Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18: Carreras clandestinas


PASCAL

Esa noche estaba ansiosa porque saldría con Jeff a una carrera clandestina, al fin iba a poder conocerlas y me había inventado una fiesta cualquiera en casa de Dan. Sin embargo, una llamada cambió todos mis planes.

—¿Hola? —contesté sin saber quién estaba detrás del teléfono.

—Habla Jeff —me dijo, enseguida me emocioné porque tenía ganas ya de salir —Pascal, lamento cambiar los planes tan encima, pero no puedo salir contigo esta noche.

Mi sonrisa se desintegró.

—¿Pasó algo malo?

Él se mantuvo unos cuantos segundos en silencio, luego habló.

—Nada. La verdad prefiero que tú y yo sigamos siendo buenos amigos, o conocidos, como quieras llamarlo —dijo con una madurez que hasta me sorprendió. Fruncí el ceño, extrañada.

—De acuerdo...—contesté no muy convencida de lo que me estaba diciendo.

—Nos vemos luego ¿sí?

—Claro Jeff, adiós —colgué.

Esto sólo podía ser obra de un celoso empedernido: Luck Fenti.

Estaba decepcionada, no porque me interesara Jeff de forma emocional, sino porque tenía muchísimas ganas de salir y lo único que hice, al final, fue lanzarme a la cama y hundir la cabeza en la almohada.

Mi móvil comenzó a sonar una hora después en donde estuve mirando el perfil de cientos de personas desconocidas y su vida perfecta en países de aguas cristalinas. Era Luck. Una llamada entrante de nada más ni nada menos que Luck Fenti.

—¿Hola?

—Necesito que hablemos, Rocky —su voz sonó seria, arrugué el entrecejo.

—¿Qué?

—Vente a la fiesta de Gus —continuó.

—Pero...

—Por favor.

¿Luck Fenti pidiendo algo "por favor"? Debía ser algo importante. De seguro había asesinado a un tipo y no tenía donde esconderlo.

—De acuerdo...

—Nos vemos —colgó.

Apenas bajé las escaleras le pregunté a papá si seguía en pie lo de mi permiso para ir a la "fiesta de Dan", él asintió preguntándome si él pasaría por mí y antes de entrar en pánico, la bocina de su auto sonó afuera de casa. Solté un respiro.

—Es Dan —le dije.

—Cuídate —me observó —Cualquier cosa me llamas ¿sí?

—Gracias.

Le di un beso en la mejilla, cogí mi abrigo y mi billetera y salí de casa. Apenas hice contacto visual con Dan me subí a su auto.

—No estoy entendiendo nada —le dije mientras me abrochaba el cinturón. Dan rápidamente puso a andar el auto —¿Sabes por qué Luck me pidió que fuera a la fiesta?

—Probablemente porque está loco —se encogió de hombros despreocupado.

—¿Quién está en el lugar?

—¿Quién quieres que no esté? —me observó.

—¿Amy?

—Lástima que si está. Ya sabes, todo el mundo conoce a Gus, pero tranquila, después de lo que le ha dicho Luck, no creo que se acerque.

—¿Qué le dijo Luck? —mis ojos se abrieron de par en par.

—No lo tengo muy claro, mejor pregúntaselo a él

Entré a la fiesta apegada a mi amigo, pues como siempre había muchas personas y no quería perderme ni desorientarme en medio del caos. En la distancia vi a Amy bailando con un chico, pero ella no me vio. Seguí caminando mientras buscaba a Luck entre las personas, hasta que lo vi. Estaba en la barra improvisada conversando con la misma morena de siempre. Ella le sonreía. Él también.

¿Para esto me había pedido venir? ¿Para qué lo viera muy amiguito de esa...?

Creo que él sintió mi mirada en su nuca, pues se giró levemente y me observó a los ojos completamente serio.

—¿Es en serio? —él leyó mis labios. Ignoró a la chica que tenía al lado y caminó hasta estar frente a mí. Estaba enfadada. De seguro él había sido el culpable de que Jeff me cortara así —¿Vine aquí para verte coquetear con más chicas? —pregunté. Luego me sentí avergonzada por nuevamente humillarme por celos.

—No. No estoy con ella.

—Parece que el que no cumple sus promesas eres tú ¿eh?

—Claro que las cumplo. No me he besado ni acostado con ella ni con nadie.

—Da igual. Da igual si lo hubieras hecho.

Lo que dije hizo que se le tensara la mandíbula, me miró directamente a los ojos y los entrecerró.

—¿Para qué me hiciste venir aquí? —le pregunté, enfrentándolo.

—Quería verte.

Era una broma ¿no?

—¿Verme? —fruncí el ceño —¿No podías ir a mi habitación y sólo verme?

—No ¿acaso ya no puedo pedirte nada?

—No —contesté seca.

—Pues entonces vete —me dijo en el mismo tono que había utilizado yo.

Sentí un pinchazo en mi garganta y en mis ojos. Me sentí mal, se sentía mal que fuese tan frío, Dios. No podía aguantarlo. Giré sobre mis pies y caminé decidida hasta salir de la casa, no sabía cómo me iría, pues se me había perdido Dan, pero de alguna forma llegaría a mi casa, aunque fuera caminando. Miré a mis costados y comencé a caminar por la solera, con un nudo en la garganta, sintiéndome una idiota. No sé para qué había ido ahí luego de que en el tejado me había dejado bastante claro que no éramos nada.

De pronto, sentí que me cogían del brazo y me volteaban. Quedé frente a frente con Luck.

—¡Ya déjame! —lo solté con fuerza. Estaba enfadada y dolida. De seguro me ponía a lloriquear porque era una idiota sensible.

Su rostro se tornó serio al ver mi expresión.

—No hablaba en serio, Rocky —me dijo mientras fijaba su fuerte mirada en la mía.

Me avergoncé porque había dejado que se me escapara una lágrima que sequé con fuerza y muy rápidamente. Nuevamente me giré para continuar caminando.

—Pascal, espera —oí sus pasos apresurados detrás de mí, pasó por mi costado y se quedó frente a mí impidiéndome el paso.

No podía descifrar su mirada, jamás lo había visto tan ¿preocupado? Quizá estaba sorprendido por verme frágil cuando en realidad yo no lo era tanto. Pero estaba agotada de las cosas de Luck.

—¿Qué demonios quieres Luck? Aléjate de mí de una maldita vez —le pedí exaltada.

—No puedo —fue lo único que salió de su garganta. Ambos nos quedamos quietos en donde estábamos, mirándonos.

—¿Qué le dijiste a Jeff? ¿Por qué se alejó de mí tan rápido? —le pregunté intentando recuperar la compostura que no me quedaba.

—Es mi hermano. No puedes enamorarte de él.

—¿Por qué? ¿Estás prohibiéndomelo?

—Claro que no, Rocky —contestó de inmediato, cansado —. Es sólo que no puedes enamorarte de él. Jeff es mi hermano.

—Si. Y es mucho más fácil entenderse con él que contigo.

—No puedes hacerme a un lado en tu vida por estar con mi hermano.

—Tú y yo no tenemos nada ¿te acuerdas?

—Es cierto. No tenemos nada, pero me estás complicando toda la vida, Rocky.

—Entonces aléjate de mí.

—Ya es tarde para eso —soltó y yo me quedé sorprendida mirándolo —. Todo se me escapó de las manos. No puedo... yo no puedo sacarte ya de mi cabeza ¿entiendes?

¿Qué me estaba diciendo?

—Estás cada maldito segundo en mi cabeza y no puedo alejarme... no puedo. Lo intenté, créeme que intenté alejarme, pero...—respiró hondo, casi echando a un lado todos sus pensamientos —Mereces a alguien mejor.

Me había quedado inmóvil escuchándolo. No era el Luck seguro y frío de siempre, no era... era otro Luck. Uno que estaba diciéndome cómo se sentía y podía notar en su rostro cómo estaba costándole decirme todo eso. Y me sentí frágil ¿por qué no podía merecer un Luck Fenti?

—¿Por qué me dices eso? —pregunté con confusión.

—Porque es verdad. No soy lo que esperas de un chico, de hecho, soy todo lo contrario.

—¿Y qué crees que merezco? —sonreí con ironía.

—Un imbécil que te saque de aquí —desvió su mirada pese a que estábamos muy cerca.

—No quiero a ese imbécil, Luck.

Apenas me oyó decir eso, sus ojos se posaron en los míos.

—Y yo tampoco quiero que lo encuentres —guardé silencio, sólo esperaba que cortara los pocos centímetros que había entre nosotros y me besara, pero...—No sabes Rocky...no sabes cuánto sufrí por la mujer más importante de mi vida.

—No puedes compararme con ella...

—Es que...Yo no soportaría enamorarme de ti y luego perderte.

Wow.

Sólo faltó que dijera esas palabras para entender cómo estaba sintiéndose. Para saber que detrás de ese apático y frío Luck también existía un chico con miedos y sentimientos que intentaba ocultar a toda costa.

—Mira, Luck... no estás enamorado de mí y ya tienes miedo a perderme —le sonreí un poco, él también esbozó una pequeña sonrisa —Además ¿por qué podrías perderme?

Su ceño se frunció como si no hubiese entendido nada.

—¿No te das cuenta del hijo de puta que soy, Rocky?

Quería decirle << ¡Si! ¡Y me encanta este hijo de puta!>>, pero no. Tranquilidad, ante todo.

Me gustaba que fuera directo y odiaba admitir que me gustaba que en ocasiones le valiera una mierda todo, que fuera directo, que fuera un brusco cuando debía serlo y sin temor a la verdad. Él era así y a mí me había gustado, incluso cuando era un grano en el culo y me llevaba margaritas a la puerta de mi casa.

—Acabas de llorar porque te he hecho sentir mal —continuó como si fuera una reverenda idiotez fijarse en él —. Soy un idiota que en un abrir y cerrar de ojos podría perderte. Yo lo sé. Y por supuesto que tú lo sabes mejor porque eres más inteligente.

—Luck... —sonreí, pero él no sonrió. Estaba realmente preocupado de eso.

Me estaba mirando, casi luchando con sus pensamientos, así que acorté todo el espacio que había entre nosotros y lo besé. Lo besé sintiendo una electricidad recorrerme la espalda. Ya nos habíamos besado antes, pero ahora lo sentí diferente. Sentí que estábamos arreglando una parte de nosotros que se había roto la otra noche. Él me correspondió, cogiéndome por la nuca y atrayéndome más a su cuerpo. Me gustaba Luck Fenti. No podía evitarlo.

Cuando nos separamos, él apoyó su frente en la mía mientras seguía con su mano en mi nuca.

—Deberíamos volver a la fiesta —le dije. Él se relamió los labios, se alejó unos centímetros de mí y me quedé mirándolo para que regresara junto a mí.

—¿Debes? —enarcó una ceja.

—Si —contesté —Dan debe estar preocupado por mí y...

—Dan sabe que estás conmigo. Además, yo debo ir a dejarte, no el estúpido Dani.

—Pensé que lo habías superado —rodé los ojos.

—Dame tiempo, Rocky —sonrió un poco.

Así se veía mucho mejor. Sonriendo.

—¿Quieres irte a casa? —me preguntó.

—Debo hacerlo.

—Una cosa es deber y otra querer.

Siempre con sus idioteces Lucky Luck.

—No quiero, en realidad.

—Entonces haremos el plan B de Luck. —me dijo y yo alcé una ceja con confusión. —Jeff me contó que ibas a ir con él a una carrera clandestina esta noche. En su auto.

Asentí lentamente.

—Vamos a una, pero en mi moto.

Me aterré.

—¿Te has vuelto loco? —abrí mis ojos de par en par —Ni loca, no.

—No seas cobarde, vamos Rocky. Será divertido —estiró su brazo para que le cogiera la mano.

—No Luck. Voy a morir ahí.

—¿Ibas a ir con Jeff y no quieres ir conmigo?

—Es un auto, tú tienes una moto que es mucho más peligrosa.

Él sonrió mirándome y sin darme cuenta me cogió de la mano.

—Te lo dije ¿no? Jamás dejaría que algo te sucediera.

—Luck...

—¿Qué?

—¿Acaso no viste como murió pollo en tres metros sobre el cielo?

—¡Dios, Rocky! —rodó los ojos —No me puedo creer que hayas dicho eso.

—Entonces dime la verdad.

—¿Qué verdad?

—¿Te crees Hache? —le pregunté con falsa seriedad. Él soltó una carcajada y ante mi insistencia en no acompañarlo, me levantó del suelo y me llevó en sus brazos hasta su moto. Literalmente mi boca estaba apegada a su espalda mientras caminaba conmigo.

—Hache es un puto personaje ficticio, yo soy real —decía mientras caminaba junto a mí en sus brazos.

Cuando llegamos al costado de su moto, me dejó en el suelo y se quedó mirándome.

—Nunca he ido a algo así —le conté mientras me subía detrás de él y lo apretujaba por la cintura.

—Ahora irás conmigo.

—Que gran personaje.

—Lo soy —comentó con seriedad y luego sonrió de medio lado mirándome hacia atrás.

La velocidad inhumana a la que conducía Luck me hacía querer cerrar los ojos todo el camino y ponerme a rezar por mi vida. De seguro me iría acostumbrando, pero definitivamente todavía no lo estaba. Lo peor fue que no fueron unos minutos, fueron como veinte los que estuvimos arriba de su moto. Poco a poco comencé a notar que nos acercábamos a un tumulto de personas jóvenes y viejas. Sin niños. Estaba alejado de la ciudad, cerca de las montañas, las podía ver más cerca e incluso hacía más frío. Algunas chicas se paseaban en tanga como si fuera verano, otras iban más abrigadas con un short.

La calle estaba llena de motos y autos de lujo, de esos rugidores, que te sacan el corazón cuando pasan por tu costado. Había mucho de todo, en realidad. Chicos fumando cigarrillos, otros fumando marihuana y otros definitivamente metiéndose drogas duras. Había alcohol, claro que lo había. Y mucho.

Luck aparcó y yo no podía dejar de mirar al lugar que habíamos llegado. Al lugar en donde mi padre manejaba todo. Noté que en una esquina había hombres de camisa y corbata, pasándose maletines y muchísimo dinero. Y me sentí un poco expuesta cuando recordé que era una Fabregas.

—Luck —le dije antes de que comenzáramos a caminar hacia todos.

Él entrelazó su mano con la mía con naturalidad, me observó dándome toda su atención.

—¿Ellos me conocen?

—Eres Pascal Fabregas. Todos te conocen.

Tragué duro. Él en cambio sonrió despreocupado.

—Nadie se atrevería a meterse contigo —dijo con seguridad mientras caminábamos al centro de todo —Ni conmigo —agregó.

Era mucha gente, tanta que si no hubiese estado apegada a la mano de Luck me hubiera perdido.

—¡Hey Luck! ¿Qué tal todo? —se acercó un chico más o menos de su edad. Era alto, tanto como Luck, y tenía facciones muy marcadas. Los ojos cafés y un cabello rubio casi platinado.

—Hola Vis —saludó Luck —. Todo bien.

"Vis" desvió su mirada hacia la mía y alzó ambas cejas en señal de sorpresa. Poco a poco se le dibujó una sonrisa en el rostro y cuando pensé que iba a abrazarme porque era mi familiar perdido...

—¿Pascal... Fabregas? —su tono de voz bajó un poco, pero seguía emocionado y yo ya estaba sintiéndome como Angelina Jolie comprando en un supermercado. Me tensé un poco y Luck se percató de eso.

—Si, idiota —le contestó Luck —. Y preferiría que no corrieras por ahí diciéndoselo a todo el mundo.

—No haría eso, Luck. Además, de seguro todos ya saben quién es.

—Prefiero que se den cuenta solos.

—Vamos Pascal, relájate —oí que me dijo como si fuéramos amigos —. Estás literalmente en familia —su voz sonó amistosa, pero no me confié, sólo esbocé una sonrisa incómoda y cuando el chico se alejó de nosotros me acerqué levemente a Luck.

—¿Debería pensar que esto es una familia? —le pregunté bajando la voz.

—No.

Continuamos con nuestro camino adentrándonos en medio de todas las personas. Me sorprendió que todo el mundo conocía y saludaba a Luck. Hombres, mujeres y hasta personas mayores a nosotros. De pronto, nos detuvimos cerca de un lugar poco concurrido y por primera vez en la noche me soltó la mano para sacar un cigarrillo y encenderlo.

—Hola Luck —oímos una voz que se metió en nuestro silencio. Ambos giramos la mirada encontrándonos con una chica. Alta y guapísima. ¿Por qué todas las chicas que conocían a Luck parecían sacadas de una película porno? ¡Encima me sacaban unos cinco centímetros de altura!

Tenía los labios rojos y llevaba un vestido que la hacía lucir perfecta. Su cabello negro liso y brillante me desconcentró por unos segundos. Me quedé mirándola, casi atontada.

—Hola —contestó Luck con indiferencia.

—No te veía de hace mucho —continuó la chica observándolo directamente a los ojos. —Ya comenzaba a echarte de menos. —sus largos dedos viajaron al hombro de Luck y yo me tensé entera ¿es que acaso era invisible para todo el mundo?

Luck la observó.

—He estado ocupado.

—Pensaba que, tal vez, podrías correr conmigo esta noche. Y luego...no sé... repetir lo de...

—No —la interrumpió Luck sin quitarle la mirada de encima, incómodo. —Además, ya tengo con quien correr hoy, pierde cuidado.

Fue en ese entonces cuando la chica fijó sus ojos en mí. Literalmente me miró de pies a cabeza sin entender qué hacía ahí con Luck.

—¿Ella?

—Si —le contestó Luck más serio de lo que jamás lo había visto —Vamos, Victoria, no quiero ser grosero contigo.

La chica lo observó sorprendida por unos segundos y sólo asintió apretando los labios, se giró sobre sus pies y comenzó a caminar hacia los demás.

—¿Qué ha sido eso? —fijé mi atención en Luck.

—Así de fácil es tener alguien en la cama en estas carreras —me contó y cuando le puse una mueca, él se adelantó —Para hombres y mujeres, no pienses mal.

—¿Por qué la rechazaste entonces? —resoplé.

Él sonrió, divertido.

—Tener sexo dos veces no cuenta, después creen que pueden ir a casa y acostarse en mi cama.

—¿Cuál es el problema?

Él se giró a mirarme como si hubiese dicho una ridiculez.

—¿Te volviste loca, Rocky? Ninguna mujer ha tocado mi cama.

—Yo dormí en tu cama, Luck —fruncí el ceño.

—Eres diferente. Y, además, estabas borracha y eres una borracha de mierda —dijo con seriedad y luego sonrió burlesco.

Rodé los ojos.

De pronto, se oyeron rugir varios motores y un chico que llevaba puesto un gorro de lana, alzó una de sus manos mostrando un turrón de billetes.

—¿Quién se anima?

—¡Yo! —oí a Luck emocionado como un niño. Me giré a verlo y antes de poder decirle algo, me cogió de la mano y caminamos hacia él.

—¿Luck? ¡De hace tiempo no te veía! —le sonrió el tipo, luego le dio unas palmaditas en la espalda.

—¿Qué apostaremos? —preguntó Luck con una sonrisa traviesa en el rostro. Sólo le faltaba frotarse las manos.

—Dinero —respondió el chico agitando los billetes.

—De acuerdo —vi a Luck buscar entre sus bolsillos y puso una alta cantidad de dinero en las manos del tipo. Me quedé un poco sorprendida ¿cómo podía confiarse tanto?

Miré cómo unas chicas se subían en las partes traseras de las motos de los chicos que corrían. De inmediato me reí imaginando tres metros sobre el cielo, pero había una diferencia. Las chicas se sentaban y rodeaban la cintura del chico, no le daban la espalda. Aun así, me pareció peligroso y con altas probabilidades de morir.

Por uno momento perdí de vista a Luck y cuando volví a verlo noté que traía su motocicleta consigo. Con agilidad se subió a ella y se quedó mirándome.

—Vamos Rocky, súbete.

Aunque estaba un poco aterrada de correr junto a él, me subí detrás y me apegué a su cuerpo. Luck anduvo despacio hasta alinearse con dos tipos más que correrían y en cuanto hicieron contacto visual Luck les sonrió con soberbia. Ellos parecían más preocupados que felices.

—Pase lo que pase, no te sueltes —oí su voz.

—No me soltaré.

—Afírmate. Fuerte —cogió mis manos y me las apretó con fuerza en su abdomen.

—¿Has hecho esto antes? —mi voz sonó temblorosa.

—No —sonrió.

De inmediato quise bajarme de la moto y cuando lo solté, él se giró hacia mí.

—No te traería a un lugar que no conociera al revés y al derecho, Rock Lee.

Confié en él y me apegué nuevamente a su cuerpo.

Luck volvió su mirada hacia el camino con completa seriedad y yo sólo estaba temblando mientras me apretujaba a su cuerpo. Literalmente dependía de él en ese mismo instante.

Vimos a una chica ponerse en frente de las motocicletas y con un pañuelo rojo en una de sus manos, la alzó y los motores rugieron con fuerza. Hasta que de una vez ella bajó el pañuelo las motos salieron disparadas hacia adelante. Por un momento sentí que me separaba del cuerpo de Luck así que por instinto volví a agarrarme con fuerza.

Luck gritó con emoción y felicidad. Podía ver que estaba sonriendo encima de la moto mientras conducía con velocidad. Estaba en casa. Su vida era esto.

La adrenalina estaba por todo mi cuerpo y se me hacía difícil ver las calles a mis costados, pues todo era demasiado rápido y el viento me pegaba en la cara con agresividad, sin embargo, me gustaba. Las motos de los otros chicos seguían adelante, luego Luck aceleró pasando al segundo y bajó la velocidad cuando nos acercamos a una curva cerrada. Juro que casi sentí que iba a caerme al suelo cuando dobló, pero de inmediato se estabilizó.

Quería disfrutar el paisaje, pero lo único que lograba ver era que íbamos en segundo lugar y que el tipo que iba por delante no nos dejaba pasar. Apreté los puños cuando Luck aceleró con fuerza para pasarlo y cuando el tipo intentó cubrirnos el paso, rápidamente estuvimos en el lado izquierdo.

—Se acabó el juego —oí a Luck.

Si, definitivamente iba a morir.

La velocidad a la que íbamos esta vez superaba por muchísimo a la que habíamos andado hace segundos. Mis piernas temblaban y Luck iba muy concentrado en el camino. Quise mirar a mis costados, pero lo único que conseguí fue apoyar mi frente en la espalda de Luck, pues sólo veía luces y árboles pasar muy rápidamente.

No me podía creer que esta fuera una de las formas para relajarse de Luck Fenti. Realmente estaba demente. Si que era una sensación de adrenalina y entrabas a un estado de querer gritar con fuerza, pero no podría subirme todos los días y andar así. Tu vida pasa en un segundo encima de la moto, pero cuando te detienes vuelves a la normalidad. A la mierda de siempre. A los problemas de siempre.

Oí gritos en la distancia y cuando me di cuenta de que nos acercábamos a la meta Luck ya había atravesado la línea final y había dado un frenazo horrible que me despegó del asiento. Los dos chicos que venían detrás pasaron unos segundos después. Me solté de Luck al mismo tiempo que veía a personas acercarse a nosotros para felicitar y abrazar a Luck.

—¡Eres un hijo de puta! —le gritó Vis con una sonrisa en el rostro.

Se dieron la mano, luego se abrazaron. Luck se veía feliz y orgulloso, pero no emocionado como si hubiese ganado una copa de oro. Se bajó de la moto y me cogió de la mano para ayudarme a bajar. Él estaba como si nada. A mí me temblaban las rodillas.

—¿Todo bien? —me preguntó apoyando sus manos en mis hombros.

—Me tiemblas las rodillas.

Él se rio y me cogió entre sus brazos, levantándome del suelo.

—¡Ganamos!

Sólo me reí, luego me dejó en el suelo y me besó la frente.

—Que gran carrera, Luck —se acercó el tipo del dinero, le pasó la parte correspondiente a Luck y luego se marchó.

De pronto, cuando todos estaban felicitando a Luck y comenzando a abrir muchas cervezas en sinónimo de celebración porque Luck había vuelto y encima había ganado, se oyeron sirenas de policías en la distancia. De inmediato se me apretó el estómago.

—¡Vienen policías, dispérsense! —gritó un chico.

Al parecer todos tenían un método de escapatoria, pero yo no. Así que me quedé quieta mientras mi corazón se aceleraba aún más. El caos no tardó en llegar. Todos comenzaron a correr y subirse en autos, motocicletas y yo me perdí. Luck se me perdió de vista y me quedé paralizada en medio de todo el mundo.

Mi vida iba a acabar ahí.

—Demonios Rocky, me asustaste —lo escuché. El alma me regresó al cuerpo. Luck me cogió de la cintura y corrió junto a mí hasta su moto, nos subimos en ella y velozmente salimos del lugar por callejones y pasajes oscuros, ocultándonos.

Cuando estuvimos completamente a solas y en silencio, Luck aparcó por un rato y yo me bajé de inmediato. Él se bajó mirando mi rostro.

—Estás pálida ¿te sientes bien? —se acercó a mí y puso la palma de su mano en mi frente.

—Dios, me asusté mucho —confesé de pronto y él sonrió —. Vámonos a casa, por favor —le pedí con demasiado dramatismo.

Antes de que pudiéramos volver a subirnos a su moto, él me abrazó con fuerza. Se me relajaron los músculos y sólo lo abracé apoyando mi cabeza en su pecho.

—Tranquila Rocky —acarició mi cabello —. Ya te dije, nada te pasará si estás conmigo.

Intenté calmarme un poco más, pero estar en un callejón oscuro y sin salida no estaba ayudándome.

—Bueno, ya vámonos —se separó un poco de mí. —Vamos a casa.

—¿Irás a dejarme?

—Si. ¿No quieres irte?

Si quería, pero... ¿cómo le decía que no quería que se fuera él?

Mis palabras se quedaron atrapadas en mi garganta.

—Si...si, vámonos.

Al llegar a casa, él me dejó justo en la puerta y me observó a los ojos.

—Me quedaría contigo, pero Tony mencionó que mañana sería un día ajetreado.

—¿Por qué?

—No lo sé. Nos vemos mañana ¿de acuerdo?

—¿Cómo? —fruncí el ceño.

—Me las arreglaré —se encogió de hombros.

Me besó en la boca de forma rápida y luego se marchó. No sin antes esperar que estuviese adentro y a salvo.

Entré a casa mirando a mi alrededor, todo parecía estar más limpio de lo habitual. Caminé hacia la cocina, me serví algo de jugo y cuando estaba bebiéndolo, oí unos pasos detrás de mí. De inmediato me giré. Jean.

—Me asustaste.

—¿Qué haces llegando a esta hora?

—Salí con Dan...

—Dan —alzó las cejas.

—Si... mi amigo Dan.

—Tu amigo Dan...

—Deja de repetir lo que digo —fruncí el ceño.

—Yo no soy estúpido, Pascal.

—¿Entonces para qué preguntas? —me encogí de hombros.

—No la cagues. Sólo eso te digo —se sentó en una silla frente a la mesa.

—Papá no se va a enter...

—¿En qué mundo vives que crees que tu padre no sabe lo que pasa con tu vida? —rio. —Claro que lo sabe, sólo está probándote. Y si la cagas o él la caga, créeme, Pascal... que mejor no te hayas enamorado de él.

Rodé los ojos, cansada.

—¿A qué venías? —evité el tema de Luck.

—Claro, verdad —asintió —. Mañana no será un día muy... bueno.

—¿Por qué?

—Vendrán policías, Pascal. Habrá un allanamiento.

¿Allana qué?


***

Capítulo de miércoles jiji <3 ¡Nos leemos el viernes!

Por cierto, me fue súper en la presentación de mi defensa ¡Ya estoy oficialmente out de la universidad! 

BESOPOS

XOXO

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro