Capítulo 12: Amistad quebrada
LUCK
Sentí el lunes justo en mi cerebro cuando me desperté esa mañana. Me dolía el cuerpo y la cabeza. Y no sé por qué el primer pensamiento que se me atravesó por la cabeza fue a Pascal saliendo a trotar ¿cómo podía? ¿cómo podía un lunes por la mañana antes de irse a la escuela? Yo cuando iba a la escuela lo más que hacía era fumar un cigarrillo antes de clases.
Estaba quedándome en la cueva de Fabregas mientras papá buscaba un departamento o una casa donde quedarnos. Trey se quedaba con Vince y Jeff y mi padre en la habitación de uno de sus bares. Todos estábamos esparcidos, pero con contacto.
Estuve la mayor parte del día planeando algunas carreras que se avecinaban y, cuando iban a ser cerca de las cinco, oí mi móvil. Era un mensaje de Tony. No lo había visto en unos días, me había dejado en paz. Pero el mensaje decía que fuera a verlo a su oficina, así que eso hice luego de unos minutos.
Pasé confiado, ya no era como la primera vez que había estado ahí.
Él estaba viendo algo en su computador, así que, sin mirarme, me senté y oí su voz.
—¿Cómo estás, Luck? —preguntó. Luego despegó la vista de la pantalla y fijó sus ojos en los míos.
—He estado mejor —contesté.
—¿Estás quedándote aquí? —Asentí. —¿Por qué?
—Idioteces —le resté importancia.
—Sabes que puedo ayudarte si me cuentas la verdad, claro.
—Trey se peleó con un Demon, fueron a casa y reventaron todo el lugar —le conté sin dale mayor importancia, pero él abrió sus ojos de par en par casi ofendido.
—¿Los Demon?
—Si.
—Que hijos de puta... —comentó —¿Y Norman?
—Está quedándose en un bar.
—Malditos idiotas ¿qué demonios se creen? ¿Cómo ha permitido que se metan en su hogar?
Apenas dijo eso noté que su semblante había cambiado, daba miedo observar cómo sus cejas fruncidas y su mandíbula apretada gritaba que algo malo estaba a punto de ocurrir.
—No se quedará así, ni te lo pienses —dijo.
—¿De qué hablas? Son sólo idiotas, no queremos agrandarlo más.
—Es que no agrandaremos nada, lo quitaremos de raíz —zanjó y yo tragué saliva. —Norman es mi amigo y tu estas trabajando para mí, así que te respetan o se joden.
—No necesito a más imbéciles queriendo matarnos.
—Calma Luck, no todo es tan malo.
Respiré hondo.
—Bueno ¿Para qué me necesitabas? Debo ir al taller de Vince por un repues...
—Ve a buscar a mi hija a la escuela —ordenó mirándome.
Fruncí el ceño.
—¿Por qué?
—Sé que se conocen, Luck, no me jodas. Ve y tráela aquí.
Me quedé congelado por unos segundos sin entenderle, pero cuando mantuvo su mirada en la mía sin ninguna pizca de arrepentimiento, me puse de pie y salí de su oficina.
PASCAL
Luego de aquella noche en que pasé con Luck yo toda borracha, los flashbacks de situaciones habían comenzado a atacarme y, definitivamente, no quería ni verle la cara al pelinegro. Primero, no entendía cómo había sido capaz de repetirle tantas veces que era virgen. Había bailado arriba de la cama luego de fingir haberme quedado dormida y me había quitado la ropa a las cuatro de la madrugada porque había despertado acalorada, como nunca. Él me había visto en toda esa faceta ebria y se había quedado para cuidarme. Incluso en mis recuerdos él ni siquiera se veía tan borracho como yo.
Papá no había vuelto a hablarme de Luck y, cuando algo se le metía en la cabeza, no dejaba de hablarme de eso, así que agradecía que ahora se le hubiese borrado. Aunque Jean no parecía olvidarlo del todo.
Cuando salí de la escuela me despedí de Amy (quien no había mejorado mucho desde la fiesta) y en la distancia vi a Luck fumando un cigarrillo sentado en la solera. Todas las chicas que pasaban se le quedaban mirando, pero él no. No entendí si debía acercarme, así que mi primera opción fue ignorarlo, pues me moría de vergüenza verlo otra vez.
—¡Rocky! —me llamó.
Bueno. Tú te emborrachaste, Pascal, asume las consecuencias ahora.
Giré sobre mis pies y lo observé. Me acerqué lentamente a él.
—¿Qué tal la escuela hoy? ¿Cuántas anotaciones te llevas? ¿Alguna carita feliz? —su voz burlesca se hizo presente —¿Alguna pelea?
Rodé los ojos.
—¿Qué haces aquí Lucky?
—Vine a buscarte, debo llevarte a casa.
Fruncí el ceño.
—¿Qué?
—Idea mía no ha sido. El mismísimo Tony Fabregas me ha mandado.
Claro, ya decía yo que había pasado tiempo desde que papá había ignorado el tema.
—¿Te dijo algo?
—Nada grave —se encogió de hombros.
Me subí a la moto sin reclamar demasiado, pensando en que Luck estaba molestándome un poco, pero cuando se dirigió a casa me quedé helada. Me bajé, acomodé la mochila en mis hombros y lo observé.
—Aquí termina mi camino —dijo, iba a volver a encender la motocicleta, pero la puerta de entrada se abrió de par en par dejándonos ver a Jean con un temple no muy sereno.
—Papá le dijo que fuera por...
—Tony los está esperando abajo, dense prisa —me interrumpió.
Luck lo observó con cara de pocos amigos, era bastante obvio que no se agradaban. Se bajó de la motocicleta y entró a casa junto a mí. Luck se quedó mirando mi casa por un momento, como si hubiese entrado a un palacio, pero Jean lo despertó rápidamente de su contemplación y nos mandó a la oficina.
—De verdad no puedo creer que esto esté pasando —le dije mientras íbamos bajando por las escaleras.
—Es Fabregas ¿de verdad creías que iba a durarnos la mentira?
Resoplé. Tenía razón. A mi padre nada se le escapaba.
Cuando abrimos la puerta del lugar, él se nos quedó mirando con seriedad, me acerqué para besarlo en la mejilla como siempre lo hacía al llegar de la escuela, él me sonrió un poco y luego nos hizo una seña para que nos sentáramos.
—¿Qué ocurre Luck? —preguntó papá en tono socarrón.
—Tu nos has llamado hasta aquí —respondió el pelinegro con cara de pocos amigos.
—Si. ¿Qué hay entre ustedes dos? —preguntó tan directamente que se me aceleró el corazón.
—Nada —contestó Luck observándolo fijamente. Es que mentía muy bien. MUY BIEN. ¿o realmente para él no era nada?
—Sólo nos conocemos, papá —contesté, pero a mí no me salió la voz tan convincente como a él. Luck me observó tipo "deja que yo me encargo", pero los nervios me hacían hablar.
—No soy un imbécil. Puedo darme cuenta de las cosas sin necesidad de haberlos visto en alguna parte —continuó.
Su tono de voz no indicaba molestia, pero él odiaba que lo tomaran por idiota, así que se mantenía controlado en su asiento. Lo conocía.
—Sólo somos dos personas que conversan de vez en cuando y ya —comenté de mala gana.
—Ahora resulta que son amigos.
—Menos que eso —comentó Luck.
Hubo un silencio en la oficina que me caló los huesos. Miré a Luck, luego a mi padre, que no sacaba la vista de los ojos cafés claro del pelinegro.
—No quiero enterarme de que entre ustedes dos hay algo más que eso —dijo con dureza. Se me ruborizó el rostro, pero no de la vergüenza, sino de la molestia que sentí al notar cómo quería controlarme la vida.
—¿Por qué no? —se adelantó Luck con seriedad.
Mierda. Se había arriesgado demasiado y ni siquiera se veía nervioso. Abrí los ojos de par en par y fijé toda mi atención en él.
—Porque un chico como tú no merece a mi hija, lo sabes.
Dios ¿Cómo podían hablarle con esa dureza? ¿con esa honestidad avasalladora?
—¿Y prefieres que esté con un imbécil que no sabe defenderse? ¿Uno que no conoce cómo se manejan las calles? ¿Es eso? —sonrió un Luck irónico.
Se había convertido en un partido de tenis entre los dos mientras yo los observaba atentamente.
—Prefiero eso a alguien que la meta en problemas.
Luck se rio con gracia, papá no.
—¿Estás hablándome en serio? —continuó Luck —Pascal ha estado en problemas desde el día en que nació —Mi padre se contuvo, pude notarlo en su mandíbula —Es Pascal Fabregas ¿acaso su vida es normal?
—Seamos realistas. Pascal crecerá y se irá de aquí.
—Pascal está condenada a vivir bajo la mirada de todos los narcos, apostadores y ladrones del mundo. Y bueno, también de la policía. Deberías asumirlo Tony, ella no es normal ni aunque volviera a nacer... Aunque si lo hiciera en otra familia, podría ser.
Tragué saliva, molesta.
—Basta —hablé. Ambos me observaron —¿Pueden dejar de hablar como si yo no estuviera aquí?
Mi padre pestañeó confuso.
—Sé todo lo que soy, sé de dónde vengo y sé por las cosas que voy a tener que pasar por haber nacido aquí y no pienso quejarme, pero ya basta de querer controlarme la vida —me puse de pie empujando la silla hacia atrás.
Ambos se quedaron atónitos, pero los ignoré y continué mi camino fuera de la oficina.
—¡Pascal! —oí detrás y cuando me giré vi a Jean.
—¿Qué quieres tu ahora? —mi voz sonó molesta y definitivamente lo estaba porque él había sido el idiota que le dijo a mi padre que Luck y yo nos conocíamos.
—¿Qué te hice yo ahora? —arrugó el entrecejo mientras subía la escalera acercándose a mí.
—Le dijiste a papá que Luck y yo nos conocíamos.
—Él me ha pedido que te mantenga a salvo, Pascal ¿Ahora él es tan importante para ti?
Resoplé.
—Sólo quiero tener una vida normal ¿está bien? —él se quedó mirándome como si me hubiese vuelto loca —No me hables más —giré sobre mis pies y abrí la puerta para entrar a casa.
Subí corriendo las escaleras, entré a mi habitación y la cerré con pestillo.
Quería que la situación no me importara, pero ya era demasiado tarde. Ya me había fijado en Luck Fenti. Ya lo había besado, ya había visto de cerca el color de sus ojos y ya me había aferrado a su espalda en aquella motocicleta. Quería decirle que se fuera de mi vida porque probablemente siempre iba a ser así: mi padre controlándome hasta lo que comía para que nadie me hiciera daño. Pero a él parecía valerle una mierda, incluso había tenido la valentía de plantarle cara a papá. Y eso nadie jamás lo hacía.
Estuve todo el fin de semana molesta con todo el mundo, solo salía por las tardes a correr y luego me encerraba hasta que me daba hambre. Rechacé las invitaciones de Dan y Amy a alguna que otra fiesta. Sólo quería centrarme y fingir que no me gustaba Luck y que no me importaba nada de él.
— —
Entré a mi primera clase un poco atrasada, me senté en el primer puesto vacío que encontré y saqué mi cuaderno para comenzar a tomar apuntes. No tenía esa clase con Amy, así que lo que siempre hacía era ignorar a todo el mundo y estudiar. Ni siquiera había girado la cabeza para ver si Trey estaba en el salón.
Fueron dos largas horas de filosofía hablando del yo interior y un sinfín de cosas más que me costaba entender.
Me compré desayuno y luego me dirigí a las gradas en donde estaba Amy sentada leyendo un libro mientras unos chicos jugaban futbol en el patio. Caminé hacia ella en silencio y cuando estuve cerca le hablé:
—Hola —le sonreí.
Me senté a su lado.
—¿Qué lees? —pregunté desenvolviendo mi sándwich.
—Un libro —bromeó.
Me reí con ironía.
—El libro para la otra semana.
—¿Qué? Lo había olvidado —me lamenté.
Se lo quité de las manos y empecé a ojearle la sinopsis.
—¿Por qué no quisiste salir de fiesta con nosotros? —me preguntó. Le dio un sorbo a mi café y arrugó la nariz porque estaba muy amargo. —Qué asco, mujer, le faltan unas veinte cucharadas de azúcar.
Me reí.
—No tenía ánimos de salir.
—¿Sabes a quien más no vi? —volvió a quitarme el libro. —A Luck.
Me encogí de hombros con desinterés.
Ella me empujó suavemente con el brazo.
—Bueno, cuéntame ¿qué te pasó?
—Pues nada, Luck discutió con mi padre y... —comenté y automáticamente quise golpearme por haber revelado tanta información. No era mi culpa, Amy parecía lo más cercano a un diario de vida.
—¿Con tu padre? —abrió los ojos de par en par —¿Por qué?
—Porque... porque si... tonterías, ¡Ay, Amy! Es una larga historia.
Ella me observó sin entender absolutamente nada.
—¿De qué estás hablando?
La campana para entrar a clase sonó salvándome el pellejo, me puse de pie.
—Cuando tenga más tiempo te contaré —prometí.
Ella asintió poco convencida.
De eso habían pasado ya muchas horas y nos encontrábamos en la última clase. Sin embargo, el profesor nos dejó salir más temprano porque estaba con gripe. Pensé que a Amy se le había olvidado el tema, pero cuando se giró hacia mí antes de despedirse me quedé petrificada.
—¿Me contarás o no? —reclamó —Me has tenido todo el día intrigada y ya necesito un chisme para olvidarme del maldito Trey.
Ambas nos sentamos en la salida de la escuela mientras dejábamos pasar las horas. Quería encontrar la manera de contarle sin que fuera una bomba atómica, pero no sabía muy bien utilizar las palabras.
—No es tan... tan fácil —mi voz tembló.
—Ay Pascal ¿qué tan malo puede ser? —rodó los ojos. Seguramente estaba creyendo que era una dramática y exagerada.
Respiré con nerviosismo. Amy era la única chica que merecía ser llamada amiga porque me había aceptado, habíamos congeniado y nos llevábamos super bien. Era una buena chica y confiaba muchísimo en ella.
—Sabes que siempre estoy mudándome de un lugar a otro... —comencé, ella asintió —No es por conocer más ciudades como te dije... es... es por el trabajo de papá. Bueno pues, para mí es un trabajo... yo ya... ya me acostumbré. Bueno mi padre... él es... Tony Fabregas.
Cuando dije esto, ella sonrió sin creérselo, luego su mirada cambió y entendió al instante de quien estaba hablándole.
—Es apostador clandestino, el más grande, si no me equivoco... y bueno... a Luck lo conocí en la calle un día. Se hizo trabajador de mi padre ¿sabías que corría? —continué con algo de nervios cuando Amy no dejaba de mirarme sorprendida —Las cosas con Luck han comenzado a confundirse y a papá no le gusta Luck... para nada...tengo miedo ¿sabes? Tengo miedo de que algo malo suceda con él y... no sé... sé que no lo matará... pero ya no sé si quiero tenerlo lejos... lejos de mi vida, ¿entiendes?
Al fin, con muchísima dificultad, le había confesado a alguien lo que sentía. Sabía que no había sido una buena confesión, ni menos con una cohesión esplendorosa, pero había podido quitar de mis hombros ese peso. Sin embargo, Amy continuaba mirándome sin creérselo, luego pestañó un momento y...
—Tú... Pascal ¿Eres hija de Tony Fabregas? —fue lo único que salió de su boca y yo me decepcioné un poco. Vi cómo su mandíbula se tensaba y se alejaba un poco de mí, todo se volvió un poco extraño entre ambas. Su mirada estaba oscura y nerviosa, quise preguntar qué ocurría, pero me atemorizó su reacción.
—Sí —contesté sin más.
—No puedo creerlo —sus ojos se llenaron de lágrimas y llevó sus manos a su boca con estupefacción.
Me asusté.
—¿Qué ocurre, Amy?
Se puso de pie muy rápidamente y yo me quedé quieta.
—Tú y yo no podemos ser amigas ¿por qué no me lo dijiste antes? —me reclamó con molestia.
No estaba entendiendo nada. Me puse de pie igualándola en altura. Algo se rompió dentro de mi cerebro y comencé a pensar muy rápidamente mientras sentía mis pies congelados.
—¿Por qué? Amy yo... nosotros jamás podríamos hacerte daño, eres mi amiga y...
—Tu padre fue el culpable de que asesinaran a mi tío —confesó dejándome callada. Derramó un par de lágrimas que secó con enojo. Me quedé de piedra sin saber qué decir.
—¿Qué? —fue lo único que salió de mi garganta —Amy, te prometo que yo no sabía nada de esto.
—Aun así, Pascal —zanjó con dureza y yo sentí que me estaba rompiendo algo en el pecho —Aléjate ¿oíste? Aléjate de mi vida, de mi entorno, sal de mi puta vida. Jamás debí ser tu amiga, no quiero ser amiga de la hija de un hijo de puta.
Sus palabras me atravesaron. Ella tenía mucho odio y dolor en su mirada y yo no podía controlar una cosa así. Sentí que la angustia me invadió, mi garganta comenzó a picar y mis ojos se llenaron de lágrimas. Me sentí frágil y perdida por un momento... ¿cómo podía ser...?
—Amy —la llamé —, eres la única amiga que he tenido en toda mi vida.
—Lo lamento —dijo y yo dejé caer mis primeras lágrimas. Me sentía destrozada y traicionada —Pero no seré tu amiga, no ahora que sé todo esto, vete al demonio.
No podía dejar de obsérvala con confusión. Se secó un par de lágrimas más y giró sobre sus pies para luego emprender su camino de forma rápida.
No sabía acerca del tío de Amy, por supuesto que no lo sabía, si mi padre siempre estaba dejándome a un lado cuando se trataba de cosas de ese peso. Si lo hubiese sabido, quizá habría tenido más posibilidades de arreglar todo con ella. Nuevamente alguien se iba de mi vida por culpa de mi familia.
Al diablo. Quería a mamá.
¿Por qué demonios tuvo que morir?
Intenté centrarme. Respirar profundo. Pero una ola de recuerdos me invadió. Recuerdos llenos de odio y nostalgia. Comencé a caminar, pero no pude evitar que el llanto se interpusiera en mi camino. Todo era un puto desastre. Me había quedado sin la única amiga que tenía y todo me daba señales de que debía seguir siendo una chica fría sin encariñarme con alguien. Así no salía herida la próxima vez que a papá se le ocurriera asesinar a otra persona.
—¡Pascal! —oí.
Lo único que me faltaba.
Sólo giré mi cabeza para verlo desde la solera de enfrente, él me vio a la distancia, y al percatarse de mi estado, cruzó precipitadamente la calle.
—¿Por qué estás llorando? —me tomó el rostro con ambas manos —¿Qué te hicieron? ¿Alguien te molestó? —sus preguntas fueron rápidas, sin soltarme.
Negué con mi cabeza. Y lo único que pude hacer fue abrazarlo.
Él me sostuvo entre sus brazos sin decirme nada.
Si seguía así... saldría peor herida con Luck.
Definitivamente no debía encariñarme con él, pero ¿cómo no...?
Me separé lentamente de él y sus ojos cafés me recorrieron con preocupación.
—¿Qué ocurrió? —bajó el tono de su voz.
—Es Amy.
—¿Le pasó algo?
—Le conté que era hija de Tony Fabregas.
Su rostro cambió.
—¡¿Qué hiciste qué?! —subió el tono de su voz.
De pronto, mi mente viajó a la voz de Trey diciéndome que jamás le mencionara a Amy que Fabregas era mi padre.
—Lo sabías ¿no? —me alejé un poco de él.
—¿Qué cosa? —frunció el ceño.
—Que papá había... bueno... sus trabajadores habían asesinado al tío de Amy.
—Claro que no lo sabía —frunció el ceño con confusión.
—¡Pero si Trey...! —me quedé en silencio unos segundos, juntando las piezas.
—¿Trey qué? Ya la cagó de nuevo...
—Olvídalo —iba a seguir adelante con mi camino, pero él me detuvo del brazo.
—No debiste haberle contado eso Rocky. Sabes que es muy peligroso que todo el mundo se entere de quién eres.
—No podía seguir mintiéndole a Amy, pero no pensé que terminaría de esta forma...
—Si ella no puede entender tu mundo, es mejor que se mantenga alejada —comentó él muy seguro de sus palabras.
—Es la única amiga que he tenido en mi vida, y Dan, pero... creo que lo arruiné todo.
—No arruinaste nada.
—A veces quisiera irme a una isla —bufé.
Él sonrió un poco.
—Tranquila Rocky, no todo es tan malo.
—También necesito que te alejes de mí —lo miré fijamente. Él frunció el ceño.
—¿Qué?
—No quiero que papá haga algo estúpido contigo —confesé. Y luego no se sintió bien haberle dado tanta importancia...
—No me hará nada —aseguró.
—Hablo en serio Luck. Quiero que te alejes de mí.
—¿Quieres o sólo tienes miedo? —enarcó una ceja.
—Ambas —mentí. Sólo tenía miedo. Miedo de perder todo.
—No voy a alejarme de ti Rocky, no quiero.
—¿Por qué? —pregunté frustrada.
—Sólo no lo haré ¿por qué necesitas otra explicación?
—Porque la necesito —pedí.
—Pues no lo sé...
—¿No lo sabes o no quieres decírmelo?
—No quiero —sostuvo su mirada.
—Cuando quieras, dímelo ¿sí?
—No me presiones. Sólo no quiero alejarme de ti y ya.
Su mirada segura me indicaba que no continuara preguntándole demás. Lo quería en mi vida, sí, pero el miedo me estaba agarrando de los pies y metiéndose en mi cabeza como mil cucarachas. No quería que mi padre le hiciera daño a Luck, no a él.
— —
—¿Pascal? —oí su voz detrás de la puerta. La golpeó, pero yo no me moví —Soy Jean.
—¡Vete! —grité mirando el libro que tenía entre mis manos.
La puerta igualmente se abrió dejándome ver a un Jean preocupado y enfadado.
—¿Qué parte de "vete" no entendiste? —enarqué una ceja cerrando el libro con fuerza.
—¿Estarás enfadada de por vida conmigo?
—Si.
—Vamos Pascal, no seas infantil, ya casi tienes dieciocho.
—¿Por qué abriste la boca y le dijiste a mi padre que Luck y yo nos conocíamos? —fruncí el ceño.
—No pensé que Luck fuera tan importante para ti.
Yo tampoco.
—Ahora lo sabes —le dije.
—A Tony no le gusta mucho esto...
—¿Y qué piensa hacer? ¿Matarlo? —mi voz sonó desafiante, lo sabía, tenía el mismo tono de voz enfadoso que papá cuando se molestaba.
—Dudo mucho que lo haga si su niñita gusta de él.
—Sabes que no le importa eso, acabo de perder a una amiga por su culpa.
Él cambió el rostro y se acercó un poco más a mí.
—¿Por qué?
—Porque salió el tema de papá en una conversación que teníamos y... le dije su nombre. Me contó que sus trabajadores habían asesinado a su tío.
Jean abrió sus ojos de par en par.
—"No quiero ser amiga de la hija de un hijo de puta" me dijo con rabia.
—Pascal... sabes que si ese tipo murió así no era de los trigos muy limpios.
—Lo sé, pero ella no se pondrá de mi lado ¿acaso crees que si le sucede algo a papá yo estaría del lado del asesino?
—Es cierto, pero Amy puede estar confundida —me calmó con su voz —. Quizá mañana o en la semana se lo piense mejor.
—De verdad eso espero —suspiré.
—¿Sabes que espero yo? Que no le diga a nadie sobre tu parentesco con Tony.
—No lo creo, ella no es así...
—Está furiosa. Está dolida... podría hacer cualquier cosa.
Respiré hondo sin saber qué contestarle.
—Bueno, pero... ¿sigues enfadada conmigo?
—Si —fruncí el ceño.
—Tony me contó lo que hablaron la otra tarde con Luck.
—Lo detesta.
—No, él sólo quiere sacarte de este mundo oscuro, Pascal.
—Que me compre un departamento en otro país —dije indiferente.
Su mirada cambió, ahora él estaba enfadado conmigo por ser una niñita infantil.
—Luck tiene razón —comenté desviando la mirada hacia el libro, lo abrí nuevamente.
—¿Razón? ¿En qué?
—En que yo no soy normal. No puedo estar con un idiota que no sabe lo que significa este mundo y que no sabe quién es papá. Estaría muerta en dos segundos.
Él se lo pensó unos segundos.
—Si, me temo que tiene razón —confesó al fin.
—¿Ves? Tu deberías convencer a papá de eso, ya que te gusta protegerme y vigilarme tanto —comenté con sarcasmo.
—Ya basta de enfadarte por tonterías, te saldrán arrugas y te verás fea.
—Seré fea, no me importa.
—¿Más fea de lo que eres? —abrió sus ojos de par en par, exagerando sus gestos —Nadie se enamorará de ti en esa faceta.
—No me importa.
—¿Luck es ciego? ¿No le has preguntado?
Entrecerré mis ojos y lo golpeé con una almohada en la cara. Él se rio fuerte.
—Sabes muy bien que no puedes enfadarte conmigo.
—Claro que puedo.
—De acuerdo —comentó mientras fingía que sollozaba —No te hablaré más de mis películas favoritas, unicornios ni tendremos discusiones de por qué ocupamos el mismo oxígeno.
No pude evitar sonreír. Era un idiota, pero lo quería muchísimo. De verdad no podía enfadarme lo suficiente con él.
—¿Todo bien? —me sonrió alzando sus cejas.
—Si, pero por favor deja de vigilarme —le pedí con seriedad, cansada.
—De acuerdo.
Sonreí en silencio y nuevamente abrí el libro para leerlo. Jean iba a irse, pero mi móvil comenzó a sonar. Pensé que sería Amy arrepentida.
—¿Quién tiene tu número? —me preguntó Jean antes de que pudiera contestar.
Lo ignoré y contesté de inmediato.
—¿Hola? —mi voz sonó desesperada y emocionada a la vez.
—Hola Pascal, soy Dan.
—Oh... Dan.
—¿Decepcionada?
Jean me miraba fijamente.
—No... para nada —sonreí un poco —¿Pasa algo?
—Supe que te peleaste con Amy.
Diablos, diablos, diablos. Amy no le dijo, Amy no le dijo. Ella no es así, no... reza Pascal, vamos.
—¿Qué te dijo?
—Ningún detalle. Sólo la invité a una fiesta el viernes donde Derek ¿te acuerdas? —no me acordaba —Había aceptado, pero luego dijo que no quería verte. Ella resumió todo en que "Estamos enojadas".
Suspiré con alivio.
—Si... nos peleamos, pero... nada, ya volverá a la normalidad.
—¿Por qué pelearon?
—Prefiero no dar detalles.
—De acuerdo, pero... ¿te vienes el viernes?
Me lo pensé un momento. Jean se había puesto a mover su pie esperando a que colgara.
—No lo sé, prefiero ver como sigue nuestra amistad en la escuela... te aviso.
—Bien. La idea es que lo pasemos bien.
—Gracias por la invitación —rápidamente me despedí de él y colgué.
Jean me observaba con seriedad mientras registraba el contacto de Jean.
—¿Bueno y? ¿quién tiene tu número?
—Dan, Amy y... Luck —contesté honesta. Era cierto. —Ah, y Trey.
—¿Trey? ¿Quién es Trey?
—Trey Fenti.
Él rodó los ojos con molestia.
—¡Es mi compañero de clase! Y... teníamos un proyecto juntos.
Él asintió creyéndome.
—Terminaré de rellenar unos papeles —dijo más calmado —Buenas noches.
—Buenas noches, Jean.
Él se acercó a mí, me besó la cabeza y se fue de mi habitación.
***
Empezó el drama :c
No olviden siempre dejarme sus opiniones, reflexiones, consejos, etc. Les amo mucho <3.
BESOPOS
XOXOXO
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