las clases, cuanto tiempo duraba el curso y lo que podía esperar de él. Me habló del dinero de la matricula, de los probables gastos que podría tener y de alguna u otra oportunidad para viajar fuera del país e ir a aprender mucho más a Inglaterra o Australia... En eso estaba cuando vi a un chico muy conocido a mi vista caminar por el pasillo. Nuestras miradas se encontraron y rápidamente recordé quien era: Ryan.
—¿Entendiste? —me preguntó la mujer despertándome de mis pensamientos.
—Si, claro... —contesté de inmediato —¿Podría pasarme los valores y todo eso? Tengo que consultarlo con mi padre.
—Claro cariño.
Estuve un poco más con ella hasta que me pasó los papeles y salí de la oficina. Me sorprendí cuando vi a Ryan sentado afuera del lugar. Le sonreí con la intención de que nuestro 'saludo' sólo se redujera a eso, pero él se puso de pie y se acercó a mí. Me besó en la mejilla.
—¿Cómo estás?
—Bien... ¿y tú? —pregunté torpemente.
—Bien —contestó. —¿Qué te trae por este lugar?
—Pues... ¿estudiar inglés? —sonreí como si eso ya no fuese obvio.
—Dicen que es muy bueno, yo ya estoy matriculado. Tuve que venir por unos libros —indicó su mochila que se veía bastante pesada.
—Genial.
—¿Vienes sola?
—Ahora sí. Pero en un rato mi novio pasará por mí.
Lo vi pestañear unos segundos, perplejo.
—Ah...tienes novio —sonrió algo incómodo. —Qué idiota, cómo no lo pensé antes.
—¿Por qué lo dices...? —pregunté nerviosa.
—Nada. Sólo debí imaginarlo, eres muy linda.
Alcé las cejas y sentí mis mejillas coloradas. Sólo me limité a sonreír como una tonta.
—Creo que ya debe haber llegado —hice el ademán de largarme, pero él me detuvo.
—¿Me das tu número? Tal vez podemos juntarnos cuando comiencen las clases —me dijo muy relajadamente, pero yo me tensé un poco.
—No suelo dar mi número —contesté seca, bajando la voz porque me había avergonzado un poco.
—¿Por qué? —me observó con curiosidad.
—Pues...no sé, sólo no lo doy.
—¿Tienes un novio celoso?
—Claro que no, no es por él —me reí.
Si supieras querido Ryan de quien realmente estoy hablando...
—Está bien... ¿hay alguna otra forma de verte de nuevo?
—En clases ¿no? —sonreí. —La otra semana comienzan y creo que entraré a estudiar aquí.
—Si... es que no conozco a nadie y tal vez podríamos juntarnos antes de entrar a este lugar —sugirió.
Bueno, había personas que no solían hacer amigos con facilidad o no se sentían acostumbradas como yo a entrar en lugares completamente desconocidos.
—De acuerdo. Te doy mi número.
Él sonrió victorioso pasándome su móvil, anoté mi número y se lo devolví.
—Espero que no sea un número falso.
—No lo es.
Ryan caminó junto a mí hasta la salida y en la distancia vi a Luck que estaba apoyado en su moto. Nos observó a ambos, pero no se acercó.
—¿Él es tu novio? —me preguntó Ryan.
—Si.
Vi de reojo que alzó sus cejas mirándolo, tipo: "¿Por qué ella se fijaría en un tipejo que parece sacado de una película de acción?". Me despedí de él y rápidamente caminé hacia Luck quien me besó en los labios apenas estuve cerca de él. Luego alzó la vista y volvió a observar a Ryan.
—¿Y ese quién es?
—Ryan. Estudiará aquí también.
—¿Lo conoces?
—Pues...lo conocí un día que salí con Millie y hoy me lo he encontrado.
Él alzó las cejas, burlesco.
—No me habías contado esa historia, Rocky.
—Parece que el chismoso de la relación es otro.
Él sonrió ampliamente, se subió a la moto y yo me subí detrás.
—Mientras se mantenga lejos, mejor —comentó encendiendo la moto y yo lo golpeé levemente en el estómago.
—¡Pareces un puto matón, Luck!
Él se encogió de hombros con diversión y luego salió disparado rápidamente a casa. Luck se quedó a almorzar con Jean y yo mientras papá trabajaba como un loco en su oficina y luego se marchó porque debía ayudar a Norman con unas cosas en uno de sus bares, así que me encerré en mi habitación.
Pensé que Ryan no tomaría en cuenta mi número de teléfono, de hecho, se me había olvidado de que se lo había pasado, pero me mensajeó cuando yo me encontraba ordenando un poco el desastre de mi clóset.
Ryan: ¿Qué tal?
Miré la pantalla por un momento, desbloqueé el móvil.
Pascal: Todo bien.
Ryan: Preferí enviar un mensaje antes de llamar, así no quedaba como un idiota si era falso.
Pascal: Bien pensado.
Ryan: ¿Ya decidiste si entrarás a estudiar inglés en ese instituto?
Pascal: Todavía no lo hablo con mi padre, pero es lo más probable. Pronto iré por la matricula.
Ryan: Si quieres te acompaño.
Ryan: Y aprovecho de pasarte unos apuntes.
Ryan: ¿Qué dices?
Pascal: Gracias, pero no. Seguramente iré con papá. Y luego me puedes prestar los apuntes, claro, cuando entremos.
Ryan: Claro. Sólo quería invitarte a un café...o a una pizza.
Ryan: Como amigos.
Pascal: Otro día ¿sí?
De inmediato bloqueé el móvil y pese a que me contestó, no le seguí hablando.
Pensé que dejaría de hablarme, pero con el transcurso de los días noté que me mensajeaba todos los días y, al menos, me llamaba una vez al día. No era descortés, de hecho, sus mensajes sólo decían "Buenos días" o "¿Qué tal todo hoy?". Pero ya comenzaba a parecerme un poco rara su actitud conmigo. Era obvio que estaba interesado en mí de otra manera, ¿pero no le había quedado claro que tenía novio? Claramente no quise comentárselo a Luck, pues probablemente se enfadaría y no quería imaginarlo celoso una vez más. Sobre todo, porque la última vez que estuvo celoso casi le había roto la cara a Dan.
Una noche en que Luck debía ir a una carrera y no quiso que lo acompañara —porque ahora no quería ir conmigo a ninguna de sus carreras—, mi móvil comenzó a sonar cerca de las diez de la noche, sólo pude pensar que era Luck, pero cuando giré el móvil y leí la pantalla ahí se extendía "Ryan". Respiré hondo. Había estado evitándolo, así que era hora de dejarle clara mi posición.
—¿Hola?
—Pascal.
—¿Qué te ocurre, Ryan? ¿Por qué estás llamándome tanto?
—Porque quiero hablar contigo y no me contestas...
—Mira Ryan...si no te contesto es por algo ¿no? Debes dejar de llamarme.
—¿A tu novio le molesta? —preguntó divertido, pero a mí no me causó gracia.
—No sabe que eres así de insistente llamándome.
—Tampoco me importaría si lo supiera.
—Ya no es agradable esto, Ryan.
—¿No puedes sólo calmarte y conversar conmigo? Sólo por teléfono, Pascal.
—De acuerdo...pero ¿de qué? —me resigné.
—¿Qué haces?
—Nada. Me preparaba para dormir.
—¿Y tu novio?
—En casa —contesté seca.
—No seas así. Háblame de ti...sólo estoy tratando de ser amistoso.
Respiré hondo.
—¿Y qué quieres que te diga?
—Pues no sé...qué edad tienes, con quién vives ¿las cosas normales que hablan dos personas que están conociéndose?
—Pues tengo diecisiete, es todo. Vamos al grano ¿Por qué estás tan interesado en llamarme tanto?
—Sólo quiero conocerte.
—¿Cuál es el fin?
—No me doy por vencido tan rápido, Pascal. Creo que eres muy guapa, mucho. No creo que sea malo fijarme en ti ¿no?
—No te he dado ninguna señal. Tengo novio y creo que estás siendo un poco impertinente.
—De acuerdo —oí su risa —. Sólo es una broma, seamos amigos.
—Es lo que me parece más normal.
—Aunque no dejas de gustarme.
—Dios —rodé los ojos. —No puedo ayudarte con eso.
—Lo sé. Sólo quiero conocerte, no estoy pidiéndote nada más.
—No me fijaré en ti —zanjé.
—Nada es para siempre, Pascal.
Sus palabras se quedaron en el aire. Intenté tener un poco más de paciencia, pues me estaba sacando un poco de mis casillas.
—Si te refieres a mi relación...todo está muy bien. Gracias.
—Y te deseo lo mejor, de verdad. Sólo que a veces soy más realista. Pero no hablemos de eso, ya que no quieres hablar de ti...te hablo un poco de mí.
—Bien...
—Tengo dieciocho años. Vivo con mis padres aún. Tengo dos hermanas pequeñas y nací en Bellemore. Eso.
—Debes tener una familia bonita.
—Lo es ¿tú con quién vives?
—Con mi padre. Y mi hermano.
Íbamos a seguir con la conversación, pero un ruido en la puerta me desconcentró.
—Debo irme, adiós —colgué.
Dejé el móvil en la cama y me paré a abrir la puerta porque habían comenzado a golpear. Me encontré con Luck afuera, tenía su labio hinchado y una ceja con un corte que me hizo horrorizarme.
—¿Qué te ocurrió? —lo hice pasar como una loca.
—Tuve una pequeña pelea, Rocky —sonrió. Luego me besó los labios muy delicadamente para no hacerse daño.
Lo vi sentarse en la cama mientras yo cerraba la puerta con pestillo. Se sentó en mi cama y yo caminé al baño por un botiquín de primeros auxilios. Salí de allí con algodón y agua oxigenada.
—No otra vez, Rocky —cerró sus ojos con fuerza y luego se acostó en la cama con lentitud.
—Esto no pasaría si dejaras de pelear.
—Me dices a mí que deje de pelear cuando tú eres la que pega los puñetazos más fuertes —bufó. —Sólo odio que quieran quitarme mi dinero de forma injusta.
—Sólo es dinero. Tu vida es más importante que eso —le dije y él sonrió levemente.
Comencé a limpiar sus heridas mientras él se quejaba a ratos. Mi padre había salido con Will esa noche y me comentó que llegaría tarde. Luck lo sabía, así que se había aprovechado de eso y había ido a meterse a casa. Se quitó las zapatillas y se quedó junto a mí.
—Extrañaba dormir contigo —lo oí mientras se quitaba las zapatillas y se metía debajo de las sabanas.
—También yo —me acurruqué junto a él.
No pasó mucho rato cuando Luck pasó su brazo por debajo de mi nuca y me apegó a su pecho, respiré hondo, inhalando el olor a perfume masculino de su cuerpo y cuando intenté quedarme dormida mi móvil sonó en el velador y ambos nos sobresaltamos porque ya estábamos relajados. Era el sonido de un mensaje, así que desbloqueé la pantalla y vi su nombre: "Ryan". Dudé por un momento si abrirlo o no, pero finalmente lo hice.
Ryan: Buenas noches, Pascal. Que tengas lindos sueños, hablamos mañana...quizá. Un beso.
Me quedé mirando la pantalla por un momento y sin responderle bloqueé el móvil y lo volví a dejar en el velador. Volví al costado de Luck y me acomodé.
—¿Quién era? —preguntó somnoliento con sus ojos cerrados.
—Nada importante, un mensaje —contesté.
Era pésima mintiendo.
—Un mensaje...—repitió —¿Se puede saber de quién? —sonrió un poco, luego abrió sus ojos y me observó de cerca.
—Ryan.
Él frunció el ceño confundido, luego alzó las cejas recordando quien era.
—Ah. Tu amigo que conociste en la cafetería —ironizó.
Asentí riéndome un poco.
—¿Y qué quería?
—Pues nada, sólo decirme buenas noches.
Él se quedó perplejo.
—¿Es normal que un simple amigo te diga buenas noches? Lo esperaría de Dani, pero... ¿él?
—Sólo es un mensaje, olvídalo.
Él se quedó serio mirándome. Cogí el móvil y le enseñé el mensaje sin que me lo pidiera.
—No te dije que me lo mostraras, no necesito eso.
Me encogí de hombros.
—¿No confías en mí?
—¿Estuviste hablando con él? —evitó mi pregunta.
—Si. Me había estado llamando y decidí contestarle. Ya basta, no pasa nada ¿No confías en mí? —repetí.
—Claro que confío en ti, Rocky. Pero no soporto a los idiotas como él.
—¿A los idiotas como él?
—Sólo no quiero que aparezca un imbécil y que luego te alejes de mí —confesó y yo sonreí un poco.
—Jamás podría alejarme de ti.
Luck no se vio muy convencido con mi respuesta, estaba serio, incluso podría decir que estaba enfadado, pero no conmigo, pues no me hablaba mal ni nada. Sino que le fastidiaba la situación.
—¿Está interesado en ti?
—No lo sé... pero me ha estado llamando y yo creo que sí, pero no pasa nada, ya le dejé todo claro.
—¿No pensabas decírmelo? —se separó un poco y se sentó en la cama, mirándome.
Resoplé cansada, encendí la luz del mesón y lo observé a los ojos.
—¿Para qué? No lo creo necesario, no me interesa.
—Eso hacen los novios ¿no? Contarse las cosas...
—Lo sé...—bajé la voz.
—Hablaré con ese idiota —dijo con molestia y yo rodé los ojos.
—Puedo lidiar con esto Luck, no necesito que seas ese tipo de novio —lo observé fijamente.
—Seguirá siendo un idiota mandándote mensajes y llamándote —señaló con enfado.
—Sólo seremos amigos. Ni eso en realidad...no estoy interesada en él, así que por favor mantente al margen.
Él frunció el ceño, luego miró la ventana.
—De acuerdo —contestó seco. —Sólo porque tú me lo pides, Rocky.
Sonreí un poco al notar sus celos justo en el brillo de sus ojos claros, toqué su hombro levemente y lo atraje hacia mi cuerpo, él me abrazó hasta que nuevamente estuvimos tendidos en mi cama.
—Sólo...no quiero perderte —oí su voz.
Abrí mis ojos. Estaba mirando el techo, perdido.
—Te amo, Luck —besé su hombro y él pareció relajarse —Y no vas a perderme.
Él giró levemente su cabeza encontrándose con mis ojos.
—Yo también te amo.
——
Me sorprendió lo tan cercana que me había vuelto con Millie en unas pocas semanas. Y eso me tenía alegre...porque siempre me costaba encajar con las personas o que ellas se encariñaran conmigo. Así que ese sábado aprovechando que Luck iría a las carreras, acepté la invitación de Millie a cenar a su casa y luego a quedarme a dormir.
Papá le había exigido a Jean que fuera a dejarme al menos al metro y sin esperar más cogí la mochila junto a mis cosas y bajé las escaleras corriendo. Vi a Jean coger sus llaves de la mesa y luego salimos juntos hasta su auto, hablamos un par de cosas sin sentido durante el camino y al llegar al metro le di un beso en la mejilla a modo de despedida.
—¡Llámame cuando llegues! —me gritó mientras me alejaba.
Sabía que Jean podía ir a dejarme justo afuera de la puerta de Millie, pero papá le exigía sobradas veces que me diera mi espacio...que dejara que me cuidara sola.
Al entrar al vagón me coloqué audífonos y calculé el tiempo en que debería llegar a la estación de Millie: 20 minutos.
Cuando llegué, me bajé y comencé a subir las escaleras que me dejarían en la calle, pero alguien me cogió del codo con delicadeza e instintivamente me giré para ver quién era. Cogí mi móvil con fuerza y me quité los audífonos atenta a cualquier movimiento...pero era Ryan.
—Supongo que sabes quién soy —sonrió con burla, luego se acercó a besar mi mejilla para saludarme.
—¿Cómo no?
—Te he estado llamando... ¿por qué no me has contestado?
—¿Estás siguiéndome? —entrecerré los ojos.
—No. Voy hacia mi casa y te vi —respondió como si nada.
—Ryan...por milésima vez...tengo novio.
—Lo sé —contestó seguro —Y no me interesa.
—No me molestes más ¿de acuerdo?
—No te enfades...
—No me gustas.
—No es necesario ser así de directa —me observó un poco —. La otra noche sólo te he dicho que quiero ser tu amigo.
—No quiero que te metas en problemas.
—¿En qué problemas podría meterme? Ah. Si. Tu novio el malvado —rodó los ojos con sarcasmo.
Me enfadó un poco su comentario, no estaba tomándole el peso a la situación.
—Sí. Eso.
—No le tengo miedo.
—Sólo mantente alejado ¿sí?
—¿Dejarás de hablar conmigo porque él te lo dice? —frunció el ceño exageradamente.
Me reí.
—No necesito que él me lo diga. La que toma decisiones sobre mi vida soy yo misma, entérate —le sonreí.
—Estoy mendigando tu amistad —resopló.
—Tú no te conformas sólo con eso.
—Puedo esforzarme —sonrió de medio lado.
—¿Es un trato? —estiré mi brazo esperando que apretara su mano con la mía.
Él se quedó mirándome por unos segundos y luego me cogió la mano, subiéndola y bajándola.
—Trato —contestó.
Nos miramos por unos cuantos segundos más y luego recordé que Millie estaba esperándome en su casa y que si no llegaba a tiempo podría preocuparla. A ella y a papá. Y también a Jean, claro.
—Me voy —solté.
Pero él salió conmigo hasta que estuvimos en la calle.
—¿A dónde vas?
—Donde una amiga —indiqué la dirección por la que debía caminar.
—¿Quieres que te acompañe?
—No, gracias.
—De acuerdo, nos vemos. Espero que me respondas las llamadas o los mensajes luego de nuestro tratado de amistad —sonrió.
Rodé los ojos.
—¡Adiós Ryan!
Me alejé de él agitando la mano como despedida y caminé hasta la dirección que me había dado Millie. Las largas calles se extendían vacías y frías en ese sector, miré una y otra vez las casas grises y sombrías hasta que finalmente encontré el número de su puerta. Toqué el timbre y enseguida la puerta se abrió.
—Pensé que ya te habías perdido —oí su voz alegre, abrió la reja que nos separaba y me abrazó rápidamente —¿Cómo estuvo el viaje en metro?
—Bien...supongo —contesté mientras entrabamos a su casa. Esa noche sus padres no estarían porque habían ido a una cena para celebrar su aniversario —Me encontré con Ryan —le conté y ella se sorprendió muchísimo.
—¡¿Qué?! —obviamente Millie ya conocía la historia de sus llamadas y mensajes insistentes —¿Vive cerca?
—¡Millie! No es tan divertido como parece.
—Lo lamento —bajó la voz —¿Luck ya sabe...
—¿Qué hablamos? Si, pero se enfada. Es...celoso.
Ella asintió levemente.
Esa noche ninguna quiso cocinar algo —aparte de que yo no sabía hacerlo— así que pedimos una pizza y freímos papas congeladas. Millie insistió tanto en que le contara el aburrido encuentro con Ryan que terminé cediendo y contándole. Ella sólo se limitó a alzar sus cejas y a decir algo como "El que la sigue la consigue".
Por la noche nos colocamos pijama y vimos películas de amor mientras tomábamos helado de chocolate y sollozábamos en las partes que los protagonistas se separaban por algo ridículamente estúpido. Y claramente al otro día despertamos con frío y con mucho dolor de garganta.
—Me duele todo —hablé notando que mi voz sonaba como la del padrino.
—Eres una débil —me respondió mientras se acurrucaba entre las sabanas.
Cuando bajamos para desayunar sus padres ya estaban en casa, su padre estaba bebiendo una taza café mientras su madre comía unas tostadas. Me recibieron muy bien, eran sumamente amables. Y noté la nostalgia apoderarse de mi cuerpo recordando las mañanas junto a mamá y a papá. Tragué duro.
De pronto, el timbre sonó retumbando por toda la casa. Millie se puso de pie de un salto y yo fruncí el ceño. De inmediato oí la voz de Trey mientras saludaba a mi amiga en plan amigable y luego oí a Luck... ¿Luck? Me apoyé sobre mis codos para mirar hacia la puerta y si...era él. Pero en realidad me sorprendía mucho más ver a Trey allí.
—Hola Rocky —me sonrió Luck mientras entraba a la cocina, me plantó un beso rápido en los labios. Saludó a los padres de Millie que ya estaban poniéndose de pie para continuar con su rutina diaria. Trey también saludó a los padres de mi amiga y luego me dio un beso en la mejilla. Inmediatamente recordé que Trey y Millie eran amigos de hace años.
—Olvidé decirte que invité a Trey hoy y...
—Y yo sólo vine a buscarte —finalizó Luck con una sonrisa ladina.
Estuvimos conversando un poco mientras yo le hacía muecas a Trey para burlarme de él sin que Millie ni Luck se dieran cuenta. Le movía las cejas de arriba hacia abajo mientras él me observaba tipo: ¿Qué demonios pasa contigo?
Terminamos de desayunar y con Luck decidimos dejar a la casi 'nueva' pareja a solas, así que nos despedimos para largarnos.
—¿Y la moto? —le pregunté a Luck al notar que no estaba aparcada afuera de la casa de Millie.
—Se la dejé a Vince, anoche se rayó un poco —me contó mientras caminábamos —Te acostumbraste a las ruedas ¿eh? A veces hay que mover las piernitas, Rocky.
—El único que está acostumbrado a las ruedas eres tú —contesté —Mírate, ni tienes pinta de haber pisado un metro en tu vida. Menos un autobús.
Él rio consiguiendo que se me apretara el estómago.
—Claro que he andado en uno, no soy un puto fenómeno.
Me cogió la mano con seguridad cuando alcanzamos el primer vagón en el metro, pero un cabello rubio me desconcentro...demonios. Fruncí el ceño e intenté ignorarlo dándole la espalda, pero no se rindió.
—Hola Pascal —oí su voz detrás de mí. Luck alzó la vista para mirarlo directamente a la cara.
Ryan...
—Hola —contesté. Me quedé petrificada por unos segundos hasta que reaccioné —Él es Luck.
Ryan lo observó con soberbia, extendió la mano para dársela a Luck y él sólo la recibió con indiferencia y en completo silencio. Muy ajeno en Luck.
—Así que tú eres Luck —comentó Ryan.
Luck lo observó por un momento.
—Si ¿querías conocerme?
—No. Ya te había visto antes.
—Típico —sonrió Luck.
De pronto el metro frenó, él observó al lugar que habíamos llegado y luego nos miró a ambos.
—Bueno Pascal, nos vemos otro día —dijo Ryan muy amigable, tanto que me incomodó más de lo normal. Incluso noté que Luck tensó la mandíbula. Sólo asentí nerviosa. —Recuerda contestar a mis llamadas y mensajes —sonrió mientras se alejaba.
La mirada de Luck se quedó en él hasta que se alejó de nuestra vista, luego levemente me observó.
—Tiene que estar bromeado —rio sacado de sus casillas.
Guardé silencio y no se volvió a hablar más del tema.
LUCK
Era fácil hacerme enfadar. Y era muy difícil que yo sintiera celos. Y esas dos cosas juntas...no iban bien conmigo.
Intenté ignorar la situación, sobre todo porque Ryan se veía como el típico chico con dinero en Bellemore. Bien vestido, zapatillas caras, cabello rubio peinado hacia atrás y una sonrisa soberbia que me hacía hervir la sangre. Probablemente yo tenía la misma soberbia en el cuerpo, pero él me había tocado las pelotas.
Pretendía conversar. No quería ser el puto cavernícola que Pascal creía que era cuando me enfadaba. Así que estaba dispuesto a plantarle cara y decirle que dejara de joder...porque esas 24 llamadas perdidas y esos 30 mensajes sin leer que había visto sin intención en el móvil de Rocky me habían dado a entender que él no estaba respetando su espacio. Ni el mío.
Así que el día en que Pascal tuvo que ir a dejar unos papeles al lugar en donde estudiaría inglés fui a buscarla sin previo aviso. La esperé sentado afuera del lugar mientras me fumaba un cigarrillo y jugaba en el móvil en una aplicación infantil que me había descargado Rocky cuando de pronto una figura de cabello rubio me desconcentró. Alcé la vista de inmediato encontrándome con la de él...Ryan. Era ahora o nunca. Me puse de pie bloqueando el móvil, apagué el cigarrillo y caminé hacia él antes de que se alejara. Él, al verme, se detuvo en seco y me observó con seriedad.
—Ryan —solté y él alzó las cejas —. Vengo a hablar contigo.
—¿Hablar? —su voz sonó irónica.
—Te rompería el rostro a patadas aquí mismo, pero voy a hablar como alguien civilizado. No preguntes. Motivos personales.
—De acuerdo —resopló restándole importancia —¿Qué quieres?
Me reí. Me causaba gracia la forma en que no le daba importancia a lo que hacía.
—Deja de joder a Pascal.
Él sonrió como si lo que hubiese dicho fuese lo más gracioso de su día. Y eso me enfadó más, pero me contuve.
Por ella, Luck...
—No eres su dueño —comentó volviendo a su seriedad.
—¿Crees que no lo tengo claro? —sonreí con gracia —Soy su novio y veo que estás incomodándola ¿qué otra señal necesitas para entender que no va a darte atención ahora ni nunca?
—¿Y qué pretendes hacer? No voy a dejar de hablarle porque estás parado frente a mí como un psicópata.
—Se un poco más inteligente. Ni siquiera sabes con quien estás hablando.
—No te tengo miedo —alzó su mentón mirándome con soberbia.
Lo miré por un momento y sin esperar a que se percatara de lo que iba a hacer, lo cogí por el pecho, haciendo un puño con su chaqueta.
—Si sigues metiéndote conmigo voy a romperte las pelotas.
Mi voz sonó clara, pero a él no pareció ni hacerle cosquillas. Me empujó alejándome de su cuerpo, pero no con tanta fuerza.
—No te me acerques imbécil.
Y no lo soporté más.
Empuñé mi mano y lo golpeé justo en la nariz consiguiendo que se desequilibrara y se tropezara con una parte de la solera que estaba mal cuidada. Lo miré hacia abajo, en silencio, esperando su reacción. De inmediato se puso de pie y me dio un empujón que no me movió como a él le hubiese gustado, luego intentó darme un puñetazo que aterrizó en mi hombro. Me molestaba su sonrisa sarcástica, su soberbia, la forma indiferente cómo me miraba...como si yo fuera un bicho raro en la vida de Pascal. Toda esa frustración la pagué en él, lo golpeé, él también logró darme unos cuantos puñetazos y al cabo de unos minutos estábamos peleando con fuerza. Mucha fuerza.
—¡Luck! —oí en la distancia. Caí en la realidad por un momento, miré hacia abajo viendo a Ryan quien sangraba mucho. Mucho más que yo. Estaba en el suelo y apenas podía abrir los ojos, ya no se movía. ¿Cómo habíamos llegado a ese extremo? ¿Cómo había llegado yo a ese extremo? Ni siquiera me di cuenta de la dimensión de lo que estaba ocurriendo frente a mis ojos cuando Pascal llegó a mi costado y me observó horrorizada, luego observó a Ryan.
—¡Dios Luck! —gritó nuevamente, me cogió del brazo con fuerza y yo reaccioné. La observé moviéndome unos centímetros atrás, notando que la calle tenía sangre, yo tenía sangre y todo...todo mi alrededor parecía dar vueltas.
***
Esto está llegando a su final más rápido de lo que pensé ¿también se les ha pasado rápido?
Probablemente suba capítulos extras [nuevos] en algún momento.
¡No olviden dejar sus comentarios y votos!
BESOPOS
XOXOXO
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