Capítulo 25: Te quiero, Luck
Cuando desperté lo hice con la sensación de seguir en mi cuarto, pero no. Luck estaba abrazándome con cierta presión en sus brazos. Una de sus piernas descansaba encima de las mías y su cabeza estaba apoyada sobre mi hombro. Lo miré de reojo, se veía completamente relajado allí, casi como un chico bueno. Acaricié su cabello por unos segundos y él se removió apegándose aún más a mí. En el mismo minuto que saqué mi mano de su cabello e iba a ponerme de pie para vestirme, él despertó.
—¿Dónde vas?
—A comer algo... —respondí poco convincente. Él frunció el ceño, luego se estiró por debajo de las sábanas.
—¿Cómo dormiste?
—Muy bien.
Me sonrió.
Me quedé mirando sus ojos cafés, a veces me parecían tan claros que alucinaban con ser verdes. Y rápidamente recordé lo que había escuchado por última vez la noche anterior... <<Me estoy enamorando de ti>> ¿Había sido real o sólo mi subconsciente jugándome una mala broma?
—¿Te duele la costilla? —me preguntó mientras se sentaba en la cama, dispuesto a levantarse.
Ni siquiera lo recordaba.
—¿Rocky?
—¿Eh? —alcé la vista.
—¿En qué piensas tanto? —me preguntó. Lo vi caminar hasta su closet, sacó un pantalón de chándal, una camiseta y luego se quedó mirándome. Yo todavía no salía de la cama.
—Anoche...yo...anoche creí escucharte...que...nada —me puse de pie rápidamente. Él frunció el ceño con una sonrisa burlesca, me siguió con la mirada cuando me coloqué unas calcetas. —¿Qué miras?
—¿Qué me escuchaste decir anoche? —me preguntó.
Me encogí de hombros.
—Nada importante —reí nerviosa. —¿Desayunamos? —me planté frente a él.
Luck rodó los ojos, luego bajó la mirada y la posó en mis ojos.
—¿Qué te pone tan nerviosa?
—Nada...yo...nada. Me ruge el estómago y soy mala con hambre y...
Me cogió por los hombros cuando intenté escabullirme, cortándome.
—No me costó decirlo a mí ¿por qué es tan difícil asumirlo para ti? —preguntó y yo me quedé congelada.
—¿Cómo?
—Si. Me estoy enamorando de ti. No estabas soñando.
Tragué duro.
—Sólo yo...no pensé que lo dirías alguna vez y...
—¿Estás bien despierta para oírlo ahora? —me observó fijamente y sonrió.
Asentí levemente, sorprendida.
—Te quiero, Luck —le dije y él sólo se quedó mirándome, sin creérselo, pues pestañeó sin entender lo que le había dicho y retrocedió un paso. —¿Qué?
—Nada —sonrió.
—¿Qué ocurre?
—No pensé que se sentía tan bien que alguien te quisiera —continuó sonriente, luego se acercó a mí y me besó.
Cuando salimos a la sala, Trey y Millie estaban sentados desayunando. Al parecer cortamos su conversación cuando se quedaron mirándonos. Trey parecía relajado, ni siquiera se le notaba que estaba loco por Millie. En cambio, ella parecía nerviosísima.
—Buen día —saludé alegremente.
Millie me sonrió, Trey sólo me echó una mirada rápida.
Luck me dio una mirada fugaz y me indicó que lo siguiera hasta la cocina, así que así lo hice, como una chica obediente. Decidimos que haríamos panqueques, aunque tuve que confesarle que no era buena cocinando. Él tampoco era bueno, pero se hizo cargo la mayor parte del tiempo. Creo que nos reímos unos diez minutos seguidos porque no podíamos encender la cocina, hasta vino Trey a vernos tipo << ¿se están volviendo locos? >>.
—De acuerdo, déjame a mí —me dijo mientras ponía todo de su parte para colocar la masa en el sartén y luego esparcirlo. Por primera vez luego de 3 veces le salió bien. Luego lo dejó en el plato con aires de superioridad —Soy experto. Seré un chef ¿qué opinas, Rocky?
Rodé los ojos.
—Quédate con las carreras.
Él sólo me observó con una sonrisa.
Nos sentamos junto a Millie y Trey que ya habían desayunado, pero de igual manera nos acompañaron.
—¿Cómo pasaron la noche? —les pregunté a Trey y Millie mientras le untaba manjar al panqueque.
Millie se atragantó con no sé qué, si ni siquiera estaba bebiendo algo y Trey sólo me observó con seriedad.
—Estuvo bien —me respondió él. Yo fruncí el ceño y Luck sonrió divertido.
—Millie ¿estás bien? —le preguntó Luck.
—Si, si... lo lamento —rio nerviosa —. Dormí bien, gracias por dejar que me quedara.
—No hay problema —le contestó Luck.
—Deberíamos quedar un día de estos ¿no? —le pregunté sonriente, Trey me observaba con cierto interés, pero seguía mirando a su futura novia.
—Claro, pásame tu número.
Compartimos número y luego comentó que debía irse a casa. Trey se ofreció para ir a dejarla, así que rápidamente Luck y yo nos quedamos solos.
Su móvil comenzó a sonar encima de la mesa. Él lo observó por unos segundos y lo cogió.
—¿Hola? ¿Justo ahora? No, no puedo. Estoy con mi novia. Si, es mucho más importante. Lo sé... y no me molesta. No, quizá mañana o en la noche. Veré si puedo. No, no volveré a llevarla, no me jodas —decía con frialdad y yo todavía no podía adivinar con quien estaba hablando —Lo pensaré. Te llamo, adiós —colgó.
Lo miré, confusa.
—¿Qué ocurrió? —pregunté.
—¿Estas de chismosa, Rocky?
Le golpeé la mano con el panqueque y él frunció el ceño divertido.
—Era un tipo de las carreras, quería que fuera a verlo ahora para ponernos de acuerdo en una cosa...quería que te llevara el muy imbécil.
—No somos novios —zanjé con burla. Él me observó.
—¿Estás devolviéndome todo lo que te dije antes? —me preguntó con una sonrisa en sus labios.
—Todo se devuelve —me encogí de hombros y luego bebí relajadamente mi jugo.
—¿Cómo puedo arreglarlo? —dejó su vaso en la mesa y me miró fijamente.
—Eres muy creativo —bromeé.
Él desvió su mirada unos segundos, pensativo, y luego regresó a mirarme.
—Espérame aquí —se puso de pie y caminó hasta la puerta.
Lo miré confundida y sin antes poder decirle algo, lo vi salir del departamento dejando la puerta entreabierta. Fruncí el ceño, pero no lo seguí. Sólo me quedé quieta esperando lo que sea que se le había ocurrido.
Sólo pasaron un par de minutos cuando Luck regresó agitado y con su mano detrás de su espalda. Cerró la puerta y se acercó a mí con una sonrisa traviesa. Cuando ya estuvo relativamente cerca de mí, me miró a los ojos y sacó su mano de su espalda. Tenía una pequeña margarita ahí y a mí se me aceleró el corazón.
—Pascal Fabregas alias Rock Lee y Rocky... ¿te gustaría ser novia de este atractivo corredor de carreras clandestinas más conocido como Lucky Luck? —no pude evitar que se me escapara una sonrisa, y alzando una ceja respondí:
—¿No crees que es muy pronto?
Él pareció desencajarse.
—¿Me estás jodiendo? Corrí al primer piso a cortarte esta margarita.
Solté una carcajada y me puse de pie. Me lancé a abrazarlo y luego le besé las mejillas.
—Claro que quiero ser novia de este atractivo corredor de carreras clandestinas más conocido como Lucky Luck.
Botó el aire de sus pulmones con una sonrisa tranquila.
—Nunca había sido novio de nadie ¿cómo es? —me preguntó cuando regresamos a desayunar.
Le di una mordida a mi panqueque y luego lo observé pensativa.
—Sólo debes cortarme margaritas, regalarme golosinas y besarme cuando esté lloviendo —sugerí y él asintió convencido.
—Suena fácil.
—Y soportarme con mi periodo.
—Eso suena un poco más difícil.
Me encogí de hombros.
—Los riesgos de ser novios...
—¿Tú me soportarás cuando esté molesto?
—Depende.
—¿De qué?
—No te puedes enfadar conmigo por tanto tiempo.
—¿Por qué no?
—Porque los novios no se enfadan por tanto tiempo.
—Me lo anoto entonces —bromeó. Luego le puso mermelada a su panqueque. Yo odiaba la mermelada, pero él no comía manjar...
—¿No te gusta el manjar? —le pregunté cuando ya iba por su cuarto panqueque con mermelada de durazno.
Él negó con su cabeza y una mueca de asco.
—¿Por qué no? ¡Es lo más maravilloso!
—Parece mierda de gato enfermo.
—¡Luck!
Él rio.
—¿Qué más no te gusta? —pregunté.
—Matemáticas. Las migajas de pan en la cama. Los suéteres de lana...
—¡¿Cómo que no te gustan las matemáticas?! —lo interrumpí ofuscada.
—Sólo a Trey y a ti les gustan esas mierdas —sonrió burlesco. —Y a ti, Rocky ¿Qué no te gusta?
—Química —respondí de inmediato —Pero eso ya lo sabes. Las rosas... bueno...eso también lo sabes —sonreí. —No me gustan las naranjas.
Él asintió mientras me escuchaba con atención.
—¿Por qué no hablamos de lo que nos gusta?
—¿Qué te gusta? —me adelanté.
—Tú.
De inmediato sentí que se me ruborizaron las mejillas.
—Y con las mejillas rojas aún más —me sonrió.
Un poco más tarde me despedí del departamento de Luck y nos subimos a su moto para dejarme justo afuera de mi casa. Me contó que iba a ir a las carreras por la noche y luego debía hablar con su padre porque no podía estar tanto tiempo sin trabajar. No me gustaba la idea de las carreras luego de lo que nos había pasado, pero no podía quitarle eso. Porque a él le encantaban. Y lo peor es que era el mejor corredor.
—¿Nos vemos mañana? —le pregunté, pero cuando él iba a responderme, la puerta principal se abrió dejándonos ver a mi padre. Ambos nos quedamos mirándolo y pese a la seriedad que traía consigo, se acercó a Luck y le extendió la mano para saludarlo.
—Hola Luck —le dijo. Él cogió su mano y se dieron un fuerte apretón. Luck apagó el motor y se quedó mirándolo cuando notó que había salido para conversar con él. —¿Cómo estás?
—Bien ¿tú?
—Bien.
Se sintió un silencio incómodo entre ambos y yo sólo respiré hondo.
—¿Qué te pasó en la cara? —me preguntó papá. Estaba mirándome fijamente.
—Se formó una pelea en la fiesta de anoche —le contesté —. Era una batalla campal.
Él alzó sus cejas y luego desvió la mirada hasta Luck.
—¿Y tú dónde estabas?
—Papá...—le cogí el brazo en sinónimo que se mantuviera tranquilo.
Luck sonrió un poco.
—Ya. Tony. Pascal sabe cuidarse el culo —soltó Luck y papá asintió.
¿Qué?
¿Estaban siendo agradables el uno con el otro?
—Mañana iremos a cenar, ven con nosotros —lo invitó mi padre, rompiendo un poco la tensión tomándonos por sorpresa a Luck y a mí.
—¿Es una cena amistosa o iremos por algo en específico?
Papá relajó sus hombros, sonrió un poco.
—No arriesgaría a mi hija a ir a una cena para cerrar tratos —le dijo —, sólo es para que nos conozcamos un poco más ¿qué te parece?
—No es necesario... de verdad... —comencé intentando sacar a Luck de la situación, pero él se me adelantó.
—De acuerdo —contestó —¿A qué hora estoy aquí?
—A las siete.
—Cuenten conmigo —sonrió Luck volviendo a encender el motor de la motocicleta. Me quedé congelada mirándolo. ¿Había aceptado?
Papá se despidió de Luck y luego entró a la casa dejándonos a solas.
—¿Qué? —me preguntó divertido.
—¿Vendrás?
—Claro —contestó —¿Eso no haría un buen novio? —sonrió.
—Si te sientes incómodo no es necesario que veng...
—Sé decir que no Rocky. No te preocupes por mí. Si quiero ir, así me gano a Tony —movió sus cejas de arriba abajo y yo reí.
—Nos vemos mañana —me acerqué a él. Nos dimos un corto beso y luego entré corriendo a casa mientras oía el motor alejarse.
Subí a mi habitación un momento después. Busqué mi móvil entre mis cosas y vi que tenía un mensaje de un número desconocido, lo abrí y noté que era Millie por su fotografía.
Millie: ¿Todo bien?
Millie: Este es mi número :P
Pascal: Perfecto ¿estás bien?
Millie: No.
Millie: Sé que no somos amigas ni nada, pero necesito contarle esto a alguien o me voy a morir...
Pascal: ¿Qué ocurre? Estás asustándome.
Millie: Es que anoche me acosté con Trey.
Pascal: ¿Queeeeeeee?
Millie: Y me gusta. Me gusta mucho. Pero mi mejor amiga me va a matar.
Pascal: ¡No me lo puedo creer!
Millie: Concéntrate por favor
Pascal: Es que estoy emocionada...
Pascal: ¿De qué mejor amiga hablas?
Millie: De la amiga que Trey y yo tenemos en común ¿lo recuerdas?
Pascal: ¡Aaaa! Pero... si es tu mejor amiga de seguro entiende que Trey y tú se gustan y todo ese cuento ¿no?
Millie: No lo entenderá, la conozco
Millie: Ella siempre me dice que Trey se fijará en algún momento en ella y ahora no sé cómo decirle que me gusta Trey... soy la peor amiga de la vida
Pascal: ¿Le contaste a Trey que esa amiga estaba enamorada de él?
Millie: Si.
Pascal: ¿Qué dijo?
Millie: Le valió una mierda
Me reí.
Pascal: Ella lo entenderá, Millie. No puede obligar a Trey a fijarse en ella...
Millie: ¿Crees que podamos quedar algún día de estos?
Pascal: Claro que sí.
Estuvimos mensajeándonos un rato más. Se notaba preocupada por lo que dijera su amiga al respecto y eso me molestaba, pues Trey estaba enamorado de ella hace años y al fin había logrado concretar algo... aunque más de lo presupuestado en una sola noche. Je, je.
——
—No me fastidies —dijo Luck mirando a Jean quien tenía una sonrisa burlesca en el rostro.
—Te ves nervioso —contestó Jean.
Luck soltó una falsa carcajada y luego se giró hacia mí.
Los tres estábamos afuera de casa mientras Jean fumaba un cigarrillo. Mi padre se había quedado adentro resolviendo un par de cosas por teléfono. Luego salió de casa y Jean apagó el cigarrillo en la pared.
—¿Dónde iremos? —pregunté cuando Jean apretó las llaves para abrir el auto.
—A mi lugar favorito para cenar —contestó papá.
Jean parecía conocer el lugar al que habíamos llegado, pero Luck y yo no. Jean aparcó el auto y luego nos bajamos. Era un sitio espacioso, rústico y con pocas personas. Le cogí la mano a Luck quien parecía un poco nervioso y él me sonrió cuando comenzamos a caminar hacia adentro. Era un lugar iluminado, con mesas cuadradas de madera antigua y con una barra en un extremo completamente sorprendente. Apenas entramos todas las miradas se fijaron en papá, pero él no dijo nada, sólo continuó su camino.
—¡Tony! —se oyó un grito. Todos nos giramos en la dirección de la barra. Era un tipo que lo saludaba con efusividad. Papá le sonrió y nos acercamos junto a él.
—¿Me tienes reservada la mesa de siempre? —le preguntó papá. El tipo asintió sonriente y nos acompañó hasta dejarnos en una mesa al costado de un ventanal gigantesco frente a las montañas y el bosque.
Me senté a un lado de Luck, pero papá se sentó frente a él observándolo divertido. Estaba disfrutando ponerlo nervioso.
No era un restaurant caro, por lo que pude ver sólo se trataba de algo para pasar el tiempo escuchando música de ambiente alegre y con una pista de baile que algunos danzaban de forma ridícula. Me extrañó un poco asociar ese sitio con la vida de mi padre.
—¿No habías venido antes? —preguntó mi padre dirigiéndose a Luck. Él negó con su cabeza. —Te has perdido la mejor comida de tu vida —dijo en plan relajado.
Jean rodó los ojos.
—Dirás las mejores peleas de su vida —contestó.
—¿Por qué? —pregunté, fruncí el ceño.
—Siempre se arman peleas, nada fuera de control —contestó papá de forma relajada.
—La última vez comenzaron a disparar. No sé por qué hemos venido aquí —agregó Jean y mi padre le dio una mirada fugaz.
—Es mi lugar de infancia, no jodan —sonrió papá emocionado.
Cuando papá pidió el menú principal vi que Luck tensó la mandíbula, pero cuando llegó la comida se vio más relajado.
—¿Te gusta? —le pregunté sólo para que él me oyera mientras mi padre y Jean hablaban sobre no sé qué.
—Si —me sonrió. Luego besó mi frente.
Apenas nos alejamos un poco noté que papá estaba mirándonos.
—Sin muestras de cariño —bromeó Jean jodiendo a Luck.
Él sólo rodó los ojos y bebió de su gaseosa.
De pronto, cuando mi padre estaba hablando acerca de lo tan deliciosa que estaba la comida, vi en la distancia a una chica que...
—Jean ¿esta es la chica que...?
—¡Shhh! —me interrumpió con fuerza y yo me reí.
—¿Quién? Vamos Jean, cuéntanos —pidió papá.
Jean, que tenía cara de nada, se colocó rojo como un tomate y luego me observó con cara de asesino.
—Nada, es una vieja amiga —contestó él luego de aclarar su garganta unas cinco veces.
—Estamos en confianza —le sonrió Luck.
—Te voy a matar —me observó a los ojos y yo sólo me reí inocente.
—¿La llamo? —preguntó papá sonriente.
—No seas mala persona —lo observó Jean completamente ofuscado —. Sólo es una chica con la que tuve...ya sabes...un par de veces y luego no me dejó tranquilo.
—Claro, debes hacerlo tan bien —bromeó Luck y pese a la tensión que había entre él y mi padre los dos comenzaron a reírse de Jean.
—¡Es verdad!
—¿Qué tipo de obsesión? —insistió Luck.
—Pues nada, olvídenlo —rodó los ojos.
Guardamos silencio mientras papá y yo nos mirábamos con complicidad y Luck seguía mirando a Jean con burla, él sólo le devolvía una falsa sonrisa.
—Estás muy callado, Luck —comentó Jean seguramente para fastidiarlo.
—¿Nervioso, Luck? —papá alzó las cejas y luego bebió un poco de su gaseosa.
—Claro que no —sonrió Luck con tranquilidad.
—¿Pensabas que iba a hacerte un cuestionario? —continuó papá observándolo —No soy ese tipo de persona, pero si prefieres eso... pues ahí voy...
—No —lo interrumpió Luck —, no. Lo prefiero así.
—Vamos Luck, responde un par de preguntas —comentó Jean dándole unas palmaditas en la espalda.
Yo rodé los ojos.
—Deja de fastidiarlo, Jean —reclamé.
—No me cuesta responder preguntas —contestó Luck de manera seca, relajada y papá sólo lo observó con ¿orgullo?
—¿Ah no? —vi a Jean alzar las cejas y ponerse en plan fastidioso, continuó observando a Luck y él sólo lo miró mientras bebía de su gaseosa —¿Están usando preservativo o alguna mierda? —soltó. Me atraganté con la comida y Luck se rio.
—Por favor, Jean —mi padre frunció el ceño —. No quiero saber eso.
—Debemos saber si Pascal está usando métodos anticonceptivos o quedará embarazada en cuanto...
—Jean —fruncí el ceño.
Luck y él estaban riéndose, pero en cuanto los miré a ambos con el ceño fruncido, se dejaron de reír y simularon estar muy serios.
—Tú empezaste —se defendió Jean mirándome.
No le dije nada, sólo comí un poco más de mi pasta.
—Bueno y... ¿Ya son novios o algo más serio? —preguntó mi padre tomándome por sorpresa, pero Luck se me adelantó.
—Si, somos novios.
—¿Desde cuándo?
—Ayer
Lo vi acomodarse en la silla, bebió un poco más de gaseosa y luego regresó su mirada hasta la mía.
—No seré un padre de mierda si te dedicas a cuidar a mi hija y no a ser el imbécil que siempre has sido —soltó papá y yo tragué duro. Luck le mantuvo la mirada.
—Lo único que hago es cuidar a Pascal. No te preocupes por eso.
¿Cómo podía Luck ser tan paciente cuando mi padre lo insultaba así?
—¡Jean! —oímos un grito efusivo.
Todos nos giramos a mirar de donde veía aquella voz femenina. Hasta que la vi: Alta, morena, con unas curvas envidiables y con un vestido apegado al cuerpo que llamaba la atención de cualquier persona. Era guapísima.
—Demonios —murmuró Jean mientras alzaba su mano y saludaba a la chica en la distancia con una falsa sonrisa.
—¿Quién es? —preguntó Luck.
—La chica de la que hablábamos —contestó Jean —No, Dios, viene hacia acá.
Todos en la mesa guardamos silencio mientras Luck y yo nos observábamos con una risa a punto de escapar. La morena se acercó con todo desplante, cogió una silla y la acercó hasta la mesa que estábamos. Luego la colocó al costado de Jean y lo saludó dándole eufóricos besos en las mejillas mientras sonreía ampliamente.
—¿Cómo has estado? ¡Ha sido un largo tiempo de no vernos! —decía la chica —¡Imagínate! Venir a encontrarnos en Bellemore...
—He estado bien —contestó Jean en modo nervioso. Yo me reí y él me fulminó con los ojos.
—Me presento, soy Paula. La ex novia de Jean —nos dijo la chica.
Jean la observó descolocado y nosotros, muy amablemente, la saludamos mientras conteníamos la risa.
—Te había extrañado muchísimo ¿vienes ahora por aquí? Podríamos juntarnos —decía con rapidez —Estoy viviendo unas calles más abajo, pero vengo aquí cuando no quiero cenar...
—Sólo venimos a veces —contestó mi padre salvándole el culo a su casi hijo.
—¡Oh! —sonrió ella. —¡Y es tan divertido!
—Lo sabemos —sonreí.
—¿Quién eres tú? —me preguntó directamente con tono celoso. Luck soltó una carcajada y todos nos giramos a mirarlo, pero él rápidamente disimuló su gracia bebiendo un poco de su gaseosa.
—La hermana de Jean.
—Pero si Jean no tiene herm...
—Mi hija —contestó papá.
—Mi novia —contestó Luck y ella alzó las cejas y luego sonrió con más tranquilidad.
—¡De verdad que te había extrañado osito! Me has hecho mucha falta en estas frías noches —decía la chica mientras acariciaba el hombro de Jean que se notaba muy incómodo.
Me causaba un poco de lástima y risa. Pues a ella le daba igual que estuviésemos escuchando su conversación.
—Si, claro, Paula —Jean se aclaró la garganta —. Ahora estamos un poco ocupados.
—¡Vamos Jean! Ven a bailar conmigo un rato.
—Ahora no puedo, estoy cenando con mi familia —dijo para escapar de la situación.
—De hecho, puedes ir —agregó papá —No nos molesta.
Luck y yo apoyamos a mi padre y Jean nos observó con cara de asesino mientras la chica se puso de pie de un salto cogiéndole la mano a Jean y arrastrándolo hasta la pista de baile.
Cuando finalmente estuvieron alejados de nosotros, reímos un poco de cómo ella intentaba seducirlo meneando sus caderas mientras él intentaba, a toda costa, sacársela de encima.
—Luck ¿Y ahora en qué estás trabajando? —preguntó papá.
—Sigo ganando dinero en las carreras y los fines de semana ayudaré a mi padre en el bar de Tanner.
—Tanner —alzó las cejas y luego negó con su cabeza —¿Seguirás con la mierda de las carreras luego de lo que pasó?
—Las apuestas siguen siendo buenas. No me quejo. Y me gusta.
—Espero que no tengas otro estúpido accidente.
—Siempre he sido parte de las carreras. Corren por mis venas —contestó Luck muy seguro de sí —. Si hemos tenido un accidente fue por culpa de un imbécil mal intencionado.
—Lo sé, pero sigue cuidándote el culo —lo observó papá.
La cena se nos pasó muy rápido mientras Jean seguía intentando alejar a la chica de su cuerpo. Y cuando comenzó a llenarse de más personas y a haber más borrachos, papá se nos miró y se puso de pie.
—Es hora de irnos —comentó —Rescaten a Jean y vayan al auto. Voy a pagar.
Nos pusimos de pie mirando a nuestro alrededor.
—¿Lo ves? —me preguntó Luck mirando en todas las direcciones.
—Si, ahí está —respondí en cuanto lo encontré. Cogí la mano de Luck y lo arrastré para acercarme a Jean.
Paula estaba sentada encima de él, no sé si bailando o con un ataque.
—Bien Jean, nos vamos —oí la voz de Luck antes de que yo pudiera decir nada.
Jean en cuanto nos oyó, se puso de pie de un salto casi lanzando a la chica al suelo del bar.
—Quédate un poco más... —insistió la morena colgándosele en el cuello. Al parecer estaba muy borracha.
—No, Paula. No puedo —esta vez la voz de mi hermano sonó fría y seca. Y, al fin, consiguió que ella lo observara descolocada y se alejara de nosotros algo triste y dolida.
Comenzamos a caminar hacia la salida con Jean hirviendo en furia.
—Ustedes son las peores personas que conozco —decía mientras nos acercábamos al auto.
—Tranquilo, osito —sonrió Luck y luego le dio unas palmaditas en la espalda. Jean lo fulminó con la mirada y yo no pude evitar reírme.
—De verdad que esa chica está loca —comentó Jean.
Papá nos miró en la distancia y luego caminó hacia nosotros pasándonos por delante para salir del restaurant ahora infestado de personas. Lo seguimos por entre las personas. Iba delante de Luck con su mano entrelazada con la mía. Un tipejo me observó cuando pasé, de seguro muy borracho, pero a los pocos segundos sentí su mano en mi trasero, presionándolo. Me quedé congelada y le solté la mano a Luck que se quedó perplejo mirando la situación.
Lo primero que hice fue plantarle un puñetazo en el rostro al tipo. Luck nos observó de cerca, atento a lo que iba a suceder a continuación.
—¡¿Qué demonios pasa contigo?! —le grité.
—Estás bien buena —rio con perversidad.
Y antes de que pudiera reclamar un poco más...Luck lo empujó consiguiendo que el hombre se tambaleara como una gelatina y le estampó su puño en la nariz dejándolo enterrado en el suelo del bar. Claramente mi puño no se comparaba con el de Luck, que tenía mucha más fuerza. Todas las miradas se quedaron en nosotros.
—Ya vámonos Luck.
Él me observó a los ojos con ganas de seguir golpeando al tipo, pero lo jalé con fuerza hasta que estuvimos afuera. Papá se nos quedó mirando con seriedad.
—¿Qué pasó ahí dentro? —preguntó.
—Nada, papá —contesté restándole importancia.
El tipo estaba borracho y había recibido dos puñetazos en menos de veinte segundos.
—Un imbécil —contestó Luck sacado de quicio, observó a papá a los ojos.
—¿Quién? —se enserió.
—Vámonos papá —le pedí —Luck le ha dado un puñetazo y seguramente todavía no despierta.
Él pareció conformarse, luego rápidamente nos subimos al auto y nos marchamos a casa.
***
Mil gracias por sus votos, comentarios y el amor de todos los días.
Cada día me está gustando más re-escribir esta historia :')
BESOPOS
XOXO
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