Capítulo 24: La conquista de Trey
Antes de venir aquí me había imaginado diferentes situaciones, la primera era estar unos pocos meses y luego largarnos a otra ciudad, no presupuestaba conocer a más personas de las debidas ni menos encariñarme. Pero eso cambió rápidamente cuando apareció Luck como un grano en el culo recolectando margaritas para mí. Me sentía segura en el lugar que estaba, me sentía estable... y eso jamás lo había sentido en mi corta vida. Le creía todo a Luck, a sus ojos cafés claro, a su sonrisa divertida y a sus abrazos apretujados. No entendía cómo en tan poco tiempo él podía haberme cambiado tanto. Y me hacía preguntarme si quizá siempre quise a una persona así... como él.
Luego de haberme dicho que me quería, se quedó mirándome, esperando mi reacción. Pero me había quedado helada, pues nadie me decía eso además de mi padre y un par de veces que Jean estaba volando bajo. No le respondí, sólo me quedé pestañeando incrédula, no me lo creía. Sólo me acerqué y lo abracé con fuerza, él pareció conformarse con eso, porque me abrazó feliz. Luego me separé de él y lo besé con fuerza.
—Iré por chocolate caliente —le dije, él asintió rápidamente.
—Si quiero, gracias —me sonrió con inocencia que claramente no tenía.
—¿Con azúcar?
—Lo más dulce que se pueda beber eso.
Me puse de pie, le pedí que me esperara y ahí se quedó como un niño chiquito. Cuando regresé pensé que se había largado, porque así era el Luck al que estaba acostumbrada, pero no. Él seguía ahí y cuando le pasé su tazón con chocolate caliente me observó con un brillo diferente en sus ojos.
Y me encantó.
— —
Esa noche el famoso de Gus tenía una fiesta y, como siempre, todos estaban invitados, incluso las personas que no conocía. Ya había acabado la tarea de filosofía que me había dejado una profesora, así que no me costó tanto acceder al permiso para ir. Mi padre ya había aceptado un poco que me encontraba con Luck, que estábamos en algo y que estaba bien. Además, él no podía negar que seguía confiando en él, casi estaba alcanzando el nivel de confianza que le tenía a Jean. Sólo con la diferencia que Luck no iba de cara bonita a caerle bien a papá. Él me decía "me aceptará en algún momento, pero no cambiaré mi forma de ser porque él lo quiere así". Y me gustaba su decisión y sabía que a papá también.
Luck pasó por mí a las diez con treinta, me llamó por teléfono y sonreí al ver su nombre en la pantalla "Lucky Luck <3" porque sí. El corazón lo había puesto él. Me estaba esperando en su moto, así que caminé con rapidez hacia él y me subí detrás. Hacía muchísimo frío, de inmediato mi nariz se congeló. Lo apreté por la cintura sin decirle ninguna palabra.
—¿Cómo estás? —me preguntó girando levemente la cabeza para observarme hacia atrás.
—Bien —contesté.
—¿Estás nerviosa?
—¿Por qué lo estaría?
—Ni siquiera me has dado un beso.
Le di un corto beso en los labios y volví a aferrarme a su cintura.
—Tranquila Rocky, voy con cuidado —dijo con seriedad y yo solo asentí.
De verdad había cambiado un poco su forma de conducir, de hecho, estaba un poco más controlado que todas las veces anteriores. Respetaba los semáforos y no esquivaba como un maniático los autos de alrededor. Así que, si antes llegábamos a la casa de Gus en 10 minutos, ahora tardamos 20. Pero me sentí mucho más segura.
Todo el lugar estaba infestado en personas fumando y bebiendo, incluso afuera de su casa. Luck se encendió un cigarrillo, me cogió de la mano consiguiendo que se me apretara el estómago y entramos a la casa.
—¡Pascal! —oí la voz de mi amigo. Me giré al mismo tiempo que lo hizo Luck. Dan se acercó a nosotros, nos saludó y luego nos acercamos a la barra que estaba con menos gente que en medio de la pista de baile improvisada.
—¿Vis no viene a estas fiestas? —le pregunté a Luck.
—No, las odia. Se queda con las carreras de todas las noches —me respondió. Luego apagó el cigarrillo que ahora pequeñito y lo lanzó al basurero que se encontraba algo vacío... digo vacío porque todos las colillas y latas vacías se encontraban esparcidas por cualquier lugar.
—¿Y Franco? —preguntó Dan. Luego le dio un sorbo a su cerveza.
—Hoy viajaba a Texas, no he podido hablar con él.
Nos quedamos conversando un largo rato, riéndonos y opinando acerca de unas marcas de cerveza. Vimos a Amy un par de veces, quien nos miraba en la distancia y no se atrevía a acercarse. Al parecer no tenía la intención de hablarnos. No cuando mi padre se había deshecho personalmente de su primo.
De pronto, vimos a Trey llegar a la fiesta y Luck frunció exageradamente el ceño. No era normal ver a Trey en una fiesta de estas. Hizo contacto visual con nosotros y se acercó.
—Hola —dijo.
Él único que lo saludó amablemente fue Dan, pues nosotros estábamos mirándolo tipo: ¿qué bicho te picó?
—¿Qué haces aquí? —le preguntó Luck —¿ocurrió algo?
—Nada. Estaba aburrido en la cueva —contestó.
—No mientas —lo observó Luck.
—¡De verdad! ¿Acaso no puedo venir a una fiesta de Gus?
—Nunca vienes —le dije y él me frunció el ceño.
De pronto, la mirada de Luck pasó de nosotros hasta una chica. Fruncí el ceño dándome cuenta de su descaro.
—¿A quién miras tan...
—Ya sé —me interrumpió Luck, pero mirando a Trey —Vino ella ¿no?
—¿Quién? —se entrometió Dan.
—Cállate —lo observó su hermano menor.
—Millie —sonrió Luck con burla.
—¿Quién es Millie? —pregunté con curiosidad, girando hacia todos lados.
—Disimula, por favor —pidió Trey con desagrado.
—¿Viniste por una chica? —sonrió Dan, jodiéndolo.
—No exactamente.
—¡Ya dinos quien es! —alcé la voz.
—Mira disimuladamente a tu derecha... es la chica de cabello negr...—Dan y yo giramos la cabeza como el exorcista buscando a la chica y Trey resopló con molestia. Luck sólo se rio.
Hasta que la vi. Era una chica delgada, de cabello negro y flequillo. Sólo podía verla de perfil, parecía muy sencilla y bonita ¿de dónde era? ¿de la escuela?
—Es muy guapa —opinó Dan.
—¡Me encanta su flequillo! —le di un codazo a mi potencial cuñado.
—Cállense y dejen de mirarla, notará que estamos hablando de ella —reclamó Trey.
—¿Cómo es que la conociste? Cuéntanos.
Luck estaba en silencio mirando con una sonrisa burlesca a su hermano, disfrutando de la situación tanto como lo estaba haciendo Dan.
—¿Es de la escuela? —pregunté, insistente.
—¿En que momento te volviste tan preguntona? —me observó Trey.
—¿No me vas a contar? —hice un puchero.
—Rocky... —me sonrió Luck. —Millie es la mejor amiga de una amiga de Trey. Se conocen hace como tres años y ella nunca le ha dado bola.
—¿Friendzone?
Trey rodó los ojos.
—Creo que fue mala idea venir.
—Es tu momento para hablarle, sácate provecho Trey —lo animé.
Él me observó cansado.
—No seas idiota, hermano —le dijo Luck dándole unas palmaditas en el hombro.
—Propongo un plan —dijo Dan y todos lo observamos, incluso Trey. —Pascal finge hablarle por alguna idiotez, luego te acercas y ¡Oh se conocen! Conversación de tres y luego Pascal los deja a solas.
—¡Perfecto! —di un pequeño saltito.
—No jodan, es muy obvio —opinó Trey.
—Esta vez apoyo a Trey, es el plan más idiota que he escuchado —comentó Luck.
—Pues piensa en algo tú, cabezota —le dijo Dan.
—A ver Dani...
—Ya, sin peleas —apoyé la mano en el pecho de Luck.
Trey nos observaba como si estuviésemos volviendo locos de verdad. Él era diferente a Luck, pues su personalidad no era tan efusiva ni alocada como la de Luck. Era más bien callado, pensativo y con un humor diferente. Pero era guapo, muy guapo. Y cualquier chica podría fijarse en él. Tenían buenos genes, no podía negarlo.
—Bueno, si crees que puedes solo...adelante —le dije.
Trey asintió satisfecho.
Pero ya había pasado una hora desde que le había dicho eso y lo máximo que había logrado es que la chica le sonriera a la distancia. Yo ya había bailado con Dan y Luck, había bebido un poco de cerveza y Trey seguía ahí...en la barra.
—Voy al baño —le dije a Luck. Él asintió.
Ahora si sabía donde estaba el baño, así que rápidamente me dirigí hacia allá. Estaba ocupado, así que esperé paciente afuera mientras notaba que la fiesta estaba mucho más llena que antes. Estaban tardando más de la cuenta en el baño, golpeé un par de veces, pero nadie respondía. Resoplé.
—¿Estás esperando el baño? —oí una voz femenina.
¡Y voilà! Era Millie. La mismísima.
—Si, hace un rato —contesté.
—Me mearé en los pantalones —rio.
—Y yo.
—¡Hey! ¿Tú eres la chica que anda con Luck y Trey? —me preguntó con una sonrisa amable.
Asentí levemente.
—Conozco a Trey hace un par de años, es muy gracioso ¿no?
De gracioso nada, pero de bueno para los puños...mucho. Pero tenía que ayudar a mi futuro cuñado.
—Si. Muy gracioso. Me rio a carcajadas cuando estoy con él.
—¿Lo conoces de mucho?
—Sólo de la escuela, me llevo más con Luck.
—Claro, es tu novio ¿no?
Se me apretó el estómago.
—No exactamente.
—¿Y Trey trajo a su novia?
—¿Tiene novia?
—No lo sé, pensaba que si... —dijo, poniéndose nerviosa.
—No tiene novia, pero no dudo que pronto encontrará una ¿no crees? —comencé con mi colaboración con mi cuñadito —Es muy atractivo ¿no?
—Si... lo es.
—Tenía una amiga que se moría por él. De seguro tiene a toda la escuela detrás.
—¿Sí? —me observó con sorpresa.
Asentí entusiasmada.
—Pero me imagino a Trey sólo de una chica, míralo —ambas lo observamos en la distancia, se encontraba sentado en la barra bebiendo una cerveza. Ella lo observó con una mirada diferente, en cambio yo estaba tipo: ¡Haz algo grandioso Trey! Bébete la puta cerveza hasta el fondo, dos tequilas, qué sé yo. Pero el idiota no hizo nada. Sólo se quedó ahí.
—Ya te digo... atractivo —continué.
—Si, claro que lo es. Lástima que mi amiga está perdidamente enamorada de él —me dijo. Me quedé de piedra, la observé a los ojos.
—¿Cómo?
—¡Dios! No debí haberte dicho esto...por favor no se lo digas, es que...
—Tranquila, ni siquiera conozco a tu amiga.
¡AY TREY!
—Esto está poniéndose feo —me dijo refiriéndose a la fiesta. —Es mejor que salgamos de aquí, no saldrán jamás del baño.
Asentí y caminé junto a ella intentando llegar a la barra en donde estaba Trey, pero las personas estaban comenzando a aplastarnos. Había muchísima gente, no encontraba el momento en el cual se había repleto de tantas personas. El olor a marihuana estaba muy fuerte, tanto que hasta me causaba asco. Ya se había armado una pelea en medio de la fiesta que habían logrado contener por un momento. Pero seguíamos ahí, quietas.
—Salgamos de aquí, por favor, soy claustrofóbica —me dijo Millie con notable terror en sus ojos. Me cogió del brazo incluso sin conocerme, aferrándose a que yo podía sacarla de ahí.
Por un momento me desorienté, pues la casa de Gus era grande y por todas partes había personas mucho más grandes que nosotras, así que dimos un par de vueltas en círculo buscando una puerta para salir al patio delantero. Ya se me había perdido de vista Luck, Trey y Dan. Ni siquiera podía ver la barra ni las paredes. Estábamos en medio de todo. Íbamos decididas a subir al segundo piso en busca de aire, pero cuando llegamos a la escalera estaba llena de personas sentadas y de pie, los pasillos estaban con personas borrachas y se oía gente en el balcón.
—¿Estás bien? —le pregunté a Millie.
Estaba pálida, me apretaba cada vez más el brazo y respiraba agitada.
—No —fue lo único que me dijo.
Quería ayudarla, pero no podía hacer mucho más que quedarnos quietas pegadas a una pared. Pero de pronto un empujón fuerte nos soltó del brazo. Vi el terror en sus ojos cuando algunas personas se atravesaron entre nosotras. Dos chicos estaban golpeándose, luego comenzaron a meterse más y más personas en aquella pelea en medio de todo. Los empujones comenzaron a ser más fuertes. Recibí pisotones y puñetazos en el cuerpo mientras veía que Millie, en la distancia, intentaba controlar su respiración y cerraba los ojos con fuerza.
De pronto, se escuchó un ruido tan fuerte que me aterró. Todos comenzaron a gritar y a buscar una salida. Logré coger a Millie de la mano y comenzamos a movernos por entre la gente para buscar la puerta principal. No entendía lo que estaba pasando, no sabía de donde había provenido tremendo estruendo, pero la policía no tardó en llegar con sus bocinas ruidosas. La mayoría estaba tratando de encontrar la salida y, al no hacerlo, comenzaron a quebrar los vidrios de la casa. Hasta que finalmente una puerta se abrió, todos se lanzaron como unos locos para salir. Nos quedamos cerca de una ventana que no estaba quebrada aun, iba a abrirla, pero vi a un chico del otro lado quien lanzó una roca gigantesca sin fijarse que yo estaba ahí. Nuestras miradas chocaron demasiado tarde.
La ventana estalló en cientos de pedazos y yo quedé llena de vidrios. En mi cabello, en mi rostro y en mi ropa. La roca gigante chocó con mi costilla desequilibrándome y causándome una horrible punzada. Pero tanta fue mi adrenalina que cogí la mano de Millie y salimos por la misma ventana quebrada. Ella salió primero, luego yo que recibí un empujón que me dejó de rodillas en el cemento. Noté que estaba lloviendo y con la ayuda de Millie logré ponerme de pie adolorida. Mi corazón latía con fuerza, estaba muy asustada.
La vi coger una gran bocanada de aire. Yo no podía hablar, me dolían las costillas y las rodillas.
—Diablos tu rostro —oí su voz, me cogió las mejillas y comenzó a quitarme los vidrios del cabello —Vamos, debemos salir de aquí.
Asentí mientras ella caminaba cogiéndome del brazo, pero me dolía mucho la costilla.
—Espera —la detuve.
Ella se quedó junto a mí en todo momento. Me estaba costando respirar un poco, pero no quise asustarme más de lo que ya estaba.
—¡Rocky! —oí su voz y sentí que el alma me regresó al cuerpo.
Nuestras miradas chocaron, me observó horrorizado y con agilidad me levantó del suelo y me cogió entre sus brazos. Trey, Dan y Millie nos siguieron detrás.
Llegamos a su moto y estaba tan concentrada en que debía respirar bien que no sé que le dijo Luck a los demás que se subieron a sus respectivos auto y moto y se largaron a no sé dónde. Incluso con Millie ahí.
—¿Puedes subirte? —me preguntó, preocupado.
No me lo pensé tanto, sólo me subí y me apegué a Luck lo que más pude, pese a mi dolor de cuerpo y a mi rostro ardiendo. Esta vez Luck no fue cuidadoso con los semáforos y las calles, sólo se apresuró para llegar a un edificio de pocos pisos, me ayudó a bajarme y tras aparcar la moto nos acercamos a la portería.
Estábamos empapados y no pregunté cuando ya estábamos en el ascensor subiendo al cuarto piso. Entramos a un apartamento y con mucha dificultad me senté en un sofá negro, me quedé inmóvil, apretándome la costilla que me dolía.
—¿Dónde estamos? —pregunté confundida, regresando a la realidad.
—Mi departamento —respondió, luego corrió por el pasillo y regresó con una caja de primeros auxilios.
—Dios Luck, es...
—Si, después me cuentas que te pareció, ahora déjame ayudarte con esto —me interrumpió.
Me ayudó a quitarme el abrigo mojado, luego las zapatillas y las calcetas. Encendió la calefacción y poco a poco entré en calor. Comenzó a limpiarme el rostro, a quitarme vidrios que yo no había visto. Me curó por un largo rato y me soplaba el rostro cuando me ardía.
—Lo lamento —me decía mientras continuaba poniéndome tiritas en un pómulo que se me había hecho una herida.
—De verdad la suerte me odia —sonreí, pero él no sonrió, estaba serio y preocupado. —Pensé que no saldría de ahí —bajé la voz.
—Pero ya estás aquí... —apoyó su mano en mi muslo y a mi se me contrajo el estómago.
De pronto tocaron el timbre del departamento, Luck se acercó a abrir y yo me giré cuando oí la voz de Trey y Millie. Dan no estaba ahí. Ella estaba empapada, él no tanto.
—¿Y Dan? —me adelanté.
—Regresó a casa —respondió Trey.
—Millie ¿estás bien? —le pregunté y ella se acercó a mí mientras Trey desviaba la mirada a Luck, se metieron a la cocina y yo me quedé junto a ella.
—Dios, si, pensé que no saldríamos de ahí... —me dijo.
Nos quedamos en silencio, mirándonos, luego ella sonrió y yo también.
—Jamás pensé que conocería a alguien en esas circunstancias.
—¡Imagínate yo! —me sonrió —Recién conociéndote y ya confesándote que soy claustrofóbica. —Me reí. —Gracias por ayudarme.
Luck y Trey salieron de la cocina, se nos quedaron mirando por un momento y yo sólo respiré hondo.
—¿Te duele algo? —me preguntó Luck acercándose a mí.
—La costilla.
—Recibió un golpe de mierda con una roca —agregó Millie y Luck abrió sus ojos de par en par.
—Es mejor que te des un baño y luego a la cama ¿de acuerdo? —su voz protectora me encogía el estómago. Sólo asentí. —La habitación de invitados está preparada —observó a Trey y luego a Millie —Es peligroso que regresen a casa a esta hora.
—No...claro que no, yo puedo pedirme un taxi y... —dijo Millie, poniéndose colorada.
Al ver que Trey no insistía en algo, me adelanté.
—Claro que no, Millie —la observé —Has tenido casi un ataque de claustrofobia en ese lugar, debes estar muy cansada ¿por qué no esperas hasta la mañana?
—¿Claustrofobia? —la observó Trey.
—¿No sabías que era claustrofóbica? —le pregunté.
—No... —contestó él, anonadado —Pero quédate —le dijo y Luck y yo nos observamos de reojo —Mañana yo puedo ir a dejarte a casa.
—¿Seguro que no molesto?
—Claro que no, Millie —le respondió él, sonriendo un poco. —Si quieres puedo dormir en el sofá...
—Hay un colchón inflable en la habitación de invitados —agregó Luck, inocente.
Trey giró la cabeza mirándolo.
—No me molesta que duermas ahí... —le dijo ella, avergonzada.
—De acuerdo, prepararé la cama y...
—A dormir, Rocky —oí la voz de Luck, interrumpiendo la escena romántica que estaba mirando entre Trey y Millie.
Me puse de pie con dificultad, me despedí de ambos y caminé detrás de Luck por el pasillo. Entramos a la última puerta y cuando estuve ahí, él encendió la luz y cerró la puerta. Era una habitación grande, con una cama doble y todo muy pulcro y ordenado.
Lo vi abrir su closet y de ahí sacó un pantalón de chándal gris y una camiseta. Se acercó a mí y me la tendió.
—En serio no es necesario, Luck —cogí lentamente sus cosas.
—Date una ducha caliente y luego ven a dormir, es tarde —me dijo y a mi se me encogió el corazón. —Llama a Tony y dile que te quedarás conmigo, Trey y...su amiga.
Le obedecí.
Cuando mi voz temblorosa confesó que iba a quedarme junto a Luck y su hermano en su departamento, la respiración de mi padre fue más controlada. Tardó un poco en decirme que estaba bien. Y antes de adelantó a decirme que podía ir por mí, incluso enviar a Jean, pero le dije que no. Que estaba muy cansada, que era tarde y que todavía estábamos pasándola bien. A él le costó procesarlo, pero finalmente me dejó. Dejé el móvil en el mesón del baño y luego giré la llave para darme una ducha caliente.
Me miré la costilla en el espejo notando que mi piel estaba rojísima y todo indicaba que se iba a poner morado en cualquier momento. Me relajé un poco cuando metí mi cabeza en el agua caliente.
De pronto la puerta se abrió y vi la silueta borrosa de Luck a través del vidrio.
—Te traje toallas y un cepillo de dientes ¿te dije que tenía uno nuevo? —me dijo muy tranquilo —Y la ropa que se te había quedado en la habitación.
—Gracias —contesté nerviosa.
—Estaré en la habitación —informó, luego cerró la puerta.
Cuando me salí de la ducha me sequé con las toallas que me había traído Luck y luego lavé mis bragas y las sequé por un largo rato con el secador de cabello, me las coloqué y sólo me quedé sin brasier en la ropa de Luck.
Cuando él me vio llegar a su habitación con mi ropa mojada, me la quitó y fue a meterla a la secadora. Luego cogió su pijama de la cama y se quedó mirándome.
—Me daré una ducha, acuéstate.
Asentí. Pensé que iba a meterse al baño, pero comenzó a quitarse la ropa a mi lado. Me giré para reclamar, pero cuando lo observé... estaba completamente desnudo.
—¡Luck! —chillé.
Él soltó una carcajada.
—Olvidaba tu virginidad —sonrió con burla, se cubrió las pelotas y se quedó mirándome. Con ese cuerpo apretado y de clavículas marcadas. Se me cortó la respiración. Se colocó la toalla alrededor de las caderas y se metió al baño.
Respiré hondo cuando oí el sonido del agua en la ducha. No podía creer que estaba a punto de dormir —realmente— con él. No me quité nada, sólo me metí a la cama, así como estaba y me trencé el cabello porque odiaba dormir con el cabello suelto. Estaba muy nerviosa, nunca había estado —sobria— en una cama junto a Luck. Cuando la ducha se detuvo mi corazón latió con fuerza y me hice la dormida. La puerta se abrió, luego sentí que se sentó en la cama y se metió a mi lado unos segundos después.
—¿Estás dormida?
Me giré para mirarlo.
—Déjame verte —se sentó en la cama.
—¿Qué cosa?
—La costilla.
Pestañeé incrédula.
—Sólo si quieres —agregó rápidamente.
Levanté la camiseta a la altura de mis pechos y él inspeccionó sin tocar. Apretó la mandíbula, luego regresó su mirada a mis ojos.
—De seguro mañana amanece mejor —me besó la frente.
Sonreí en silencio y volví a acostarme. Él se tendió a mi lado mientras yo me encontraba rígida como una roca, todo mi cuerpo estaba tenso. Y se notaba que él estaba despreocupado.
—¿No me vas a abrazar para dormir? —oí su voz cuando yo ya había cerrado los ojos.
Me reí. Me acerqué a él y apoyé mi cabeza en su hombro. De verdad que mi corazón iba a salírseme del pecho, pero él muy relajado pasó un brazo por debajo de mi cuello y me hizo espacio. Comenzó a acariciarme el cabello lentamente y yo empecé a relajarme muchísimo, al punto que el sueño estaba acabando conmigo rápidamente.
—¿Cómo es que logré esto? —me preguntó y yo sólo fui capaz de responder algo como "¿Mm?". —¿Cómo logré tener a una chica tan linda entre mis sabanas?
—Eres un idiota —resoplé, adormilada. Sentí su risa porque tenía mi mano en su pecho.
—Me estoy enamorando de ti —fue lo último que oí antes de quedarme profundamente dormida entre sus brazos.
***
Yo no me caí, me lancé de culo y sin paracaídas XD
Cuéntenme ¿qué les está pareciendo esta historia? ¿Desde qué país me leen? ¿Qué edad tienen? jiji
¡Gracias!
BESOPOS
XOXO
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